Querido diario:

Estoy muy muy muy enfadada con Jaime. Encontré MI DIARIO en su habitación mientras lo estaba leyendo. ¡Él! ¡Leyendo mi diario! Esa es la primera regla que no podemos incumplir. Leer mi diario está prohibido por todos. Sabía que debía de ponerle candado, pero papá dijo que no era necesario, que nadie iba a leerlo. ¡Mentira! Jaime siempre desobedece.

Se lo he quitado y me he ido corriendo. No voy a dejar que entre nunca más en mi habitación. Papá y mamá no me entienden, quieren que nos disculpemos, pero Jaime no quiere empezar. ¡Pues yo tampoco!

No voy a perdonar a Jaime. Nunca se lo voy a perdonar. ¡Nunca, nunca, nunca!

Hasta mañana.
Helena.