Capítulo 34
—¿Por mí?
—Por tu existencia —bajo mi mirada, podía sentir el humo ligero que desprendía el té —Te ves bonita cuando te sonrojas.
—Ya basta —digo sonriendo y regresando mi mirada hacía él. Lo veo detenidamente por un par de segundos —¿Desde cuando tú y Claudia son amigos? —mi pregunta lo hace sonreír aún más.
—Desde los seis —subo mis cejas de la sorpresa que me genera su respuesta.
—Tienen mucho tiempo de ser amigos, entonces.
—Aja —sube la taza para tomar otro sorbo de té —Nos conocemos muy bien—dice viendo hacia la mesita de noche —Recuerdo que ese día fue nuestra despedida.
—¿Despedida?
—Sí —dice con un gesto triste —Sus padres se mudaron a Alemania, y ella ya no podía estar con su abuela, así que nos tocó despedirnos.
—¿La extrañas? —pregunto.
Su rostro se despega de la mesa de noche, regresando a mí.
—Mucho —aparto una de mis manos de la taza y la coloco en uno de sus hombros para acariciarlo.
—Lo siento —digo viendo su rostro triste.
—Recuerdo que ella fue mi única amiga, en la primaria y parte de la secundaria.
—Pobre chica —digo en forma de burla para quitar el ambiente triste.
—Eso dices tú porque no conoces lo galán que puedo llegar a ser, te puedo asegurar que muchas chicas desearon estar en el lugar de Claudia —dice regresándole la sonrisa.
—Eres un presumido —digo golpeando suavemente su hombro.
—No lo soy, soy honesto que es otra cosa.
—No es verdad —digo refunfuñando.
—Sí, además en esa época tenía que defender a mi mejor amiga de los simios que se le aparecían con chocolatito, rosas y esas cursilerías que utilizamos los hombres para conquistar a las chicas.
—Ah, con que admites que son cursilerías —se tira un par de carcajadas y yo lo acompaño.
Mi estómago siente algo que revolotea cuando él regresa su mirada a mí. Me siento extraña, pero al mismo tiempo siento que esto es lo más bonito que he sentido. Jamás en mi vida había vivido tanta complicidad con un chico. Siento demasiada paz, que deseara que los minutos de esta conversación sean eternos.
—Debo de confesar que Claudia me gustaba, ¿sabes?
—¡No! —digo de manera irónica y entre broma.
—¿Qué? —pregunta sonriendo.
—Era obvio que en esta historia, iba haber amor —le guiño un ojo y él se acerca más a mí.
—Que inteligente eres —dice en una forma seductora. Coloco la taza de nuevo en mi boca, no saben cuánto me ha estado ayudando esta estrategia para mis sonrojos.
—No se necesita ser inteligente para ver la complicidad en esa foto —digo señalándola.
—Pues ya que usted es muy intuitiva, debería de darse cuenta de muchas cosas que le estoy diciendo ahora mismo, con mis ojos —mi corazón empieza a palpitar como loco tras esas palabras, ¿por qué no se le quita lo coqueto ni un solo segundo?
—¿Tienes hambre? —la pregunta lo hace tirar otro par de carcajadas que me hicieron sonreír.
—Eres demasiado inocente, Abi.
—No creo que lo sea —digo protestando.
—¿Entonces?
—¿Entonces, qué?
—¿Te gustaría escuchar lo que estoy pensando, en este mismo momento que te tengo cerca? —trago saliva y ahogo las ganas de reírme internamente, en definitiva tengo una mezcla de todo. Nervios, emoción, paz, incertidumbre, confianza y un sin número de sentimientos que me atrevo a decir que ni sé cuáles y cuantos son.
—Sí.
—¿Sí? —me pregunta acercándose otro tanto más.
—Ya te dije sí—digo segura.
No sé en qué me está convirtiendo esta plática con Jack, pero les juro que yo nunca he sido así de atrevida con un chico. ¿Pero qué chico? La verdad al único que he tenido bastante cerca ha sido a Melvin, y nunca de los nunca hemos tenido este tipo de confianza, y no me mal entiendan, él y yo nos contamos cosas, pero con Jack siento que hay otra especie de confianza, de esas que hasta puedes desnudar tu alma.
—Tengo muchas ganas de besarte.
Su confesión me deja petrificada, helada como una paleta en el polo norte. Tal vez mi subconsciente estaba esperando escuchar eso, pero déjenme decirles que escucharlo de forma consciente, es muy diferente, muy diferente.
—No sé qué decir —digo aun en mi petrificación.
—No digas nada —dice buscando mi rostro —No se necesita decir nada, solo sentir—sonrío y bajo mi mirada. Inmediatamente busca mi barbilla y sube de regreso mi rostro —Deja de bajar esa mirada, que necesito descubrir lo que sientes ahora.
—No pierdes una —digo sin dejarle de sonreír, no crean que no me estoy derritiendo como una paleta en el desierto, pero es que Jack me produce tanta seguridad, que aun con mis nervios y emociones a flor de piel, siento la necesidad de estar presente, de seguirle a esto que estamos sintiendo.
—No —dice con una voz ronca, acercándose lo más que puede.
—¿A qué saben los besos? —le pregunto tratando de hacerle esperar como una ganadora.
Sonríe acariciando mi mejilla.
—A chocolate —dice besando mi mejilla —Vainilla —sigue diciendo, subiendo a mi frente —Y sobre todo, a fresa —dice bajando lentamente por mi nariz —causándome un fuerte revoloteo en mi estómago. Señor, no sé si esto esté bien, pero siento que mis piernas pierden las fuerzas, y mi cuerpo ya no está más aquí —Estas lista para comprobar a qué saben —me susurra cerca de mis labios, sin rozarlos.
Mis ojos están conectados con los de él, sin regreso a la tierra.
—No lo sé —digo con sinceridad.
Sonríe y se despega un poco dejando la taza de té a un lado del sillón. Arrulla mi rostro con sus manos y acaricia mis mejillas con sus dedos pulgares.
—Entonces lo comprobaremos cuando estés lista —de repente se me desprendió toda mi alma, y se fue a abrazar a Jack y decirle lo tierno que es.
Tengo tantas ganas de llorar, no puedo creer que aquel chico que se escudaba con palabras hirientes, sea tan hermoso, tenga una alma incomparable, creo que me estoy enamorando de nuevo, me prometí no pensar en mi idóneo, en desear que fuese alguien, me prometí que iba a enfocarme en mis estudios, pero es que ni siquiera estoy pensado en que Jack sea mi idóneo, simplemente estoy viviendo una experiencia que jamás había vivido.
Siempre había sido yo que la llevaba las cosas al cien por ciento para tener una relación, siempre había sido yo la que se entusiasmaba encontrar a alguien, la que trataba de querer conquistarlo, pero hoy comprobé lo bien que se siente ser deseada, verle los ojos brillar a un chico con solo verme, ser tan paciente conmigo, se me estremece todo mi ser.
Dios, gracias por Jack.
Ay 😍 ver si no díganme, que estos par son un amor, creo que me enamoré yo también con este capítulo 🙈❤️
Nos vemos en otro momento, por la misma plataforma 😉
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro