Carta 26
Luego de allí pasamos el resto de la tarde en el parque, y llegada la noche dormiste exhausto por la dinámica del día. Te vi dormir y me sentí tan plena.
Al día siguiente mamá había llegado, y con su llegada me percaté de que volveríamos a la rutina de que cuidarte era un desafío.
La abuela se me acercó y dijo a mi oído "tú también eras así de pequeña, con tu mamá eras un remolino viviente, sin ella... podría decirse que eras un ángel caído del cielo".
Entonces lo entendí.
Y una idea se me cruzó en mente.
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