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V E I N T I T R É S

Resumen de mi primer día de terapia: H.o.r.r.i.b.l.e

No duré ni media hora dentro del consultorio cuando salí corriendo como un alma en pena. Me siento patética. Me prometí ir e intentar sanar, pero soy una mentirosa sin causa que ahora se abraza las piernas en el asiento trasero del vehículo de su jefe. Lo peor es que no solo me lo prometí a mí, también se los prometí a todos.

—Kiera —me llama al detener el auto—, Kiera, levanta la cabeza y mírame —ordena con voz firme.

No quiero, tengo mucha vergüenza. Le fallé a Sasha, a mis padres… a Logan.

Un ruido sordo resuena cuando abre su puerta y la vuelve a cerrar. La puerta que tengo a lado se abre y siento sus manos obligándome a darle la cara.

—¡No! —aparto la mirada, me niego a que vea mi derrota— No pude hacerlo.

El sillón se sentía duro debajo de mis nalgas. Mis pies se movían en un tic nervioso mientras Hela, la psicóloga, sacaba su libreta de un cajón de su escritorio.

—Te llamas Kiera, ¿no es así?

Asentí sin mirarla.

—Según el diagnóstico de tu antiguo psicólogo tienes trastorno de duelo intermitente.

—Ajá.

—¿Quieres decirme a quién perdiste?

Cerré mis manos en puños, rompiéndome la piel con las uñas.

—A mi novio.

—¿Lo amabas? —preguntó.

—Sí —respondí.

—¿Cómo se sentía ese amor?

Fijé mis ojos en los suyos, que estaban cubiertos por unas gafas de montura cuadrada.

—Explosivo.

—Y ¿te hacía bien o mal? —Se acomodó las gafas y cruzó las manos sobre la madera del escritorio.

Me mordí la mejilla izquierda y suspiré.

—¿Hay siquiera el bien y mal? —inquirí finalmente— ¿No es acaso cuestión de perspectiva? Él, Bruce, desdibujó esa línea en mi vida y me enseñó que todo es mejor cuando utilizas el uno o el otro para tu propia conveniencia. Supongo que por eso siempre me gustaron más los villanos, ellos no necesitan preocuparse si algo es bueno o no, simplemente viven por sus propósitos, queman el mundo para alcanzarlo si es necesario.

—¿Tienes un propósito ahora? ¿Quieres dejar ir a Bruce, acaso?

Negué con la cabeza.

—Nunca.

—Pensé que estabas aquí por eso, para dejarlo libre, para liberarte a ti misma.

—No es necesario, solo quiero aprender a vivir con ello. Ya sabe, vivir con la espina y hacerla parte de mí.

Luego de varias preguntas para que ella esté enterada del tema y una evasiva de mi parte para cada una, soltó un suspiro y se puso de pie. La vi rodear el escritorio y tomar asiento a mi lado.

—Hagamos un ejercicio, ¿de acuerdo?

Me encogí de hombros con desinterés.

«Pon de tu parte» me reprendí mentalmente.

—Bien, cierra los ojos —ordenó—. Hazlo —obedecí y todo se oscureció al cerrar mis párpados—. No quieres dejarlo ir. ¿No es así? —asentí— ¿Aunque eso te haga daño? ¿Aunque te meta a una laguna de fango en la cual te hundes sin parar? —asentí otra vez— Dices que quieres seguir con la espina clavada, aunque te haga daño.

—Quiero que sea parte de mí —recité las palabras de Logan—, quiero que deje de doler, la quiero convertir en mi arma.

—¿Cómo harás eso?

—Para eso estoy aquí —espeté abriendo los ojos—, de lo contrario estaría en mi cama hundiéndome en mi miseria mientras veo una peli triste en HBO.

Volví a cerrar los ojos esperando a que continúe.

—Continuemos —murmuró—. Haremos de ese dolor tú arma —aseguró—, pero ahora te voy a pedir que te imagines en el fango, visualízate dentro de él hasta la cintura —me hice la imagen mental—, estás sosteniendo a Bruce de los hombros, él ya casi está del todo enterrado —tragué saliva con el corazón en la boca—, ahora te das cuenta de que a tu lado hay una rama de la que puedes sostenerte, hazlo, sujétate —lo hice—, sal del fango, intenta hacerlo, luego de mucho lo consigues —mi mente se concentró en hacer lo que me pidió— estás fuera del lodo, extiendes tu mano hacia Bruce, pero te das cuenta de que ya no está —mi respiración comenzó a hacerse irregular y mis manos comenzaron a sudar con demasía—, intentas ir por él, pero sientes algo sostenerte de la cintura, es una cuerda que está amarrada a ti y que te hace daño cuánto más te estiras.

» Él ya no tiene solución, ha muerto, sin embargo, tú sigues estirándote para rescatarlo y si lo sigues haciendo morirás.

Mis dedos temblaban y de un momento a otro sentí mis mejillas mojadas por las lágrimas que derramé de manera inconsciente.

—Abre tus ojos —pidió. Lo hice y observé cómo pasaba con el bolígrafo sobre su libreta—. Ahora, Kiera, quiero que cambies los papeles, el que salió fue Bruce y la que quedó atrapada fuiste tú, él se está haciendo daño al aferrarse en salvarte. ¿Qué piensas de eso?

—Yo…

—Ya estás muerta, no tiene caso —me interrumpió—, pero él sigue estirándose y la cuerda lo está asfixiando. ¿Qué deseas que ocurra? ¿Qué siga lastimándose en un intento que no vale la pena o que busque la manera de salvarse a sí mismo y continúe su vida?

Mi corazón golpea mi caja torácica con cada latido. ¿Qué haría yo? ¿Qué haría Bruce? ¿Querrá que me rinda? ¿Querré yo que se rinda?

Me pongo de pie de un salto.

—No es necesario que me respondas ahora —me dijo levantándose—, puedes pensarlo durante toda esta semana…

—Tengo que irme.

Pasé por su lado corriendo, tratando de escapar de la imagen de Bruce en el fango, con la cuerda atada a la cintura…

—Lo hiciste bien —la voz de Logan me saca mis recuerdos—, lo hiciste, eso ya es mucho, ya venciste la primera prueba, diste el primer paso.

Rodeo su cuello con mis brazos buscando el confort que siempre encuentro en ellos. Su aroma a pino me tranquiliza, enfoca mi mente y tranquiliza mis latidos.

Me alejo de la calidez de su cuerpo y capto en dónde estamos. Nos encontramos en un lugar rodeado de árboles, un bosque, a lo lejos se ve una vista increíble de montañas una a lado de la otra. De hecho, nosotros estamos en una montaña.

Detrás de él hay una casa de madera y piedra negra, una arquitectura algo medieval, pero tiene ese aire de cabaña que me recuerda a los inviernos llenos de nieve y a la chimenea con el fuego crepitante en su interior.

—¿Dónde estamos? —pregunto. Me ayuda a bajar del Jeep, las piedras resuenan bajo mis botas cuando hacen contacto con ella.

—En mi casa —responde mi pregunta. El sitio es hermoso y solitario, no hay a la vista ningún vecino, solo árboles y más árboles. Camino sobre el pequeño sendero de piedrecitas blancas y subo los escalones del porche. Escucho sus pasos detrás de mí. Frente a unas ventanas abatibles de madera hay dos sillones rústicos con una pequeña mesa de café en medio, mi mente se lo imagina leyendo un libro mientras se toma un café en completa soledad.

Qué sexy.

Abre la puerta francesa y me invita a pasar. Por dentro todo es marrón con detalles grises y negros, los acabados son de madera y cerámica texturizada que le da un aire elegante pero hogareño, y no hay un solo indicio de que una mujer viva aquí, todo grita masculinidad y poder.

—¿Hay osos? —es todo lo que se me sale de la boca.

—Unos cuántos —responde detrás de mí, cierra la puerta y me anima a cruzar la sala y nos lleva a la cocina—, nada de qué preocuparse, algunos apenas están saliendo de su hibernación.

—Supertranquilizante —espeto con ironía—, claro que un oso hambriento no es para nada peligroso, de hecho, podemos pedirle que nos enseñe cómo son los abrazos de oso.

Lo veo rodar los ojos a través de un espejo que hay en la pared del corredor.

—¿Entonces vives aquí?

—Sí y no.

Enarco las cejas esperando una explicación.

—Tengo un departamento en el que me quedo para evitar el trayecto del trabajo hasta la montaña. Aquí vengo cada que quiero estar solo sin que nadie me moleste. O cuando estoy de vacaciones.

—Cool, cosa de ricos —me burlo.

—Tú también eres rica.

—Corrección, mi padre es rico.

Ladea la cabeza como si pensará que es lo mismo. Un poco tal vez, pero ahora trabajo y soy independiente, hasta lo que cabe, claro.

—¿Tienes un telescopio? —cambio de conversación.

—Sí, está en mi habitación. Ya está armado —hace saber—, lo compré hace unas semanas.

Asiento sonriendo. No quiero suponer que lo hizo por mi causa, porque no soy el centro del universo, pero… mi ego me juega una mala pasada. Me acerco a la isla del centro y paso los dedos sobre un garrón chino admirando la pieza.

—¿Es original? —pregunto.

Abre una de las puertas de la encimera y saca dos copas. Mira sobre su hombro y niega suspirando.

—No, solo es una copia barata, la conseguí en un mercado chino a las afueras de Miami hace dos años. —Busca en la alacena y saca una botella de vino— Fue un viaje de negocios, estaba buscando abrir una sucursal de mi cadena de Spas en Florida.

—¿Eso no es ilegal? Digo, comprar este tipo de cosas. Podrían pensar que quieres hacerla pasar por la original y tú quedarte con la auténtica luego de haberla robado de un museo de máxima seguridad.

Se detiene a medio descorchar y empieza a partirse de risa. Me cruzo de brazos, ofendida. ¿Se está riendo de mí?

—¿Qué es gracioso? —reclamo—. ¿Qué me dice que no eres doctor de día y ladrón de noche?

Me ignora y sigue riendo a la vez que llena las copas superando la norma.

—¡Para! —exclamo cuando pillo que no cerrará el hocico—. ¡Ash! ¿Sabes qué? ¡Me voy!

Me giro furiosa y comienzo a alejarme de él. No era necesario que se riera así de mí, me hace sentir una idiota.

—¡Hey, Kiera, detente! —me llama.

Cruzo el lobby y abro la puerta. Se que estoy dando pena ajena, pero...

—Vete a la mierda —espeto—, ve y ríete de otra.

—Que pares he dicho —ordena desde atrás. Abro la puerta y salgo, me agarra del brazo justo cuando voy a bajar las escaleras de la entrada, eso hace que tropiece y pierda el equilibrio. No tiene tiempo de sostenerme y caigo como una bolsa de patatas e impacto en la tierra llena de rocas con un sonido raro.

Se me va el aire y quedo de cara al cielo. Me entró arena a la boca y puedo sentir las hojas que cayeron del árbol que está al límite de la casa enredadas con mi cabello y hasta algo me roza la piel dentro del brasier.

Cualquiera diría que si ves a alguien caer corres a auxiliarla. Al parecer nadie le enseñó eso al pedazo de mula de mi jefe que se está tomando del abdomen mientras se ríe de mi desgracia. Si no estuviera hirviendo de ira me tomaría el tiempo para decir que tiene una bonita risa, pero sí estoy hirviendo de ira. Escupo la tierra que se me metió a la boca y me incorporo con ayuda de mis codos.

—Te dije que pares —dice en medio de la risa.

La vista se me nubla del enojo y no analizo lo que hago. Tomo un puñado de las rocas que tengo de bajo mío y comienzo a aventárselas con fuerza.

—¿Pero qué…?

Se cubre la cabeza cuando aumento la fuerza, me pongo de pie y me saco una de las botas y se la aviento a la espalda cuando se gira para escapar.

—¡Ríete —me saco la bota que me queda— ahora, imbécil!

Lanzo la bota, pero no llego a darle, sale corriendo hacia la casa y vuelve a reírse el muy cabrón. Arribo las escaleras y lo sigo, levanto mis botas y entro la casa, logro divisar su figura subiendo las escaleras que llevan al piso superior.

—¡Ven aquí, Walsh, juro que no te dolerá!

Como una loca, repito su camino y termino en un pasillo que da a una puerta negra. Miro a cada lado y no lo encuentro, me acerco con sigilo a la puerta y pego la oreja en busca de una pista. Al apoyar el peso, la puerta se abre y acabo, una vez más, tirada en el piso, solo que esta vez sobre una alfombra suave que amortigua mi caída y con ella mi vergüenza.

—Déjame capturo esta humillación.

Un flash blanco me ilumina y el sonido característico de una cámara me levanta por instinto. Me pongo de pie de un salto y me lanzo a él sin permitirle dar un paso. Caemos al piso y yo quedo sobre él, trata de salirse, pero lo inmovilizo con mi brazo en su cuello. Su móvil fue a parar al otro lado de su habitación. No me detengo a mirarlo con detalle.

—Conque te ríes de mí —espeto sentada sobre su abdomen, me sonríe con inocencia. La luna, que ya está iluminando el cielo, alumbra su rostro con su luz tuene a través de la ventana.

—¿Y qué harás, brujita, hacerme cosquillas? —se me burla en la cara.

—¿Cómo me dijiste?

—Brujita, ¿o prefieres pitufina? Ambas te quedan bien.

—¡Eres un…!

En un descuido gira nuestros cuerpos y yo quedo debajo de él, trato de moverme, pero me sujeta de las muñecas y las coloca sobre mi cabeza. El aire se vuelve pesado cuando sus ojos se oscurecen al captar en la posición que estamos.

—Yo me río de lo que quiero —dice tiempo después—, y no me gusta que me den de zapatazos en mi propia casa.

—Pues entonces me voy —respondo.

—No.

—¿No? ¿Por qué? Yo puedo hacer lo que quiera.

—Porque he dicho que no —acerca su rostro al mío—, ahora iremos a preparar pizza y luego colocaremos el telescopio en la terraza y veremos tu lluvia de estrellas.

—Ya no quiero.

—Deja de comportarte como una niña —me regaña—. Entiende que a veces dices cosas sin coherencia, lo que hace que otros se rían y eso no tiene nada de malo.

—Pero si tú te ríes de mí me haces sentir como una tonta.

Arruga el entrecejo y afloja su agarre.

—¿Y por qué no solo me lo dices en lugar de salir corriendo como una inmadura?

—No sé, tú me sacas de quicio.

—Al que sacas de quicio es a mí.

Me suelta una de las muñecas y acomoda mi cabello detrás de mi oreja. Me saca una pequeña ramita de entre las hebras de mi cabellera.

—Olvidemos esto y vayamos a hacer lo que tenemos que hacer.

Se pone de pie y me ayuda a hacer lo mismo pasándome la mano. Me levanta con demasiada fuerza e impacto contra su pecho, rapidamente, doy un paso atrás tomando distancia.

Horas después colocamos una sábana en la terraza de la casa, ponemos encima dos bandejas con pizza –que él hizo por cierto porque la que yo debía preparar termino incendiada y tuvimos que tirarla– y la botella a medio tomar del vino añejado. Yo no soy de tomar vino, pero esta botella está valiendo la pena.

Marqué a mamá para avisarle que llegaría tarde a la casa y me dio el visto bueno porque ella tampoco está allí, salió a visitar a su hermana, y Sasha al parecer no regresaba de la universidad.

Sin preocupaciones, coloco mi playlist y esperamos la hora de ver el resto del cometa que surcarán sobre nosotros como si fueran auténticas estrellas.

Los grillos cantan mezclándose con uno o dos aullidos de lobos en lo profundo de la montaña.

—¿Esa es tu playlist? —espeta con una sonrisa ladeada. Me llevo un pedazo de pizza la boca a la vez me encojo de hombros asintiendo.

—Ajá, solo música de la buena.

—A ver, pasa acá —abre su mano, pidiéndome mi móvil. Se lo paso a regañadientes. Manipula moviendo los dedos sobre la pantalla, barre los ojos sobre los títulos mientras yo me limito a comer observando como niega como si estuviera decepcionado de mis gustos musicales—. Oh, por fin —suelta, la melodía cambia y empieza a sonar por la bocina Stereo Hearts de Gym Class Heroes y Adam Levine.

Una sonrisa tira de mi boca al oírla. Se pone de pie y me invita a hacer lo mismo.

Enarco una ceja.

—Vamos —insiste—, ven.

Me apoyo en él y me levanto. Me estira hacia él y comienza a moverse, coloca sus manos en mi cintura y me incita a seguir sus pasos, suelto un suspiro y lo hago, poniendo las manos en su hombro, comenzamos a bailar bajo el cielo con la luna y las estrellas de espectadores. Siento la letra con cada latido, descanso la cabeza en su pecho, para sorpresa mía su corazón late acelerado.

Cierro los ojos. Una vibración en su pecho se antepone y su voz se une a la voz de Adam Levine y comienza a cantar poniendo su mentón sobre mi cabeza.

My hearts a stereo
(Mi corazón es un estéreo)

It beats for you, so listen close
(Late por ti, así que escucha con atención)

Hear my thoughts in every note, oh
(Escucha mis pensamientos en cada nota, oh oh)

Make me your radio
(Hazme tu radio)

Turn me up when you feel low
(Sube cuando te sientas mal)

This melody was meant for you
(Esta melodía estaba destinada a ti)

Just sing along to my stereo
(Solo canta con mi estéreo)

Me alejo sin soltar su mano y vuelve a estirarme hacia él haciéndome girar, el calor de su cuerpo me recibe como si ya no quisiera que siga sintiendo frío en la soledad.

Mis labios tiemblan sin poder contener la emoción que se está acumulando en el medio de mi pecho. Es una bola que se está agrandando con cada movimiento de mis pies y con cada palabra que sale de su boca.

En el siguiente coro empiezo a cantar con él.

My hearts a stereo
(Mi corazón es un estéreo)

It beats for you, so listen close
(Late por ti, así que escucha con atención)

Hear my thoughts in every note, oh
(Escucha mis pensamientos en cada nota, oh oh)

Make me your radio
(Hazme tu radio)

Turn me up when you feel low
(Sube cuando te sientas mal)

This melody was meant for you
(Esta melodía estaba destinada a ti)

Just sing along to my stereo
(Solo canta con mi estéreo)

Oh, oh to my stereo
(Oh oh oh oh oh oh a mi estéreo)

Oh, oh oh to sing along to my stereo
(Oh oh oh para cantar con mi estéreo)

I only pray you will never leave me behind (never leave me)

(Solo rezo para que nunca me dejes atrás (nunca me dejes))

Because good music can be so hard to find (so hard to find)

(Porque la buena música puede ser tan difícil de encontrar (tan difícil de encontrar))

I take your hand and pull it closer to mine (yes)
(Tomo tu mano y la acerco a la mía (sí))

Thought love was dead, but now you are changing my mind.

(Pensé que el amor estaba muerto, pero ahora estás cambiando de opinión)

Reímos ante mi intento de rap, pero no nos detenemos, seguirnos girando, bailamos como dos tontos y disfrutamos. Me siento… feliz, realmente feliz. La canción entra en su parte final y se vuelve más lenta, con una vuelta quedo atrapada entre sus brazos.

Levanto el rostro para mirarlo cuando vamos nos quedándonos quietos. Sus ojos se conectan con los míos y siento que dejo de respirar.

My hearts a stereo
(Mi corazón es un estéreo)

Susurra con la vista fija en mí.

It beats for you, so listen close
(Late por ti, así que escucha con atención)

Hear my thoughts in every note, oh oh
(Escucha mis pensamientos en cada nota, oh oh)

Make me your radio
(Hazme tu radio)

Turn me up when you feel low
(Sube cuando te sientas mal)

Su rostro se acerca el mío.

This melody was meant for you
(Esta melodía estaba destinada a ti)

Just sing along to my stereo
(Solo canta con mi estéreo)


Llevo una mano a su hombro y la otra la coloco en su nuca. Mis latidos se aceleran, todo mi cuerpo tiembla y realmente no sé si estoy respirando.

—Que está sea nuestra canción —murmura sobre mis labios—. Quiero ser el estéreo que aliente a tu corazón a seguir adelante. Ya nada es oscuro.

Sus labios se unen a los míos y todo estalla en mí, mi corazón se olvida de todo y mi mente se queda en blanco. Me besa con demanda tomando mi cintura con fuerza, manteniéndome contra su pecho,

Todo se va, Bruce, la Rusa… el dolor. Todo. Solo está él: Logan. Él y sus labios besándome.

Le correspondo con la misma urgencia, lo quise hacer desde esta tarde.

—Ya estás muerta, no tiene caso, pero él sigue estirándose y la cuerda lo está asfixiando —me viene la voz de la psicóloga— ¿Qué deseas que ocurra? ¿Qué siga lastimándose en un intento que no vale la pena o que busque la manera de salvarse a sí mismo y continuar su vida?

Logan es quien me va a salvar. Bruce estaría de acuerdo. Es Logan quien me va a sanar. Él es mi sol, es el estéreo que voy a escuchar mientras mi corazón sana.

Abrazo sus hombros cortando cualquier distancia que quedaba. El sabor de sus labios se funde con el mío mientras nos besamos con una sincronía hermosa, me sigue sorprendiendo lo bien que encajamos. Solo que ahora soy yo la que lo besa. Kiera.

No sé cuándo pasa, pero comenzamos a quedarnos sin aire, así que nos separamos por un momento, une su frente con la mía y nos quedamos en un silencio pasivo. Luego, abro los ojos y veo por el rabillo como la lluvia de estrellas ya ha comenzado.

—Creo que nos la hemos perdido…

No lo dejo terminar. Vuelvo a besarlo, esta vez con más pasión. Aquí, en la terraza de una casa en medio de un bosque, de bajo de una luna llena y una lluvia de estrellas, beso a mi jefe.


Nota de la autora: ¡Llegó el capítulo que todas y todos (?  estábamos esperando! AHHHHHHHHH

Quiero un doctorcito que me dedique una canción 💔

Ahora ya sabemos que hay que tener cuidado si Kiera está cerca de piedras y zapatos, es un peligro andante esa mujer.

Me siento rara fangirleando mi propia novela lol

En fin, no se olviden de seguirme.

Capítulo dedicado  Norbelys, Agus y Estefanía que por primera vez no quedaron tan 🤡 armando teorías.

Por cierto ya vamos por la mitad de libro 🤧🤍🤍

Bueno, Addio! Dejen sus votitos si les ha gustado y díganme qué les pareció.











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