¿Sabes? Soy rara hablando de gustos. Jamás me han gustado las cosas que a otros sí y siempre he sentido que eso me hace única. Tú me hacías sentir así.

Podía llegar a ser cambiante y entiendo que eso era algo muy pesado para ti pero ¿qué esperabas? Era joven, me atacaban las emociones y todo se ponía borroso. Todo se ponía difícil cuando en realidad era sencillo. No actúes como si eso no te hubiera pasado. 

Lo acepto, soy muy celosa. Y lo pongo en presente porque sigo siéndolo. Y no, los celos no son una demostración de amor para mí. Los detesto pero los tengo quemando en mis entrañas. Los sentía nublando mi razón cuando te veía con otra chica. Cuando veía como no te incomodaba que ella te abrazara de aquella forma. Me costaba creer que, teniéndola a ella o a cualquiera te quedarías conmigo. Al final, yo tenía algo de razón.

Me hago muchas ilusiones con personas que jamás cumplirán las expectativas porque la vida me hizo así. Porque yo misma me hice así. Me he rodeado de personas que tienen a prometer mucho y hacer poco lo que ha resultado en lo que soy ahora. Una ilusionada, una chica rogándole a la vida que le de una razón más para creer y desperdiciandola cuando esta llega. 

Mi confianza esta en el suelo y es algo en lo que estoy trabajando. Llegué a creer que era tú culpa. Antes de ti, era algo más confiada. Tenía más amor propio y era la más feliz. Pero pasar por todo el proceso de superación mató un pedazo de mí. Hay personas que se hacen más brillantes cuando superan a alguien, se sienten mejor y se ven mejor. Yo oscurecí un poco y sé que ese rayo de luz que perdí no va a volver.

Podría pasar mil días diciendo mis defectos y los efectos que causaste en mí pero hay algo que siempre apreciaré de ti. Me quisiste. Y eso significó el mundo para mí.