T R E I N T A Y S I E T E
Mis ojos se mantienen fijos en Logan, busco algún rastro de mentira y al no encontrarlo la furia me llena el cuerpo.
—Y una mierda, prefiero volver a mi casa antes que ir a vivir contigo.
—No está en discusión, Kiera.
El tono de voz de Logan no da lugar a réplica. Cierro mis manos en puños.
Asiento.
—Bien, hagamos como que no soy una mujer adulta con la facultad suficiente como para tomar mis propias decisiones.
—Kiera, déjate de tonterías —me riñe mi madre.
Toma asiento en el puf de la esquina y se lleva una mano a la cabeza, se masajea la sien con expresión fatigada.
La mirada de Logan pesa como ladrillos sobre mí.
—Quiero ver a Daniel —le digo—, luego firmarás mi alta e iré a tu departamento a cumplir con mi arresto domiciliario.
Mi tono condescendiente no es de su agrado, sin embargo, no objeta, en cambio, asiente sabiendo que ha ganado esta batalla. Dos golpes en la puerta llaman su atención y por fin deja de engullirme en la intensidad de sus ojos.
Un hombre uniformado ingresa y murmura un saludo. Detrás de él ingresa una mujer vestida con una gabardina beige y botas de piel.
Mierda.
—Buenas tardes, señorita Venegas —saluda la mujer—. Soy la teniente Sheila Brown —me enseña su placa—, y él es mi compañero, el oficial Peter Anderson —hace un movimiento con la cabeza apuntando al otro sujeto.
Mi madre procede a acercarse a mí y Logan cierra la puerta a sus espaldas, se cruza de brazos sin hacer el amago de irse.
—Me alegra que ya se encuentre mejor —me dice la teniente.
—Sigo como la mierda —respondo—, pero gracias, supongo que están aquí por lo del incidente.
—¿Incidente? —repite mi madre airada.
—Así es —la ignora la teniente—, necesitamos oír su versión de los hechos. Ya su amiga lo hizo y nuestra gente se encuentra en busca de ciudadano ruso Ciaran Borisyuk.
—No diré nada —espeto.
Por un nanosegundo busco la mirada de Logan en busca de confortación. El corazón me bombea con fuerza, no quiero hacer esto, no estoy lista para acusar a mi hermano de intentar asesinarme.
—Entendemos que acaba de despertar —continúa—, pero es importante que nos diga todo lo que sabe para poder encontrarlo.
—He dicho que no —reitero. Mi voz flaquea en las últimas sílabas.
Ella endurece el gesto.
—Kiera, deja de ser terca y di lo que sabes —me insta mamá.
—Tengo entendido que Borisyuk es su hermano biológico, también es su gemelo. —Da un paso hacia el frente—. ¿Cuál es la razón por la que secuestro a Sasha Williamson y luego intento asesinar a ambas?
—Lárguese —ladro—, no pienso dar declaración. Llame al abogado de mi familia, ya me comunicaré yo con él.
Ni siquiera conozco el nombre del abogado de papá, pero doy por hecho que sigue asesorando a mi familia.
—No me está entendiendo, Kiera —gesticula—. Ese hombre es un peligro tanto para usted cómo para sus seres queridos, necesito que me diga cuál fue el hecho que ocasionó esta situación y si sabe dónde podemos encontrarlo.
—Lo único que sé es que me odia por un montón de cosas que se han sumado durante varios años, se volvió loco y ahora me quiere muerta. ¿Contenta? Ahora váyanse.
—¿No tenían ustedes un lazo estrecho? —Interroga como si no la hubiese echado por cuarta vez— ¿Cómo se rompió? El señor Daniel Williamson mencionó que se reencontraron hace varios años y su relación era bastante sana.
Entrecierro los ojos, la piel me hormiguea del enojo.
—Sí, pero ya lo sabe.
—¿Y no dijo usted, señora Venegas, que él ha estado acosado a su hija?
Observo asentir a mi madre.
—El último avistamiento fue hace unas semanas cuando destruyó su puesto de trabajo y posteriormente se limitó a hostigamiento cibernético. —Sonríe de lado al ver la niebla de duda en mis ojos, sabe que está tirando de los hilos correctos para hacerme hablar—. Eso desencadenó una crisis de pánico en usted y terminó lastimada. Pero eso ya son hechos que conocemos, lo que realmente quiero saber es qué provocó eso.
Agacho la cabeza.
—¿Qué hace que un hermano acose e intente asesinar a su hermana? ¿Tiene acaso relación con la muerte de Bruce Làconi, su difunto novio?
Levanto la mirada.
—Largo. —Apunto a la puerta— ¡Largo!
—Señores —interviene Logan, me echa una mirada de soslayo y abre la puerta—, la señorita no está en condiciones de alterarse, les pido que se retiren, por favor.
La teniente me escruta con la mirada.
—Debe de tener en cuenta que de no colaborar puede ser declarada cómplice —manifiesta.
Con una media vuelta sobre su eje, avanza hacia el exterior seguida por su compañero. Suelto el aire que tenía retenido y me dejo caer sobre la almohada, mi cabeza retumba de dolor. Son demasiadas emociones en muy poco tiempo y no he tomado mis pastillas para la ansiedad.
—Respira hondo —murmura mi madre con el semblante preocupado—. ¿Eso es cierto? —le pregunta a Logan— ¿Puede ser considerada cómplice?
Él asiente.
Cierro los ojos. Sé que es posible, lo tengo muy en claro, sin embargo, yo amo a Ciaran a pesar de todo, es mi hermano. No quiero que pase años encerrado en una celda, independientemente del odio hacia mí.
Ella tampoco me lo perdonaría. No puedo hacer eso. Tengo que buscar la manera de que esto acabe por las buenas, que Ciaran me deje en paz y que la policía deje de buscarlo. Debo hablar con Sasha.
—Ten —me habla el doctorcito. Abro los ojos y observo la pastilla que me pasa, la bebo con lo que me queda del agua y le susurro un agradecimiento.
La puerta vuelve a abrirse e ingresan mi padre y Daniel.
—Iré a hablar con el abogado —anuncia mi madre y sale a toda prisa evitando derivadamente a mi padre.
—¿Cómo estás? —me pregunta él, ignorando la mirada de odio que le regalo.
—Viva, ahora vete —espeto.
Miro de refilón a Logan, tiene cara de póker, pero su expresión corporal me dice que no ha olvidado el beso que me forzó a dar Daniel.
—Flaca, por favor —suplica Kael Venegas utilizando su lengua natal, el español—, eres mi niña, estoy preocupado.
—Estoy bien, ¿no es así Walsh?
Él asiente sin cambiar la expresión.
—Aclarado esto, ¿pueden dejarme sola con Daniel?
No se me escapa la mirada dolida de mi padre y el que Logan por poco se haya roto el cuello cuando se dio la vuelta para mirarme.
Mi padre se acerca a mí y acaricia mi mejilla, aparto la cara.
—Te amo, ¿ok? No lo olvides.
Deja un beso en mi mejilla y sale con los hombros caídos.
Daniel se acerca y me envuelve en un abrazo. Le correspondo sin apartar los ojos de mi jefe, él me fulmina con la mirada y se ve que no tiene intención de salir.
El hermano de Sasha se aleja y me sonríe.
—Hierba mala nunca muere, ¿eh? —enarca una ceja.
—Soy dura de matar —Le guiño un ojo. Vuelvo el rostro hacia Logan— ¿Y bien? Pedí que me dejarán sola.
Sin decir nada, sale dando un portazo que resuena en mis oídos por varios instantes después.
Aparto el sin sabor y miro a Daniel. Él se cruza de brazos y se sienta junto a mis piernas en la camilla.
—Te prometo que me lavaré la boca después de esto —se lamenta—, pero tengo que decirlo.
Finge un gesto de sufrimiento puro.
—Habla ya, idiota —apuro—, tengo un montón de mierdas que decirte.
—Bien —levanta las manos—, ok, amm… gracias.
Enarco una ceja.
—¿Por seguir viva luego de que mi hermano psicópata intentará asesinarme? ¿O por no lanzarte este vaso a la cabeza por haberle dicho a la persona que te especifique que no lo hicieras sobre el asunto? —Hace una mueca con la boca ante lo último.
—Por salvar a mi hermana —aclara.
Relajo los hombros.
—Fue mi mejor amiga por años y fue mi culpa el que estuviera en esa situación.
—Eres culpable de muchas cosas, Kiera, pero no de las acciones de los demás. Nadie es culpable de las decisiones de otros, recuérdalo.
Pone una mano sobre la mía.
—¿Por qué le dijiste a Logan?
—No lo sé, supongo que eres alguien importante para él.
Arrugo el ceño ante lo que declara.
—¿Y lo dices por?
—Porque pone los mismos ojos que pongo yo cuando te miro.
Aparto la mano y me alejo un poco incómoda.
—Yo creo que ya lo habíamos dejado claro…
—Lo sé —responde—, solo expongo lo que veo. En fin. ¿Cómo te sientes con lo que pasó?
—Como la mierda. Nunca vi a Ciaran tan enojado, tan lleno de odio.
—Me sigue siendo difícil de creer que él haya hecho esto. Él y Bruce eran como tu sombra, defendiéndote hasta de una mosca.
—Las personas cambian, supongo.
—Menos tú, sigues igual de detestable que hace veintiún años.
Le empujo el hombro, indignada.
—Tarado.
—Amargada.
Le enseño el dedo corazón y me responde de la misma manera. Luego estallamos en carcajadas que me aguan los ojos por el dolor en las costillas y, para rematar, se me mezclan las emociones y los sentimientos y termino en un mar de lágrimas.
Me envuelve en sus brazos murmurando que soy rara y bipolar.
La puerta siendo abierta nos obliga a separarnos.
El rostro de Lina adornado por un enorme moratón cubriendo gran parte de su mejilla aparece en mi campo de visión y levanta todas mis alertas.
—El doctor Walsh me ha llamado y me ha dicho que me necesitabas con urgencia.
Enarco las cejas, no lo dije eso.
—Pues sí, necesito urgentemente el abrazo de mi amiga.
Deja salir aire por la nariz y me regala una sonrisa. Se apresura a llegar a dónde estoy y una vez que Daniel se aparta me abraza sin llegar a ser brusca teniendo cuidado de no lastimarme. Es un ángel.
—¿Qué te ha pasado en la mejilla? —Interrogo una vez se aleja.
Evade mis ojos y mira en cualquier parte menos a mí.
—Nada, un pequeño accidente.
—¿Caíste accidentalmente en una mano abierta? —Ironizo.
—No, claro que no, yo…
—Yo debo irme —anuncia Daniel dándose cuenta de que sobra en la habitación—, tengo que ver cómo se encuentra mi hermana. Te llamo luego.
—Bien, cuídate. Y avísame si ella necesita algo.
—Claro, capitana Marvel.
Cierra la puerta después de salir y me deja sola con Lina.
—¿Vas a decirme quién te hizo eso? —cuestiono.
Agacha la cabeza con un claro gesto afligido. Tengo una pequeña sospecha, pero necesito que ella me lo confirme.
—Esto no importa —minimiza—, ahora importas tú y el que ya hayas despertado, las chicas estarán eufóricas cuando se los diga, han estado muy preocupadas. María hasta ha orado, y ella es atea.
—Wow —sonrío, pero no caigo en el juego—. Lina, confía en mí, no quiero presionarte, pero alguien te está haciendo daño y no puedo quedarme de brazos cruzados.
—Literalmente acabas de despertar después de que una persona haya intentado matarte y me estás ofreciendo ayuda.
—Sí, sé que no soy la persona ideal para ayudar a alguien debido a las circunstancias, pero…
—No, no me malentiendas —interrumpe—, lo agradezco un montón, pero no quiero que te involucres en mis problemas, ya veré como solucionarlos.
—¿En serio le estás pidiendo a la persona más metiche que no se meta en algo? Vas por mal camino.
Me sonríe sin ganas.
—Eres muy buena.
—No lo soy, de hecho, soy bastante mierda, pero eres mi amiga y no quiero que ningún imbécil te haga daño.
La puerta se vuelve a abrir por millonésima vez desde que me desperté.
Logan mira por toda la habitación buscando algo, o alguien, y medio sonríe al no ver a nadie, aparte de Lina.
Trae un papel en sus manos y me lo extiende. Lo agarro y leo que es el acta del alta voluntaria.
—Genial, ¿traes un bolígrafo?
Lina mira confundida el papel.
—¿Alta voluntaria? ¿Estás segura?
—El olor a antibióticos me pone peor de lo que estoy —me encojo de hombros.
Asiente poco convencida.
—¿Y?
Vuelvo a mirar a Logan esperando que me pase algo para firmar.
—Antes de que firmes quiero que conozcas a alguien —manifiesta. Se vuelve hacia Lina—. Trae una silla de ruedas —le ordena. Lina asiente y se va en busca de lo que pidió.
—¿A quién? —pregunto.
—Se llama Estelle.
Nota de la autora: Ya sé, no es domingo.
Me ha salido un viaje de última hora así que la doble actualización se cancela, más o menos.
Decidí publicar hoy este capítulo y el siguiente lo alzaré el lunes, así que anden atentxs porque se viene potente.
Dato random: Está novela iba a ser un fan fic que no dejaría nunca mi ventana de Word, pero bueno, cosas de la vida.
Se les quiere.
Livgrantter </3
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro