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Capítulo 3

RAQUEL:

Mi vida se acababa. Cada segundo estaba más próxima a mi muerte y solo un verdadero milagro me podría salvar. Miraba hacia la ventana y podía ver con claridad como había desperdiciado mi vida. Ahora me daba cuenta. Escribía cartas a un chico que me odiaba; la mayoría de mis compañeros me consideraba tan odiosa como para ni siquiera ir a mi funeral; no había viajado o ido a ningún lugar interesante y tampoco tenía metas o sueños concretos. Pero ya para qué? Hace casi un mes había deseado cualquier cosa para atraer a Cameron a mi lado y ahora quería más que nada sobrevivir. Mi padre, quien siempre estuvo ausente  decidió venir desde California a Colorado a pasar conmigo lo que me quedaba de vida. Me puse furiosa. Por qué tenía mi padre que llegar solo por qué iba a morir? Por qué solo eres buena persona en muerte y no en vida? Por que la gente se da cuenta de que los necesitas hasta que ya no puedes expresarlo con palabras?
Jeanine, mi madre y mi padre eran visitas diarias a mi habitación. No salia de ahí y solo leía Harry Potter, una de las únicas cosas que nunca me harían sentirme mal, que siempre me harían sonreír.
La puerta sonó.
Podría ser Jeanine que venía a contarme cosas que pasaban en el colegio o papá intentando charlar conmigo como si nunca se hubiera ido.
-Tienes visita cielo!- llamó  mi mamá y la escuche murmurando algo antes de abrir la puerta. Era Cameron. El mismo Cameron. Mis ojos se abrieron como platos e intente mejorar mi postura. Me veía como un desastre por fuera tanto como por dentro. Dios, me enfade más. Quería gritarle que se largara, que como se sentía ya que su molestia iba a desaparecer de por vida, pero cuando se acerco solo me quede muda. Se sentó en una silla junto a mi cama.
-Hola Raquel, cómo estás?- dijo tímidamente como esperando que convulsionara o algo así, estaba nervioso.
- Tengo cáncer y quedaré sin pelo... Estoy bien.- respondí sarcástica. Miramos al rededor ambos incómodos.
- Yo quería disculparme Raquel- dijo finalmente. - fui un idiota. Soy un idiota por haberte tratado sin...-
- Sin saber que yo tenía cáncer?-
-No, sin que te lo merecieras. Me arrepiento de verdad-. Me miró con los ojos más dulces y arrepentidos que había visto. Tenía unos ojos tan hermosos que podía haberle perdonado todo lo que quisiera.
- Cam...-. Y otra vez caí bajo su encanto. La personalidad de la cual yo estaba enamorada.
-Te traje esto- y me dio una caja de chocolates con una pequeña nota que decía "lo siento ". La tome y le agradecí. Sonreí, era muy irónico. -Raquel, no estoy en mi derecho de pedirte que me perdones, pero espero que algún día lo hagas, quiero que sepas que me siento terrible por haberte gritado, me dejé guiar por la maldita ira.- bajo la mirada.- siento que es mi culpa que estés así.-
- Por Dios Cameron, no es tu culpa-.
- Lo único que querías era amarme y yo destruí eso. Claro que es mi culpa.- Tenía las manos en su cabello como si no supiera que hacer después de haber arrollado a alguien con su auto.
Ahora parecía que hablaba consigo mismo como si yo no estuviera ahí y me dolió más verlo. Se secó una lágrima y debo decir que fue incómodo verlo llorar. En mi imaginación el siempre estaba feliz, o besándome. Miro el reloj.
- Creo que es hora de que me vaya.- dijo levantándose. -Tu mamá me dijo que debías descansar mucho y no quiero alterarte. Adios, Raquel. Llámame para lo que sea, estaré aquí-. Ya estaba caminando hacia la puerta e iba a girar la manija cuando...
- Cameron...- lo llamé y él se detuvo y giró para verme y dejarme sin aliento cuando sus ojos se toparon con los mios. Ojalá no tuvieran ese poder sobre mí.
- Podrías quedarte un poco más?… solo hasta que me quede dormida.- él asintió y volvió hasta donde yo estaba.
- Solo te pido un pequeño favor más…- susurré.
- Lo que quieras- respondió él con voz suave y una sonrisa sincera. Le sonreí de vuelta.
-Podrías leerme Harry Potter y el prisionero de Azkaban? como dije, solo hasta que me quede dormida y será pronto.-
Cam tomó el libro y empezó a leer por donde yo lo había dejado y el sonido de su voz gruesa se fue apagando hasta que me quedé dormida.

CAMERON:

Lo admito. No era de esos lectores apasionados y tampoco era fan de Harry Potter pero se lo debía a Raquel. Cuando por fin se quedó dormida deje el libro en la mesita junto a la cama y salí del cuarto apagando la luz. Bajando las escaleras escuche a su mamá hablando con  quien supuse era su padre.
- Esto es mucho para Raquel, debemos esperar un poco más- escuché a su madre.
- Al menos en eso si estamos de acuerdo.- respondió su papá.
- Simplemente no le podemos decir así como así que nos vamos a separar, Richard.-
- Por favor, Mary Grace. Hemos vivido separados por mucho tiempo. El divorcio solo sería un papel firmado.-
- Claro! por que para ella siempre has sido un padre ausente mientras a los hijos de tu amante les has dado todo lo que a ella no.-
Eso me hizo sentir peor por Raquel. Todo esto la terminaría matando, literalmente.
Pise fuerte los escalones y camine como si recién estuviera bajando y sus padres dejaron de hablar.
- Oh, hola Cameron; ya se durmió?.- me preguntó su mamá cambiando su expresión enojada a dulce.
- Si Sra Sawyer. Creo que es mejor que me vaya.-
- Muchas Gracias por venir Cameron y saluda a tu mamá de mi parte.- Salí de la casa, encendí el auto y me marché.

Cuando llegué a casa y le conté a mi mamá, se puso llorar. Parte por lo mal que Raquel lo estaba pasando y por que yo había hecho algo gentil por ella.
- Cameron, me gustaría que pasaras hoy en la tarde después de clases a visitar a Raquel de nuevo- me dijo mientras se quitaba los lentes y se secaba las lágrimas.
- Ma, si voy todos los días será incomodo y les voy a estorbar- dije recordando la pelea de los padres de Raquel.
- Pero que dices? Tonterías! sé que para Raquel es muy importante que estés allí, además necesito que les lleves un soufflé que les voy a preparar para la tarde. Mary Grace y Raquel necesitan saber que no están  solas.-
- Entonces por qué no vas tú?- dije. Me sentía mal por Raquel pero tampoco podía pasar la eternidad pegada a ella, aún tenía que arreglar las cosas con Sophie. Le había prometido estar ahí y sabía que no debía fallarle quizás por ultima vez.
- Tengo reunión con el grupo de lectura y no puedo cancelar hoy. Ya es la tercera vez que falto y esta vez toca la reunión aquí.- se levantó y fue a la cocina.

RAQUEL:

Hoy llegó Jeanine a visitarme. Jeanine Hernández, una chica morena de cabello rizado y delgada, era mi mejor amiga desde los trece aunque nos conocimos mucho antes y hasta no nos agradabamos mucho; antes peleábamos por ser la mejor amiga de Carol Jenkins, una chica rubia bonita de esas que lo tienen todo y te hacen creer que son agradables por que son bonitas por fuera. Pero como en todo cuento, lo bonito se transforma y nos revela lo que en verdad es, un monstruo vestido de rubia (quizás de ahí mi desprecio por ellas ) Y al ver que no podíamos confiar en Carol, Jeanine y yo descubrimos que teníamos muchas cosas en común y nos hicimos inseparables! Y saber que la iba a dejar me rompía el corazón. Se iría de vuelta con Carol si yo me iba? lloraría mi muerte y me recordaría? No importa, ella estaba aquí ahora y me sentía dichosa de llamarla amiga.

Hablamos mucho y mamá subió y nos alcanzó limonada y unas galletas.
Yo hable de Cameron y la visita y lo lindo que se había portado conmigo el día anterior. Sabía que la cansaba escucharme hablar de él, pero yo no podía evitarlo. Era mi tema de conversación favorito y la razón por la que no había más amigos en mi habitación visitandome, pero que puedo hacer? La ilusión en mi se mezclaba con felicidad y formaban un compuesto explosivo de palabras que con solo abrir la boca salían disparadas a matar de aburrimiento a cualquiera!
- Bueno fue lindo, lo admito, pero después de lo que hizo no deberías tener compasión por él!- y cruzó los brazos enojada.
- Si, pero se disculpó!- lo defendí.
- Debí verlo venir...-  dio un bufido y cambio de tema mientras una idea le iluminaba el rostro. -Qué tal si jugamos a peinarnos y maquillarnos como lo hacíamos antes. Era divertido! Una tarde de chicas! qué dices?-
Lo pensé un poco y al final contesté.
- Mmm... está bien... pero yo uso la tiara!-
- Ja ja ja! Hecho!- y busco entre mi desordenado ropero, maquillaje y accesorios, entre ellos una cartera con lentejuelas y una tiara rosa de plástico de Burger King.
Empecé a trenzar su cabello pero no me gusto y lo deshice para luego hacer una cola de caballo alta y le puse brillantina. Parecíamos unas niñas de seis años en lugar de dieciséis. Cuando Jeanine estuvo lista, era mi turno.
- Lista? Será el mejor peinado que hayas visto y jamás querrás lavarte el cabello!- decía Jeanine mientras tomaba mi cabello tratando de desenredarlo con los dedos.
- tranquila yo me encargo!- Le dije y tomé el cepillo del tocador y lo pase del frente hacia atrás suavemente.
Jeanine soltó un grito ahogado y yo me tapé la boca también para no gritar, dejando el cepillo caer junto con una gran extensión de mi cabello negro y una parte calva de mi cabeza resaltaba con solo mirar.
Jeanine bajó las escaleras llamando a mi madre. Cuando ellos llegaron (mi padre, mi madre y Jeanine ) su expresión fue parecida a la nuestra y mi padre recogía los mechones grandes y largos de cabello mientras ellas intentaban calmarme. Yo veía fijamente al espejo mientras las lágrimas caían más  y viajaban por mis mejillas silenciosamente. Si alguna vez fui bonita, para mi, ya no lo era.

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