40.
|Capítulo Narrado|
Lo que todos temían se había hecho realidad.
Lo que todos negaban había resultado ser la verdad.
Lo que era un secreto a voces negado por la mayoría, resultó ser lo más certero y terrible que a continuación viviría el mundo mágico.
El señor tenebroso había vuelto.
Lord Voldemort había conseguido hacerse al poder nuevamente junto a todos los mortífagos.
Ya no existiría la paz en el mundo tal como todos lo conocían, ya que con su regreso volverían los días oscuros y de miedo. Tal como había sucedido hace varias décadas atrás.
Marla ingresó a San Mungo, en recepción dejó su varita como prueba de identificación, además el carnet mágico que se le entregaba a cada alumno de Hogwarts, la paranoia había comenzado, en todos los lugares se había empezado a ver mortífagos infiltrados y espías. Claramente Marla no era una de ellos, por lo que no había colocado resistencia alguna, sólo exigió pasar con el frasco de galletas que llevaba para su amigo.
Neville, el tímido chico de Gryffindor, había comenzado a sacar las garras.
Sin que nadie lo supiera se había escabullido del castillo junto a un grupo liderado por Harry Potter para rescatar al padrino del mencionado de las garras de Voldemort, supuestamente. Las cosas no habían resultado ser tan sencillas. Voldemort había huído, los aurores llegaron a rescatar a los chicos en cuanto Marla dió aviso a McGonagall, pero ya era tarde. En el departamento de misterios se había librado una lucha de la Orden del Fénix, contra los mortífagos, lamentablemente Sirius Black murió de todas formas.
Lo que más le dolía a Marla era que Neville había sido torturado por Bellatrix, de la misma manera en que sus padres antes que él. Eso le rompía el corazón, que su amigo hubiera tenido que volver a revivir ese trauma. No es que no le importaran los demás participantes, estaba preocupadísima por todos, pero Neville era el más importante para ella.
Golpeó la puerta para entrar a la habitación y escuchó que de manera débil respondieron para que entrara.
Vió a su amigo con algunas cosas conectadas en su cuerpo pero estaba despierto y consciente.
— ¡Oh Neville! ¿Cómo estás? ¡Estaba demasiado preocupada!. —chilló y se acercó a él dejando el frasco de galletas en una mesa.
—Estoy bien Marla. —sonrió. — Sólo algo dolorido.
— ¿Qué sucedió? ¿Sabes de los demás?
— Todos estamos bien supongo, menos Harry. —concluyó.
La chica asintió, la única familia que le quedaba al chico acababa de atravesar el velo de la muerte.
— ¿Te duele mucho? — le preguntó la chica al que estaba acostaba recostado.
— Sí, pero más me duele saber que en realidad lo que sentí yo, no fue nada comparado con lo que sintieron mis padres. —murmuró.
— Al menos tú estás bien, los aurores llegaron a tiempo para rescatarles, sabes que a tus padres no les hubiera agradado nada que a tí te sucediera lo mismo. — declaró severa. — ¿Tu abuela?
— Acaba de bajar por un té, estaba histérica. —el muchacho se rió. —estoy castigado por el resto de mi vida por hacer esto.
Ambos rieron pero lo dejaron porque Neville tosió y comenzó un dolor en sus costillas. El chico estaba evitando decir lo que tenía en mente, pero quizás si lo mencionaba, su amiga se ablandaría.
— Lucius Malfoy fue llevado preso, está en Azkaban. — anunció. — Esta mañana fue su juicio.
Marla asintió, antes de salir, observó que Draco iba muy elegante junto a su madre saliendo del castillo, más no quiso mencionar nada al respecto.
— Marlie... —señaló Neville. — Él no lo debe estar pasando bien, quizás deberías acercarte.
— Por culpa de su padre y su tía tú estás aquí.
— Pero no la de él. — rebatió el jóven. — Tú conocías como era él antes de acercarte, no puedes cambiar la forma de ser de una persona sólo por convivir con ella unos meses, además él se estaba esforzando.
— ¿Le estás defendiendo? — ella comenzó a enfadarse un poco, pero no podía hacerlo frente a su amigo.
— Eso creo, supongo que me pongo en el lugar de él, no debe ser fácil tener preso a su padre, más después de ser como es. No tiene a nadie Marla, él siempre quiso estar para tí.
— Te traje galletas, estas son para tí.— anunció para cambiar el tema, dejándole el frasco a su lado para que lo abriera.
Ella no quería hablar sobre la confusión y dualidad de sentimientos que tenía por Draco Malfoy en ese momento. Y su amigo lo percibió también ya que ya se conocían a la perfección.
Ella se quedó unos momentos más, en ese lapso llegó la abuela del muchacho y se quedaron conversando unos momentos más. Minerva había sido permisiva con ella al otorgarle la oportunidad de salir de Hogwarts, únicamente porque sabía que Neville sólo tenía a su abuela. Además conocía a la perfección que ella era su amiga más cercana,por ende le permitió irle a ver, pero ya debía de volver al castillo.
Las clases y los exámenes se habían cancelado, todos debían de volver a casa este viernes, por lo que ahora sólo le quedaban unos pocos días. Con todo el ambiente, el ministro había exigido que las clases terminaran antes de lo previsto, por lo que volverían al castillo sólo a empacar y si no volvían a casa ese mismo día era porque querían tener todas las medidas de seguridad mejoradas para el regreso de los estudiantes hacia Kings Cross.
— Lo único bueno es que Umbridge fue suspendida. —sonrió Marla antes de irse de vuelta al castillo.
—Todo sacrificio tiene recompensa. —sonrió Neville antes de ver a su amiga atravesar la puerta.
Durante el viaje de la rubia hacia la escuela pensó en las palabras de Neville, pensó en que claramente Draco iba a estar pasándolo mal por la situación que su padre estaba viviendo, sin duda Lucius Malfoy era un hombre de dudosa reputación, ahora más que nunca había dado a conocer su verdadera cara, era un aliado del señor tenebroso realmente y no fue manipulado con la maldición Imperius como alegó durante la primera guerra, obviamente era un hombre sin escrúpulos. ¿Pero Draco? ¿Draco sería igual que su padre? ¿Sería capaz de hacer las mismas cosas que él?
Al llegar a la escuela había un clima de tristeza y de seriedad que reinaba dentro de los estudiantes como de los profesores. Nadie esperaba algo así, sólo los que le habían creído a Harry tenían en mente el regreso del señor tenebroso, nadie más. Marla caminó por los corredores sin saber a donde ir, aún no arreglaría sus cosas ya que quedaban días para volver a casa, aunque Hogwarts tenía algo extraño en su ambiente o tal vez ella se sentía nostálgica.
De un momento a otro divisó una cabellera rubia platinada y perfectamente cortada. Draco estaba escondido entre unos muros, las escaleras escondían salones y las estatuas podían camuflarlos muy bien. Él no había percibido su presencia y ella no sabía si hablarle o dejarle en paz, ya que si estaba allí era porque no quería ser visto. Se notaba en su postura el cansancio y la vergüenza, debió lo más probable haberse quedado allí desde que volvió del juicio.
Por un momento la Ravenclaw pensó en dejarle tranquilo y pasar desaparecida, más ella no era del tipo de personas que no hacían nada cuando veían que alguien no lo estaba pasando bien o se veía que tenía problemas. Descendió unos escalones y se aclaró la garganta.
— Draco, siento mucho lo que pasó con tu padre. — hizo una pausa y él alzó la vista con desinterés. — me refiero a su condena.
Él no mencionó nada, claramente no estaba a gusto con el tema de conversación.
— Sin quieres... — antes de que pudiera continuar fue interrumpida.
— No necesito tu lástima, no me has hablado en semanas, así que puedes volver por donde viniste, y si ibas pasando te sugiero que sigas tu camino. — respondió con frialdad, con claras intenciones de hacerle sentir mal.
— Yo sólo quería decir que lo siento.
— Pues no tienes que sentirlo, que yo recuerde mi padre no es nada tuyo. — suspiró. — Yo tampoco, tampoco soy algo tuyo, así que si me disculpas quiero estar solo.
Marla tuvo que morderse la lengua para no decirle algún insulto ante su comportamiento de patán, pero esta vez le entendía que estuviera actuando así.
— Deberías dejar de autocompadecerte. — rebatió — Tú y tu padre son unos malditos, él se merece estar allí, por su culpa los chicos están heridos, por su culpa y de todos los demás mortífagos. — le dijo con la intención de que le mirara.
Y lo consiguió, Draco la observó con rabia.
— ¿Por qué yo soy un maldito? — preguntó con rabia.
— Porque siempre estás odiando al resto, nunca quieres ser gentil, siempre quieres ser el malo de la película y eso te agrada, eso te hace un maldito de primera.
¿En qué momento empezaron a pelear?
— Quise ser diferente contigo, más no te interesó, te espantaste de inmediato.
— ¿Me lo sacas en cara?
— Sí, siempre supiste que no era un ángel o un justiciero como San Potter, pero quería ser distinto contigo por lo que sentía por tí.— le contestó enojado. — Pero tu "la correcta Marla" era demasiado buena para estar cerca del canalla de Malfoy.
Ella no supo que decir.
— Si Marla, tu tampoco eres la mejor persona, preferiste guardar las apariencias y seguir en la zona de confort.
— ¿Y cuál sería mi zona de confort? — ella realmente había comenzado a enfadarse.
— En el de la ratona come libros, que no quiebra un huevo, pero que durante las patrullas coquetea con el chico malo de la escuela. — le escupió. — No somos todos tan diferentes, pero yo quise ser diferente contigo frente a todos, en cambio tu fuiste una cobarde y no dudaste en alejarte para limpiar tu reputación.
Eso destrozó a Marla, porque era verdad, pero era demasiado orgullosa como para negarlo o para pedirle disculpas, cada una de las palabras de Draco eran ciertas, ella había hecho eso por miedo a que la catalogaran igual que él. No fue capaz de continuar mirándolo a los ojos, se fue de allí casi corriendo, se había decepcionado a sí misma y también al chico que quería.
Tenía unas ganas de echarse a llorar de inmediato más tuvo que reprimirlas. El profesor Flitwick le hizo volver a la realidad.
— Señorita Millicevic, veo que ya volvió a la escuela.
— Digame profesor. — contestó reprimiendo el suspiro que quería salir.
— Necesito que me acompañe al despacho de la profesora McGonagall, su padre quiere hablar con usted de manera urgente.
Eso la sobresaltó.
—¿Le ha sucedido algo? ¿Está bien?
— No se preocupe, acompañeme por favor.
La rubia siguió al profesor por los pasillos hasta que llegó a la torre correspondiente, jamás había estado en aquellos despachos por meterse en problemas, salvo por la vez que estuvo allí por Umbridge, pero en todos sus años su padre jamás había venido a la escuela, menos llamado por una indiscreción de su padre.
El maestro golpeó y dijo la contraseña del despacho de Minerva.
—Adelante, profesor, señorita Millicevic.
— Papá ¿Cómo estás? ¿Qué haces aquí? — se acercó a abrazarle y le dió un beso cariñoso.
— Cariño mío, te extrañé. — le abrazó con fuerza. — ¿Dónde estabas?
— Viendo a Neville, supongo que sabes lo que sucedió.
—Sí de hecho por eso mismo estoy aquí.
Eso extrañó a Marla.
—Bueno les dejaremos para que conversen en privado. —anunció Minerva y salió junto al jefe de Ravenclaw. Actitud que a la chica no le sentó nada bien.
— ¿Papá qué está sucediendo?
— Cariño, verás. Londres ya no es seguro, por ningún motivo.
— Sí lo sé, pero no podemos hacer nada.
—Claro que sí cariño, ya lo tengo todo solucionado.
— ¿Qué tienes en mente? ¿Estás bien? — la actitud nerviosa del hombre comenzó inquietar a la chica.
— Nos iremos de aquí cariño mío, nos iremos a América.
Eso fue como un balde de agua fría para ella.
— ¿Qué? ¿Qué dices papá? No podemos irnos. — sentenció la chica.
— Marlie, hija mía. No quiero exponerte a nada aquí, siempre estoy buscando lo mejor para tí. Tu madre estaría de acuerdo conmigo. — le acarició el cabello. — Hija, ya está decidido, iremos a América.
— ¿Papá? ¡Dónde estudiaré! ¡Ya estoy en quinto año! Sabes que quiero terminar mis estudios.
— Pues terminarás tus estudios en Illvermorny cariño ¿Crees que no pensé en todo? Empezaremos de nuevo, sólo tú y yo. Lejos de la guerra que claramente dejará la devastación aquí.
— Papá, por favor. — ella le suplicó.
— No hagas esto cariño, apenas acabes aquí en unos días, nos iremos. No insistas, ya está decidido, vendrás conmigo.
Marla observó a su padre y salió del despacho corriendo, las lágrimas que había reprimido antes en la conversación con Draco,salieron de inmediato.
Dejar Hogwarts, dejar Londres, dejar a Neville, dejar a Draco..
Toda su vida estaba en Londres y ahora de la nada tendría que afrontar un cambio que jamás creyó.
Necesitaba un abrazo, uno que jamás tendría. El de su madre, su madre le hacía falta.
¿Realmente estaba sucediendo todo esto?
¿Realmente estos serían los últimos días de ella en el castillo que desde su infancia había sido su hogar?
Al parecer sí.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro