Final
Amity cerró su diario con una sonrisa en los labios, mientras en su mano derecha sujetaba una carta contra su pecho. Aquella que había recibido con tanto amor y nerviosismo.
Era hora de dejar su querido diario. Después de todo había conseguido confesar sus sentimientos y tenía personas en las que confiar, tal vez ya no lo necesitaba como antes.
—Gracias por todo, diario.
La de ojos dorados cogió el cuaderno de terciopelo rojo y lo guardó en uno de sus cajones de madera, cerrándolo con una pequeña llave plateada que colgaba de su cuello. No sé iba a arriesgar a que alguien pudiera leerlo.
Luz la había invitado a tomar un helado y de alguna manera había correspondido a sus sentimientos, así que tenía que estar preparada a la hora que habían acordado.
La de piel oscura era algo inexperta en cuanto relaciones y la de ojos ámbar no sé quedaba atrás.
Estaba realmente nerviosa, había peinado su cabello una decena de veces para que al final decidiera hacerse su usual cola y su media melena, junto a su sencillo maquillaje de siempre.
—Recuerda hermanita, no hagas el ridículo e intenta no ponerte roja cada cinco segundos ¿Podrás hacerlo?—le aconsejó Edric.
—¡Eso es justamente lo que hago siempre!—respondió apurada la hermana menor.
—Has de estar tranquila, la parte más difícil ya está hecha. Solo vais a tomar un helado ¿De acuerdo?—por suerte las palabras de su hermana consiguieron tranquilizarla un poco.
La de ojos ámbar decidió salir de casa cuanto antes, sobre todo porque sus padres no sé encontraban en casa y podría evitar sus preguntas. Aun así había aprendido a decidir ella misma por su futuro, no pensaba alejarse de Luz. Estaría a su lado aun así de ser separadas, ella aguardaría en su corazón.
Ambas chicas habían quedado en el mercado, donde abundaban los diferentes puestos. Luz no había llegado y Amity esperaba fingiendo indiferencia, aunque aquella indiferencia no duró mucho cuando vio a la castaña caminando hacia ella. Sus mejillas no tardaron en ponerse rojas.
—Vamos Amity, compórtate—susurró para ella misma.
Luz se acercó saludándola con la mano para dedicarle una sonrisa de oreja a oreja. Típico de ella.
—¡Amity! Siento llegar tarde ¿Estuviste esperando mucho?—la de pelo verde la observó con una boba sonrisa—Es que no sabía que ponerme, quiero decir...¿Qué queda mejor para ir a tomar un helado?
Parecía nerviosa y algo culpable por no haber llevado algo más elegante. Amity negó con la cabeza restándole importancia al asunto.
—Llevas el atuendo ideal para ir a tomar un helado, no te preocupes Luz.
En otras palabras la de ojos dorados pensaba que Luz estaba hermosa, como siempre, pero obviamente no iba a decírselo.
Con cierta vergüenza, colocó uno de sus mechones verdes detrás de su oreja esperando a que la contraria dijera algo.
—¡Genial! Tú también te ves bien, ya sabes, ese look gótico nunca pasa de moda, además...—Luz dejó de hablar durante unos segundos—¿Debería dejar de hablar?
Amity no pudo evitar soltar una pequeña risa. No sé esperaba ver a Luz tan nerviosa, normalmente era ella la que hablaba demasiado, pero sí, Luz estaba algo nerviosa después de aquella extraña confesión mutua.
—Gracias—sonrió—¿Vamos?
La de ojos marrones asintió, comenzando a caminar.
No sabía muy bien cómo actuar, cuando estaba con ella no sé sentía como si fueran Willow o Gus.
¿Le daba la mano o le decía cosas bonitas como en aquellas telenovelas que veía su madre?
—Oye Luz, gracias por no odiarme o algo parecido. Tenía miedo de perderte o que no quisieras verme tras confesarte..., bueno, mis sentimientos.
Amity la miró nerviosa. Luz le dedicó una sonrisa.
—Nunca te odiaría, no lo hice ni cuando nos conocimos—rio.
—Eso es un logro, te lo puse bastante difícil—dijo algo avergonzada la de orejas puntiagudas.
La de cabello marrón cogió su mano sin borrar su sonrisa y sin preámbulos empezó a correr por aquel lugar.
La de pelo verde no pudo evitar ponerse roja por tercera vez al sentir la mano de Luz sobre la suya. Su mano era grande comparada con la suya, tan pequeña y pálida.
Había diferentes puestos de comida y entre aquellos manjares extraños y para nada apetecibles se encontraba un pequeño puesto de helado parecido al del mundo humano.
—¿Vas a querer lo de la otra vez?—le preguntó la de orejas redondas sin soltar su mano.
—Eh...yo...—Amity intentó calmarse para mirar los diferentes sabores—Chocolate.
—¡Genial! Yo pediré menta con chocolate.
El encargado del lugar tomó nota mientras ambas se disponían a esperar sus pedidos.
—Sigo sin entender cómo te puede gustar ese sabor.
—Uhm...supongo que es un sabor diferente, como yo, es lo que más me gusta—le sonrió—Además, el color es bonito, pequeñas chispas marrones y verde claro ¡Como tu cabello!
Justo lo que había escrito en su diario. Su rostro volvió a recobrar ese color cereza.
—Sí, qué curioso, mi helado también es del color de tu pelo...—Amity sonrió tímidamente—Y de tus ojos.
Se sentía muy vulnerable frente a aquella humana. Siempre se había mostrado fría con los demás pero ella conseguía dejar ver el caramelo de miel que permanecía dentro de su coraza de hielo.
Luz iba a decir algo pero sus helados fueron entregados, decidieron sentarse en un pequeño banco mientras disfrutaban de la compañía de la una con la otra.
—¿Estás mejor?
—¿Cómo?
—Lo que sucedió con tus padres.
Le dio mucha dulzura que la castaña se preocupara por ella. Amity no pudo evitar sonreír mientras mezclaba el helado con su cucharilla.
—Sí, estoy mejor. Gracias por preocuparte—miró sus ojos con una sonrisa—No suelo contarle mis problemas a nadie.
—Deberías hacerlo, yo cuando estaba en el mundo humano siempre hablaba con mi madre cuando estaba mal.
Amity introdució una cucharilla de helado en su boca mientras suspiraba.
—¿Volverás con tu madre pronto?
Aquella pregunta sorprendió a Luz. No sabía muy bien que contestar, ya que ni ella sabía la respuesta.
—No lo sé, de momento aprovecharé el tiempo que me quede aquí con las personas que me importáis—la humana la miró a los ojos—Aunque te cueste creerlo en el mundo humano a penas tenía amigos, aquí me siento querida, me siento feliz.
Por alguna extraña razón la de cabello verde entendía sus palabras y se sentía algo identificada. Pero le aliviaron aquellas palabras.
—Me alegra que aquí estés feliz. He de decir que desde que te conozco yo también soy un poco más feliz.
Sus manos comenzaron a sudar levemente por el nerviosismo, y más al sentir las manos de la de ojos chocolate sobre las suyas, mientras ambas dejaban las tarrinas sobre el banco.
—Quiero que sepas que si tienes algún problema puedes decírmelo, no necesitas un diario, ahora estoy yo para escucharte—Amity entreabrió los labios—¡Ya sé que soy muy inmadura e infantil a veces! Pero...sé escuchar y ambas podemos ayudarnos mutuamente ¿No crees?
La de ojos color miel hizo todo lo posible para mantener la compostura y no ponerse roja de nuevo, si era sincera ya había perdido la cuenta.
—¡Claro! Bueno...no es que escribiera cada día sobre mis sentimientos o algo parecido, sería muy raro ¿Verdad? Solo lo hacía de vez en cuando.
Esperaba que Luz no descubriera su pequeña mentira.
—No tiene nada de malo, cuando estaba en el mundo humano solía hacerlo.
Ella tenía razón, no tenía que avergonzarse, además, Luz le había ofrecido su ayuda.
—Gracias Luz. Me alegra poder ser yo misma con alguien.
—Aún no entiendo cómo te ha llegado a interesar alguien como yo, soy un desastre pero tú eres increíble—rio la de pelo castaño.
Tal vez lo era, pero Luz Noceda era el "desastre" más maravilloso que le había ocurrido a Amity Blight.
—Luz, desde que llegaste todo ha ido mejor para todos nosotros, no creo que seas ningún desastre. Has ayudado a cada una de las personas de este lugar, y ni siquiera te has dado cuenta—la de pelo verde desvió la mirada—Prometo confiar en ti.
Luz sonrió una vez más, acercando su rostro al de Amity.
—¿Acaso te estás ablandando conmigo, Blight?
—En tus sueños, Noceda.
¡Hola! Espero de corazón que os haya gustado el capítulo final. Agradecería que mirarais el siguiente capítulo. Es una nota de agradecimiento :3
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro