Querido Jorge:

No he parado de recibir notas en esta semana, me resultó demasiado incómodo, por lo que dejé en mi casillero una nota dirigida a la dichosa chica misteriosa.

Está claro que nunca pensé que me respondería esto . . .

❝Estimado Henry,

Vaya, de verdad me gusta tu nombre, pero no voy a desviarme; tan solo busco saber el porqué te niegas tanto en tenerme como amiga. No soy como los idiotas, las descerebradas o los estúpidos e inmaduros del salón como para criticarte por tu sexualidad.

Considero que eres muy valiente y déjame que te cuente algo que yo... Nunca le había dicho a nadie. Hasta ahora claro.

Hace un tiempo me gustaba una chica, realmente imaginé un mundo color rosa sobre nosotras. Esa fantasía acabó cuando se enteró por otras personas de mis sentimientos. Fueron mis propios «amigos» los que le contaron, entendí que ellos nunca fueron realmente mis amigos. Al final terminé rechazada; gran golpe para mi frágil corazón. Lo más seguro es que siga herida, pero uno no vive de un recuerdo, las heridas tarde o temprano sanarán. Entiendo tus motivos de desconfianza.

Espero aceptes ser mi amigo, juro solemnemente que mis intenciones son buenas❞.