Los celos de Abel
Ver como su hermano se alejaba con aquel chico de ojos púrpuras solo le hizo hervir la sangre, sabía que algo en aquel chico no le agradaba.
—¿Quién es él? —preguntó Dianne acercándose a su novio asombrada.
—No lo sé, tal vez debería ir para asegurarme de que esté bien —dijo a nada de irse cuando ella le tomó de la mano.
—Deja que haga amigos, estar un poco separados no le hará mal a ninguno de los dos —calmó a su novio.
—¿Y si le hace daño? —preguntó abrumado.
—Ahí estarás para cuidar de él —le sonrió— ahora vamos a que despejes la mente —comentó picara.
La chica se lo llevó a una pequeña zona muy conocida por los estudiantes para poder tener algo de toqueteó.
Mientras su hermano disfrutaba de los placeres carnales Caín solo caminaba con él ojipurpura a su lado.
Las miradas de todos recaían en ellos.
En la hora del almuerzo los dos chicos eran el centro de atención, no había persona en la cafetería que no los viera.
—Nos están viendo —comentó Caín algo incómodo.
—Claro que lo están —sonrió Caiden— somos dos chicos con ojos morados.
—No me gusta —exclamó.
Caiden miró a su alrededor, todos les miraban, unos divertidos, otros con asombro y unos cuantos con miedo.
—A la mierda todos —dijo Caiden— si quieren algo que ver se los daremos.
Caín no entendió, lo último que vió fue al chico acercarse a él para besarlo.
Por alguna rara razón Caín no se resistió, simplemente cerró los ojos.
El beso fue corto pero para Caín fue una eternidad, para cuando el beso terminó todos los miraron con asombro.
Caiden se separó de Caín con una sonrisa divertida.
—Ahora ya tienen que mirar —guiño un ojo para levantarse y salir de ahí.
Caín se quedó inmóvil, unos segundos después salió tras el chico.
Abel y Dianne llegaron al comedor el cual estaba a reventar de gritos y parloteos, ellos se sentaron en la primera banca que encontraron, dispuestos a desayunar sus amigos llegaron riendo.
—Tu hermano es asombroso —exclamó Shawn riendo.
—Lo es —sonrió Abel confundido— ¿Cómo te diste cuenta?
Los chicos se miraron entre sí mientras se sentaban.
—Aún no lo sabes verdad —dijo Lisa confundida.
—¿Qué? —preguntó alterado.
—Tu hermano se besó con el chico nuevo, el de ojos morados —contó Shawn entre risas.
—Caín es gay —dijo Dianne confundido.
—No... no que yo sepa —contesto Abel confundido— ¿Seguro que fue mi hermano?
—Muy seguro —aclaró Dexter— hasta tenemos video.
El pelirrojo sacó su teléfono para enseñarle la prueba.
El video no era muy conciso pues estaba algo movido y solo se veía como él chico estaba sobre su hermano.
Nada tenía sentido en la cabeza de Abel, su hermano si bien había dado su primer beso con una chica y nunca se imaginó que hiciera algo parecido.
Lo único que llegaba a su mente era que había sido obligado, ese chico le estaba haciendo algo a su preciado hermano.
—Tengo que ir con él —dijo mirando a Dianne.
—Te acompaño —se ofreció sonriendo.
Los chicos se levantaron para salir de ahí y poder buscar a los chicos.
Caín encontró a Caiden después de un momento en el gimnasio.
—Por qué hiciste eso —exclamó molesto.
—Nos miraban como si fuéramos un show y eso les dimos —contestó sin mucho ánimo mientras lanzaba el balón al aro.
—Y eso de que servirá —atacó abrumado.
—Distracción —confesó— ellos siempre esperan que hagamos algo y ahora que ya lo hicimos nos dejaran tranquilos.
Caín suspiró, aunque estuviera molesto tenía razón.
—No soy gay —aclaró.
—No, no lo eres —aseguró riendo— he besado almohadas y sentido más que lo que sentí contigo.
El castaño sonrió.
Los dos chicos empezaron a jugar baloncesto cuando esa reconocida voz lo llamó.
—Caín —dijo su gemelo.
—Abel —contestó abrumado, sabía por que estaba ahí.
—¿Estás bien? —preguntó nervioso.
—Está bien —aclaró Caiden interponiéndose.
—Disculpa no te pregunté a ti —ataco molesto— podrías no meterte.
Caín se acercó, lo que menos quería era una pelea.
—Estoy bien —lo calmó.
—¿Por que no lo estaría? —exclamó Caiden.
—Porque besó a un hombre —dijo Abel.
—¿Y te gustó? —preguntó Dianne sonriendo.
La rubia recibió las miradas de los tres chicos.
—Como la canción... no... saben que yo los espero afuera —sonrió para salir incómoda.
—Vamos Caín —dijo Abel.
—¿A dónde? —preguntó confundido.
—A cualquier lugar donde no esté él —contestó.
—Oh por que yo soy el malo —exclamó.
—Se pueden calmar —pidió Caín.
—Lo avergonzaste frente a todos —reclamó Abel.
—No tu te avergüenzas, yo hice algo por él —se defendió — todo siempre debe ser sobre ti no es verdad... no soportas la idea de que tu hermano sobresalga.
Estaban demasiado juntos y la tensión podía cortarse.
—Quien te crees para hablarme así —gruño Abel.
—El que te bajará de tu reino —contesto empujándole.
Abel casi cae de no ser por que su hermano lo sostuvo.
—Me voy —aseguró el menor— contigo o sin ti.
Abel se acomodo la sudadera y salió del gimnasio.
—Quédate —dijo Caiden.
Caín lo pensó por un momento.
—Tal vez seas como yo, pero yo nunca preferiría a un extraño que a mi hermano —confesó.
—Ese es tu problema —exclamó— ante pones a tu hermano sobre todos, sobre ti.
Caín no dijo nada solo se dió la vuelta para salir sin antes decir unas últimas palabras.
—Si vuelves a ponerle una mano encima a mi hermano te mato —prometió.
—De acuerdo —sonrió él— cuando estes cansado de tomar tu papel como el otro gemelo sabes dónde encontrarme.
Caín salió molesto de ahí, molesto por que sus palabras eran verdad.
En la salida estaba su hermano esperándole.
—Vámonos —dijo Caín para salir.
El día continuo normal aunque todos hablaban del beso de Caín.
En casa Adán preparaba la comida para sus hijos cuando recibió un mensaje.
La foto de su hijo besándose con otro chico lo alarmó.
No por el beso en si, la disfunción de la imagen era lo que le preocupaba.
El día que su hijo llegó cubierto en polvo supo que algo andaba mal.
Cuando los policías lo interrogaron decidió que tenía que hacer algo.
Al mudarse esperaba que todo quedara atrás, pero no podrían pasar desapercibido con un hijo que al llegar a cualquier lugar causaba sensación.
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