Querido Jorge:

En ocasiones me siento ridículo escribiendo mis recuerdos y dolencias. Prometo empezar a escribir sobre mi día a día, pero para eso debo dejar primero el pasado atrás, donde pertenece.

Hay momentos que no puedo olvidar, como la vez que mamá me dijo que Kiara estaba en el hospital, me preguntó si quería ir y sobra decir que me negué, luego me di cuenta que lo más probable es que estuvieras ahí por lo que acepté. No sabré cuán doloroso fue para ti verla así, en coma y tan herida por culpa del accidente, mas créeme que pude entenderlo. Fue una tortura para mí verte tan roto.

Tú ni siquiera te diste cuenta de que alguien más estaba sufriendo. Solo estaré en paz cuando reciba tus disculpas.