Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

O N C E

Maratón 2/2

—Nada —digo con rapidez.

Giro sobre mi eje, lo encuentro mirándome con los brazos cruzados sobre el pecho, sus bíceps se marcan de bajo de la bata elevando el aire intimidatorio.

—¿Entonces? —enarca una ceja.

—Solo entre a revisar que todo esté en orden. La puerta estaba abierta.

Arruga el entrecejo.

«Que no me haya pillado de fisgona, por favor»

—Pero todo está en su lugar —agrego con la voz nerviosa. ¿Qué mierda tiene este hombre que saca una versión tan idiota de mí? —. Así que regresaré a mi puesto, ya hay muchos pacientes esperando.

—Bien.

Paso por su lado para salir, no hace ni el amago de salirse del camino, por lo que rozo su brazo con mis senos por unos milisegundos.

Dos horas después me llega un mensaje de parte del doctorcito diciéndome que tengo la tarde libre y que no podrá llevarme a casa. Eso me hace preguntarme si asistirá a la dichosa fiesta de máscaras.

«Basta, Kiera —me reprendo—, no tiene por qué importante lo que hace, solo es tu jefe, para el colmo es el hijo de Cruella»

Respondo con un simple okey y me largo.

En casa reina el silencio, mamá se fue de visita a la casa de una de sus hermanas y papá está en la constructora.

Aprovecho eso y pongo música que me levante el ánimo, en eso se basa mi tarde, escuchar música y comer. Sasha no me responde los mensajes y aparte de ella no tengo con quien hablar, dado que mi círculo social se reduce a ella y su hermano, y pues no quiero hablar con Daniel de aquí al año verde.

Cancerbero es mi único compañero hasta que se cansa de bailar y sale corriendo hacia el patio trasero. Busco algo que ver en Netflix y nada me llama la atención.

Sin nada más que hacer, entro a mi armario y organizo mi ropa por color.

—No vuelvas a vestirte distinto solo para a buscar la aprobación de nadie.

Una sonrisa se me forma al recordar aquello.

Al final de mi cómoda superior hallo un pequeño cofre de madera, lo tomo con melancolía y voy al puf cerca del espejo, me siento en posición india y lo abro con la pequeña llave que colgaba entre mis collares.

Una serie de cartas descansa en su interior, son las cartas que Bruce me regalaba. No las había vuelto a abrir desde su muerte.

Agarro una y extiendo el papel.

Azules como el mar
Tus ojos me cautivaron
En la oscuridad no creí amar
Mas ellos y tu sonrisa me impulsaron.

Una lágrima se desliza por mi mejilla, su voz ya es tan opaca que no logro recordarla tal cual era.

Tomo la siguiente carta.


Llegaste para sacarme del abismo.
Me enseñaste el universo
Me llevaste al infinito,
Y así salvaste a un maldito.


Treinta y siente poemas y ninguna tranquiliza mi corazón afligido. Juro que intento pasar de página, pero no puedo. No quiero dejar ir a Bruce, pero el destino me juega en contra obligándome a olvidar su aroma, lo que se sentía al tocar su cabello, o el ritmo de su respiración al dormir.

Necesito alcohol.

Bajo a la cocina y maldigo al no encontrar nada en el bar. Mamá se encargó de botar todas las botellas de licor.

—¡Joder! —grito asustando a Cancerbero— Hey, tranquilo, mami está bien.

Sobo su cabeza para darle a entender que todo está bien. Regreso a mi habitación y me lanzo a mi cama. Tengo que hacer algo o terminaré lastimándome. Regreso al vestidor y dejo el cofre en su lugar.

Al cerrar el cajón algo me obstruye la acción, vuelvo a estirarlo y saco el material que no me permite cometer mi propósito. Sonrío como una desquiciada al ver lo que tengo en la mano.

Busco mi teléfono, al obtener lo que quiero voy directo a la ducha riendo como una niña a punto de cometer una travesura.

Me doy un baño de espuma y salgo con la piel suave como la de un bebé, me seco el cabello y lo ondulo. Con la bata de baño puesta me maquillo, los ojos los sombreo con negro y nude, en cambio, en los labios me aplico un rojo fuego atrayendo toda la atención en él. Satisfecha con el resultado, regreso por quinta vez al vestidor, coloco una música empoderante y abro la puerta que da a los vestidos de noche.

Luego de dos intentos fallidos me decido por el más sexy que tengo, me lo enfundo junto a unos zapatos de aguja. Como toque final me rocío tres gotas del perfume que solo uso cuando ando de diva.

Me miro por última vez al espejo y bajo a la cochera, alimento a Cancerbero y le advierto que no haga nada malo para luego subirme al Porsche de papá. No se enojará si lo tomo prestado.

Bueno, sí que lo hará, pero no tiene por qué enterarse. Coloco el GPS y salgo disparada a la carretera.

—Ha llegado a su destino —dice la monótona voz de Google— Infinity Night Club.

Las estrellas son opacadas por el espectáculo visual de las luces de la ciudad de Toronto, la noche es fresca y perfecta para ser una chica mala.

Me coloco la máscara de color plata con relieve enramado que cubre la mitad de mi rostro, dejando solo a la vista a mis labios y mis ojos.

Bajo del auto y le entrego al chico uniformado la llave. Todos están con máscaras indicándome que llegué al lugar correcto, lástima que la fila sea tan larga. Me salto la fila y llego al gorila que custodia la entrada.

—Invitación —espeta con los brazos cruzados.

—Carajo —musito. Le sonrío con coquetería—. Es que me la he olvidado, guapo, ¿puedes hacer una excepción conmigo, cierto?

—No, largo.

Abro la boca indignada.

—Ok, ¿cuánto quieres por dejarme entrar?

—¡Oye, avanza! —me gritan desde atrás, les enseño el dedo del medio sin girarme a mirar.

—¿Tienes tarjeta negra? —inquiere el gorila.

—¿Te basta con una gris?

—No, ahora sal que obstruyes el camino.

—¿Es en serio? —pataleo. Joder, si tan solo estuviera con Daniel.

¡Ash! Y el imbécil ese solo sirve para joder.

—Déjala pasar, ella viene conmigo —me giro a ver quién es mi salvador y borro la sonrisa al toparme con Rick, el cirujano de la reunión.

El guardia me da el paso e ingreso sin agradecer. La música retumba por todo el lugar, decenas de cuerpos se mueven al compás en medio de la pista, unos bebiendo y otros teniendo sexo con ropa. Todo el sitio es impresionante, se nota lo exclusivo desde lejos.

—Normalmente, se dice gracias después de lo que yo hice —me dice Rick al oído—, pero lo dejaré pasar si me dices tu nombre, nena.

Elevo la comisura izquierda de mis labios al caer en cuenta que no me ha reconocido.

¿Será que Walsh tampoco lo hará?

—Spasibo, no derzhis’ podal’she —digo en perfecto ruso para que no reconozca mi voz.

«Gracias, pero mantente alejado»

—¿Una belleza rusa en mi bar? —Su respiración choca en la piel de mi cuello— Me siento afortunado.

—Konechno, ty v dolgu —respondo caminado hacia la barra.

«Por supuesto que debes estarlo»

—Temo decirte que no entiendo ruso, ¿hablas inglés?

—Ostavaysya tak, zasranets. I da, ya govoryu po-angliyski. —Niego con la cabeza para que crea que no lo entiendo.

«Quédate así, imbécil. Y sí, sí hablo inglés»

¿Qué acaso no me escuchó sobornando al guardia? Muy doctor y todo, pero vaya tarado nos salió.

—Lástima, aunque para follar no pido más que un agujero y un par de piernas bonitas.

Me guardo los insultos y lo dejo hablando solo. Al ya no sentir su presencia a mis espaldas, me subo a uno de los asientos y pido un whisky doble.

Para cuando el reloj marca las once me levanto y voy a la pista. Ya basta de estar sentada como una desesperada que busca follar, no elegí mi atuendo para sentarme.

Estoy dispuesta a hacerlo hasta que lo veo…

Tiene una camisa negra con los tres primeros botones desprendidos y las mangas dobladas hasta el codo, unos jeans rasgados le dan el toque rebelde que es acompañado por la cabellera sin peinar que se asemeja a la de un recién follado.

Le tengo envidia al reloj de oro que adorna su muñeca, María tiene razón, Logan Walsh es lo más cercano a un dios en esta tierra.

Usa una máscara, sí, pero su aura es tan imponente que es imposible no saber que el dueño de ese cuerpo de infarto no es nada más y nada menos que mi jefe.

Aunque hay un montón de cuerpos refregándose entre sí en medio de nosotros, sus ojos recaen en mí.

Remojo mis labios y me doy media vuelta, consciente de que se acerca a mí.

En ese momento el Dj decide colocar SexyBack de Justin Timberlake. Me quedo justo en medio de las personas que bailan y empiezo a menear las caderas, del techo caen purpurinas que se pegan a mi piel por el sudor que desprendo.

Acaricio mis curvas de una manera sugerente, no sé lo que hago, pero el alcohol es mi manubrio y no estoy segura de dónde me está llevando.

Me agacho llevando la cabeza hacia atrás, es ahí cuando el olor a pino se abre paso y me envuelve. Una de sus manos me estira hasta quedar con la espalda en su pecho y mi trasero apoyado sobre su miembro duro, agradezco tener puesto unos tacones que me permiten estar a la altura adecuada. Su respiración me toca el hombro generándome vibraciones gratas, su pelvis se mueve a mi ritmo mientras una de sus manos se coloca en mi cuello presionando de una manera tan rica que me excita.

¡Mierda, mi jefe me está excitando!

—Kak khorosho on dvigayetsya, doktor —digo con la voz melosa.

«Qué bien se mueve, doctorcito»

Su mano acaricia la zona descubierta de la cintura de mi vestido rojo. Yo llevo la mía acariciando mi muslo desnudo.

—Russkiye menya vozbuzhdayut, i yeshche bol’she, yesli oni odety v krasnoye —me responde en mi idioma natal mojándome más.

«Las rusas me excitan, y más sin está vestidas de rojo»

Al terminar la canción me gira con brusquedad, mis senos se quedan pegados a su pecho y, al hacer él presión para apegarme más, el escote de mi vestido se vuelve más revelador. Me regala una sonrisa que termina volverme un manantial.

Espero que sus ojos me reconozcan, mas no lo hacen. Muerdo mi labio inferior jugando con mi ventaja.

—I ya khochu zanyat’sya seksom s seroglazymi muzhchinami.

«Y yo quiero follar con hombres de ojos grises»

Acerca sus labios a los míos con la intención de besarme, sin embargo, giro la cabeza con una sonrisa maliciosa.

—Chto tebe meshayet trakhnut’ menya? Yesli ya pravil’no pomnyu, ya rodilsya s takim tsvetom glaz —murmura sobre mi mejilla. La música cambia por una más caliente.

«¿Qué te impide follar conmigo? Si mal no recuerdo nací con ese color de ojos»

Coloco una de mis piernas entre las suyas y me muevo de manera que rozo con su intimidad.

—Ya ne zanimayus’ seksom s neznakomtsami —susurro regresando mi boca sobre la suya, acaricio su mejilla al sentir sus manos colocarse sobre mis glúteos.

«No tengo sexo con extraños»

—Menya zovut Logan Walsh, teper’ skazhi mne svoye imya, i my bol’she ne budem chuzhimi.

«Me llamo Logan Walsh, ahora dime tu nombre y ya no seremos extraños»

Sonrío con astucia y luego dejo un beso en la esquina de su boca.

—Menya zovut Temnyy.

Alejo sus manos y me adentro en el mar de gente dejándolo solo y con ganas.

Nota de la autora: Dejo este capítulo y me voy lentamente.

Espacio para dejar su emoji de fuego:

Capítulo dedicado a las del #TeamBurro, chicas les digo me saturaron la notificaciones esperando este cap. Que sepan que las amo.

Addio!

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro