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🪷 𝘜𝘯 𝘣𝘢𝘪𝘭𝘦, 𝘥𝘰𝘴 𝘮𝘢́𝘴𝘤𝘢𝘳𝘢𝘴

El baile había iniciado y la danza de la apertura era hecha por el alcalde de Winchester y su esposa.

— ¿Ves al señor Knight? —Ashley estaba a mi lado impaciente, al igual que yo. Aún así no pude evitar no escucharme tan seria.

— no te apresures —una dama jamás debía lucir nerviosa frente a un encuentro, pero Ashley sí lo estaba.

No me di cuenta, que a mi lado llegó una mujer de esbelto cuerpo y máscara que ocultaba su identidad— si buscan al duque de York, lamento informar que se fue está tarde de Winchester —reconocí la voz de Hillary y también el golpe de oportunidad de que el señor Knight hubiera abandonado Winchester.

Pero también presencie algo me temía, mucho antes de conocer al señor Knight, la mirada perdida y el desvanecimiento de Ashley frente a la situación— ¿Qué dices? —casi sin poder creerlo, Ashley pasó por mi y exigió una explicación a Hillary, pero era inevitable.

Sabía que Hillary era una chismosa de primera, por eso ella sabía de todos y sobre todo— así como lo escuchas, mi querida amiga —sin problemas de tartamudez, Hillary hablo a Ashley— el duque de York ha cancelado su estadía en la casa grande hoy en la mañana y en la tarde se ha marchado con su hermana de regreso a York —se había ido, ese cobarde.

Se había ido sin dar explicaciones, sin dar una razón, simplemente desapareció. Eso me hizo enojar, pero también me hizo sentir tranquilidad.

— Pero, ¿Por qué? —su voz se quebró, Ashley retrocedió, quise tomar su mano, pero ya era tarde, porque salió despavorida entre la multitud, mientras todos aplaudían al alcalde y a su esposa.

Y escuché una risa de parte de Hillary— pobre Ash, era obvio que un duque jamás se fijaría en una mujer como ella —fruncí mi ceño hacia Hillary y la enfrente.

— ¿Qué te sucede? —

— admitelo, Lily, ese hombre solo vino a deleitarse con las mujeres mundanas, algo que Ashley debió haber entendido hace mucho —no sabía si estaba celosa, si estaba enojada o si había algo en ella que le fastidiaba la idea de que Ashley tuviera una relación, porque sabía que Hillary era de la misma edad que ella y sabía que como Ashley ella tampoco había conseguido a alguien.

Pero aún así, ella no tenía el derecho a entrometerse en la vida de los demás.

No sabía dónde estaba Ashley y a estás alturas, seguramente estaría muy lejos, intente caminar entre las personas, buscarla con la mirada, las máscaras lo hacían más tedioso, porque Ashley no era la única rubia de cabello rizado y no era la única que vestía de blanco como todas las demás.

Y en medio de mi desesperación un hombre apareció frente a mí con una sonrisa forzada, hizo reverencia y con su máscara puesta me hizo una propuesta— ¿Permite que le llene su cartilla con un próximo baile? —no lo conocía ciertamente, pero aún así no perdía nada con intentarlo, así que terminé aceptando a regañadientes, para seguir buscando a Ashley y él se fue como paloma.

Apenas pude reconocer el saco de vestir y la postura del tío Charles y de inmediato reconocí a Ashley, ambos rubios y uno en brazos del otro, Ashley estaba siendo consolada por el tío Charles. Creo que era el más capacitado para ello y por un momento me sentí en paz. Aunque me desconcertaba y molestaba la actitud y decisión del duque de York, más de lo que él imaginaba.

¿Está era la solución a lo que hablamos? ¿Acaso pretendía casarse con Louis y esperar a que Ashley lo vea por la televisión como el evento del año? ¿Qué clase de hombre era?

Y mientras analizaba todo en cuestión, el segundo baile entre parejas ya había caducado, eso quería decir que el tercer baile estaba en proceso y aquel hombre misterioso me había invitado a bailar.

Me aproxime al grupo de parejas y espere en mi sitio, entre dos parejas del extremo, esperando a que mi pareja de baile apareciera, estaba emocionada, pero también conmocionada, era mi primer baile en este Otoño al que alguien me invitaba, además de mi familia.

Estaba tan nerviosa, que mis manos temblaban, porque aún esperaba a mi pareja y sentía nervios de no recordar el baile.

Aún así, cuando la música sonó, de pronto las parejas se dispersaron, las miré irse, pero me quedé inmóvil en mi lugar, no comprendía lo que sucedía, pero entre la multitud apareció un cuerpo muy familiar.

Un hombre alto y de distintivo traje negro, con una máscara negra en su rostro y una camisa blanca abotonada, con su cabello peinado y esos ojos celestinos y verdes que tanto me hacían sentir intranquila de descubrir sus secretos.

— duque —masculle cuando se acercó.

Pero él hizo una reverencia y la música se amplió en mis oídos, era una invitación a bailar, imite su reverencia, pero me quise excusar de inmediato cuando mi corazón empezaba a sufrir un desequilibrio— señor Barnes, ya tengo una pareja para bailar —

— lo sé —y estiró su mano hacia mí, como si no me importará el hecho de que ya tuviera a alguien y levanté la mía, como si no me importará que le estaba quitando el puesto a otro hombre. Justo como antes, su mirada no dejaba de apartarse de mí y ahora era distinto, porque nuestros cuerpos ahora estaban más cercas, nuestras manos estaban juntas, palma con palma y nuestras miradas se cruzaban.

— el hombre con el que pretendía bailar no estará nada de acuerdo —masculle dando vueltas y volviendo a unir nuestras palmas.

A lo que él respondió cerca de mí, una vez que el baile así lo requirió— no me quite el deleite de bailar con usted —y eso estremeció mi ser, casi como tambores retumbantes, nos separamos por un instante y nos volvimos a unir, mientras daba vueltas a su alrededor y él me seguía con la mirada.

Mis nervios no dejaban que entendiera muy bien la situación, pero aún con lo poco de atención que tenía, cuando estuvimos frente a frente, volví a preguntarle— ¿El señor Knight está aquí? —

No demoró en contestar— ¿Es su único objetivo está noche? —

— evade mi pregunta señor —

Guardó silencio, cuando volvimos a separarnos para dar una vuelta y luego volver a nosotros— Liam se fue está tarde de Winchester —

— planea desposar a la señorita Beckerman —asegure con incomodidad.

Pero el señor Barnes no respondió a eso— sus asuntos no me competen —

— es su amigo —

— y el un adulto —aseguro— tenga en cuenta que sea lo que sea que Liam decida, será bajo su propio riesgo, ahora soy yo quien intenta encontrar la paz con usted —y la música se denso aún más, conocía a la perfección el baile que hacíamos.

Era el baile del cortejo mutuo, casi como un juego de toques y miradas, hasta que finalmente él me atrapaba en sus brazos. Mis pies no fallaron, ni se equivocaron, cuando su cuerpo quedó tan cerca del mío a mis espaldas y su respiración en mi cuerpo me estremeció— le vieron la cara a mi prima —aseguré con un nudo en la garganta por la tensión.

El duque entonces me dirigió para mirarle de frente y bailar esta vez, más juntos, con su mano en mi espalda y las otras unidas, mientras nuestros pies bailaban en conjunto.

— nunca fue nuestra intención —

— ¿Cómo asegura eso? —

— Liam solo vino por petición de alguien especial, no esperaba encontrarse con alguien, ni mucho menos enamorarse. Le hice compañía porque era su amigo —aseguró sin despegar la mirada de mí, eso hacía más difícil creer que decía puras falacias.

— Entonces ¿Qué hará? ¿Se acobarda y dejará a Ashley con el corazón roto, mientras él se casa con otra mujer? —

— sepa que mi amigo también tiene el corazón roto, señorita —otra vez tan cortante.

Estaba defendiendo el honor de Ashley y él defendía el de su querido amigo.

— Un corazón roto, no arregla otro corazón roto, señor ¿Por qué está aquí, señor Barnes? ¿Por qué se quedó? —

— Pretendo volver a Preston, pero antes necesitaba verla —y quedó corto cuando trago fuerte cerca de mí.

— ¿Verme? —

— necesitaba decirle que... —la música se agudizó de pronto y él empezó a dudar. Y mi corazón no creía ser capaz de estar tanto tiempo cerca de él, la presión era indescriptible— necesitaba decirle que todo era un malentendido y demostrarle mis más sinceras disculpas, con lo que usted más ama —

La música empezó a césar, poco a poco los aplausos se empezaron a escuchar y el duque pareció callarse frente a la situación, dió una reverencia hacia mí y se acercó— debo irme, pero confío en que usted le hará llegar está carta a su prima —entonces sacó de su saco y sin soltar mi mano, dos cartas— una es para usted, la otra es para su prima —la puso sobre mi mano sutilmente.

Solté la mano del duque y leí el remitente de la primera carta, era para Ashley del duque de York— ¿Acaso él..? —Pero cuando intenté cuestionar al duque de Cambridge, él había desaparecido.

Las personas empezaron a amontonarse en el centro de la pista y pronto me aparte de ahí, inmediatamente busqué con la mirada al señor Barnes, pero no lo encontré y en el trayecto de buscarlo, sin querer, todo empezó a caer correctamente, porque Ashley ahora estaba angustiada y tomando un ponche, mientras tía Celia y el tío Charles la consolaban. El señor Barnes había resuelto mi duda de la cobardía del señor Knight, había huido a York, luego de haber descubierto sus mentiras y engaños.

¿Si estaba enojada con él? Por supuesto que lo estaba, pero admito que el señor Knight no fue tan tonto como para sobornarme con su puesto de duque y acepto la derrota como se esperaba.

Aún así, el corazón de Ashley estaba roto, no de la forma que esperaba al ser la segunda opción del duque, pero al menos el dolor no quemaba por despecho o vergüenza. Creía yo.

Cuando adquirí el valor suficiente para pedirle a mis tíos que Ashley debía leer algo antes de morir de la duda, tanto el tío Charles como la tía Celia, acordaron reunir a las muchachas y dar por sentado que la noche de fiesta para nosotros se había acabado.

No había nada de hacer ahí, ni las gemelas habían conseguido un galán, ni Audrey tampoco, Ashley estaba destrozada y nosotros consternados.

Durante el trayecto a casa, Ashley permaneció en el regazo de tía Celia, después de haber leído la carta que el duque de York le había dado, no la leyó para todos, pero respetamos su silencio, mientras con lágrimas leía poco a poco lo que decía la carta y se lanzaba a llorar junto a tía Celia.

Guarde la carta que el señor Barnes me dio, reservando su virtud para cuando Ashley se hubiese calmado.

Llegando a casa, todos en silenció aún, vimos como la tía Celia se llevaba a Ashley al baño, la pobre tenía náuseas, el tío Charles estaba enojado, mucho, pero aún así mantuvo su compostura frente a sus hijas y se reservó su ira.

— no entiendo, el duque se veía enamorado —expresó Jully a su hermana gemela.

Pero no pude evitar escucharla y replicarle— el estar enamorado no siempre implica que será lo correcto —expresé— a veces el amor puede ser doloroso —

Las hermanas no comentaron más nada, casi como si las hubiera ahuyentado, se fueron cada una a su habitación incluyendo también a Audrey. El tío Charles permanecía en el sofá de la sala con su camisa desajustada, su cabello despeinado y un humor de mil demonios.

— Elizabeth, ¿qué más te dijo el duque de Cambridge? ¿Alguna razón por la que el señor Knight no quiso a Ashley? —Estaba frustrado. Estaba más que frustrado.

Y lo entendía, pero no tenía la respuesta a su pregunta— tan solo me entregó la carta, tío —

— despedirse con una carta, ¿acaso no tiene el valor de un caballero para decir las cosas de frente? —se levantó de su asiento y pasó por mi lado sin decir más nada, pero en su rostro se veía el enojo y la frustración que acarreo después de los sucesos de esta noche.

Seguramente todo el pueblo hablaría sobre esto, estaba segura, porque no era un suceso normal que un duque bailará con una sola mujer durante toda una noche y luego se fuera como si nada.

Subí las escaleras con los pies pesados y los tacones resonantes, por primera vez sentí la pesadez de una culpa, aún seguía sintiendo que esto no era lo correcto, ver a mi prima destrozada, verla como se enamoraba, sentía que era mi culpa, debía haber sabido que el duque estaba comprometido o algo por el estilo, pero no. Estaba todo tan oculto, que no me di cuenta.

Pasé por el cuarto de Ashley y la vi siendo atendida por mi tía Celia en su cama, empapada porque recién se había duchado y con el pijama puesto, sus ojos hinchados y sus labios temblorosos, no era un espectáculo y sabía que no debía intervenir.

Porque esta vez era peor que las otras, esta vez Ashley había subido tanto al cielo, que su caída fue inevitable.

Tal vez mañana estaría mejor, seguramente.

O al menos eso quería creer yo.

Entré a mi cuarto y arrastré mis pies hasta llegar a los pies de mi cama y caí en picada sobre ella.

La noche había sido una mezcla impactante de tantas cosas que difícilmente podía percibir una sola a la vez, pero mis manos aún seguían caliente y sentía la presión de otras.

Recordé al señor Barnes, recordé su mano sobre la mía, sus guantes cubriendo sus manos y un antifaz en su rostro, jamás había seguido la etiqueta de otoño en esta temporada, pero esta noche lo había hecho, como si otro hombre se hubiera apoderado de él y me pidió bailar.

Baile con el señor Barnes.

Cerraba mis ojos y aún veía su rostro tan cerca del mío, me hacía sentir presionada, pero también extrañamente ansiosa por algo que jamás había tenido.

Me arreglé sobre mi cama y saque la carta, solté mis tacones de mis pies y la carta la tiré sobre mi cama, tratando de restarle importancia, pero mis ojos no paraban de mirarla una y otra vez mientras me desvestía, pero en cada toque que daba a mi cuerpo, era capaz de sentir la mirada y los toques del señor Barnes.

¿Cómo era posible que aún después de todo estuviera en mi mente?

Tiré mi ropa sobre mi maleta y bufé tomando la toalla para ir a bañarme y tratar de olvidar el revoltijo de mariposas que querían aparecer en mi estómago. Porque si de algo estaba segura, era que un baño era capaz de deshacer cualquier mal.

Pero ¿también era capaz de desaparecer las ganas inmensas que sentía de ver al señor Barnes otra vez?

Bailar con él, otra vez.

¿Lo volvería a hacer otra vez?

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