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T R E I N T A Y N U E V E

Logan sale de mí y apoya sus manos al costado de mi cuerpo. Uno su frente con la mía de manera íntima. La respiración de ambos es agitada.

—Llamaré a Avelina —anuncia y se aleja.

Se acomoda la ropa y se va.

Me bajo del lavamanos con las piernas temblorosas. Me siento en el escusado y orino sacando de mi interior los restos de su eyaculación. Tendré que hacerle una visita a mi ginecóloga para ver cómo está mi dispositivo anticonceptivo, no quisiera tener una sorpresa a largo plazo.

Hasta ya la idea de hacerme la ligadura de trompas no suena tan descabellada con cada mierda que me ocurre. Sería un peligro como madre, mi estabilidad mental no me lo permitiría.

Vuelvo a la habitación ignorando la puntada en el pecho, que se instaló desde que Logan se fue.

Soy una estúpida, no debí lanzarme así. Las cosas entre nosotros solo van de mal en peor y el que no pueda dejar de pensar en él no ayuda en nada.

Dado que Lina no aparece en la siguiente media hora, me cambio yo sola. Me visto con la ropa que mamá me trajo, unos jeans holgados y una remera con el logo de la NASA en el centro. Me paso una sudadera por encima y luego vuelvo a la camilla, cierro los ojos por unos minutos hasta que el sueño me vence.

En medio de mis pesadillas puedo ver a Bruce parado frente a mí.

—¿Está muerto? —le inquiere Ciaran acercándose al hombre que yace en suelo.

Su cara está destrozada, lo poco que deja ver la sangre es un manojo de carne y fluidos.

Bruce se acerca a mí y me toma del rostro, no se me pasa el que se ponga entre el hombre y yo obstruyendo mi vista.

—Ya pasó —susurra sobre mis labios.

Aún puedo sentir el sabor metálico de la sangre mezclado con mis lágrimas. Mis dedos tocan los nudillos de Bruce, se los ha destrozado al golpear a ese bastardo.

—Yo no quería —sollozo—, él me obligó.

—Lo sé.

—L-le puso algo mi cerveza —continúo con la voz entrecortada—, luego le trajo y me… me…

Ciaran aparta a Bruce y me pone de pie estirando mi brazo derecho.

—Esto lo hizo ella —ruge mirando a Bruce—. ¡Esa maldita Walsh lo hizo!

—Ciaran… —intento hablar, pero él se abalanza sobre Bruce y lo sujeta del cuello de la camisa. Me sostengo en la pared para no caer cuando mis piernas flaquean.

—¡Daño a mi hermana por tu culpa! ¡Hizo que la violaran!

Bruce lo empuja sacándoselo de encima.

—¡Te dije que no la perdieras de vista, pero preferiste irte de putas! —Le reclama a mi hermano— ¡Te dije que te quedarás con ella cinco minutos!

—¡No tendría que hacerlo si te hubieras encargado de esa mujer! ¡Si la hubieras matado cuando tuviste oportunidad, Kiera no pasaría por esto!

Bruce maldice entre dientes y le grita una respuesta, pero el pitido en mis oídos no me permite oírlo.

—Ahora no —susurro.

La vista se me ennegrece y caigo al suelo. La respiración se me dificulta y pierdo el sentido de la realidad, cuando regreso en mí estoy varios metros de dónde recordaba y en mis manos hay un pedazo de vidrio ensangrentado.

Lo lanzo asqueada y me alejo a arrastres. Me mareo al ver lo que tengo enfrente, el hombre que me drogó secuestró y luego violó tiene una enorme rajada en el cuello y la sangre sale a borbotones de la enorme cortada. Levanto la mirada y veo a Bruce mirándome con horror en los ojos, a su lado, Ciaran sonríe con tanto orgullo que me hace querer vomitar.

—¿Qué hice? —murmuro presa del pánico.

—Lo que toda Borisyuk, hermanita —me sonríe mi hermano—, lo has matado.

Abro los ojos, exaltada.

Miro a mi alrededor con el pulso latiéndome a mil por hora. Sigo en el hospital, ha pasado más de una hora desde que Logan se fue. Me bajo de la camilla y voy al baño, me lavo la cara tratando de que los restos de esa pesadilla se disipen.

Observo mis manos con asco, puedo sentir la sensación de la sangre caliente en ella, húmeda y pegajosa, llena de la vida que le arrebaté a ese mal nacido.

No me arrepiento de eso. Jamás lo haría, así como abuso de mí lo hizo con muchas, niñas incluidas, no sentiría culpa de librar al mundo de un parásito como ese, de lo que sí me persigue es lo bien que se sintió descubrir que lo maté.

Y el que se haya sentido bien solo hace más real el que me parezco a Ciaran y a ella, que soy un monstruo igual que ellos.

Que soy una Borisyuk, hija de la oscuridad y el horror.

Cuando las paredes comienzan a asfixiarme, abandono la habitación y voy en busca de Lina, necesito irme de este lugar. Quiero respirar aire puro, no uno cargado de fármacos y muerte.

—¡Hey, chica! —La voz de María me hace detenerme antes de abordar el ascensor— ¿Tú no deberías estás acostada y hasta las trancas morfina?

Me vuelvo a hacia su dirección y la veo acercarse con Hope e Isabelle. Les sonrío dando un paso. María me recibe con los brazos abiertos y me dejo abrazar por ella y por las demás.

—He decidido que ya tuve mucho de eso, he tomado el alta voluntaria —comento al separarme de Hope—. De hecho, estaba buscando a Lina, se supone que debía ayudarme a colocarme la ropa.

—¿Ha vuelto a desaparecer? —cuestiona Isabelle.

—¿Desaparecer?

Ella asiente pasándose el cabello pelirrojo detrás de las orejas. María suelta un suspiro cansino.

—Has estado muy perdida los últimos tiempos, cariño —me dice—. Lina se ha estado comportando rara durante todo el mes, si no está trabajando se está ocultando.

—¿De quién?

—No lo sabemos —suspira Hope—, ella es muy cerrada, no pide ayuda ni si su vida depende de ello. Creo que alguien la hostiga.

—Sí, y la ha golpeado —agrego recordando el estado en el que vi a Lina—. ¿Tienen mucho trabajo? Tengo ganas de tener una conversación con ella.

—Es mi hora libre —manifiesta María.

—Mi turno ha acabado —añade Hope.

—No tengo ganas de cambiarle el pañal a nadie —espeta Isabelle elevando las manos—, prefiero ayudar a una amiga.

Apago el celular cuando Logan me llama, no quiero enfrentarme a él ahora. Pasamos la siguiente media hora buscando a Lina y terminamos por encontrarla comiendo en un asqueroso armario de limpieza.

—¿Qué demonios haces aquí? —le inquiere María.

—¿Qué hacen ustedes aquí? —murmura tragando un pedazo del sándwich que tiene en las manos.

—Cariño, tenemos una larga conversación por delante —le sonrío.

—¿Qué tú no estabas con Walsh? —arruga el entrecejo— Se oían sonidos raros en el baño cuando fui a buscarte.

Siento la cara arder cuando los ojos de las chicas se posan en mí.

—Eso…

—Ni inventes una excusa —me interrumpe Lina poniéndose de pie—, los oí fuerte y claro.

María sonríe de oreja a oreja y veo como Hope codea a Isabelle sacándola de su estupefacción.

—Amm —balbucea la pelirroja—, admito que amo el chisme y el que Kiera se esté tirando al semental de Logan está de locos, pero ahora estamos aquí por Lina, así que… ¿De quién te ocultas?

—Tengo que irme —dice la aludida e intenta irse, pero me pongo enfrente—. Chicas, no hagan esto, por favor.

—¿Hacer qué? —pregunta Sansa viniendo hacia nosotras— Hasta que por fin apareces Avelina, Kiera, cariño, me alegro de que ya estés mejor.

—Gracias —le sonrío, me vuelvo a hacia Lina—. Fue Rick Gregory el que te hizo esto —apunto al moretón en su pómulo.

Ella lleva la mano a esa zona por instinto.

—No —miente—, ya les he dicho, fue un pequeño accidente.

—¿Accidente? —Inquiere María— Por favor, niña, no hemos recorrido este hospital durante años para no reconocer un golpe hecho por un puño. ¿Es el imbécil de Gregory el que te hizo eso?

Los ojos de mi amiga se aguan ante las duras palabras de María.

—No lo soporto más —confiesa—, ayúdenme.

—Preciosa —murmura Hope antes de abrazarla. Lina solloza en sus brazos por varios minutos.

—Llevémosla a otro lugar —ordena María—, ya hay ojos curiosos.

Miro a nuestro alrededor y veo a unas cuantas personas mirando hacia nosotras.

Isabelle nos guía hacia la azotea del edificio y coloca un billete en la puerta para que no se cierre del todo.

Lina ya se ha tranquilizado más cuando el sol se oculta tras las montañas.

—¿Estás mejor? —Le pregunto acariciando su melena castaña. Asiente sorbiéndose la nariz.

—Empezó hace dos años, cuando todavía era una residente —dice—, primero fueron miradas con una clara doble intención, después paso a mensajes sugerentes y fotografías de él desnudo. Lo amenacé con denunciarlo, pero eso no lo detuvo, me dijo que nadie me creería, y tenía razón —suspira—, ¿quién le creería a una residente por encima de la palabra de un cirujano reconocido? Nadie. Menos ahora que está por asumir la dirección del hospital, saben que él es el candidato favorito de la junta. Así que intente ignorarlo, pero las cosas solo empeoraron. Cuando acabo mi residencia supuse que obtendría un respiro, pero me asignaron a su departamento y eso solo incremento su acoso. Consiguió unas fotografías mías de hace unos meses, en ella estoy con otra chica teniendo sexo en la sala de enfermeros.

Enarco una ceja.

—Y eso que ni siquiera me excite —espeta—, soy asexual.

Intercambio miradas con las chicas.

—Quería saber si lo que me ocurría se debía a que no soy heterosexual, pero al parecer tampoco me ponen las chicas —se encoje de hombros—. Pero que va, alguien nos sacó unas fotos y se las pasó a él. Me ha estado chantajeando con ellas desde entonces, me hace hacer lo que él quiera, hasta he tenido tener sexo con él.

—¡¿Qué?! —Exclama Sansa— ¿Qué ese bastardo qué?

—Lo voy a matar —manifiesta María caminado hacia las escaleras.

—¡No! —la detiene Lina— Si se entera de que alguien sabe sobre esto, publicará las fotos y mi carrera estará arruinada, no puedo perder mi trabajo, Christina debe seguir su tratamiento…

—Pero te está abusando de ti, te ha acosado por años…

—Ya me estoy acostumbrando —le dice a Hope—, pronto se aburrirá y me dejará en paz.

—Te ha golpeado —le recuerdo—, te amenaza y te obliga a tener sexo con él. Ese bastardo debe estar detrás de unas rejas o debajo de tres metros de tierra.

—Tengo mucho que perder, nadie más que ustedes me creerían. Él es muy influyente y yo no tengo pruebas más que mis palabras.

—¿Y los mensajes? —dice Isabelle— Dices que te envían mensajes.

—Él me quito el móvil que tenía esos mensajes hace dos días —explica—, le dije que iba a publicarlos, pero me golpeó y arrebato las únicas armas que tenía contra él.

—Maldito —murmura Sansa.

Mi mente empieza a maquinar ideando el fin de ese mal nacido.

—Una vez te dije que no tenías idea de la capacidad de mi cabeza encontrando soluciones.

—Esa sonrisa me da miedo —dice Sansa titubeando.

—A mí me encanta —hace saber María.

Fijo mis ojos en Lina.

—Necesito que hagas algo que no te va a gustar —barro mis ojos en dirección a Hope—. ¿Qué tan buena eres burlando la seguridad del mejor hospital de la ciudad?

[…]

Camino apresurada por los pasillos y bajo a la planta baja del hospital. Para ser tan tarde el lugar sigue estando bastante concurrido y eso no me puede agradar más. Me cruzo con Hope cerca de la recepción y veo la seña que me hace con el pulgar indicado que ya está listo. Ahora queda manos de Isabelle y Lina.

Saco mi móvil y lo enciendo. Me paro justo enfrente de la gran pantalla que proyecta la propaganda del hospital las veinticuatro horas del día y espero a que el plan inicie.

Una sombra me cubre el cuerpo y el aroma de Logan inunda mis fosas nasales.

—¿Dónde demonios te metiste? —masculla entre dientes tomando mi brazo.

Me suelto de su agarre con brusquedad.

—¿Te importa? —escupo con la misma rabia— Se supone que ya me follaste, ¿acaso no estás satisfecho? ¿Por qué regresas?

—Eres una terca. —Se pasa la mano por el cabello con frustración— Tienes a un loco detrás de ti y se te da por esconderte.

—¡No me escondí!

—¿Entonces porque no respondías el puto móvil?

—Porque…

Justo en el momento que suelto la primera palabra, la pantalla se vuelve negra y a continuación la imagen cambia y en ella aparece Lina frente al escritorio de Rick.

Logan se gira hacia ella y arruga el entrecejo.

Levanto mi móvil y pulso el icono de vídeo.

—Necesito que pares —dice Lina en la pantalla. Unos guardias se acercan a la pantalla, pero Hope los intercepta antes de que puedan intervenir—, he soportado por años y ya estoy agotada.

—¿Parar con qué? —pregunta el cirujano con un tono burlón.

Quiero romperle su bonita nariz.

—Con todo —respondo Lina, la voz le flaquea en la última sílaba—. Ya no quiero seguir siendo tu esclava, no quiero tener sexo contigo, me das asco.

Rick se pone de pie y rodea el escritorio. Su palma abierta abofetea a Lina y hace que ella retroceda dos pasos, la imagen se mueve. Puedo apostar que Isabelle está sujetando María para que no entre a golpear a ese aborto de la humanidad.

—Borra esas fotografías —pide mi amiga sujetando su mejilla golpeada—, termina con los chantajes, deja de extorsionarme.

—¡¿Qué es esto?! —inquiere David Winchester, el director del hospital— ¡Qué alguien apague eso ya!

Frente a la pantalla se ha formado una algarabía, muchos anonadados por lo que acontece y otros tratando de apagar la pantalla. Hope y Sansa se mantienen firmes impidiendo el paso de todos.

Por mi parte, sigo grabando en vivo y en directo por Instagram, para este momento ya hay más de seiscientas personas conectadas y subiendo. Todo eso desde el perfil incógnito de la Rusa.

—Por favor —continúa Lina—, no me obligues más.

El hombre de color la toma de la barbilla y la acerca a su cuerpo.

—No se va a acabar nada —le dice—, tú ya eres mía y no te vas a librar de mí hasta que me aburra de tu sexy trasero.

Le da beso en los labios y el asco en la expresión de Lina es notorio.

—¿Eso está ocurriendo ahora? —inquiere Winchester. Los guardias murmuran algo que mis oídos no captan— ¡Pues vayan a detenerlo, joder!

—Tú tienes mucho que ver en eso, ¿verdad?

Logan espera una respuesta.

Le sonrío encogiendo mis hombros.

—Seguirás haciendo lo que yo quiera —continúa Rick, Lina le dice algo en voz baja que lo hace reír como si fuera la broma de un niño—. ¿Denunciarme? No eres más que una patética enfermera, yo seré el director de uno de los mejor hospitales de Canadá, dime a quién crees que escucharán. ¿A ti, maldita sabandija, o a mí, un respetado cirujano que ha salvado decenas de vidas?

Las sirenas de una patrulla se oyen acercándose y segundos después cinco hombres uniformados ingresan al vestíbulo observando el show.

—A mí —responde Lina elevando el mentón—, porque tengo pruebas.

—¿Qué? ¿Los estúpidos mensajes que ya eliminé?

—No —responde ella—. Tu confesión ante cientos de personas.

Le hace una seña hacia la cámara y los ojos de Rick se abren de par en par al percatarse que la ha cagado y bien grande.

—Fin del juego, doctor —dice la voz de Isabelle a través del altavoz—. Su última víctima ha ganado.

—¡Maldita!

De un momento a otro se abalanza hacia Lina y la toma por los pelos, al parecer la lanza al suelo e Isabelle va a ayudarla porque deja caer el móvil y el vídeo acaba. O eso parece porque la pantalla se ennegrece, pero el audio sigue corriendo.

—¿Grabaste algo? —cuestiona la voz de Rick Gregory.

—Todo —se burla María.

—Pues no te sirve de nada —espeta el cirujano—, porque, así como lo tuviste, ahora lo pierdes.

Con un sonido sordo la grabación para y todo se queda en silencio.

—Piso tres, consultorio 8 —le digo al oficial que sigue mirando hacia la pantalla.

Él asiente y va con los otros hacia el ascensor. David Winchester los sigue a paso apresurado y puedo ver la gota de sudor que baja por su frente.

—¿Qué fue eso? —murmura Logan.

Apago el Live que ya contaba con más de dos mil personas conectadas. Guardo la grabación en el perfil y las reproducciones inician apenas lo posteo.

—La caída de otro hombre opresor que cree que por su condición es capaz de hacer de la vida de una mujer lo que se le da la gana.


N/A: Uno de mis capítulos favoritos por muy lejos. Desde que comencé este libro quería que lo leyeran.

Sí leyeron el mensaje en mi muro sabrán que solo quedan 5 capítulos más el epílogo, lo más probable es que haga un maratón de los últimos dos capítulos, así estén atentos/as.

Se vienen un montón de sorpresas y un anuncio súper importante.

Nos leemos pronto.

Se les quiere <3

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