T R E I N T A Y D O S
Me despierto y abro los ojos, desorientada. Mi cabeza está apoyada sobre el pecho del Logan, los latidos de su corazón suenan bajo mi oreja, su piel está cálida y su pecho sube y baja de forma pausada, está profundamente dormido. Los sucesos del día anterior pasan frente a mis ojos como la cinta de una antigua película.
La luz del sol mañanero nos da con su calidez ingresando grácilmente por los ventanales, dado que las cortinas están abiertas de par en par.
Froto mis ojos despertando completamente. Miro cada espacio de la habitación, no hubo lugar en el que no nos apoyamos mientras follabamos con desenfreno, los cosquilleos siguen presentes en los lugares en que me besó, apretó y chupó. Este hombre no conoce el descanso, ha sacado energía de donde no había y me trajó todo el placer que solo puede existir en el infierno.
Y es que joder, lo hace tan bien que no puede ni siquiera un ángel caído, es el mismísimo Asmodeo.
Pero ya se terminó.
Ahora debo irme, no le he dado señales de vida ni a mi madre ni a Lina. Deben de estar preocupadas. O eso es lo que me digo, para no aceptar que todo lo que pasó ayer me gustó y que quiero quedarme aquí por siempre, porque eso es lo que siento, se sintió tan bien, que Logan ha pasado a ser uno de mis momentos, tampoco siento culpa… solo hay una pequeña picazón en el medio del pecho que no logro descifrar.
Le echo una última mirada, se ve tan humano durmiendo, respirando ligeramente, con los labios entreabiertos y el antebrazo izquierdo sobre los ojos ocultándolos de la luz, nadie diría que viene de una mujer tan mala como es su madre.
La presencia de Logan me conforta y la de Rosemarie me hace querer acariciarme el cuello con un cúter.
No quiero irme de su lado, pero por sus venas corre la sangre de esa mujer.
No puedo creer que pensé que Logan podría ayudarme a sanar cuando es su madre una de las causantes de mis cicatrices. Ella dañó lo que más amaba, y él no puede repararme.
Su futuro y el mío no pueden estar entrelazados. Ni siendo la Rusa y mucho menos siendo Kiera.
No podría mirarlo sin recordar que su madre se encargó de que los últimos meses de Bruce sean un infierno.
Salgo de la cama, las sábanas caen sobre él, recojo su camisa y me la pongo, le hago un nudo y paso mi falda por mis piernas, mis bragas están deshechas, por lo que tendré que conformarme con eso, con suerte y no hay viento y ningún pervertido verá mi trasero.
Descalza y con mis botas en mano, salgo de la habitación, le doy una última mirada a Logan y bajo.
Antes de abandonar su departamento, escribo en un post it una nota y la dejo por la puerta del refrigerador.
En el ascensor me echo una ojeada. Tengo ojeras, mis labios están rojos y mis mejillas sonrojadas, las piernas las sigo teniendo débiles y en mi zona baja hay una pequeña irritación por la fricción. Sin embargo, mis ojos, no inventes, mis ojos están brillosos, ese brillo que no veía desde meses.
Es que los susurros aún los escucho detrás de mi oreja, sobre la piel de mi cuello persiste el frescor de su aliento y la dulce oscuridad de sus palabras cargadas de lascivia.
Las puertas se abren y la realidad explota la burbuja.
Salgo, mis botas siguen es mis manos, las personas cruzan su mirada conmigo, unas con indiferencia, otras con prejuicio.
—¿Continúas conmigo? —Me susurra un hombre pasando por mi costado. Sin mirarlo, le enseño el dedo del medio y salgo del hotel.
El aire contaminado de la ciudad ingresa por mis fosas nasales, huele a lluvia, más las nubes apenas se empiezan a juntar en el suelo. Miro arriba, el penthouse en lo alto, tan ajeno a mí, y ahora tan conocido, me volví a abrir después de un año, un año donde no creí volver a sentirme plena y, heme aquí, sentí eso y más con él. Con el hombre que llegó a mi vida sin que yo lo llamara, el que me dio una mano aun cuando no la quería y pidió acompañarme en mi proceso de sanación, también es el hombre que no sabe lo que su madre me hizo para dañar a otros y también es el hombre que tampoco me cree.
Porque como voy a pensar que él me va a creer, como le digo que su madre contrató a un hombre para que abusara de mí, que hizo eso con el único fin de dañar a Bruce, para hacerlo pasar como una infidelidad mía. Sí, le salió el tiro por la culata, Bruce sí me creyó, Ciaran también, pero…
Mi mamá no me creyó.
¿Cómo me creerá él?
Los demás no lo supieron porque yo sentía vergüenza, me sentía culpable por haberme alejado de ellos en la fiesta de cumpleaños de Sasha, me alejé de Bruce, habíamos discutido, una cosa llevo a la otra y terminé bailando con tipo que me drogó y me llevó a una casa casi a las afueras de la ciudad, me violó e hizo pasar como si yo lo hiciera voluntariamente.
Pero en mi relación con Bruce lo que no faltaba era la confianza.
Me creyó.
Yo bloqueé ese recuerdo, mi mente solo tienes imágenes inventadas de Bruce y yo en la playa.
Pero en el fondo lo sigo recordando. Yo, en medio de las alucinaciones pidiendo que pare. Ciaran llegando al lugar, abrazándome y pidiéndome que me tranquilice, que todo iba a estar bien, Bruce matando a golpes a ese hombre, nunca supe cómo se llamaba, lo enterraron en el patio de aquella casa mientras yo los observaba desde una esquina.
No sé cómo me encontraron, no pregunté.
Seis semanas después, Bruce murió.
Ciaran se fue.
Yo me quedé sola.
Mamá no me creyó, y Sasha nunca lo supo, papá estaba siempre de viaje y ni oportunidad de saberlo tuvo. Daniel lo sospechó, pero no tuvo el valor de preguntar.
Y ella, Rosemarie Walsh, se lavó las manos y no pagó por nada.
Bajo la mirada y levanto la mano llamando al taxi. Me siento en la parte trasera y le indico la dirección. Saco el móvil de mi cartera y reviso las llamadas, dos de mi padre, una docena de Lina y Madre y dos recientes de Daniel.
Arrugo el entrecejo.
Pulso para borrar el historial y una llamada de Daniel ingresa justo al instante, por lo que se responde sin querer.
Suelto un suspiro, bueno, qué más da.
—Dime —respondo llevando la bocina a mi boca.
—Kiera, por fin respondes —habla, se oye agitado—, fui a buscarte a la casa de tu amiga, pero tu madre me dijo que no llegaste a noche.
—¿Qué necesitas? —espeto no queriendo oír más.
—Es Sasha —menciona, ruedo los ojos.
—¿Qué con ella?
—No aparece desde ayer por la mañana —explica, mis ojos se encuentran con los del taxista, pero él los aparta al instante. Me acomodo la ropa—. No fue a la universidad ni tampoco a los lugares que frecuenta.
—Y el móvil, ¿qué?
—No responde, creí podría estar contigo.
—Pues no está.
—Kiera, por favor, estoy preocupado…. —su insinuación es bastante obvia.
—¿Quieres que llame a mi padre? Mira, de seguro fueron de luna de miel a las Maldivas, después de todo, ahora son libres.
—Hazme ese favor, ¿sí? Si están juntos te juro que te pido una disculpa, pero de lo contrario necesito saberlo para poder presentar una denuncia.
Bajo la cabeza. Mierda, no puedo simplemente ignorarlo, ha sido mi mejor amiga por años.
—Bien, te llamo luego.
—Gracias, K.
Corto la llamada y busco el contacto de mi padre, dudo antes de llamarlo. No he hablado con él desde el incidente. Me trago el orgullo y doy a llamar.
—Hija —responde al instante—, cariño, no sabes cuánto me alegra que…
—Métete las palabras por el culo —lo interrumpo—, ¿Sasha está contigo?
—¿Sasha?
—Sí, Sasha, la que era mi mejor amiga, la hija de tu amigo de infancia, con la que engañaste a mi madre.
El taxista carraspea desde su asiento.
—No la he visto desde entonces.
—¿Cómo? ¿No está contigo?
—No, ella y yo terminamos.
Cuelgo la llamada y voy a al contacto de Sasha. Pulso llamar y no responde.
Sasha, dónde te metiste. Mierda.
La preocupación se cuela por mis huesos. ¿Y si le pasó algo? ¿Y si ella se lastimó?
Mi móvil empieza a sonar, es una videollamada que proveniente de un número desconocido.
No…
El temblor me golpea con fuerza.
Que no sea…
—Ciaran —susurro al responder y ver su rostro al otro lado.
Detrás de él, parada sobre una base de madera, se encuentra Sasha con las manos amarradas y una soga rodeando su cuello.
—Hola, hermanita —me saluda Ciaran utilizando nuestra lengua materna, el ruso.
Nota de la autora: Bien, estamos en la recta final de la novela, solo quedan unos 15 capítulos, las cosas se vienen cargadas de drama. Es todo lo que voy a decir.
Se les quiere.
No se olviden de votar.
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