🪷 𝘌𝘯 𝘮𝘦𝘥𝘪𝘰 𝘥𝘦 𝘭𝘢 𝘯𝘰𝘤𝘩𝘦
Ashley estaba realmente exhausta, tan solo hablamos pocos minutos sobre su estadía aquí y sobre todo lo que sucedió en su cena con los Knight.
Me contó sobre la hermana del señor Knight y su muy respetuosa manera de hablar con ella, aunque dudaba que hubiera sido respetuosa en todo momento, la señorita Lidia Knight era el tipo de mujer que no soportaba los estratos menores que el de ella.
Mencionó al duque de Cambridge y fingí no prestar tanta atención a esa parte, dijo que él había llegado un poco tarde a la cena, pero que aún así estuvo ahí y convalidó su presencia con ciertos comentarios aristócratas sobre su visión en cuanto a aspectos irrelevantes en la sociedad.
Me habló sobre cómo se empezó a sentir mal y como el señor Knight se preocupó por ella a tal punto que enfermeras y un médico vinieron a la gran casa para examinar y diagnosticar su penoso resfriado.
Al final, dijo que todo había salido de ensueño y que no pensaba que podría salir mejor, la señorita Lidia había sido tan amable de prestarle una pijama, aunque creía que no era tanto amabilidad de aquella mujer, más bien parecía querer ser cortés por fuerza. Pero, además había estado tratando de conciliar el sueño durante su tiempo en cama, hasta que llegue.
Creo que había salido todo bien, tal vez me había preocupado de más por ella. Y creo que aquella somnolencia que ella tenía, de alguna manera me la había transferido que no pude conciliar el sueño, así que me dedique a caminar por los pasillos, el señor Knight no había vuelto con los chocolates calientes y creo que ya no serían tan necesarios para Ashley, estaba totalmente dormida.
El pasillo era recto y también llevaba hacia la habitación que en primera instancia ví al señor Knight y al señor Barnes, ahí había una chimenea, aún la recordaba encendida y había libros que seguramente podría leer, así que camine por el pasillo para buscar aquel cuarto y poder disfrutar de un buen libro frente a la chimenea, después de todo había empezado a llover y traía una sábana arrastras por el suelo y sobre mis hombros.
No había guardias como antes, estaba completamente desierto, así que abrí la puerta sin advertencia, creyendo que estaría solo, pero en cuanto gire la perilla y empuje la puerta para entrar, mi mirada se posó instantáneamente en los ojos celestes y verdes del señor Barnes.
Estaba sobre una mesa, escribiendo en un cuaderno, con una laptop a un lado y sentado bajo la luz de la luna que atravesaba la ventana grande de la habitación.
Trague fuerte, pero el señor Barnes se levantó de su asiento y se doblegó— señorita Foster —
— duque —murmure intimidada. Ahora pensaba en irme y no regresar aquí, pero si hacía eso, le haría ver qué me sentía incómoda con su presencia.
Seguía levantado ahí, ¿Tal vez esperaba que me fuera?
Pero no decía nada, me miraba casi como si no tuviera nada más que decir o que interpretar, era la clara diferencia entre él y el duque de York.
— estuve esperando al duque por el chocolate caliente que me traería —expuse, di un paso dentro de la habitación esperando su contradicción a mi presencia, pero no dijo nada sobre ello.
— seguramente está tratando de encender el horno por ello —expuso seguro y sarcástico, eso me pareció gracioso y reí levemente.
Ya se había cambiado, ahora lucía totalmente diferente, sí tenía una camisa, pero era negra, igual que su pantalón, estaba abotonada y parecía que estuviera en una oficina de trabajo, aunque fueran las doce la noche, mire el reloj de la habitación y me percate de la alarmante hora.
Sorprendida le dije— ¿Es urgente el papeleo? —
Él miró bajo sus manos y vio todo ello, respondió entonces— es solo trabajo que he dejado de lado por ir a acompañar a Liam a todas las fiestas desde que llegué aquí —
— ¿Siempre acompaña al señor Knight? —pregunté sentándome frente a él, en la silla que estaba fuera de su escritorio y él imitó mi postura y se sentó.
El señor Barnes por un momento reflexiono en mi pregunta y negó— fui convencido por él para venir —
— entonces no desea estar aquí —afirme y volvió su mirada a mi por un momento.
— no, señorita Foster, por el momento he disfrutado mi estadía en Winchester —note pronto que está no era la misma presencia del hombre que habló conmigo en el globo aerostático.
— ¿Lo molesto? —
— para nada, señorita —ordenó sus papeles frente a mí para que no pudiera verlos y cerró la computadora con ellos dentro de ella.
— supongo que he arruinado su velada perfecta —
— El trabajo es parte fundamental de quién soy —explico en un suspiro— si dejo que se acumule, al final estallará —confesó con una sonrisa pésima.
— ¿Cuál es su tipo de mujeres? señor —en el juego del golf, siempre esperas golpear la pelota de golf con una puntería, una distancia y una fuerza considerable, pero al final jamás sabes si el viento o el sol hagan efecto en el proceso para que atiné en el hoyo.
Tal vez ahora estaba actuando así, había lanzado una pregunta, esperando que entrará en el señor Barnes y no que se saliera del contexto real. El señor Barnes levantó su mirada a mí y pensó la pregunta, la pensó por mucho, tanto que creí que no la respondería, pero me respondió— ¿a qué se refiere? —con otra pregunta.
Y esto ya no era un juego de golf, de pronto se había convertido en un juego de mesa, él se había vuelto un gambito y posiblemente sus movimientos serían estratégicos.
— color de cabello, estatura, mirada, pensamientos, personalidad o ¿qué le atrae más de una mujer? su cuerpo, su voz, sus ojos, sus vestidos —
— no creo que un hombre se deba interesar en los vestidos de su mujer —respondió de inmediato— después de todo no es parte de quién es ella realmente, su cuerpo está debajo de toda esa tela —y por un momento me sonroje y suspiré antes de seguir el juego.
— Entonces, ¿le interesa el cuerpo de una mujer? su curvatura o su delgadez, sus finos toques o sus piernas seductoras —
— me interesa el cuerpo de la mujer que será mi esposa, me interesa su cuerpo, por ello sería delicado con ella, me interesa la integridad completa de aquella quién sea mía —dijo con propiedad— no permitiría jamás que su cuerpo sea objeto de burla o de cuestionamiento, pero si hablamos de una atracción a primera vista, no solo el cuerpo de una mujer está en juego porque la mirada de una mujer es más atrevida que las piernas, la mirada de mujer —y había algo en su mirada que no me dejaba ceder a bajar la mía, me sentía asfixiada por momentos, pero no pensaba perder esto.
Así que reí y apoye mi cuerpo sobre mis manos en su escritorio— una mirada ágil, tierna, inocente, atrevida —
— sincera, atrapante —respondió inmediatamente— ¿Y a usted? Señorita Foster, ¿Que le atrae de un hombre? ¿Qué le hace desear al hombre de sus sueños? —
Y en este juego, yo iba perdiendo porque ahora él había tomado el control y mi cuerpo no estaba conforme con la posición en la que estaba.
Aún así, respire hondo y levanté mi mirada hacia él— ¿Física o mental? —pregunte en un movimiento estratégico.
— ambas —
Pero él lo hacía difícil, me costaba pensar en que me gustaba de un hombre sin imaginarlo a él, sin mencionar sus características y sin ser tan lanzada en un momento como este.
— sus ojos —masculle, sin mirarle y con la mirada en el escritorio— sus labios —¿Había mencionado que los labios del señor Barnes eran tan finalmente rojizos y hermosos?— su inteligencia —claro que tenía que ser inteligente, él era un duque activa— su astucia —claro que era astuto— su agilidad —lo había visto practicar con la espada antes, realmente era soñador, como un príncipe— su respeto, su atención —creía que no había sido muy explícita con todo ello que se trataba de él, después de todo puede que no se diera cuenta.
Levanté mi mirada, esperando algún comentario de su parte, pero permanecía pensante, tranquilo, sereno, frente a mí respuesta.
— sus estándares no alcanzan ni a la mitad de Winchester —respondió de pronto— conozco a hombres que fingen ser todo lo que usted ha mencionado, solo para sentirse seguros —
Un duque, siempre tan orgulloso, pero en su rostro se encontraba una mirada indescifrable para mí, aún así, me atreví a seguir hablando— que cante y baile —entonces me atreví a decir— que sea un hombre que le guste el arte y vestirse conmigo —dudaba que el señor duque fuera capaz de hacer algo así— y que me considere tolerable en cualquier situación —
— no me imagino la fortuna que tendría usted si encuentra a un hombre así —
— ¿Es difícil hallarlos, señor? —
— conservarlos del lado deseado, diría yo —expresó dubitativamente.
Entonces su celular sonó, como una especie de alarma y de inmediato lo tomó leyendo el mensaje.
No quería dejar de hablar, pero él parecía muy ocupado.
— ¿Se considera un trabajador compulsivo? —articulé la pregunta sin haberla analizado, sentí vértigo cuando salió de mis labios, pero me mantuve de frente para esperar la respuesta. Ciertamente mi padre y mi abuelo eran trabajadores compulsivos, muchos decían que los duques tenían vidas placenteras, pero duques como mi abuelo, eran duques que realmente luchaban por su lugar y ayudaban al pueblo encargado.
Por un momento y nuevamente, el señor Barnes se mantuvo en silencio frente a mí, con su mirada fija en mí, casi tratando de descifrar algo, pero era imposible, por un momento creí que sería por mi parecido a mi padre, el hijo del duque de Edimburgo, pero era imposible que fuera ello, pocas veces el señor Barnes había tenido reuniones con mi abuelo en donde mi padre habría estado presente.
— lo soy, señorita —tal vez la falta de mi apellido en esa oración o la falta de interés en sus palabras me hizo entender que mi presencia no le era grata.
— discúlpeme, si le he incomodado —
— jamás una mujer como usted podría incomodarme —esa frase era peculiarmente insultante.
Fruncí mi ceño y me levanté del asiento— ¿una mujer como yo? —y tal vez si él no hubiera respondido, yo me hubiera ido enojada.
Pero el señor Barnes se disculpó— perdóneme, señorita Foster, estoy muy cansado —sus hombros se veían tensos y sí era capaz de notar las ojeras bajo sus ojos, por un momento cuando entre aquí había pasado por alto que el duque no era un hombre desocupado y que en realidad él sí hacía su trabajo. Jamás había oído cuestionamientos o quejas de parte de Cambridge, de Derby o Preston, realmente nunca había visto gráficos de la economía de estos lugares en rojo, demostrando una pobreza o una falta de algo, el señor Barnes ayudaba al pueblo como podía.
— le pido disculpas yo, señor —y yo solo estaba siendo una necia— no tuve el razonamiento suficiente para entender que usted debe descansar —me di la vuelta para salir de la habitación, mientras aún tuviera dignidad, pero el señor Knight pronto apareció por la puerta con una bandeja de tazas y una mirada sorprendida.
— señorita Foster —
— señor Knight —hice una reverencia.
— la he buscado por todas partes, señorita —olía a chocolate caliente— me he dado cuenta que la señorita Brown se ha quedado dormida —
— está cansada, el resfriado le ha dejado en cama —expresé.
El señor Knight miró atrás de mí y sonrió— Ryan aún está aquí, seguramente sería bueno aprovechar que hay tres personas y tres tazas —busco la mesa más cercana, la pequeña cerca de la chimenea y puso la bandeja ahí— vengan y tomemos un poco de té —
Pero el chocolate no me apetecía, ni tampoco robarle el tiempo al señor Barnes, además creía más oportuno ir a dormir para que a la mañana siguiente todo fuera mucho más llevadero.
— mis disculpas, duques, pero me ha dado somnolencia y no es correcto que una mujer esté acompañada a altas horas de la noche por dos caballeros —hice una reverencia a ellos y me despedí— que tengan buenas noches —
— Buenas noches, señorita Foster —dijo de inmediato el señor Knight y se levantó para realizar una reverencia.
— buenas noches, señorita —el señor Barnes también se despidió y se inclinó brevemente con su mano en el pecho, fruncí mi ceño, frente al gesto, jamás lo había visto en una reverencia, pero suponía que era algo inusual en él, aunque a decir verdad sus reverencias nunca llevaban la mano en el pecho, pero su mirada aún me seguía atrapando, muy seguidamente.
Debía mantener al margen de la situación con el duque, la tensión entre ambos esta noche había crecido aún más que antes.
Nota.
Muchos de los acontecimientos que sucedieron en Inglaterra están en este libro, pero mucho otros son ficticios, incluyendo los lugares o los títulos de las personas y nombres.
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