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V E I N T I S É I S

Pov: Logan.

Ingreso a mi consultorio y me siento detrás del escritorio. Este es el último día de la semana de reposo que le impuse a Kiera y estoy en un dilema de no saber si quiero que acabe ya o querer que se alargue a tiempo indefinido. Desde la otra noche no hemos hablado, ni se ha dignado en responder el mensaje que le dejé en el buzón.

Lo que más me enfurece es que el silencio de su ausencia es la excusa perfecta para recordar la textura de sus labios moviéndose sincrónicamente con los míos, la manera en que sus gráciles dedos tomaban con fuerza el cuello de mi camisa y luego bajaban a acariciar mi pech… ¡Carajo! Esa pequeña bruja se ha empecinado en meterse en mi cabeza que ahora no hay manera de sacarla de ahí. Encima es una terca, ¿qué le contaba irse a mi casa en lugar de quedarse en la casa de Avelina?

Detesto que alguien me niegue algo y el que ella lo haga con tanta facilidad me genera un sentimiento de rabia mezclado con algo más primitivo.

Tratando de pensar en cualquier cosa o más bien no hacerlo en personas con ojos azules, me llevo la mañana tomando las consultas de mis pacientes y manteniendo mi mente en ellos. El que ella no esté asistiéndome me hace saber del orden que trajo a mi trabajo, con su cuadernillo de portada infantil y marcadores de colores me lleva todos mis horarios y los ajusta de manera que trae control a mis días y que no esté me regresa al caos en el que convivía antes de tenerla como mi asistente. Debo admitir que eso es lo que más me gusta de ella, aunque no lo diría en voz alta, a pesar de su aura rebelde y libre, sabe controlar lo que hay a su alrededor, aunque no sepa controlar sus sentimientos y emociones, canaliza ese desorden con lo que tiene a su alrededor.

Es así como fracaso en mi intento de mantenerla alejada de mis pensamientos.

Después del almuerzo regreso al consultorio y abro mi computador para confirmar mis citas de mañana. Necesito ver cómo se encuentra, el incidente de su padre la ha dejado hecha polvo y me preocupa su estabilidad mental y emocional. Todo eso mezclado con su luto no augura nada bueno.

Antes de que pueda cumplir mi cometido, la puerta se abre y mi madre ingresa con la mirada en alto y su típico porte altanero. Sus tacones negros resuenan sobre las baldosas cuando se acerca a mi escritorio y deja caer sobre él un sobre amarillo.

—¿Qué es esto? —inquiero pegando la espalda al respaldar de la silla.

—Lo que hará que abras los ojos y te deshagas de la salvaje que tienes como asistente —espeta, toma asiento frente a mí— ¿Qué esperas para abrirlo?

Desde que supo que Kiera trabaja para mí se ha dedicado a ordenarme que la despida, todas esas veces sin un argumento coherente. No sé qué se traen estas dos, pero me tienen hasta el cogote.

—Madre, no estoy para tus juegos —suspiro—, tengo mucho trabajo y lo único que consigues es hacerme perder el tiempo.

—Ábrelo —insiste—, una vez leas su contenido me iré y tú decidirás lo siguiente.

Ruedo los ojos irritado.

—Bien —acepto, tomo el sobre en mis manos y lo abro.

Saco de su interior una serie de papeles, me pongo rígido cuando veo la fotografía de Kiera siendo arrestada. Arrugo el entrecejo. Son antecedentes policiales de hace tres años, ella y su novio fueron aprendidos en el domicilio de él con una cantidad de cincuenta gramos de cocaína. Él fue a prisión durante 6 meses y ella tuvo prisión domiciliaria, terminaron absueltos luego de que el padre de Kiera pagara una suma de diez mil dólares. También hay un informe en dónde fueron arrestados luego de verse involucrados en una carrera clandestina a las afueras de Ottawa.

—Pero ¿qué…? —Mis ojos se pasean por las páginas, incrédulos de lo que leen—. Mamá, si acaso esto es una mentira.

—¿Qué no ves los sellos? —señala— Son auténticos, esa mujer es una criminal, ella y su novio muerto están cortados por la misma tijera.

—¿Y tú cómo tienes todo esto? —Arrojo los papeles al escritorio y me abro los primeros botones de la camisa cuando siento que me asfixio.

—Porque yo ayudé a que no pasara cinco años de su vida en una cárcel —responde—. Claro que en ese entonces aún tenía la esperanza de que cambiara y dejara a ese imbécil. Pero la estúpida prefirió seguir a su lado y mira a dónde está ahora, porque sí sabes que ella causó ese accidente, ¿verdad?

—No sabes de lo que hablas.

—Claro que solo sé, yo vi crecer esa relación insana, como ella pasó de ser una niña de bien para ser la sombra de ese hombre. Vivía y respiraba por él y eso llevó a aquella noche, hasta el mejor amigo de ambos confesó que ella era la culpable y de no ser por su padre, ella ahora estaría revolcándose en una celda de prisión.

Me levanto mandando la silla hacia atrás, colérico. Tiene que ser una vil mentira, Kiera no es capaz de matar una mosca, ¿cómo podría hacer matado a su novio si cada que la miro a los ojos veo el dolor que siente por ya no tenerlo? Si habla de él con tanto amor, es imposible.

—Ellos eran unos zánganos, vendían drogas a adolescentes desahuciados para poder costear sus deportes de riesgo.

—¡Basta, mamá! ¡Deja de mentir!

—Es una irresponsable, o dime ¿dónde está ahora?

—Ha tenido un accidente y está de reposo —respondo. Doy dos pasos hacia la pared buscando donde calmar mi rabia.

—¿Accidente? ¿O es que acaso ha intentado nuevamente sacarse la vida? Logan, piensa en Estelle —me giro a verla, se acerca a paso lento y me pone una mano en el hombro—. Ella está así por gente como Kiera, sería una ofensa que la visites como si nada ahora que sabes de lo que es capaz la hija de Julieta. No puedes hacerle eso.

Aparto su mano, furioso.

—Tu padre y yo te criamos con valores bien marcados —continúa—, esa mujer no merece ser parte de tu vida, ni como amiga ni como conocida. Ese tipo de personas debe estar encarcelada, pagando por sus delitos.

—Júrame que lo que me estás diciendo es la verdad —espeto mirándola con ojos fríos—, porque si acaso esto es un engaño…

—Lo juro —dice sobre mi voz—, yo fui testigo de su arresto y de cómo su padre movió sus influencias para liberarla.

—Dijiste que tú los ayudaste.

—Sí, y eso es algo de lo que me arrepentiré toda mi vida.

Inhalo profundo. Me paso la mano por el cabello con rabia. Kiera, ¡maldita sea! ¿Con drogas? Sí, hay algo que odio es eso, soy testigo de primera mano de lo que ellas pueden hacerle a una persona, y el que ella sea responsable de arruinar vidas ajenas hace que toda la estima que le tenía ahora este por el suelo.

Mi madre tiene razón, no podré verle la cara a Estelle si me relaciono con Kiera. Sería hipócrita de mi parte.

—¿Qué vas a hacer ahora? —inquiere mi madre, me vuelvo hacia ella— Dime que la despedirás.

—Eso lo decido yo —arguyo—. Ahora quiero que me dejes solo.

—¡No pensarás ignorarme ¿o sí?!

—Vete, madre. Quiero estar solo y pensar sobre esto con la cabeza fría.

—Ella no se merece ni un segundo de tu tiempo. —Toma mi móvil del escritorio y me lo pega al pecho— Llámala ahora y despídela —manda.

—Madre, no me obligues a ser grosero, vete de una vez por todas —agarro su brazo y la llevo hacia la puerta, abro y señalo el exterior—. Te hablaré después.

—Bien, pero todo lo que dije es verdad, serás un idiota si no me crees.

Con la frente en alto se va y me deja solo. Cierro la puerta con un portazo.

—¡Joder!

Me ha mentido una vez más.

Kiera no para de mentirme en la cara, me traiciona a cada nada. Se me burla como si fuera un imbécil y ahora me sale con esto, tanto hacerse la víctima para resultar ser la victimaria.

¿En serio es la responsable de la muerte de su novio?

Después de leer los papeles no me sorprendería para nada, ¿jugar con la vida de personas solo para ganar dinero?

En un ataque de rabia lanzo todo lo que se me cruza en frente, mi escritorio lo tiro contra la pared, lo que tenía encima cae al suelo, algunas cosas se rompen y los papeles vuelan por la fuerza ejercida, la lámpara estalla con un sonoro ruido.

Me han vuelto a traicionar.

Llamo a recepción y ordeno que cancelen todas mis citas. Me pongo mi chaqueta y abandono el consultorio, monto el ascensor y voy al piso indicado, camino hecho furia y abro la puerta al final del corredor.

Sus ojos acuosos se iluminan al verme. Un poco de la ira se va disipando cuando veo la sonrisa en su rostro al verme.

—Logan —sonríe alegre.

—Estelle —pronuncio acercándome.


Nota de la autora: Hello, soy yo de nuevo.

Solo quiero hacerles saber que los capítulos narrados por Logan son más cortos porque son considerados extras, o sea que sin ellos la historia sigue tal cual, pero es no está de más conocer sus pensamientos y algunas que otras cositas que unen a la trama.

Por ahora no hay día de actualización específico porque no ando con mucho tiempo así que me abro paso en mis tiempos libres para editar los caps.

Recuerden votar así la historia llega a más personitas. Los amo.

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