Todo transcurre en Buenos Aires, algún lugar en él.

—¡Quiero que me cojas!, lpm... ¿por qué no lo entiendes? —exclama furiosa.

Este se la queda mirando mientras se ríe de la situación y niega con la cabeza. En respuesta a su comportamiento poco grato con ella, recibe una bofetada doble una más fuerte que la anterior. Sus ojos refulgentes de un iris chocolate empapados de lágrimas como si su poca dignidad se hubiera caído estrepitosamente, le arde su mano.

—Pequeña, deseo que no hubieras hecho esto —toma una de sus muñecas con fuerza—; veremos si la fiera que llevas dentro sigue dolida. 

Le susurra muy cerca de la oreja, mientras observa de reojo a la gente que se aglomera por la curiosidad. Ulises no podía creer que su propio juego se hubiera salido de control con esta pequeñaja, se lo iba a demostrar por haber gritado aquello que tanto le rogaba que hiciera y es que prefería cortar cualquier juego antes de tocarla con un palo. O eso es lo que pensaba para sí.

—Sos un bruto, me lastimas —reniega. Mientras forcejea y camina haciendo más pasos por las zancadas que él hacía al caminar.

Ya estando a unas manzanas lejos, donde los ojos no eran un problema, la tira contra una pared; grita y la calla con la boca. Le muerde el labio inferior lo succiona en tanto la sostiene de un brazo, aplastandola con su propio cuerpo.

Ximena no podía creer lo que estaba sucediendo, sus lágrimas no podía retenerlas y la persona que estaba enfrente suyo no lo reconocía. Fuese lo que le estuviera pasando, solo por pedir algo por propio impulso era porque no se sentía demasiado suficiente ni deseada por él, entonces le frustraba toda situación de seducción. Había leído páginas, blogs, sitios web que ni al caso valía nombrarlas y todo para nada. Él se separa y la deja tirada, porque en cuanto la mordió fuerte en el labio, se fue de ahí diciéndole lo único que le podría destrozar el corazón y la autoestima.

—Eres un asco de mujer; prefiero a un trans que a vos, pendeja de mierda.

—¡Ximena!, despierta la puta madre, ¿qué mierda haces dormida? ¡Tenemos que irnos!

—¡Ya va, conchuda!

En tanto se preparaba, iría con su curso a la capital de Buenos Aires, a las Bellas Artes que se hacía cada año para que los alumnos pudieran expandir sus conocimientos con la cultura de su país, y más si hablamos de historia y literatura juntas. Suspira pesadamente recordando un sueño de su ex pareja hacia una semana atrás. Antes de empezar las clases sentía que no era tan valiosa pasar las vacaciones con él, porque sus amigos no eran tan conversadores a sus mismos gustos y lo unico patetico que podían cruzar palabras era sobre el clima.

¡Qué gran día sería si algo más llegase a estropearlo! Pensó.

Cuando llegó a la tortuosa escuela, sus inseguridades volvieron a florecer.

—Eu, hermanita querida, no me dejes sola que es el primer día.

—Qué molesta. ¡Haz amigos vos sola! —y así la muy hija de su mamá, la deja en medio del pasillo.

Empieza a caminar en su misma dirección y el bendito timbre suena. 

Le pregunta a una que tiene el cartel que dice «Soy Celina, preceptora»  la duda de dónde formar fila. Esperaba demasiado de este año porque en primera ella había repetido por malas notas en su boletín, en segunda después de haber tenido ese encontronazo con su ex y haberse humillado a si misma, y en tercera, su mayor problema  de dos es que a quien había hecho daño haciendo ilusiones debía evitarla a toda costa y eso incluye también a su mejor amiga.

¿Qué tan problemático podía volverse todo?

Mientras pasa la mañana como una superviviente bajo la mirada de nuevos compañeros. Una punzada en la cabeza hace que baje la mirada a su regazo y maldiga en voz baja. Porque sabe que él es el causante de ello.

Les explicaré, cuando fui chiquita casi a la edad de 3 años; yo veía personas que otras personas normales no hacían y comprendí a los 17 años que eran grupos de caza*. Casi como ángeles guardianes o demonios desleales en un montón de gremios de personalidades*.

La cosa es que son voces molestas que están en tu mente, son sentimientos sean bueno o malo; dependiendo del ser que puedas oír podrá aparecerse enfrente de vos si es muy poderoso (y vaya que los humanos lo tienen en alta estima) por eso hay un 5% de que te tocara alguien bueno.
La mayoría del 90% son malos, y el otro 5% son nulos.

¿Explicación más fácil? Sufro de esas historias paranormales y lo muy molesto es que tenga a dos seres del 90% malos. Sí, como lo leen.

—¡Vidal, preste atención!

Sonreí forzadamente asintiendo.

Puede que no lo entiendan al principio, sólo sé que éste tipo de grupos de caza hacen de mi existencia mucho más difícil, porque influyen en mis sentimientos como malditos parásitos. Lastimosamente era la única que podía escucharlos. 

—Deberías dejar de decir esas cosas de nosotros, Xi.

—Sr. Recuerdo, no creí que hicieras aparición nuevamente. ¿Acaso no se cansa de verme sufrir?

Verán, él a pasar de su apariencia engañosa su mismo nombre es una maldición, es el peor de los esbirros de los sentimientos*.

—Gracias por la presentación, Xi-san. Pero no hace falta.

—¡Deja de llamarme así! —exclamó.

—Srita, Vidal. Dígame lo que dije —ahora recuerdo la razón del por qué la detesto tanto.

—No sé.

—Si presta atención, podrías saberlo.
Vení sentate al lado de ella —señala a la chica que nunca paró de hablar perfectamente; la ficha como la nerd de la clase.

Han pasado tres horas y un recreo. Ahora es el segundo recreo y sé que si bajo al patio, ya que estoy en el segundo piso, me las encontraré en el camino y sé también que si no le llevo el dinero a mi hermana muy bien puede estar insoportable e histérica a la salida del colegio.

—Recuérdame por qué estás conmigo.

—Dale, Xi. Sabes el por qué —dice con total calma, bajando las escaleras conmigo.

Miro a todos lados, y en eso por un milisegundo los ojos negros de cierta persona se encuentran con los míos, dando paso a esquivarlos, busco a cierta personita. Al ver que no está lo que busco a mí alrededor, sigo mi camino a una ronda en especial: la de mi hermana, cuando veo su cabellera a lo muy lejos.

Le doy el dinero y me vuelvo por donde antes vine.

—¿Me estás ignorando? —vuelve a hablar.

—¿Qué quieres que te diga?, si estás acá conmigo es por culpa de aquello que pasó en... Ash, eres insufrible —digo esto último ya irritada.

—Que te hayan violado no es mi culpa. No es MI culpa de que te hayas cerrado al mundo por ese hecho —lo dice de una manera tan a la ligera, sin escrúpulos, sin... sentimientos a pesar de que él es un «sentimiento del recuerdo». Éste mismo bien pueden ser bonitos o la destrucción de uno mismo. Por mala suerte, su hermana era más lo primero y él lo segundo...

Mis ojos se empañaron, volvió a mí esa inseguridad, la barbilla me temblaba y un brazo me jaló para su dirección. Entré en pánico.

—¡Soltáme!

Era ella, aquellos ojos negros que me miran sorprendidos y heridos. Pero quiero gritarle otra cosa, que no es mi culpa, que no es su culpa. Quiero sentir su calidez pero el miedo, el pánico me lo impide. El grupito nos rodea y ambas nos quedamos ahí, congeladas; bajé la mirada, observé de reojo los pies del Sr. Recuerdo y lo único que pude hacer, fue huir.

Caminé hacia donde estaban los baños de mujeres, dejándola a ella con el grupito de amigas. Y me encerré en uno de los cubículos.

Me abracé, aguantándome las ganas de llorar, de gritar, de patalear. Unas inmensas ganas de derrumbarme.

Y yo que era feliz con su sonrisa, ni siquiera a los ojos puedo mirarla.

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*Gremios de personalidades: se refiere a un conjunto u grupo de personas que viven en una mansión o casa.

*Grupos de caza: mayormente se trata de dos o una persona asignada para un humano.

∆ Aviso: cualquier acento, o forma de habla del personaje es por el habla de Argentina. Quiero tratar de que no salga muy español o algo así jsjaj ∆

¡Espero que sea de su agradado!

Gigi¬||||||¬