Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 3.

Las brisas refrescan su bello rostro, para descubrir que sus mejillas se volvían a su color normal, era tan lindo, tan él...

—¡Abigail! —el grito de mi madre me despierta de golpe haciendo que quede sentada sobre la cama con mis ojos abiertos —Ya es hora que estuvieras despierta, hoy es el día para alabar al señor, y tú muy foronda durmiendo. ¡Vamos! —se acerca a mí y jala la sábana para quitarla de encima, mi madre en su antigua vida debió de ser un sargento —¡A bañarse! —a punta el baño, y de repente arruga su nariz —Caramba, aquí apesta a gato remojado —hace un gesto de desagrado —¿Eres tú?— pregunta cuando paso al lado de ella.

—Que sé yo —digo haciéndome la ofendida. Cierro mis ojos molesta y camino en dirección al baño.

—¿Qué haces? —pregunta estupefacta. Como si no estuviera obedeciendo sus órdenes.

—Me mandaste a bañar, ¿no?

—Pero no puedes bañarte recién levantada, ¿qué te he dicho respecto a eso, Abigail? —dice con sus manos en posición de jarra.

Ya no la entendía, ojala cuando llegue a su edad, no sea como ella, es muy gruñona, no sé ni cómo mi papá la soporta.

Hago una sonrisa repentina mientras la miro, ella hunde su ceño y me ve seria.

—¿De qué te ríes?

De tu cara mami.

—Solo estoy feliz, —digo señalando mi sonrisa que ahora era más larga —¿No puedo estarlo?

—Déjate de risitas, y ve a bajar las escaleras dos veces para que te puedas meter a ducharte.

—Entendido —digo sin protestar, si no lo hacía mamá era capaz de tomar cualquier cosa y estampármelo en la cara, ella era así, y yo simplemente la aguanto, porque la amo.

Además, no crean que siempre me grita o regaña, obviamente no, algunas veces baja la guardia y cuando estoy triste me abraza y me da besitos tiernos en mi frente, me mima y me hace sentir especial. Sí, ya sé, eso sonó demasiado cursi e infantil, pero es que es la verdad.

Aparte debo admitir que ella es una mujer única y la madre que Dios me regalo, y él nunca se equivoca.

Salgo de mi cuarto dispuesta a bajar las escaleras como doña Carmen me indicó, y Almendra se encuentra en media pasada mirándome muy raro con sus ojos almendrados entre cerrados.

Mueve su cola de una lado a otro, como barriendo el piso sin impórtale que su colita color amarilla se ensuciara de pelusas, que Susi desprendía cada que se acicalaba.

Miro hacia atrás, para verificar si Susi o Pitufino estaban ahí, y por esa razón Almendra lucia retadora, pero no, el pasillo está solitario como un desierto seco y sin vida.

Mi respiración se corta y avanzo, la mirada de la gatita más tierna que conocía se había vuelto maquiavélica, intente irme y correr hacia los brazos de mamá, porque el miedo me atormentaba, pero reacciono ante ese pensamiento.

¡Por el amor de Dios Abi! ¿Qué te pasa? ¿No son 16 años los que cumplirás? Pareces una niña de ocho.

Me encojo de hombros y niego con mi cabeza, no debía de ser cobarde, tal vez era solo mi mente que me estaba jugando una mala broma. Sí, eso era.

Avanzo lo más que puedo y llego cerca de Almendra, parece estar tranquila.

Sonrío y me coloco a la par de ella inclinándome un poco para hablarle.

—Hola mi niña bonita, ¿cómo estás? —ella sigue moviendo su cola y baja su mirada, sin darme cuenta de la maldad que planeaba, se me tira a uno de mis pies y me muerde —¡Ahhhh!

Mi grito se escucha por casi toda la casa y entonces Enrique mi otro hermano menor, sale despavorido de su cuarto pensando en que había explotado una bomba nuclear en la casa, él es un poquito chiflado, solo vive pensando en los cosmos y las estrellas, por no decir que es medio distraído.

—¿¡Qué pasa!? —dice con sus ojos azules desorbitados, él sacó los genes de papá, era muy apuesto a pesar que solo tenía ocho años —¿Por fin vinieron los ovnis? —pregunta entre asustado y emocionado.

—¡Estás loco! —respondo molesta —¿¡Qué no ves lo que me pasa!? —le muestro con mis dos manos estiradas mi pijama con un pequeño rasguño, y después apunto con rapidez a la malvada atacante que se encuentra a un lado con su misma mirada, sabía que pronto volvería a atacar.

—¿Qué tiene que ver tu pijama rota y Almendra con los Ovnis?

—¡Nada! —contesto malhumorada al ver su análisis tan lento de las cosas, lo quiero mucho, pero un día de estos le diré al pastor que ore todo un día por él, es demasiado bla.

—¿Y entonces por qué gritas como loca, si no hay ovnis?

—Porque Almendra me ataco, ¿¡Qué no ves!? —le digo señalando de nuevo mi pijama.

—Ahhhh... eso —se acerca a Almendra y la coge en brazos, ella cambia su rostro y se deja acariciar —Vamos Almendra, te mostraré algo —ella ronronea y mueve su cola de manera diferente.

¡Traidora!

Se alejaron de mí, bajando las escaleras en dirección a la cocina dejándome un mal sabor de boca y una herida que comenzaba a arder.

Dejo salir un suspiro de indignación y pienso en que un día de estos Susi y Almendra me van a dejar calvas, son tan impredecibles que me dan miedo, un día están bien, otro están mal, no entiendo la razón, dejarían de ser mujeres.

¡Caray Abi! Deja de hablar mal de tu mismo género.

Escucho el sonido de un portazo suave y mi madre pasa rozando de mi hombro izquierdo y me habla casi en susurros —Apúrate, o estarás castigada —ruedo mis ojos y me dirijo al cuarto, ya sé que el 50% de las amenazas de mi madre son bromas negras que hace para que todos nos asustemos solo unos segundos. Pero por si las moscas mejor obedezco.

Entro a la ducha y me alisto en diez minutos, hoy me puse un vaquero, una blusa de tela vaporosa estampada que caía hasta mis muslos y termine el look con unas botas color café.

Antes de salir de mi cuarto, ore al señor:

Querido padre, soy yo de nuevo, solo quería pedirte que guardes nuestra salida y nos cubras con tu preciosa sangre, hoy iremos a alabar y bendecir tu nombre, te pido que recuerdes mi petición, no te olvides del deseo de este año por favor, manda a mi idóneo, ese que con solo tomarlo de la mano me haga sentir tu amor...Por favor, por favor... Y si es el chico de los ojos marrones mejor. Por favor...

Repetí como diez veces el: Por Favor

Amen.

Dije al final.

Salgo de mi cuarto en busca de mis acompañantes, muy feliz de la vida, porque iba a alabar al señor, pero lo que yo no me esperaba era lo que hoy me iba a pasar con solo pisar la iglesia...


Seguimos en proceso de edición, espero que les esté gustando 😊💕

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro