Querido chico X:

Hoy te preguntaría que pensabas de no, osea que a mi me gustaban los chicos.

—¿Qué piensas de las personas...

Te quería preguntar directamente pero soy muy cobarde.

—¿De qué clase de personas?

—De...

—Habla de una vez Severide, estoy perdiendo la paciencia.

—D-de los... ehm... chicos que aman a otros chicos.

Me miraste fríamente con esos preciosos pero vacíos ojos celestes, con tu mano alborotaste tu precioso cabello negro dejando a mi vista lo que parecía una cicatriz en tu sien, similar a la de un corte.

—¿Porqué me lo preguntas?.

—S-sólo quería saberlo.

—Son una abominación.— soltaste dejándome helado, podía predecir algo rompiéndose en mi.

—¿Acaso tú eres gay?

Tus ojos parecían juzgarme, me machacaban cómo si me estuvieran clavando mil cuchillas en mi piel.

—Y- yo...

—¡Severide ven que te llama Tyler!

Oí, era mi primo diciendo que mi hermano me necesitaba. Por primera vez agradecía lo inoportuno (o oportuno) que era.

—Luego charlamos que Evethard no dejará de m-molestar hasta que le haga caso.

Sonreí y corrí de allí.

Justo a tiempo sentía las lágrimas a punto de estallar.

¿Entonces yo soy una abominación X?.

Atentamente:
—Severide.