Capítulo 22
Narra Jack.
Veo como la luz filtra sobre las cortinas blancas. Ya es de mañana, otro día para saber a qué sabe la derrota. Subo mis manos a mi rostro y lo tapo. No quiero ver más luz. Hace tres días que no voy a la escuela, no me sentía en condiciones después de la discusión tan estúpida que tuve con Mayra. Pego un suspiro y dejo que los recuerdos me invadan...
—¡Ya estoy harta Jack! Primero es la zorra de Kay, y luego te atreves a ver a esa chica de color.
—¡Por favor! —mis ojos la miran con tanta ira ¿Cómo se atreve si quiera? —¡No te atrevas! —sentencio apuntándola con mi dedo índice y viéndola desafiante.
—¿Y sí lo digo qué?
—No creo que seas tan...
—Sí anda, dilo —alienta con una sonrisa perversa. Niego con mi cabeza e intento marcharme —¡Un momento! —sus dos palabras hacen que me paralice y quede casi en frente de la pared, todo menos verla a ella —Esta platica no ha terminado —se acerca a mí y besa mi mejilla. Me limpio con repudio lo más rápido que puedo —¿Cómo es que hemos caído así?, a ver bebé, tu y yo podemos hacer una linda pareja de verdad. Mírame —alienta. No lo hago, así que toma mi rostro y lo hace a fuerzas —Me puedes amar Jack, ¿No ves? solo mírame —mis ojos la escanean, miro sus ojos verdes, ella es hermosa, su rostro asimétrico, mejillas definidas, labios exquisitos, pero nada me hace palpitar mi corazón, nada me hace tener ganas de ella.
—No puedo, por más que trato. No puedo —digo sin inmutarme, sin demostrar ningún sentimiento.
Mayra sonríe llena de dolor —Entonces prefieres a una chica que ni si quiera es digna de existir —aparto de golpe sus manos. No me importa si fui brusco con ella, no puedo seguir soportando palabras de odio sobre una persona solo por su color de piel. Sabía que Mayra era racista, pero pensé que cuando creciera, todo eso cambiaría, estamos en un siglo donde eso ni siquiera tiene coherencia.
—Deja de referirte así de Abi, ella es hermosa y lo sabes —digo enojado por la situación.
—Vaya —cruza sus brazos con su ceño fruncido, está a punto de explotar y lo sé —Con que ya es hermosa para ti ¿En qué momento te has vuelto un tonto Jack? —empuño mis manos y tenso mi mandíbula. No le respondo nada, y simplemente me retiro del lugar.
Hundo mi rostro sobre mi almohada, quiero irme de esa escuela, no quiero seguir viendo a Mayra nunca más, me duele cada vez que discutimos, no quiero seguirla hiriendo. No más.
Alboroto mi cabello al sentir frustración por no conseguir mi deseo. Mi madre me ha dicho que solo necesitaba estar en casa un par de días para calmar mis emociones esporádicas, ni si quiera creo que sean emociones, muchos menos esporádicas. Simplemente estoy harto de fingir, de querer encajar en la vida perfecta que quiere formar mi padre para mí, me está lastimando, me está haciendo daño.
Tiro la almohada con coraje contra la pared. Me levanto y busco el baño, quiero salir de aquí, quiero hablar con alguien, quiero que me escuchen sin juzgarme. Y sé a dónde dirigirme.
Toco el timbre de su casa, y sonrío cuando veo su dulce rostro asomar. Sus ojos se abren sorprendidos. Me encanta cuando hace esa expresión, sé que su corazón le indica que es hora de ponerse nerviosa, Abi piensa que puede disimular conmigo, pero no, no lo puede hacer, y eso me fascina. Jamás pensé qué saber que una chica no le soy indiferente, me hiciera sentir una adrenalina que no la puedo controlar.
Ni siquiera digo nada, doy un paso adelante y ella da otro hacía atrás, sus ojos puestos en los míos y sigo su conexión.
—Te ves linda hoy —digo rompiendo el silencio que no era para nada incómodo.
—¿Qué haces aquí?—pregunta con un tono de frialdad. Me acerco a su oído y le contesto.
—Quiero hablar contigo—ella da dos pasos en sentido opuesto, para apartarse de mí y yo no insisto más. Tengo que ir con mucho cuidado con Abi, ella no es como las chicas que he conocido, es muy diferente.
—Tengo que hacer tareas —dice bajando la mirada —No puedo.
—Pero si hoy es viernes—digo —Además necesito saber que han visto en clases —insisto —No puedes negarme eso —aparece un leve puchero por parte mía.
Ella pega un suspiro de derrota y cierra la puerta para luego ir para lo que parece que es la cocina.
—¡Mamá! Tenemos un invitado —informa.
Su madre sale con un delantal de lo que parecían ser pudines de color rosa. Me trago mi risa que se atrevía a salir al verla tan chistosa. Me controlo internamente y la observo con cuidado. Ella tiene unos ojos marrones hermosos, y su cuerpo se destaca por ser curvilíneo, lucia muy agradable y bella, se le notaba sus raíces latinas, y no puedo negar que eso me atrae más de su hija, él saber que en sus genes hay una mezcla exquisita, me induce a seguir con las ganas de enamorarla más.
Al reconocerme me sonríe y llega hacia mí y me abraza.
—Hola Jack —dice apartándose de mí —Me alegra verte.
Veo a un lado a Abi con su mirada vagando por todo el lugar, con sus manos hacía atrás, mordiendo su labio inferior.
—Vine porque necesitaba las tareas de tres días —digo sin quitar mi sonrisa.
Ella voltea a ver a su hija y luego regresa a mí.
—Bueno, entre cinco minutos saldrán las galletas del horno. Espero que te gusten las de vainilla con chocolate —asiento con la cabeza. En verdad tengo rato de no probar galletas, desde hace unos cinco años —Abi ¿Qué esperas para invitarlo a subir? —su dulce voz se convierte en reproche cuando habla con su hija —Ya te he dicho como se atiende a los invitados ¡Señor dame paciencia con mi hija!
Abi finge una sonrisa, sin pensarlo, toma mi mano y me jala de tirones llevándome en dirección a subir unas enormes escaleras marrones.
Llegamos a lo que parece ser su cuarto, entro, y lo primero que noto es la calidez que impregna el lugar. Todo es rosa, hasta el lugar donde tiene su computadora ¡Vaya señorita obsesionada! Sigo viendo, hasta llegar a su escritorio, noto algo moviéndose, y es un gato viéndome fijamente, su color me llama la atención, blanco, así como la nieve, color de ojos, casi parecidos a los míos.
—¡Eres un mentiroso! —exclama enojada —quito mi mirada del animal y la veo. Su espalda cayendo en forma de derrota sobre la puerta —Puedes engañar a mi madre, pero a mí no.
Niego con mi cabeza y me acerco.
—Deja de quejarte —digo subiendo una de mis manos para acariciar su mejilla, sé que no se apartará, no tiene escapatoria, no le quedará de otra que aceptar mi cariño —Me dijiste que podíamos ser amigos —ella se remueve e insiste en poder escapar. No puede.
—Los amigos no hacen eso —dice cuando siente mi contacto —Así que déjame de seducir, o gritaré.
—¿Ah, sí?—pregunto irónicamente.
—¿Quieres probar? —arqueo una de mis cejas y sin esperarlo Abi pega un chillido y yo pierdo el equilibrio cayendo al piso junto con ella.
De repente solo escucho el grito de lo que parece un niño.
—¡Mamá! ¡Abi tiene novio y se están besando!
Hola ☺️ me encanta narrar a Jack, no sé, es que puedo entender esa mente masculina que muchas veces nos vuelve locas 🤣🤣🤣🤣🤣 ayyyy, me voy calmando. Cómo les dije en esta edición habrá muchos capítulos que él los narra, así que 😍 vamos a saber más de lo que piensa, siente y lo que hace que Jack sea un tanto intenso y especial 😉 nos vemos pronto.
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