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C U A R E N T A Y C U A T R O

Las horas se vuelven un borrón de jadeos, sudor y mucha pasión.

La luz del sol me baña la espalda como un cálido abrazo. Estoy acostada sobre su pecho, inhalando nuestros aromas mezclados por todas las horas que estuvimos en contacto. Su respiración es calmada, aunque sé que no está dormido, sus dedos dibujando pequeños círculos en mi espalda baja me lo confirman.

Cierro los ojos disfrutando de su compañía. Un poquito de paz para mi corazón. Luego de tanto llanto en los últimos días esto me sabe a un cachito de paraíso.

Puedo compararlo fácilmente con el sentimiento que siento al observar las estrellas. Esa emoción al ver el espectáculo irreal del universo, la paz que emana ese silencio infinito, eso es lo que se siente amanecer a su lado.

Poso el mentón sobre su pecho y abro los ojos, él me mira con fijeza. Como lo ha hecho toda la noche.

—Tengo hambre —comento.

Suelta una risa exquisita.

—Me sorprendería si no lo tuvieras —dice en voz baja, confidente—. Me exprimiste hasta el alma.

Le doy un golpecito en los bíceps en un gesto juguetón.

—¿Tienes que ir a trabajar? —Cambio de conversación. Mi tono sugiere que me molestaría una respuesta afirmativa.

—No, mi asistente cancelará mis citas mientras yo bajo a preparar nuestro desayuno.

—¿Ya se acabaron mis tres días de reposo? —hago un puchero con los labios. Él asiente.

—Sí, pero te regalo el día libre.

Me baja de su pecho y se incorpora.

—Cancela las citas. ¿Prefieres café frío o caliente?

—Hace calor —es mi respuesta. Me apoyo sobre mis hombros y lo veo buscar en su armario. Se pone un pantalón suelto de algodón y una remera vieja.

—Frío, entonces —dice antes de salir.

Cierro los ojos por un momento, mentalizando toda la noche anterior. Fue intenso. Sonrío recordando todo. Espero que las paredes estén insonorizadas, de lo contrario mi mamá no pasó la mejor noche de su vida.

Me armo de valor y estiro el brazo hacia su mesa de noche, dónde está su laptop, la tomo y me recuesto por la cabecera de la cama. Al darme cuenta de que sigo desnuda, busco la camisa que Logan lanzó al suelo y me la coloco. Estando cómoda, abro la laptop e ingreso a mi correo electrónico. Cancelo todas las citas para hoy viernes alegando un asunto personal y vuelvo a desvincular mi cuenta. Al hacerlo, vuelvo a ingresar al correo de Logan dado que no me pide su contraseña, en ese ínterin, y no porque lo quiera, mis ojos captan un mail sin abrir.

El asunto está marcado como 'Investigación'.  Arrugo el entrecejo, no puedo entrar al mail porque él aún no lo hizo y sería evidente que anduve de metiche.

Así que me guardo la curiosidad y cierro la laptop y la regreso a su lugar.

—Tu madre dejo está nota en tu puerta —informa Logan ingresando a la habitación con una bandeja con dos tasas y un plato repleto de panqueques en una mano y en la otra un post-it.

Me entrega el papel y lo leo.


Me fui a casa de tu tía.
Estarás más cómoda si me alejo por un tiempo.
Logan cuidará de ti.

Pd: recuerda que te quiero.
Mamá.

Arrugo el papel y lo lanzo al suelo.

—¿Ocurrió algo entre ustedes?

Quiero decirle, pero si lo hago tendré que hablar de lo que hizo su madre y no quiero arruinar este momento. No así. Me merezco un poco de tranquilidad.

—Ya lo resolveremos —me encojo de hombros.

Desayunamos en medio de risas y charlas amenas. Luego de darnos una ducha, juntos, y repetir lo que hicimos en la noche, salimos al balcón y nos zambullimos en la piscina. El agua fría me enchina la piel, pero el que él me abrace por detrás y me llene el cuello de besos hace que mi piel se caliente y se olvide de la temperatura del agua.

—¿No sería raro si un helicóptero pasará y nos viera desnudos? —pregunto. Me levanta por los muslos y rodeo con mis piernas su cintura.

—Es mi propiedad privada, puedo hacer lo que se me antoje —responde. Toma mi labio inferior con sus dientes y lo muerde despacito antes de chuparlo—, y ahora se me antoja follarte en esta piscina —dice bajando la boca hasta mis pechos.

Coloca su polla, dura como una roca, justo debajo de mi entrada y se hunde en mí lentamente.

Almorzamos comida china que él pidió y luego dos acostamos en el sofá y vemos una maratón de películas de Marvel.

—¿Cuál es tu favorito? —le pregunto cuando llegamos a Age of Ultron.

—Tony Stark —responde y me rodea con los hombros con su brazo derecho, apoyo la cabeza en su pecho—. Déjame adivinar cuál es tu favorito.

—Sorpréndeme.

—Bueno, no está en esta película —dice—, pero creo que es Loki.

—Frío —respondo.

Se aleja para mirarme con el ceño fruncido.

—¿Capitán América?

Niego.

—¿Wanda?

Vuelvo a negar.

—Como me digas Hulk…

—Es Black Widow, aunque Hulk es un buen personaje —sonrío. Entrecierra los ojos.

—Claro que sí, cómo no lo pensé. ¿Por qué?

—Scarlett Johansson está buena, demasiado —contesto—, y es todo lo que siempre quise ser de niña.

—El veneno ya lo tienes —abro la boca indignada—. Pero eres igual de letal y valiente que ella.

Cuando la tarde llega estamos de vuelta en su habitación, con las piernas enredadas y las manos curiosas, nos damos una larga sesión de besos. Cuando el aire es escaso, me separo y pongo la mejilla sobre su pecho, justo encima de su corazón.

Late tranquilo y sereno.

—Gracias —le digo. Me acaricia el cabello con ternura.

—¿Por qué?

—Por este día. No me sentía así desde hace mucho.

No dice nada, solo se queda pensando mientras vemos cómo el sol comienza a bajar con lentitud.

Trago saliva recordando a Ciaran, para este momento ya debe estar lejos. En camino a Rusia y reflexionando en la promesa de ella. Mi mente rebobina la noche que mi hermano secuestró a Sasha y en las palabras que me dijo. En realidad, pensé en ellas todo el día, y ahora ya puedo confirmarlas.

Me enamoré de Logan. Él se metió en mis huesos sin que yo me diera cuenta y ahora ya está muy adentro.

Elevo el rostro y lo miro.

Su mandíbula fuerte, sus labios rellenos a la medida exacta, esa a la que de adolescente le tenía envidia, su nariz celestial, sus ojos almendrados del color gris que toman las nubes antes de una tormenta feroz, las cejas pobladas y arqueadas. Es, como lo dije cuando lo vi por primera vez, un ser creado por el mismísimo Lucifer, un hombre hecho para la tentación y el pecado. Y vaya que caí redondita a la tentación y, a pesar de la culpa del pecado, no me importó repetirlo una y otra y otra vez.

—Me gustas —digo sin pensarlo.

La respiración se nos corta por un milisegundo a ambos. Mierda. No debí decir eso.

Me aparta como quien no quiere la cosa. Y se levanta de la cama para luego dirigirse al baño.

—Joder —maldigo entre dientes.

Me peino el pelo con los dedos con más fuerza de lo necesario.

«Qué mierda fue eso, Kiera»

Ojalá un agujero negro me tragara.

Escucho la llave de la ducha abrirse. Está allí adentro durante varios minutos. Por un momento sopeso la idea de irme a la habitación de huéspedes, pero tengo que arreglar esto, decirle que… no sé, que era mentira, que no me gusta, que lo decía en broma.

¡Ash!

Cuando sale envuelto en una toalla, abre el armario y saca un traje de tres piezas color gris de una percha y la deja sobre la cama antes de secarse frente a mí.

El agua se me vuelve boca… La boca se me vuelve agua... al observarlo.

No me mira en ningún momento, solo se dedica a vestirse bajo mi atenta mirada.

—Mira, no quise decir eso —suelto mientras él se abotona la camisa blanca.

No responde. Bien, ignoraremos el tema. Perfecto.

—¿A dónde irás? —pregunto ante su silencio.

—Es la noche de elecciones en el hospital. Me han candidatado —aclara con un encogimiento de hombros.

—¿En serio? Cool. ¿Puedo ir?

—No —declara tajante.

Enarco una ceja por su brusquedad.

—Será aburrido y solo estaré unas horas. No creo que salga electo.

Asiento dejándolo pasar. No tengo ganas de ir a estar parada durante horas fingiendo una sonrisa, ni sirviendo de novia florero.

Novia. No soy su novia, a lo mucho su amante.

El sexo nos atrofia varias neuronas.

—Bien, preparé palomitas y veré una serie de Netflix mientras te espero.

—No hace falta. Duérmete cuando quieras.

Arrugo el entrecejo. Me abruma su cambio de humor y sé cuál es la razón, pero quiero que me diga algo más, que me diga que no le gusto. No me voy a enojar. No está obligado a corresponderle a nadie.

Saca de uno de los cajones de su placar una corbata del mismo color de su traje entallado, solo que tiene unos detalles en líneas diagonales en color blanco.  Ya con toda la prenda puesta y los zapatos negros más brillantes que mi futuro, la imagen que me regala con el pelo peinado hacia atrás es… Bueno, me dan ganas de desnudarlo de vuelta.

Se rocía un poco de ese perfume que me vuelve loca y por último se rodea la muñeca con un Rolex negro.

Camina hacia una de las mesas de noche y recoge su móvil y lo deja caer en el bolsillo de su pantalón.

—Adiós —dice antes de darme la espalda e ir hacia la puerta.

—¡Oye, espera!

Bajo de la cama y me acerco a él. Sus ojos recorren mi cuerpo cubierto únicamente por una de sus camisas.

—¿Fue por lo que dije? —le pregunto con tono suave.

Lleva una mano a mi mejilla y le da una pequeña caricia. Niega con la cabeza.

Deposita un casto beso en mis labios antes de decir:

—Descansa.

Después sale por la puerta y me deja sola.

Una lágrima traicionera baja por mi mejilla sin que yo pueda evitarlo. Me la seco con los nudillos y vuelvo a la cama. Me acurruco en ella y me quedo mirando por la ventana.

La he cagado, lo sé. Pero a tal vez es lo mejor. Cuando sepa la verdad de la enemistad entre su madre y yo, tendrá que tomar un bando, y sé que no será el mío. Soy una aparecida en comparación a ella. Y lo entenderé. Ya se está volviendo una costumbre quedarme sola.

Recuerdo el día anterior a mi adopción. Las imágenes son borrosas, pero sigo recordando el sentimiento. Ciaran y yo nos habíamos colado a la oficina de la madre superiora, allí había un telescopio viejo. Observamos a Saturno, aunque solo era una mancha por la interferencia lumínica, y el modelo del telescopio no nos ayudó mucho. Yo tenía esperanzas de ver otra galaxia, pero no nos dio tiempo. La directora del orfanato nos descubrió y tuvimos que volver a nuestra habitación.

Al día siguiente aparecieron los Venegas. Apenas me dio tiempo para despedirme de él. Al siguiente de ese ya estaba volando en dirección a Canadá. Estoy casi segura de que allí nació el odio de Ciaran.

Cancerbero aruña la puerta y luego entra empujándola. Se acuesta a mi lado y se duerme acurrucado a mí. Acaricio su pelaje, ensimismada. Una hora después bajo por algo de comer y regreso engullendo un sándwich de jamón y enciendo la televisión, no hay nada interesante, así que la dejo como sonido de fondo. Leo un artículo que publicó la NASA acerca de una nebulosa y luego termino en la página de una universidad de Londres en las que están haciendo una investigación sobre posible vida inteligente en Próxima B. Cuando el suelo comienza a vencerme, dejo el móvil en la mesita de noche, o eso intento, porque se resbala de mis manos y cae sobre la alfombra.

Tratando de no molestar a Can, me estiro y con medio cuerpo fuera de la cama me agacho a recoger mi móvil, en eso, mis ojos captan algo amarillo debajo del escritorio.

Me levanto como la curiosa que soy y recojo el objeto. Este resulta ser el sobre que hace unos días recibí del cartero.  La parte superior está cortada de mala manera, se nota que la abrieron a la carrera. Con el corazón latiendo con fuerza, saco el papel de su interior, no puedo aguantar por más tiempo esta duda de saber qué contiene.

Ojalá no lo hubiera hecho.

Mis ojos se desplazan por la hoja arrugada sin poder creer lo que estoy leyendo.

Debo apoyarme en la madera del escritorio para no caer. La respiración se me altera y vuelvo a leerlo de vuelta, como si necesitara saber que todo lo que está allí es real y no producto de mi imaginación.

En el fondo del sobre, hay otra cosa. Es una fotografía.

Bruce y su madre se sonríen sentados en una cafetería que conozco muy bien. Yo iba con ellos allí cada tercer domingo del mes, compartíamos el desayuno mientras charlábamos de cualquier cosa que nos haya sucedido en la semana.

Tiene que ser una mentira.

Esto…, ¿Esa era la razón de tanto odio de Rosemarie hacia él?

¿Es cierto lo que dice este informe?

Si es cierto… Si es cierto, Bruce y Logan son hermanos.

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