Capítulo 23
Me remuevo rápido sin tener éxito y Enrique abre más sus ojos. No lo soporto. En vez de ayudarme se queda como estatua. Oigo los pasos de mi madre y mi corazón late como loco, soy una chica muerta.
Cierro mis ojos aceptando lo peor que pueda venir, niego con mi cabeza y mis manos forman un puño de impotencia. Sin esperar más, Jack toma mi cuerpo y me levantan junto con él, a una velocidad por segundo.
—¿¡Pero qué te pasa!? —pregunta mi madre en forma de exclamación a mi hermano.
—Abi se estaba besando con él —apunta con su pequeño dedo índice a Jack.
De inmediato doy dos pasos cerca de mi madre para dar la verdad de los hechos.
—¡Eso es mentira! —digo molesta —Este enano vino a interrumpir mi paz —reniego. Mi madre me ve y luego ve a Enrique.
—¿Estás seguro de lo que viste? —pregunta a mi hermano. Yo corto toda probabilidad de que siga la farsa más grande. ¿Acaso creen que me besaría con alguien en mi cuarto? ¡No! Yo mi primer beso lo daré bajo la luz de una luna llena... y....
—¡Madre! —grito asustándola y sacándome a mí misma de cualquier transe amoroso de mi cabeza —¿Te atreves a creerle a este ser? —mis manos puesta en dirección a mi hermano —¡Por el amor de Dios! ¡Hasta cuando! ¿¡Hasta cuándo!? —mi frustración iba a hacia las nubes, cuando una palmadita por parte de mi madre me hace aterrizar.
—Cálmate, sé que eso nunca pasara entre ustedes dos —hundo mi ceño. Me confunde sus palabras ¿No pasara? —Jack tiene novia —sonríe viéndolo —Y es hermosa. Lo siento hija —me mira con lastima —Debo admitir que es más bella que tú.
Me muerdo mis mejillas y subo una ceja. Enrollo mis brazos y no me parece nada simpático lo que ha dicho, sí algún día tengo una crisis de baja autoestima, no me culpen.
—¡Claro! —exclamo de manera irónica, ya sé que Mayra es bella, incluso antes que viera su verdadera personalidad yo la admiraba mucho, pero desgraciadamente ya no es así.
—Hija —mi madre insiste —Por favor —otra vez me da una palmadita sobre mi hombro —Hay que aceptar lo que somos, te aseguro que Jack ama demasiado a su chica como para traicionarla. ¿No? —su mirada se coloca en dirección a él.
—Tiene razón doña Carmen —arrugo mi frente por su respuesta y lo veo molesta ¿Qué ha dicho? Veo una sonrisa por parte de él —Solo puedo decir que soy un hombre afortunado.
Muerdo lo más que puedo mis mejillas, creo que las estoy torturando demasiado.
—Mamá ¿Abi es fea?
Cierro mis ojos por la pregunta estúpida que acaba de hacer Enrique. Yo solo quiero que Dios me lleve ya.
—No hijo, es solo que no puede compararse a la belleza de novia que tiene Jack.
—¿Entonces si es fea?
—Pues...
No escucho más, porque la dejo callada, cuando salgo fuera de mi habitación con mis manos empuñadas, doy pasos largos tratando de salir corriendo.
Bajo las escaleras en un dos por tres, abro la puerta de salida y el aire golpea mi rostro con todo. Sigo caminando. Detesto toda esa conversación, si antes no tenía un mal concepto con respecto a mí, pues ahora lo estoy desarrollando.
Saco un par de lágrimas intrusas y mis mejillas la sienten. Solo las limpio.
Encuentro una banca de lo que parecía el parque cerca de mi casa, no sé ni cómo llego en tan corto tiempo, ni siquiera sentí la distancia. Caigo sobre él.
Mis ojos perdidos en todas las palabras de mi madre.
—Ella es bella, es bella, es bella....
—Ella no es más bella que tú —giro mi rostro viendo en dirección a él.
—¿Qué haces aquí? —pregunto molesta regresando mi rostro a la dirección del inicio.
—Tenía que decirte la verdad —dice dando respuesta a mi pregunta. Se sienta junto a mí, y yo solo deslizo mi cuerpo en dirección contraria para dejar distancia. Pues no le basta con solo ser intenso, y me deja saber que puede llegar a ser ultra intenso. Se desliza hacia a mí, y me deja sin escapatoria.
—¿Me puedes dejar en paz? —digo molesta.
—No—me da como respuesta.
—Entonces usare la fuerza —amenazo.
—Hazlo, y te aseguro que yo también la usare, y créeme que no te conviene —dice elevando una ceja y sonriendo de lado.
Chillo y él lo disfruta más.
—¿Qué quieres? —pregunto frustrada.
—Quiero estar junto a ti ahora —mis ojos ven su azul intenso y solo callo —¿Abi, eres mi amiga? —pregunta.
—No lo sé Jack —respondo con sinceridad —Tú juegas a seducirme, y lo sabes.
—Lo sé, y estoy consciente, pero hoy quiero desahogarme, hablar con alguien, poder sacar esta mierda de mi interior —su tono duro me deja pasmada y él se da cuenta —Disculpa —dice bajando su mirada avergonzado —Es que siento demasiada rabia —sus manos empuñada me dan indicio de que habla en serio.
—¿Qué pasa Jack? —con esa pregunta de preocupación mi caparazón se desprende de mí, dejando a la compresible y dulce Abi.
—Estoy cansado de vivir —sube sus ojos casi mojados viendo los míos. Estábamos muy cerca, sus hombros rozando los míos, y su respiración agitada golpeando mi rostro indicándome que no está bien.
Mi preocupación aparece tras sus palabras.
—Jack —toco una de sus manos que siguen empuñadas, pero por mi suave contacto la suelta hasta tomar mis dedos, haciendo un dulce contacto —¿Por qué dices eso? ¿Te sientes mal con algo o alguien? —niega con su cabeza.
—Con todo Abi, con todo —quita su mirada de mí y deja que se pierda por los arboles verdes que están en frente de nosotros —Quiero desaparecer este dolor que siento, esa rabia, esa amargura que ha convivido conmigo todos estos años. Quiero que Dios arranque de mí la vida.
Sus palabras reveladoras hacen que mi corazón tenga una punzada de dolor en mi pecho. No puedo creer que me duela tanto ver a Jack así, sin pensarlo y sin poder decir nada, extendiendo mis brazos y lo arrullo en un abrazo. Coloco mi cabeza sobre su hombro y respiro profundo.
—No digas eso, Dios es bueno y no lo hará —mi contacto hace que Jack se acomode y deje caer sus brazos sobre mi espalda, mi rostro quedando ahora encima de su pecho, escuchando su respiración pesada.
—Pero ya no soporto esto —confiesa —Me siento como un vil ser humano sin vida, sin alma —hunde su rostro sobre mi cuello, su nariz respirando profundamente. Era casi como si quería aspirarme por completo, sentirme.
—Por favor Jack, no sigas, sé que no te conozco como quisiera, pero con lo poco que hemos hecho contacto, estoy segura que no eres el monstruo del que quieres parecer —no dice nada, solo me abraza con más fuerza, debo admitir que se siente bien. Me atrevo a subir mis manos hacia su cuello y hacer caricias sobre él —Todo va a estar bien —sigo alentando —Dios solucionara tus problemas.
—Quédate conmigo —dice sin soltarse del abrazo —ayúdame por favor, no quiero caminar solo de regreso a casa —sonrío, porque sé a qué se refería, y obviamente no lo iba a dejar solo, amo que las personas regresen al redil de Dios, así que le di mi palabra.
—No estarás solo, Dios y yo te acompañaremos.
Feliz día de San Valentín! Aquí dejando capítulo tarde, pero seguro 😊❤️💖💫 espero que les vaya gustando todo el proceso que estos dos andan pasando 🙈
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro