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❄️ 𝘋𝘢𝘮𝘢 𝘥𝘦 𝘚𝘰𝘤𝘪𝘦𝘥𝘢𝘥

"Querida señorita Collins,

Hace poco estuve viendo los adelantos de las nuevas reformas e ideas que su padre, el duque de Edimburgo ha pensado realizar, es mi deleite admitir que no puedo estar en más acuerdo con él y sé que lleva lo mejor de sí para cambiar Inglaterra poco a poco para un bien en común.

No crea por favor que esta carta es solo para hablar de su padre y de Inglaterra, tal vez solo es una excusa para poder iniciar una carta correcta para usted.

Tan solo hemos sido capaces de poder hablarnos entre cartas, pero cada carta suya es como una canción de sus labios para mí y esa es la razón principal por la que siempre espero una carta suya, cada una de ellas las atesoro en mi mente y en mi corazón, pues usted ahora se adueña de cada uno de mis sentidos con el pasar de los días.

Cada día que pasa no puedo evitar sentir que algo falta en mi vida y sé que eso es usted, usted el anhelo de mis sentimientos y la razón de mi afecto y mi perdición. No dejo de pensar en usted, señorita Collins, en nosotros, en el pasado otoño y en los recuerdos que atesoro con tanto calor, espero que usted también sienta lo mismo y que este amor siga creciendo.

No la obligo a querer seguir intentando una relación a larga distancia como la nuestra, puesto que mi corazón ha sido suyo desde el primer momento en que revele mis sentimientos iracundos y pasionales por usted en el baile que mi hermana habría realizado.

Y como anteriormente se lo he expresado, mi corazón aún sigue siendo suyo, Elizabeth, suyo y solo suyo, porque no ha habido otra mujer que logre tenerme a sus pies como usted.

Cada latido mío es suyo, cada instante de esta noche y día se la dedicaré a usted, un ángel divino que cada estrellada me acompaña y me da paz, cómplice de mis deseos y consuelo de esta irracionalidad y demencia que es el amarla y vivir para ver su mirada una vez más y mi excusa perfecta para disfrutar cada noche entre mis pensamientos por usted.

Es por usted que cada noche me siento a escribir esta carta, es por usted que recuerdo cada momento de otoño como si fuera ayer.

No puedo esperar a verla la noche del baile de invierno que ha preparado, estoy seguro que usted como siempre será el lucero y el resplandor de la noche y mi atención.

Con todo su afecto, Ryan Barnes"

Deje la carta a un lado cuando mi corazón finalmente se sintió cálido por aquellas palabras.

Nuevamente aquel sentimiento de emoción volvió a mí, como si fuera la primera vez que mis manos habían tocado una carta suya hecha a mano, sonaban campanas a mi alrededor y de pronto en mi mente el señor Barnes aparecía con una sonrisa en sus labios y con sus brazos abiertos a mí.

De inmediato mis mejillas se enardecieron cuando caí en cuenta que mañana en la noche sería el baile, aún mi vestido no había llegado, Geraldine mañana lo traería, estaba segura que sería perfecto para mí y que todo debía salir perfecto. Sería mi primer baile, los primeros pasos que daría como dama, como condesa ya había tenido un camino hecho, pero pronto veríamos los resultados.

Y ahora, sería la maestra de una citadina que se uniría a nosotros como baronesa.

Todo debía ser perfecto.

Nada podría no encajar.

¿Verdad?

Por la mañana siguiente y recorriendo el mismo paseo del ayer, volví a mi despacho después de visitar al abuelo, de saludar a Felix y que me informará de su estado, visité a mi padre en su despacho, casi como un cassette. La nieve caía más y el día de hoy percibía felicidad en el aire.

Ferguson me llevó al castillo Holyrood donde la señora Hamilton seguramente preparaba a la prometida del barón Johnson para presentarla.

Patch Granger esperaba fuera de las puertas de Holyrood con una carpeta, subí las escaleras de mi castillo con los soldados en reverencia y me dirigí hacia Granger quién también se reverencio ante mí y luego abrió la carpeta y habló— para hoy el consejo espera un informe de la última semana, dos firmas de dos beneficencias en Bingham y en Prestonfield deben ser enviadas, el orfanato de la ciudad de Sighthill están conscientes que le faltan abastecimientos y en Cramond agradecen el suministro que se entregó a favor del hogar de ancianos —me detuve en la puerta de mi despacho y suspire con pesadez cuando Granger se detuvo, le miré con cierta abrumación en mis ojos, pero la noche estaba pronta a llegar y si quería acabar cuanto antes esto, debía hacerlo desde ya.

— bien, andando, joven Granger, hagamos esto —los guardias nos abrieron las puertas y entramos de inmediato, la pila de documentos aún se mantenía ahí, pero Patch Granger se acercó al pupitre y fue codificando cada una en su lugar.

Era muy trabajador y muy eficiente, con saco de vestir negro y pantalones igual, sus zapatos negros lustrados y su camisa de diferente color cada día.

— ¿vendrá hoy al baile? joven Granger —pregunte mientras firmaba los últimos acuerdos de los barones en cuanto a discusiones de bienes.

— no estoy invitado —refirió el joven Granger sin mucha demora, detuve mi bolígrafo y fruncí mi ceño.

— pero eres mi mano derecha, debes estar ahí —

Volvió por un ramo de hojas más en mi escritorio y respondió— las personas de mi estrato, no suelen recibir invitación a este tipo de eventos, mi condesa —y dicho ello fue a los archivadores y se llevó la pila de hojas dejándome con un sabor amargo en los labios.

"Las personas de su estrato" él era de un orfanato. De pronto y casi tan rápido como la encendida de un interruptor, entendí a qué se refería el joven Granger, volvió de los archivadores y se paró justo en frente, recto como roble, como robot esperando alguna otra tarea.

Él era un ciudadano de Edimburgo, yo era de la realeza y este era un evento de las damas de la realeza, donde asistirán personas de la realeza. Esas eran las palabras que nos diferenciaban "realeza" y "ciudadano"

Volví a los papeles con mudez en mis labios y pensativa frente a la situación. Seguí firmando actas y también contratos, hasta que las puertas se abrieron y pronto la señora Hamilton sonriente entró.

— su alteza —se refirió a mí con una reverencia.

Asentí ante su respeto y espere a que hablará, pero antes que lo hiciera una mujer de cuerpo voluminoso y hermosas caderas, apareció a su lado, con sus manos enfrente unidas y un cabello chocolate brillante, una piel tan pálida y hermosa, con sus ojos verdosos y atrapantes, pero con una mirada curiosa y noble.

— me presentó ante usted, su alteza —la señora Hamilton elevó su voz con gracia— con gran devoción, le presentó a la señorita Emily Taylor —los ojos de Emily destellaron al instante y torpemente se reverenció, su cabello cayó a los lados de su cara— la prometida del barón Johnson de Saughton —

Estaba sorprendida y perpleja frente a tal mujer, la señora Hamilton entonces gentilmente dio un codazo a la señorita Taylor y pronto está entendió su indirecta.

— su majestaaad —estaba nerviosa— so-soy Emily Annie Taylor de Wester Hailes —parecía que había sido entrenada torpemente para una entrada de esa forma.

Vestida con un vestido amarillo precioso que hacía juego con su tono, la señorita Emily Taylor de pronto parecía sonrojarse.

Parecía un alma noble. Me levanté de mi asiento dejando el bolígrafo a un lado y me acerqué a Emily— es un placer señorita Taylor —estiré mi mano hacia ella esperando poder estrecharla, pero Emily la tomó y besó mi mano. Reí ante su acto y negué con la cabeza— eso solo se le hace al rey, Emily —y se apenó aún más— y a un esposo —apenada desvió su mirada y ocultó su pena entre sus cabellos.

— las dejaré para que puedan conocerse mejor, su alteza —cuando la señora Hamilton no vio moros en la costa, pronto se despidió y salió de mi despacho, Emily frente a mí miraba a todos lados y también al joven Granger y saludaba hacia él.

Sabía que no estaba acostumbrada a un lugar así.

— Emily —llame su atención y la volvió casi de inmediato.

— ¿Su alteza? —

Reí— dime solo "señorita Collins" ¿bien? —a lo que asintió— ahora estás aquí como una amiga, te enseñaré lo que por años a mi me han enseñado, espero ser lo suficiente como para hacerlo, quisiera hablar contigo más a fondo sobre ti y el barón Johnson —cuando mencioné al barón, los ojos de Emily parecieron dudar, pero asintió— si gustas, cuando terminé de realizar ciertas acciones como condesa y tomaré mi tiempo para ti —

Se alarmó de inmediato y dijo— ¡no mi señora! —exclamó— no me perdonaría gastar su tiempo tan injustamente —era de noble corazón, su voz endulzaba mis oídos y era agradable su presencia.

Volví sobre mis pasos a mi escritorio— no gastaré mi tiempo, Emily, eres importante y clave en esta situación —gracias a su presencia como pupila podría llegar a ser buena persona frente a los ojos de los demás— sólo tomará unos momentos y seremos solo tú y... —el intercom sonó, me disculpé un momento con Emily y permití hablar a la secretaria— ¿que sucede? —

el barón Johnson desea hablar con usted —miré a Emily y ella se había sumergido en la pequeña biblioteca que tenía al fondo del despacho.

— que pase —no podía impedir que el barón no entrará, además me causaba intriga lo que sucedería con ambos en la misma sala, tal vez porque algo no me convencía o presentía que sería interesante verlos a ambos aquí.

Me adelanté a Emily y permití que tocará los libros— muchos de ellos se basan en la historia de Inglaterra o en mitos y leyendas, si quieres puedes tocarlos, Emily —sus ojos se iluminaron cuando se volvieron a mí y asintió a punto de tomar uno cuando las puertas de mi despacho se abrieron y el señor Johnson apareció con esa mirada altiva en él, revisó el lugar con sus ojos y los clavó directo en mí.

Los abrió notoriamente y realizó una reverencia hacia mí— condesa —con el barón Johnson jamás había tenido una conversación formal, pero finalmente era mi turno de tratarlo como una Collins— pasaba por Holyrood cuando me avisaron de la llegada de mi prometida —de inmediato volvió su mirada atrás y vio a Emily— señorita Taylor, venga aquí —ordenó sutilmente, Emily con un libro en mano se acercó respetuosa.

Y dando una reverencia al barón le saludó— señor Johnson, es un deleite para mí verlo —

El barón pronto tomó la mano de su prometida y la presentó ante mí otra vez— espero que la presencia de Emily en su palacio sea de mucha ayuda, mi duquesa, estoy seguro que con usted ella aprenderá a ser una esposa ejemplar —miré a Emily de reojo, pero ella no hacía contacto conmigo— incluso a saber que los libros no son para ella —y de inmediato le arrebató el libro de la mano— disculpela, no entiende que cosas como estás no es muy apto para personas como ella —

Fruncí mi ceño y me levanté de mi asiento— ¿para personas como ella? Creo que siempre es importante saber de la historia del país en el que estás, señor —estiré mi mano esperando que me devolviera mi libro y cuando lo hubo hecho llamé al señor Granger— por favor, señor Granger, tomé el libro y devuelvalo a su estantería y si solo vino a cosas no importantes, le surgieron barón que vuelva por donde vino —y volviéndome a sentar vi al barón humillado, pero aún con su frente en alto, aunque sabía que había cometido un error.

— mis disculpas, su majestad —dio reverencia— me iré, pero por el momento le robaré un momento a mi prometida —no esperó siquiera a que le diera el permiso, la tomó de su mano y se la quiso llevar, pero no me opuse a su insensatez y me dedique a mis quehaceres mientras ambos salían de mi despacho.

Y para cuando volvió la señorita Taylor, su tez había cambiado completamente, parecía trastornada o más bien temerosa, cuidaba sus pasos casi como si tuviera miedo de despertar algo y se mantuvo parada y sin mirar a ningún lado, solo al suelo. Para las doce del medio día me había tomado un tiempo y había pedido a las mucamas del ala este que nos abrieran el balcón que quedaba hacia el lago y lo habilitaran para que fuera soportable el frío para mí y para la señora Taylor. El balcón del ala este siempre había estado encerrado por una vitrina, era especial para ocasiones como estas, se habilitaba para que la familia pudiera disfrutar de la vista de afuera sin sufrir del frío, tenía una transparencia hacia afuera, después de todo estaba hecho de puro cristal, la nieve no tocaba el cristal, pero sí lo empañaba y el servicio siempre se encargaba de quitarle todo paño para una perfecta vista.

La joven Taylor se maravilló en cuanto lo vio, mientras el señor Granger se quedaba de cuidador en las puertas, la señorita Taylor y yo nos adentramos en el lugar y nos sentamos en la mesa preparada para ambas, lleve el libro que antes ella había tomado y me senté a la par con ella mientras esperábamos el te.

— ¿qué le parece? —pregunté cuando la miré inmersa en el exterior.

— es una vista maravillosa, duquesa —

— es cierto —afirmé viendo el lago que poco a poco se congelaba— poco a poco el invierno nos toma por sorpresa y nos congela, pero tiene su belleza, ¿no lo cree? —

Y la señorita Taylor sonriendo dijo— Anne Bradstreet una vez dijo: si no tuviéramos invierno, la primavera no resultaría tan agradable; si de vez en cuando no conociéramos la adversidad, la prosperidad no sería tan bienvenida —

Eso me tomó por sorpresa— Una interesante manera de percibir esta fría estación —alude— es usted muy culta, señorita Taylor —de pronto algo se encendió en ella, retracto su mirada y la bajó.

— Perdone su alteza, no debí serlo —

— ¿por qué no? —cuestioné.

— sé que las mujeres de la sociedad deben ser un ejemplo de belleza y cortesía y no deben llegar a ser tan sabiondas —

— ¿Dónde leíste o viste eso? —me burlé delicadamente— hasta el momento soy condesa y soy consciente de la política que un barón no sabría siquiera como manejar —

— el barón Johnson dijo que usted me ayudaría a ser una esposa modelo —levantó su mirada— necesito ser lo suficientemente buena para él —y esa mirada de auxilio procuraba que algo realmente no empezaba a encajar en un posible futuro de "felices para siempre".

El té llegó a nosotras muy pronto y ambas procuramos tomarlo en silencio, pero mi intriga no me dejaba hacerlo— ¿desde cuando conoce al barón? ¿desde cuando tiene una relación con él? —

La señorita Taylor respondió— hacía poco tiempo, mi hermano es un guardia real de Saughton y trabaja muy cerca del barón, ambos nos conocimos por una casualidad en los pasillos del palacio municipal —siguió hablando— el barón me trató muy bien y ayuda a mi familia a salir adelante —

— ¿Tu familia necesita ayuda monetaria? —

— Sé que suena egoísta, mi duquesa y me disculpo por ello, pero mi familia siempre es mi fuerza para salir adelante y necesito... —detuvo su hablar por un instante, sus mejillas se tornaban rojizas y percibí que algo ocultaba.

Sin embargo, no debía interferir, después de todo solo debía hacerla una dama. El té llegó y conforme el té llegó, la señorita Emily trató de pasar por alto el silencio abrupto que había hecho y tomó la taza en entre sus manos, incluso la mucama la vio hacerlo.

La detuve antes siquiera de que sus labios tocaran la taza— señorita Taylor —llame su atención antes de que se tomará el té— a diferencia de cualquier otro lugar, el té de la casa de Holyrood siempre es simple dejando al gusto a su degustante, pronto vendrán los demás ingredientes para que podamos saborizar el té a nuestro gusto —tome mi taza y sonreí— y cuando tome la taza, procure que sea delicadamente y sin tomarla con ambas manos, separada de la mesa —

— usted sabe mucho acerca de esto, bueno es una duquesa —río mientras tomaba los terrones de azúcar que la mucama traía— y estos —los analizó cómo si fuera algo innovador— es tan lindo y perfecto —

Me enterneció su expresión— tranquila, verás más con el tiempo, por lo pronto yo te ayudaré a entender todo lo que quieras saber, no dudes en preguntar —sabía que la señora Hamilton me había enseñado bien, pero aún siendo yo parte de la monarquía se me olvidaba como ser una dama o una condesa. Me pregunté muy en lo profundo si el barón Johnson estaba ejerciendo mucha presión en Emily e incluso tenía la incertidumbre del por qué Emily habría elegido casarse con él, había dejado el libro por petición de él, tal vez él le inculca acciones erróneas como el negarse a leer o el inclinarse frente a él con una reverencia.

Pero conforme pasaba la tarde, entre los tratados, los informes y la situación en Edimburgo que parecía florecer, me di cuenta de reojo como la preocupación de Emily en momentos, había decidido no presionarla con la idea de mostrarle el libro o cuestionar el por qué lo había dejado, puesto que la noche llegaría pronto y debía prepararme para ella. Cabía resaltar que mis nervios estaban por desbordar, intentando sobre todo enseñar a la señorita Emily todo lo que pudiera para esta noche, con Geraldine sobre mi cabello y Elena alistando el maquillaje y Mackenzie entrando por la puerta con mi vestido.

La noche estaba pronta a llegar y mi corazón retumbaba de amor. Me levanté de mi asiento y con la bata sobre mi cuerpo me acerqué a Mackenzie emocionada.

— Condesa —se quisó reverenciar, pero por lo pronto no debía sino mi vestido se arruinaría, así que la detuve.

— espera, Mackenzie, por favor tiende el vestido antes que se arruine —la invite a pasar mientras Geraldine cerraba la puerta tras de mí y Mackenzie con una sonrisa igual de enorme que yo ponía el vestido sobre el mostrador de ropa.

— es muy hermoso el color que eligió, condesa —inquirió Elena acercándose a ver el vestido, Mackenzie abrió el cierre y el hermoso color celestino nos deslumbró a todas.

Era perfecto.

Un vestido celestino, con hombros descubiertos y flores en decoraciones en toda la falda y en los hombros caídos del vestido, estaba segura que sería deslumbrante, que sería el vestido por el que todas estarían suspirando, como debía ser.

— es perfecto —masculle con una sonrisa, ahora sabía que el invierno estaba por pertenecerme, me apure a Geraldine— por favor, ve con Bella y la señorita Taylor, revisa el vestido de ella y que todo esté bien para esta noche —era hora, pronto deberíamos estar presentes en la recepción para presentar la noche a los invitados y por supuesto, entre ellos, al inmaculado y fascinante duque Barnes que estaría por primera vez después de tanto tiempo en mi presencia y yo atrapaba en su mirada.

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