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🪷 𝘝𝘢𝘭𝘪𝘦𝘯𝘵𝘦𝘴 𝘊𝘰𝘭𝘭𝘪𝘯𝘴

La reunión sería en el Castillo Alnwick, un castillo público a decir verdad, pero una sección del mismo estaba completamente privada, era el castillo del duque y la duquesa de Northumberland, la familia Pevenssie.

Papá se había adelantado, me había dado la oportunidad de vestirme y tomar mi tiempo para ello, mamá iba conmigo, en el carruaje jugueteaba con mis manos una y otra vez, mamá lo notó.

— ¿nerviosa? —

— más que nerviosa, asustada —expuse.

Mamá rio a mi lado y puso su mano sobre las mías— tranquila, es normal, tu padre también lo está, admito que no es fácil ser el centro de atención y sé que para ti será más difícil porque eres parte de esta dinastía, pero sé que eres valiente y sabrás afrontarlo —

— pones mucha fe en ello, madre —

Y sonriendo respondió— pongo mucha ve en ti, porque sé que no te rendirás tan fácilmente, sé que harás lo mejor posible, por Inglaterra, aún cuando no tengas una solución sé que encontrarás un plan de contingencia —

Eso me hizo reír— es lo que hace un Collins —masculle.

— Es lo que hace a los Collins tan especial —

El castillo se alzó pronto frente a nosotras, cuando Ferguson nos dejó a los pies de este y las puertas abiertas nos dieron la bienvenida.

— duquesa, su señoría —nos recibieron con atributos y cortesía los guardias pronto nos escoltaron por toda la sala y de pronto me di cuenta que en el centro del castillo, había una turbamulta de personas acechando, eran reporteros y los flashes pronto me cegaron, los guardias pronto se impusieron frente a nosotros y una fila completa de ellos aparecieron y nos ocultaron de todos, subí las escaleras que nos guiaban al Gran Salón de Alnwick y entre una escotilla pude ser capaz de contar a todos los reporteros, eran doce en total, pero estaba segura que las cámaras superan los cincuenta.

Cuando estuvimos seguras, los guardias se despidieron de nosotras en un pasillo para dejarnos con otros más, las puertas se abrieron de inmediato para las dos, dejando ver una enorme mesa con platos vacíos y a mi padre recitando algo entre labios.

Se dio cuenta pronto de nuestra presencia y nos sonrió de inmediato, ambas les dimos una pequeña reverencia ante él, pero pronto mi madre fue una ráfaga que corrió a sus brazos, papá la atrapó casi de inmediato y vi en su mano un papel, casi idéntico al mío.

Abrió su brazo para mí y me acerqué a él para abrazarlo con mi madre, nos dio a ambas un beso en la frente— están preciosas —

Amaba a mi familia. La amaba tanto, que cuando estaba junto a ellos olvidaba cualquier otra cosa.

Un emisor pronto entró por la puerta— los duques están esperando, han venido todos, su señoría —mi corazón volvió a bombear a gran fuerza y el recuerdo de Derby apareció en mi cabeza.

— déjalos pasar, Wilson —nos separamos y papá me tomó de hombros apresurado— no tengas miedo —

— tus manos tiemblan —aclaré sintiendo su presión.

A lo que él rió— somos Collins, debemos mantenernos firmes, escucha, sé que estás tan nerviosa como yo, pero lo haremos genial —usaba palabras de jóvenes y eso lo hacía sentir más raro— seremos un ejemplo para la sociedad, seremos impecables —

— eso espero —alerté bajando mi cabeza.

— cuando terminemos, iremos a casa a tomar un chocolate caliente —indicó— y mañana saldremos como familia —

Eso sonaba maravilloso, levanté mi cabeza y asentí— es una promesa —

— así es, ahora tú te sentarás en la ala izquierda —miré a la izquierda— el asiento del extremo de ahora en más será el tuyo —el asiento de un conde— señalamos nuestro extremo con Sussex y Cambridge, a mi me corresponde el extremo con Wellington y Sutherland —eso quería decir que me sentaría con el duque de... Barnes.

Dios mío ayúdame.

Mamá se sentaría junto a mi padre como correspondía.

Respire hondo mientras me mantenía de pie esperando a que los duques entrarán y mi corazón empezó a bombear a cada segundo veía a los nueve duques entraban por la puerta y daban reverencia a mi padre, uno tras otro, uno tras otro, con sus cintas de duques en sus trajes negros formales y esa mirada en retrospectiva de indagación por mi persona.

— debo creer que es la condesa de Edimburgo, Elizabeth Collins —el duque de Gloucester.

Sonreí oportuna y di mi reverencia a él— duque de Gloucester —sonrió y volvió a su asiento.

Y cuando los restantes duques estaban por entrar, vi a ambos, al duque de York, el señor Knight y al duque de Cambridge, el señor Barnes.

Me había impregnado en ello casi al instante, por una confusión de familiaridad en sus personas, pero no podía desestimar mi puesto.

— duquesa por honor, pero ahora además, condesa de Edimburgo, vaya que sí hermano —pero pronto apareció alguien más en mi radar y mi corazón confundido presenció al tío Barnabás, un hombre sin escrúpulos, era el hermano mayor de mi padre, pero también el duque de Sussex por herencia.

Era un borracho en toda potencia, lo decían los periódicos, pero también porque tomaba de más en las cenas, no lo había visto hasta ahora, hacía mucho que nos habíamos visto, tal vez unos dos años, pero seguía siendo igual de gordo y viejo. Y estaba seguro que estaba enojado con el abuelo por no haberlo hecho a él duque de Edimburgo y heredero al ducado, porque lo dejó en Sussex, lejos de él.

Se acercó y supe que estaría toda la noche a su lado, así que hice reverencia al momento que con su mirada perversa intentaba hacerme titubear— duque de Sussex —

— señorita Collins, ¡mi sobrina! —era tan indulgente con su cargo que siquiera se dignaba a mantener la etiqueta y tendría que soportarlo durante toda la noche— supongo que fuiste tú quién organizó esto, ¿debería darte las felicitaciones? las mujeres siempre hacen un excelente trabajo en organizaciones de fiestas —y además era misógino, nunca se había casado, había dejado eso por mujeres de compañía, era repugnante. Recalcó "fiesta" como si fuera un indicativo de mi persona.

— gracias, pero esas felicitaciones se las puedes dar a otra persona —alegué.

— que falta de cortesía —indicó de inmediato— una condesa no se expresa de esa forma y menos a un duque —

— también soy una duquesa, tío Barnabás —levanté mis hombros— creo que será mejor que se siente —su mirada demostró su aversión, pero también ese tono de diversión en competencia, sabía que intentaría sacarme de quicio, pero cuando paso de mi lado para sentarse, de inmediato mi mirada punzante cayó en el duque de Cambridge.

Y mi corazón sintió un retumbe de emociones y sentimientos. Pronto tragué fuerte cuando sus pasos se acercaron notablemente inseguro por quién veía, no sabía como actuar, ni que decir mi corazón decía que me emocionará por su presencia, pero yo no podía, no podía porque era una duquesa, debía mantener mi posición.

Pero como le explicaba a esa mirada inocente y dubitativa de mí, cuando se acercaba en busca de respuestas— ¿condesa? —y realizó una reverencia a la cuál también respondí, pero sus ojos jamás se apartaron de mí— Elizabeth —mi nombre en sus labios sonaron ajenos.

Por primera vez había escuchado llamarme, pero se oía tan extraño, que no fui capaz de responder de inmediato, estaba acostumbrada al "Señorita Foster"

— duque de Cambridge —masculle como si no pudiera decir más nada, creí que me reprochara algo, quizás un sentido de explicación sobre quién realmente era o si estaba siendo una impostora en el lugar, pero no, absolutamente nada no dijo más nada y terminó por sentarse justo a mi lado.

El siguiente fue el duque de York, sus labios entreabiertos y su ceño fruncido, me dieron muchas razones para dar explicaciones, porque percibía que se quedaría así.

— duque de York —realice mi reverencia, a lo que él también, pero mis ojos llegaron nuevamente al duque de Cambridge justo frente a mí.

Y me sentí vigilada en todo sentido.

Entre el duque de Sussex, el duque de Cambridge y el duque de York sentado justo a su lado, me di cuenta de que esta noche realmente sería pesada, en especial porque era un nuevo espécimen en exhibición para todos ellos.

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