•C i n c o•
Querido Jorge:
Jamás había momento donde no estuvieras pendiente de Kiara. No voy a negar que me dolía, como solo un niño podría; sin embargo ella era la excusa perfecta para poder consolarte, para poder sentir que contaba contigo.
Por suerte ya no soy aquel niño de doce años al que le bastaba con tenerte, abrazarte y jugar con tus cabellos. Ahora soy un joven que trata de olvidar un desastroso y trillado enamoramiento causado por ti.
Tal vez ni siquiera era un enamoramiento, ¿me entiendes?
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