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La verdad de Abel

Para Abel lo más importante siempre había sido su hermano, pero aquel día en el que de su mano el gatillo se presionó y la bala le atravesó algo se rompió.

Ahora estaba despierto, despierto si pero esa conexión dentro de él no estaba, no podía sentirlo... ¿Había despertado su hermano?

Algo le decía que lo que había despertado no era su Caín... no era su hermano.

—Buenos días —dijo Caín despierto, tomando los waffles y el tocino para empezar.

Una sonrisa se había dibujado en la cara del ojipurpura.

—¿Te sientes bien? —preguntó Abel— tu labio tiene esa forma extraña.

—Estoy feliz —anunció colocándole miel a su desayuno.

El chico sintió la mirada de confusión de su familia, no recordaba cuando había sido la última vez que se sentía así, mucho menos cuando lo había dicho en público.

—¿Ustedes están bien? —preguntó mordiendo su waffle.

Su gemelo puso su mano en se frente a lo que Caín negó divertido, soltando una pequeña risita.

—Tal ves esté teniendo un derrame, deberíamos llevarlo al hospital —mencionó Abel preocupado.

Su padre asintió, tampoco comprendía que pasaba con su hijo.

—Tranquilícense, estoy bien —trató de calmarlo.

—Ahora dilo sin que me des miedo —arqueó las ceja Abel.

El ojipurpura les miró para suspirar.

—Ya me canse de estar molesto todo el tiempo, así a sido la mayor parte de mi vida y de no ser por lo que pasó  hubiera sido así por siempre —añadió— ya no puedo, solo quiero ser feliz.

Su padre asintió, un gran cambio que siempre quiso para su hijo.

Su gemelo le abrazó con fuerza para besar su mejilla a lo que el mayor correspondió abrazándole, acción que antes le hubiera asegurado un golpe.

Después de su desayuno los chicos se prepararon para ir a la escuela.

—¿Seguro que quieres ir? —preguntó Adán preocupado— nadie te culpará si quieres quedarte un par de días más.

—Estoy bien —le aseguro abrazándole— te amo papá.

Adán abrazó a su hijo, no sabía que pasaría después solo sabía que siempre estaría para su hijo, sin importar que, sin importar quien.

Su hijo salió con su gemelo a un lado, mientras los veía salir.

Como cualquier padre inició con la limpieza de la casa, arriba y abajo terminando en la habitación de Caín.

Mientras quitaba las sábanas y las llevaba al cesto para lavarlas un crujido en la madera se hizo presente, un ruido que no había escuchado antes.

Volvió a pisar para escuchar el rechinido, con el pie empezó a tocar dándose cuenta que era un desnivel, con cuidado levantó la alfombra para darse cuenta que efectivamente era un espacio entre el piso de madera.

El padre consternado levantó aquella tabla más cortada para encontrar una caja, aquella caja con una C tallada con una navaja, la curiosidad le mataba pero conocía bien las palabras de su padre "la curiosidad mató al gato" ciertamente no quería ser el gato.

—No, no lo haré soy un padre responsable que respeta la privacidad de sus hijos —dijo lo que no se creía.

Colocó la caja para dejar todo como estaba volviendo a sus deberes... mala idea.

Camino a la escuela aquella chica fue interceptada por su novio.

—Hola guapa —asustó divertido.

La chica había soltado un pequeño saltito para girarse.

—Tonto —dijo riendo para besarle en los labios.

La vista de la chica recayó en el ojipurpura, un aspecto diferente, una vibra diferente un tanto aterradora.

—Caín —dijo insegura— ¿Cómo estas?

—Dianne —le sonrió— estoy bien, de vuelta ¿Y tú qué tal?

El cerebro de la chica hizo corto circuito, nunca había actuado tan "decente" con ella.

—Ah... bien, me alegro por ti —asintió nerviosa.

—Será mejor que nos apresuremos —apresuró animado.

Camino a la escuela Dianne aún no procesaba lo que estaba pasando.

—¿Seguro que es tu hermano? —preguntó confundida.

—Al parecer una nueva versión de él —asintió feliz— es bueno que deje atrás lo que a sufrido, es momento de que prosiga.

La rubia sonrió tomando la mano de su chica para apretarle dándole paz.

Una vez en la escuela todos miraban a Caín, podía ser por sus ojos, porque volvía o tal vez esa sonrisa en rostro.

—Hey si te molestan me dices —mencionó Abel.

—Tranquilo sé cuidarme solo —le recordó— te veo en clase —dijo dando palmaditas en su hombro.

—¿A dónde vas? —preguntó confundido.

—Con Cayden —contestó tranquilo.

—No prefieres quedarte conmigo —mencionó inseguro.

—Vamos hermano yo tengo mis amigos, tu los tuyos como siempre —asintió para calmarle— además debemos aprender a estar separados.

Una sensación extraña se presentó en su interior.

—¿Por qué lo dices? —preguntó inseguro.

—En un año estaremos en la universidad, diferentes carreras y escuelas —aseguró— será mejor que nos vayamos acostumbrando.

Una sonrisa y un fugaz abrazo para irse, no le gustaba ese nuevo Caín... ese no era su Caín.

—Vaya que a madurado —sonrió ella.

—Si, eso veo —asintió triste— está despierto, raro pero despierto.

La rubia le miró seria para revelarle el secreto del mundo.

—Caín tu hermano siempre a sido raro —le recordó riendo.

El menor asintió y es que no podía negar la verdad.

Los chicos se fueron riendo hasta entrar en el salón, ahí estaba Shawn y Dexter quien al verle se levantaron para proceder con sus disculpas.

—Abel de verdad lo sentimos —inició Shawn— no era nuestra intención lastimarte.

—Así es, nos dejamos llevar por el momento pero no lo pensamos de verdad —continuó Dexter.

Abel asintió para abrazar a los chicos, ya se había olvidado de su pequeña pelea.

La atención se centró en todos cuando los dos chicos ojipurpura entraron, riéndose como cualquier otro chico de su edad.

—Muy bien chicos, actividades en pareja búsqueda del tesoro —anunció la tutora.

El bullicio se hizo en el salón, haciendo competencia de miradas para escoger a su compañero.

—Oh no, en la pizarra de afuera está su compañero asignado, así que salgan encuentren a su pareja y regresan por la primera pista —ordenó.

Todos salieron en busca de su compañero, para Abel fue agradable ver el nombre de su amigo junto a él.

—Tu y yo —sonrió a Shawn,

—Como siempre —agregó el chico besando su mejilla.

Pero la sorpresa se la llevó Dianne al ver su nombre junto al de Caín.

—Parece que estamos juntos —mencionó la rubia— digo...  juntos en el equipo.

—No era necesaria la aclaración —dijo riendo— vamos por la pista.

Los adolescentes iban y venían de un lado al otro, siguiendo pistas para ganar un punto extra para la materia.

En una escuela tan grande, era fácil perderse.

—¡Y estamos perdidos! —anunció Dianne.

—Tu nos perdiste —aclaró Caín riendo.

—Bueno mejor juntos afuera que bajo tierra no —se burló de aquel día infernal.

—Oh vamos si amas mi compañía —insinuó riendo.

—Definitivamente no —se burló— pero no me desagrada.

Caín sonrió para mirarle, por primera vez esa mirada no le peso, una mirada que podía soportarle.

—Gracias —susurró— por lo que hiciste por mi hermano y por mí, de verdad.

Dianne le miró para asentir.

—Puedo preguntar —pidió insegura.

El castaño asintió, era todo un mundo de posibilidades para él.

—¿Quién era la chica? —preguntó— ¿Y por qué un bebé?

Caín suspiró, pronto todo se aclararía pero aún no era tiempo.

—Posiblemente una mala broma, hay gente que piensa que yo asesine a June Bates —mencionó cansado— hay gente que me odia y creo que querían hacerme pasar un mal rato.

La chica asintió, no quería hacerle pasar un mal momento sabiendo a lo que se refería.

—Lo siento —dijo acercándose a él para abrazarle.

Una lágrima rodó por la mejilla de Caín, la cual secó Dianne, una vez más ahí estaban... frente a frente, sus labios a centímetros.

—Mi hermano sabe —susurró.

—¿Qué? —preguntó pérdida en su mirada.

—Que me besaste —le recordó— que mueres por hacerlo en este momento y que quiero que lo hagas.

No dijo nada, la rubia se acercó a sus labios que extrañaba desde la última vez que besó.

¿Le gustaba Abel? Si, tanto que había sido capaz de encubrir un intentó de asesinato.

¿Le gustaba Caín? También, tanto que no podía evitar pensar en aquel beso todos los días.

Los chicos se separaron, la cara de la rubia ardía por una extraña razón y el corazón de Caín latía por la chica de su hermano.

—Será mejor volver —mencionó Dianne apartándose.

Los chicos caminaron un poco para chocar contra el inocente.

—¡Mierda no espanten! —exclamó Shawn exagerando— ¿Hay una pista por haya?

—No, solo nos perdimos —señaló Dianne robandole un beso a su novio.

La cara de Caín seria y sutil le decía a su hermano que no era verdad.

—¿Cómo se pueden perder... oh mierda tengo el mapa al revés —gruño Shawn.

Abel le miró para negar y poner bien el mapa.

—Vamos, igual y si hacemos equipo podemos ganar —mencionó Abel.

—Chico listo —alago Dianne besando su mejilla — vamos.

Continuaron la búsqueda del tesoro para quedar en segundo lugar, no había puntos para ellos pero el menor de los Stepler se libró de su castigo.

—¿Comes conmigo? —preguntó Abel.

—Lo siento comeré con Cay, tiene que ponerme al día —respondió tranquilo— pero hacemos algo en la tarde no.

—Seguro —aceptó triste.

El ojipurpura se fue sin decir más, ese no era su hermano... su hermano no lo cambiaria por nadie.

Durante el almuerzo Abel trataba de conectarse con su hermano, sentir lo que sentía.

—¿Todo bien? —le preguntó Dexter— parece que explotaras.

—Estoy bien —dijo negando divertido.

—Que les dió a los Stepler hoy por ponerse raritos —se burló Lisa— acaso cambiaron de personalidad o que.

En la mesa todos se rieron, incluyendo Abel tratando de disimular lo que era una posibilidad, tonto e irracional pero posibilidad para él.

Ambos se habían desconectado durante el accidente... no le gustaba lo que pasaba por su mente por lo que decidió dejar de lado todo pensamiento similar.

No muy lejos de ahí los ojipurpura desayunaban, estaban cerca de la salida por lo que decidieron saltarse la última clase.

Nadie les cuestionaba nada, podían pasar horas sin decir nada pero sintiendo como si tuvieran una conversación.

La hora de la salida se aproximó y por fin uno de los dos se atrevió hablar.

—¿Qué harás? —murmuró Cayden.

Unos segundos para que procedieran.

—Lo mismo de siempre —aseguró.

Su amigo asintió asimilando la bomba que llevaba contándole desde que se conocieron.

—Está vez lo haré bien —afirmó.

—¿Estas seguro? —preguntó confundido— si lo haces no hay vuelta atrás.

—Es mi única opción, de otra manera no podré ser libre nunca —confesó con cierto miedo.

—Ya pensaste en tu papá —trató de convencer.

—Lo hago por él, quedarse con un hijo será lo mejor —afirmó tranquilo— lo entenderá, siempre lo hace.

Cayden asintió para palmear su hombro.

—¿Cuándo? —preguntó aceptándolo.

—Hoy —asintió— tiene que ser hoy.

—Puedes esperar seguro en unos días...

—Entre más pase el tiempo será más difícil —aclaró— debí hacerlo hace tiempo, además... hoy hace nueve años asesine a mi hermano —confesó— debe ser hoy.

Cayden asintió, ayudó a parar a su amigo para verle de frente.

—Suerte —susurro mientras le abrazaba.

El chico asintió para ver los ojos púrpura de su amigo, se acercó para besarle una vez más, una última vez.

—Adiós Caín —se despidió el chico.

—Adiós Cayden —sonrió.

Aquel chico se quedó mirando como su amigo se juntaba con su gemelo en la salida, sería la última vez que vería a los gemelos juntos.

Uhajajaja *inserta risita malvada*

Últimos capítulos ¿Emocionados?

También quiero agradecerles porque está hermosa historia llegó a los 60k, muchas gracias por el apoyo de verdad.

Gracias por su espera y amor que a recibido, prepárense para el gran final.

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