Capítulo 27
—Por favor ve conmigo ¿Sí? —sus ojos color miel me hacen quitar mi caparazón débil.
—Es que creo que no es conveniente —digo cruzando mis brazos —Además, ya que te gusta Anabel, deberías de hacer el esfuerzo de invitarla ¿No crees? —Melvin voltea su rostro y ve a mi amiga con tristeza. Ella se encuentra en el pasillo conversando amenamente con Signia.
—No sé si sea correcto—dice dejando caer sus hombros —Creo que gusta de Fabricio —su rostro triste aparece de inmediato.
—¿Cómo? —pregunto asustada por lo que me acaba de decir —Anabel y Fabricio, entonces... él y ella...
—No —responde Melvin levantando su mano y mostrando su palma para que haga un alto —Ellos no andan, simplemente te estoy diciendo que los dos gustan uno del otro, y por favor no me preguntes cómo lo sé —advierte al final.
Me muerdo las mejillas y dejo caer mis hombros al igual que él hace rato.
—¿Por qué me dejas con la intriga? No es justo ¡No lo es! —protesto como niña berrinchuda.
—Te contaré otro día —dice sonriendo con un poco de desgano —Trataré de despejar mi mente hoy por la noche —veo como sus ojos se ponen un poco húmedos y me da una profunda tristeza. Melvin es mi mejor amigo, así que no lo dejaré solo en estos momentos, tendré que darle la respuesta que quiere escuchar.
—Iré contigo —digo tomando una de sus manos — Pasa por mí a la hora acordada —él sonríe y deja ver su felicidad por la respuesta que le acabo de dar.
—Gracias —dice acercándose a mí para darme un beso suave en mi mejilla —Eres la mejor amiga que he podido tener.
—No es nada —digo envolviéndolo en un abrazo de esos muy fuertes. Quería que se diera cuenta que no está solo, que puede contar conmigo para las que sea.
Melvin acaricia mi espalda mientras se deja vencer por mi reacción y sonrío. Me siento bien y no lo puedo negar, mi mejor amigo siempre me ha trasmitido una especie de confianza en su abrazo, quizás eso fue lo que me motivo a pensar que era mi idóneo.
Entramos al evento, la verdad no sabía que existían reuniones de músicos cristianos, es mi primera vez en esto, y no sé cómo actuar.
El local es muy grande y hay muchas luces por todos lados, se parece a una especie de club con gente demasiada fina, así como Jack y su madre. Hablando de Jack, no sé cómo hace para aparecer y ser tierno conmigo y luego desaparecer y verlo solo en las horas de clases, cuando ni siquiera me puedo levantarme a saludarlo.
Luego de la plática del otro día, mi corazón ha estado inquieto y ni hablar de mis pensamientos, muchas veces la duda viene a mí, y me señala que lo que pasó ese día fue nada más que una especie de espejismo.
—Abi ¿Me estas escuchando? —mi rostro cae en dirección a Melvin, que lucía un fino traje negro, de corbata roja, se miraba muy guapo y no lo podía negar.
—No —digo con sinceridad rascando mi cabeza.
—Te preguntaba que si quieres en esta mesa o en aquella —apunta con su dedo índice a la dirección de una mesa parecida a la que había dicho hace pocos segundos, pero esta se encuentra cerca de la tarima, donde un par de músicos tocaban una melodía cristiana en versión jazz.
—Creo que aquella está bien —digo, dejando escapar una sonrisa de aceptación.
Melvin me regresa la sonrisa y me toma de la mano llevándome hacía la mesa.
Me dejo caer viendo cada detalle del lugar, es muy agradable y a pesar de que la mayoría de personas son jóvenes de mi edad, hay mucha serenidad en el ambiente.
—No sabía que habían estos eventos —digo a Melvin —¿Desde cuándo existen? —pregunto.
Mi mejor amigo se deja caer a la silla quedando de frente hacia a mí y sonríe.
—Este es el primer evento —me informa —Jack —menciona su nombre y mi corazón deja de estar quieto —Él es el organizador —sus ojos se despegan de los míos y viajan a otra dirección —Hablando de él —dice sonriendo y yo solo me dejo llevar a donde ve. Mi corazón comienza a dar golpes más fuertes adentro de mi pecho y mi estómago comienza a reaccionar ¿Qué me está pasando con este ser?
Jack sonríe cuando mis ojos se colocan en su rostro muy abiertos por la impresión.
—Hola —dice. Toma mi cintura y me acerca de lado a él para darme un tierno beso en mi mejilla. Trago grueso cuando veo a Melvin mirarnos algo sorprendido. Su mano se suelta de mi cintura y se acerca a mi amigo para darle un apretón de mano —Bienvenido hermano. Realmente estoy feliz que vinieras.
Melvin le regresa la sonrisa, pero no conforme con lo que acaba de ver hace una pregunta que me dejó más roja que un tomate.
—¿Qué pasa entre tú y Abi? —trago saliva y quiero meter mi cabeza bajo tierra. Jack voltea a verme y levanta una ceja sin dejar de sonreír ¿Qué es lo que le causa tanta gracia? Lo odio. Está bien, no lo odio, lo amo ¿¡Qué acabo de decir!? ¡Por Dios! No lo amo, solo me cae bien ¿Solo me cae bien? ¡Ay! No sé lo que siento.
—Si te soy sincero, solo somos amigo —dejo caer mis hombros del alivio que genera esa respuesta —Pero...—ese pero me vuelve a poner en alerta y me hace reaccionar.
—¡El baño! —exclamo haciendo que los dos frunzan su ceño —¿¡Dónde está el baño!?
—¿Te sientes bien? —Melvin ve una de mis manos sobre mi estómago y bajo mi mirada ¿Yo por qué tengo esta bendita mano aquí?
—¡No! —digo apresurada sin poder dejar de ser exagerada —¡Ando en mis días y no puedo esperar más para ir al baño! —grito como loca y Melvin sigue abriendo más los ojos sin poder saber qué decir ante la situación.
—Déjame llevarte —su mano en la mía entrelazándola ¿Pero por qué es así? Esta no debería ser una escena romántica, por supuesto que no.
—¡Suéltame! —digo molesta. Bueno en verdad ando en mis días, pero nadie lo tenía que saber a excepción de mi madre, y ahora estoy aquí, confesando que ando en mis días, solo para acabar una plática de dos tipos que se supone son importante para mí.
—Tranquila Abi —dice Melvin subiendo sus dos manos —Jack te llevara al baño —No sé si es que vio en mí una especie de ovnis, pero se me hace que sí por sus ojos bien abiertos.
—No me digas que me calme, yo sé calmarme sola —digo molesta. ¿En qué momento me volví tan dramática? Debo de confesar que cuando ando en mis días y me pongo nerviosa, me convierto en un ogro.
—Ven Abi —Jack hace que quite mi mirada furiosa de Melvin —Todo está bien —toma mi mano de nuevo, esta vez con una firmeza, que me hace dudar de quererme soltar otra vez, no digo nada y me dejo guiar por él.
Caminamos por un pasillo iluminado y blanco, hasta llegar a lo que se supone son los baños. Bajo mi mirada, y no sé qué decir, no sé cómo seguir actuando.
—Gracias —digo en voz baja.
—Puedes contarme lo que te tiene mal, aun si es solo un malestar de tus tus días grises —subo mi mirada. Mis mejillas rojas de la vergüenza —Te espero afuera del pasillo —dice guiñando uno de sus ojos para dar la media vuelta y retirarse.
No sé cómo será mi vida ahora que tengo al lado un ser tan complicado como yo.
Casi que no público nada hoy, pero gracias por mandarme a decir que esperan capítulo, eso me impulsa a seguir, aún sí no tengo ánimos de nada. Espero les haya gustado. Hasta la próxima, cuídense mucho y confiemos en Dios que pasaremos estos malos días 🙏💗💖
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro