La verdad de Abel
Para Caín siempre fue difícil acoplarse, siempre con las miradas sobre él, sintiendo que nunca encajaría.
Todo eso cambio con la llegada de los trillizos Bates, Judith, June y James o también llamado Big Red, todos totalmente diferentes.
Judith era la perfecta y encantadora rubia de ojos azul, la chica que todo hombre quería tener... excepto Caín.
June era diferente a todas tanto intelectual como espiritual, una chica alta que había pasado su vida tratando de ocultar aquella marca que cubría un tercio de su rostro, una marca que la hacía irresistible para Caín.
The freak show como solían llamarlos terminó cuando la muerte de June se presentó, ¿Un suicidio? dijeron pero para Caín había sido un asesinato.
Un asesinato provocado por su gemela... una razón para terminar con la persona que le había quitado lo más amado en su vida.
Solo en eso pensaba, Caín salió del mausoleo con el corazón saliéndose de su pecho y la respiración casi faltante, sus piernas le fallaron haciéndolo caer.
¿Estaba viva?
Mientras Caín luchaba contra sus demonios su padre trataba de evitar a su hermano.
—¿Por qué lo mataste? —preguntó Deimon cavando.
—Amenazo con matar a mis hijos —contestó— le a hecho daño a mi familia y no permitiría que lo siguiera haciendo.
Deimon se quedó pensando por mucho tiempo y se atrevió a decir lo que nuca creyó necesario decir.
—Tal vez sería buena idea que pasaran un tiempo conmigo —insinuó firme.
Adán dejó de clavar para mirarle.
—Son mis hijos y no los separas de mí —aseguró.
Su hermano suspiró molesto y lo soltó.
—Pero no lo son, son mis hijos —atacó— con un hijo y una esposa muerta deberías considerar tu papel como padre.
—Son tus hijos porque te cogiste a mi esposa pero solo eso así que no vengas a decir que son tus hijos —se defendió molesto.
—Yo...
—Papá —interrumpió Caín.
Ambos giraron para mirar al chico.
—Caín esto no es...
—Déjalo —suspiró— quiero que te vayas y no regreses —miró a su tío.
—Chico podemos hablarlo con más calma —pidió Deimon.
—No —aseguró— mi padre tiene razón, él es mi padre y si te importamos si quiera un poco te irás de aquí y te olvidaras de que somos tus hijos.
Deimon suspiró, no podía tener lo que no era suyo.
Salió del hoyo para largarse y tal vez un día recuperar a sus hijos.
Caín entró para ayudar a su padre a terminar de cavar.
Un largo silencio se hizo durante el proceso sin ni siquiera atreverse a preguntar por qué su hijo estaba lleno de tierra, con esfuerzos terminaron, a ese punto la pierna le estaba matando.
—¿Dónde esta Deimon? —preguntó Abel confundido.
—Se fue —anunció Caín entrando al auto.
Los Stepler tomaron rumbo a Edén Hills pero a mitad de camino el peso del viaje empezaba a ser insoportable al punto en el que decidieron pasar la noche en un hotel.
Gracias a la gran organización de su padre siempre traían ropa extra.
La pierna de Caín le estaba matando, por lo que se sentó en la cama para tocarse la herida haciéndolo brincar de dolor.
—Abel hay una farmacia cerca de aquí, trae alcohol, vendas y gasas —ordenó a su hijo dándole dinero.
Abel no hizo preguntas solo tomó el dinero y se fue.
—Aún me debes respuestas —pidió Caín.
Su padre suspiró para sentarse a su lado.
—Por años tratamos de tener otro hijo, después de varios intentos decidimos dejarlo... fui hacerme pruebas a escondidas de tu madre por si el resultado indicaba que ella era la del problema... pero no, cuando recibí los resultados me dijeron que yo era estéril, siempre lo fui.
—¿Cómo supiste que eran de tu hermano?
—De momento no lo creí, ustedes se parecían bastante a mi cuando era niño por lo que me hice una prueba de paternidad, mis resultados daban negativo para ser tu padre pero si decían que teníamos parentesco genético y amenos que fuera mi abuelo de ochenta años el único era Deimon...
Caín no lo comprendía del todo, había sido traicionado por su esposa y su hermano pero se había quedado.
—¿Por qué no te divorciaste de mamá? —preguntó intrigado.
Adán suspiró, su peor temor se había hecho realidad.
—No podía Caín y no por ella si no por ustedes, no quería verlos cada quince días por un par de horas, no soportaría que no me reconocieran como su padre —confesó— así que lo dejé atrás y buscamos otras alternativas y así tuvimos a Seth.
Caín solo asintió y se recargó en el hombro de su padre.
—Tu eres nuestro padre, has estado con nosotros cuidándonos y apoyándonos así que al carajo lo que diga una estupida prueba.
Adán sonrió y besó la frente de su hijo.
—Dejemos esto entre nosotros, Abel no debe saberlo —recomendó Caín.
—¿Seguro? —preguntó su padre preocupado.
—Seguro —afirmó.
Caín se metió a bañar mientras llegaba su hermano, una vez afuera su padre curó la herida.
—Es probable que necesites puntadas —examinó.
—Estoy bien ademas ya dejo de sangrar —observo.
—Yo creo que deberíamos ir a un hospital —miró Abel aterrado.
—Y como explicamos esto —gruñó Caín— estoy bien, mañana conseguimos aguja e hilo y lo suturo —reconfortó, había tomado un curso de medicina básica.
Ambos aceptaron pues no tenían de otra, por la evidente hambre Adán salió a conseguir algo de comida para sus hijos dejándolos solos.
Abel se acosto a un lado de su hermano.
—¿Cómo estás? —le preguntó el menor.
—Ya te dije que bien...
—No me refiero a la herida —interrumpió— me refiero a Donari.
Caín miró a su hermano, era el único que soportaba su mirada.
—Lo asesine, eso es todo —respondió frío.
—Mataste una persona Caín, no es como si hubieras matado a un conejo era una persona —señaló preocupado.
—Si no lo mataba te mataba a ti y a mí así que supéralo y no vuelvas hablar de esto —terminó para darse la vuelta.
Abel suspiró cansado, aún siendo su gemelo nunca hablaría profundamente con él.
—Gracias —murmuró nervioso.
—Eso te costó todo un año de pagar mi almuerzo—sentenció.
Abel solo sonrió y golpeó el hombro de su hermano.
—Crees... crees que June pueda estar viva —comentó casi en un susurro.
Su hermano le miró confundido y algo triste por su hermano.
—Ella se suicido Caín, tu viste su cuerpo en el ataúd —le recordó.
Caín suspiró.
—Tienes razón solo olvídalo —mintió.
Pero para Caín sería imposible olvidarlo, parte porque él no la había visto.
Aquel día fatídico se había negado a verla, no quería que su última imagen de ella fuera con un hoyo en la cabeza.
Dentro de él lo sabía, sabía que su único amor seguía viva y cerca.
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Capítulo para esta cuarentena ❤️💕
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