🪷 𝘚𝘰𝘣𝘳𝘦 𝘭𝘢𝘴 𝘯𝘶𝘣𝘦𝘴
— tengo la impresión de que algo no salió bien anoche, entre usted y yo —
Me había perdido en sus ojos, en esos detalles singulares que tenía, pero volví a tierra y desvíe mi mirada de su presencia— no hay nada señor —admití con resiliencia— tampoco tenemos que llevarnos bien, señor Barnes, no será obligatorio —
Intenté reír para no sentirme incómoda cuando los labios del señor Barnes expresaron un comentario— pero yo sí quiero llevarme bien con usted —
Trague fuerte cuando sus palabras hicieron erizar mi piel y volví mi mirada a él en busca de una respuesta coherente, así que reí nerviosa— no se preocupe, señor Barnes, que no es necesario —pero su movimiento corporal me decía que esa respuesta parecía no agradarle— dígame usted, ¿Qué sucedió con la señorita Knight? No la he visto el día de hoy —
Hablar del ayer sería deambular en él y realmente no quería arruinar la tarde de hoy— la señorita Knight, difiere de las excursiones a plena luz de sol, reiteradamente le llegan a salir ampollas por el sol —
Eso habría sido gracioso de ver, así que reí, pero oculté mi sonrisa asintiendo— es una verdadera lástima, habría sido bueno verla aquí —
— para mí representa lo contrario, es mejor tenerla lejos, a veces puede ser... —
— ¿poco tolerante? —cuestioné con una chispa de diversión en mis ojos, los suyo me advirtieron de que tal vez sabía de lo que hablaba, mientras que seguía imaginando que quizás el señor Barnes mencionaba una disculpa con referencia a lo que había dicho anoche, tomar el tema con humor era mucho mejor que no tomarlo y dejarlo a la intemperie.
— venga, señorita, señor, ¿no desearían volar y ver el día de hoy desde las alturas? —pero un señor de aspecto grueso llamó nuestra atención cuando refirió subirnos a uno de esos globos aerostáticos que habían traído como atracción.
Los globos aerostáticos me resultaban fascinantes— ¿Cuánto será el tiempo en el aire? —pregunté interesada, por supuesto el señor ofrecía sus servicios con regocijo.
— para usted, lo dejaría en diez dólares la hora en las alturas —
Mi sonrisa se desvaneció y de pronto sentí que este hombre era más tacaño que cualquier otro que haya conocido, no tenía dinero y pedirle diez dólares a mi tía por algo así era totalmente desconsiderado— creo que no entonces —
Acomode mi cabello alejándome de él, entonces el señor Barnes al parecer dispuesto buscó en sus bolsillos algo antes de entregarlo al señor y la mirada del hombre se iluminó de inmediato tomando el dinero que el señor Barnes había puesto entre sus manos— sean bienvenidos a esta experiencia sin igual —
El señor Barnes en un abrir y cerrar de ojos había pagado el costo de una hora para el globo aerostático, mi corazón se enterneció a tal manera que distorsionó mi realidad y me hizo ver al señor Barnes siendo rodeado de un resplandor que jamás había visto en mi vida en alguien, su mano extendida hacia mí y su perfecto cuerpo me daban la bienvenida a una nueva experiencia.
El globo aerostático era realmente inmenso en su canasta para estar solamente nosotros dos con el conductor de esto, la soga que caía al suelo y era ajustada a una estaca de hierro en el suelo planeaba nuestra seguridad de regreso, de pronto el viento empezaba a soplar mi cabello cada que subía y subía y mi corazón no podía dejar de saltar de la emoción, al sonrisa en mis labios era permanente y no creo que ello le causará un buen aspecto al señor Barnes a mi lado, después de todo yo no le agradaba.
— ¿No es maravilloso señor Barnes? mire la feria desde aquí —creo que era capaz de medir la distancia entre la tía Celia y Ashley tan solo con dos dedos.
— ¿viene seguido a Winchester? —
La pregunta del señor Barnes de pronto me tomó de sorpresa pero su acercamiento me permitió verlo a mi lado— ¿disculpe? —
— usted no es de aquí —mencionó sin mucho rodeo— parece más emocionada que los demás en Winchester por estas festividades, así que la única razón sería su posible visita en tiempos de otoño, además que su familia parece llevarse con todos y dudo que usted no se lleve con todo el mundo si es que ha vivido aquí mucho tiempo —de pronto parecía Sherlock Holmes descubriendo mis secretos.
Anonadada asentí— si bien no soy de aquí, señor, al menos sé las reglas de etiqueta de la temporada de otoño, ¿busca a una mujer con la que pasar las noches? —
— ¿mujer? —
— por dos días ha utilizado un solo color y eso aquí en Winchester significa el llamado a todos los cisnes del estanque para probar la suerte con usted —
Se miró el traje y luego a mí— ¿dice que el traje es lo que llama a las mujeres? —
Sonreí de lado descubriendo su verdad— así que huye de las mujeres, ¿le teme al amor? —
— le temo a todo lo que se acerque peligrosamente, señorita —admitió con un suspiro— además, a diferencia de los lugares que vengo, las mujeres aquí parecen desesperadas por un marido —
— Es la tradición, señor —especule— todos en Winchester buscan el amor en Otoño. Además es consorte de los caballeros primerizos frente a la sociedad vestidos de plata, pero usted tampoco parecía interesado en vestir el color.
El cielo, casi parecía que podía tocarlo, era tan denso y lleno de nubes, el sol estaba casi a nuestro alcance escondidos por nubes negras— debemos descender, pronto lloverá —informó el joven encargado de pilotar el globo.
Esta sería mi oportunidad para ver por última vez a Winchester desde esta perspectiva— ¿usted también busca el amor en tiempos de otoño? —
Y el viento sopló apaciblemente, miré al señor Barnes y su mirada ensoñada me decía algo que no lograba descifrar, pero mis mejillas no aguantan tanto el calor que soportaban y el viento estaba volviéndose frío, metí mis manos dentro de mi abrigo y suspiré— no son esas mis intenciones realmente, señor Barnes, pero si así lo fuera creo que buscaría al hombre con quién más pueda bailar —
— Así que sí escuchó —
— ¿escuchar qué, Señor Barnes? —
— Pido disculpas si mal interpretó mi mensaje —se disculpaba y yo siquiera le había respondido algo concretamente— no fue mi intención decir que los bailes me desagradan, en ningún momento de mi expresión al entablar una conversación con usted y su tía —me desconcertó por un momento, porque la conversación por la que se estaba disculpando no era por la que yo estaba pensando— es solo que no me apasiona conocer personas y bailar con ellas en lugares que no conozco —
Estaba sorprendida por cómo se disculpaba y por la razón que creía disculparse, pero cuando dejamos de suspenderse en el cielo por el globo, de pronto el bullicio de la feria me recordó el regreso a tierra— no se disculpe por algo tan insignificante, señor Barnes. Es solo un pensamiento que respeto mucho, todos somos libres de pensar como queremos —la puerta del globo se abrió y me sentí apenada por estar junto a él, me sentí estúpida por ello y baje con la ayuda del portero sin mirar atrás.
No sé cómo fui capaz de creer que se disculpara por sus pensamientos sobre mí, si ni siquiera sabía que lo había escuchado, camine en total desconcierto en línea recta por mucho, el cielo se había oscurecido y los pensamientos se suspendían en el aire, las emociones y mi corazón se confunden y galopaban a gran escala, oí entonces los relinchos de caballos y eso llamó mi atención, cuando mi mirada apreció una situación con urgencia,
— ¡Señorita Brown! —
Y vi a Audrey subir a un caballo y cabalgar con gran rapidez alejándose de todos y cada uno de los acompañantes, era peligroso que hiciera eso sola, la lluvia estaba por caer y no podía andar sola por el bosque corrí hacia los caballos también y me apresuré al cuidador de ellos— ¿por qué ha dejado que tomará el caballo? —
— no la he dejado, simplemente paso, el caballo no tiene cascos para resistir a la lluvia y con peso es posible que caiga en algún charco —
Me alarmó de inmediato— ¿Qué caballo tiene casco para la lluvia?
A lo que el señor frenético respondió— éste, pero de igual forma... —me apresuré a tomar las riendas del equino que señaló a unos pasos y me monté sobre él con gran rapidez y le indiqué al caballo que cabalgaba sin permiso de su cuidador, algo que hizo, la lluvia empezaba a caer y los truenos y relámpagos no faltaron, el camino empezaba a humedecerse y no podía evitar pensar en que Audrey estaba en problemas.
— ¡Audrey! —pero el camino era de gran ayuda porque la humedad hacía que los cascos del caballo se hundiera y señalaron una ruta, gracias a ello discernir el camino de Audrey y aunque aún seguía lejos, no podía darme el lujo de detenerme, con una mano libre puse sobre mi cabeza mi capa para cubrirme de la lluvia.
Y fue entonces cuando sentí otros galopes más y creí que sería Audrey, pero a mi lado y con un caballo negro el señor Barnes apareció galopando, fruncí mi ceño— ¿Qué hace? —
— ¿usted qué hace? ¡Es peligroso cabalgar bajo lluvia y más para una dama —otra vez siendo un maleducado y suponiendo algo que no era.
— He cabalgado cientos de caballos y bajo lluvia en terrenos más húmedos que estos, señor Barnes, puedo defenderme, ahora mi prioridad es mi prima —dije en medio de la agitación y preocupación.
— ¡¿por qué lo hace?! —preguntó agitado sobre el caballo en marcha el señor Barnes.
— ¡Es mi prima la que está sobre un caballo sin cascos para la lluvia, se resfriará y también caerá si no hago algo pronto! —y en cuanto mencione eso, vi a lo lejos el caballo de Audrey y su capa sobre ella, era mi oportunidad, estaba cerca, así que deje al señor Barnes y cabalgué sobre el campo para estar cerca de Audrey, cabalgué mucho más rápido que el señor Barnes y me apresuré a Audrey, el caballo de ella ya estaba empezando a sufrir desajustes y era posible que en cualquier momento cayera, por ello me acerqué a su lado y la llame— !Audrey, detén el caballo! —
Y ella solo lloraba sobre el caballo y sabía que estaba asustada— no lo sé —gritó sobre el caballo— ¡quiero a papá! —expresó con gran dolor, apresurada tomé las riendas de su caballo y lo intente detener, cuando el señor Barnes apareció a gran rapidez y se interpuso entre el caballo descarrillado de Audrey y lo que restaba del camino, ambos nos detuvimos y en un intento del caballo de querer levantarse en dos patas, los abstuve a que quedará sobre el suelo y solo relinchar, cuando nos detuvimos, respiré profundo por alivio, pero Audrey bajo de su caballo temblando y yo también me apresuré a bajar para consolarla.
— Audrey... —
Se derrumbó sobre el suelo y sentí un escalofrío sobre mi piel— ¡nunca podré llegar a ser una hermana mayor para Jully y Kelly! —y de pronto soltó su amargura, me apresuré a tomarla entre mis brazos y abrazarla— no puedo ser como Ashley, no puedo ser tan perfecta ¡todas las chicas que conozco de mi edad están comprometidas y yo no! ¡ningún chico me acepta, porque soy rara! —Aún en otoño, la lluvia caía, aún en otoño el dolor y la tristeza se hacían presentes— ¡tengo miedo de no tener a nadie nunca! ¡Quiero ser como las demás! ¡¿por qué no puedo serlo?! —su desesperación de pronto se convirtió en mi desesperación, sus ojos enrojecidos y humedecidos me hicieron ver el dolor que Audrey había estado guardando por mucho, me hicieron ver una similitud en mí, como nunca antes lo había visto, porque también me sentía igual.
El amor que una persona era capaz de expresarte sin necesidad de lazos, enamorarte sin duda era una de las cosas más especiales que había querido sentir por mucho tiempo y no había podido hacerlo. Durante las noches en soledad, realmente me sentía extraña conmigo y me miraba al espejo como incompetente al no poder atraer a nadie bueno para mí, siempre aquellos que se acercaban llegaban a tener intenciones de ser así por mi estatus y era en parte lo que llegaba a odiar de la sociedad burguesa.
Así que entendía a Audrey, la abracé porque ni yo había encontrado la respuestas al tiempo de soledad que había tenido y sabía que Audrey se sentía igual de encerrada y fuera de lugar al mismo tiempo.
Nota.
Muchos de los acontecimientos que sucedieron en Inglaterra están en este libro, pero mucho otros son ficticios, incluyendo los lugares o los títulos de las personas y nombres.
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