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26.

|Capítulo Narrado|

La clase de herbología era en el invernadero más alejado de todos, los alumnos de Ravenclaw y Slytherin la compartían, por ende, Marla y Draco se verían durante la hora de clases.

A Draco no le gustaba para nada esa materia, no se le daba bien, además desde pequeño siempre sintió que no era necesaria para las pretensiones que él tenía para su futuro, y eso era convertirse en un gran alquimista.
Aunque debía admitir que ahora le estaba agrandando sólo por el hecho de que la cursaría con Marla.

Si bien ellos solamente eran amigos, se estaban acercando, además que la rubia le hacía sentirse mejor persona. No le daba ganas de molestar a los demás cuando estaba cerca de ella, no le gustaba que Marla viera lo cruel que solía ser con las personas siempre.

Se alistó en las mazmorras para irse a la clase, ya que era temprano, sus compañeros también estaban arreglandose, más no se esmeró en esperarlos, ya que él tenía buenas calificaciones y Crabbe y Goyle, no eran más que unos alcornoques, como el profesor Snape solía decirles.

Se dispuso a bajar las escaleras de los dormitorios a la sala común, allí estaban las chicas, listas para salir a desayunar.

— Draquito ¿Irás a desayunar? — su amiga Pansy, siempre solía estar junto a él, le pretendía y él lo sabía, además que se habían liado en un par de ocasiones.

— No Pansy, además deja de decirme así, no soy un nene pequeño, ni mi madre me decía así. — le contestó con bastante fastidio, era increíble la manera en que Pansy solía irritarlo con facilidad.

La chica se percató que el muchacho la estaba ignorando, además que desde hace días que no la buscaba para que se besaran o para encerrarse en algún salón vacío.
— Draco, ¿ven podemos hablar?

Él asintió y se alejaron un momento de los demás compañeros que ya empezaban a bajar de las habitaciones.

—¿Estás saliendo con alguien? — preguntó, aunque ya casi creía saber la respuesta.

— No estoy saliendo con nadie, aunque si lo preguntas porque ya no hemos estado juntos, es porque no me nacen las ganas.

— ¿Ya no te parezco atractiva?

— No es eso Pansy, solamente que tengo intereses diferentes a los que antes tenía. Creo que no es correcto que nos besemos si en realidad tú no me gustas. — le habló con total sinceridad y luego de eso se retiró.

No bajaría a desayunar, pues la noche anterior junto a Blaise y a Theo, habían comido mucho, ya que se habían robado golosinas de la cocina cuando los elfos estaban distraídos.
Eso no significaría que no iría al gran comedor, pues quería esperar a Marla para ir juntos a la clase.

La vió entre la mesa de Ravenclaw, se veía más luminosa y fresca, sus rizos estaban más definidos, se veía tierna. Estaba hablando con Padma, con Cho y Luna. Se veía bastante animada por lo que no quiso acercarse demasiado, pronto se pararía e iría en dirección al invernadero, ya que Chang era un año mayor y Lovegood era un año menor, por lo que decidió esperarla fuera.

Pasaron unos minutos y la divisó venir con el bolso donde traía dentro los materiales para herbolaria. Cuando lo vió, Marla sonrió, de cierta forma le agradaba estar con él, a pesar de la personalidad tan compleja del Slytherin.

— ¿Y eso? — dijo apuntando el bolso del muchacho. — No sabía que tomarías herbología.

Draco observó a Marla por unos instantes y se acercó a darle un beso en la mejilla, le gustaba sentir la suavidad de la piel de ella.

— La verdad tenía este rato libre. —mintió — era eso o estudios muggles— hizo una mueca de asco.

Marla ignoró ese comentario, sabía que le tocaba con ellos la clase, aunque sin duda hubiera preferido tenerla con Gryffindor.
— Si vas a estar haciendo esos comentarios cada vez que estemos en la clase, para eso mejor no la tomas.

— Sólo estaba jugando Millicevic, deja de ser tan enfadona. Te arrugas. — le soltó.

— ¿Ahora me tratas de anciana?

— Sí, mira esas arrugas — contestó el rubio tocando unos pliegues que se marcaban cuando la chica fruncía el ceño.

Cuando llegaron al invernadero, ya estaba la profesora Sprout y algunos estudiantes, Marla se dirigió al mesón donde solía estar en esta clase en particular y él la siguió.

— ¿Te incomoda si me coloco frente a ti? — preguntó Draco, los mesones de madera eran para dos personas.

— No, sólo no hables durante la clase, o le pediré a Madame Sprout que te cambie de asiento. — replicó tratando de entender por qué él se empeñaba en pasar tiempo junto a ella.

— No te preocupes, mantendré mi boca lejos de tí— le contestó con coquetería. Marla volvió a dejar pasar ese comentario ¿Qué se creía? Era demasiado provocador.

La profesora Sprout dió por comenzada la clase y todos atendieron.
— Jóvenes, les doy la bienvenida a la clase de herbolaria. Quiero darles ánimo en este nuevo año escolar. El atraso de esta clase se debió a una plaga de termitas que sufrimos. — comentó la mujer — Sugerí que ustedes ayudaran a exterminarla, pero la subdirectora no lo halló conveniente, pues por eso empezamos con unas semanas de retraso.

Los estudiantes asintieron y le hicieron comentarios agradables a la profesora.

— Para que lo sepan, este año haremos un proyecto en parejas, durante todo el año escolar, trabajarán con un mismo compañero, y las labores que tendrán se las dividirán por igual. — les contó la mujer con entusiasmo. — Empezaremos a reforestar el área que se consumió por las termitas, lamentablemente fueron varias hectáreas de los prados, por ende habrá mucho trabajo, cada pareja tiene que crear su propia huerta con vegetales, estos serán utilizados para la  cocina de Hogwarts.

Marla sonrió, le gustaban mucho las ideas de la jefa de la casa de Hufflepuff, siempre era muy justa y se preocupaba por el bienestar de todos en la escuela. Por lo que este proyecto le fascinaba de sobremanera.

— ¿Cómo vamos a formar las parejas profesora? — preguntó Theodore desde su mesa al final del invernadero.

— Pues miren al frente — hizo una pausa — ese será su compañero durante todo el año, por lo que espero que no se peleen y que tengan un funcionar productivo.

Draco y Marla intercambiaron una mirada por unos segundos, hasta que fue la Ravenclaw quien cortó el silencio.
— Sé que no te gusta esta materia, pero ni creas que arruinarás mi calificación semestral si no quieres trabajar. — le amenazó.

— ¿Tan mal catalogado me tienes? Sabes que me gusta destacar, apuesto a que tengo mejor mano que tú en esto de las plantas. — bromeó.

Se pusieron manos a la obra de inmediato, fueron sacando semillas de donde la profesora les indicaba y se dispusieron a marchar hacia donde la plaga había desolado todo.

— Me gusta ser tu pareja Marla.

Se rieron ante el comentario.

— Me refiero a que estemos trabajando juntos, no suelo relacionarme con muchas personas de tu casa.

— De ninguna casa Draco. — rebatió la rubia.

— Estoy acostumbrado a rodearme siempre de las mismas personas.

— ¿Por qué hablas conmigo?

— Me intrigas, me intrigas mucho. Siempre tienes una idea brillante, eres brillante y jamás te callas, eso me sorprende.

— Pues gracias por los halagos. — sonrió mientras apartaba la tierra con las manos enguantadas. — Pero lamento decirte que eres sumamente torpe. — le dijo cuando lo observó como quitaba las raíces.

— No entiendo porqué no podemos hacer esto con la varita, para eso somos magos.— frunció el ceño enojado. — Por eso detestaba esta asignatura.

— Las cosas naturales deben hacerse así, con tus propias manos Draco Malfoy.

— Lo que pasa es que..

— Te falta paciencia, lo he notado, te hace falta trabajar estas cosas, alimentan el espíritu.

— Que inspirador. — dejó escapar Draco.

— Debes cambiar la actitud, de lo contrario esto siempre será un tedio para tí.

Sin tener tiempo a decir más Draco le lanzó un puñado de tierra a la cara. Marla alcanzó a verlo y se puso la mano para que no le cayera en los ojos.

— ¿Qué te pasa Malfoy? ¿Qué te crees?

— Solamente intentaba hacer que esta clase fuera más divertida. — se carcajeó.

— Pues entonces toma. — Marla respondió el gesto arrojandole tierra y un poco de fertilizante.

— ¡Marla! ¿No sabes cuanto le cuesta a mi madre mandar a limpiar mis uniformes?

— Pues no me interesa. ¿No eres tan rico? Mandalas diez veces si es necesario. — ambos comenzaron a arrojarse tierra de hoja hasta que la diversión se acabó.

— Malfoy, Millicevic ¡Cuiden el material! Esto no es un juego. — les regaño Bobona desde su puesto, los vió a pesar de estar tras las espesas ramas de los árboles.

Marla se sonrojó, a ella casi nunca la regañaban, ya que era una alumna ejemplar, además de prefecta. Draco por su lado no le dió la menor importancia y siguió riéndose por lo bajo al ver la expresión avergonzada de su compañera. Era adorable ver como siempre seguía las normas e intentaba ser una chica ejemplar.

— Ya me regañaron por tu culpa. — soltó.

— ¿Por mi culpa? Yo no te obligué a tirarme tierra, seguiste haciendolo porque quisiste. Te gusta el alboroto aunque lo niegues.

— Callate Malfoy, dejame terminar con la tarea, la profesora pasará revisando qué es lo que hemos hecho y no quiero que no esté terminado.

— Siempre podemos usar magia, no te estreses tanto.

— Esa no es la idea, así que deja de hablar y trabaja porfavor.

Sólo se limitó a mirarla y a hacerle caso, él no quería que su nota se viera afectada por el mal comportamiento que él había tenido, pero era inevitable querer molestarla, además de que saliera de su zona de confort donde siempre quería mantenerse.

En lo que la había conocido se dió cuenta que siempre quería seguir las normas, nunca tenía malas actitudes o comportamiento, de cierta forma le faltaba vivir un poco, y según él, en parte era por su padre, quien la había sobreprotegido por la muerte de su madre. Él quería intentar que ella saliera de esa faceta de niña correcta donde ella quería estar.

— Terminado todo ¿Ves que no era necesario enojarse tanto conmigo?

Ella aún estaba un tanto ofuscada.

— No me gusta que me regañen, soy prefecta.

— Marla, no seas tan exigente, sabes que no es necesario ser perfecta todo el tiempo, debes vivir un poco ¿Qué sería la escuela sin hacer barbaridades en algún momento?

— Quién me lo dice, un Slytherin, todos ustedes siempre tienen desdén por las reglas.

— Y creo que los Ravenclaw siempre quieren tener la razón, son unos engreídos, y eso que supuestamente yo lo era. — afirmó.

Al finalizar la clase guardaron sus pertenencias en sus respectivos lugares y se llevaron sus utensilios personales en los bolsos que antes traían.

— ¿Qué clase tienes ahora? — le preguntó Marla.

— Tengo un rato libre, así que iré a ver a mis amigos.

Ella también lo tenía, pero no se atrevió a decirle que quería pasar un rato más con él, en ese sentido a ella no le gustaba quedar de demasiado interesada, ya era suficiente todo el tiempo que habían pasado juntos, se obligó a recordarse que no quería que la ligaran directamente a él, o si no la gente pensaría que era una persona de sus mismas creencias.

— Te veo luego ¿Te parece?

— Me parece, que te vaya muy bien.

Se dirigiría al lugar al que siempre iba, donde se sentía más ella que en ningún lugar. A la biblioteca, ahí podía fundirse en sus libros e ignorar al mundo.
Lamentablemente en esta ocasión, no pudo concentrarse, por más que intentó leer, ya sea libros de la escuela o de carácter muggle no pudo mantenerse tranquila. No podía dejar de pensar en Draco Malfoy y eso la frustraba, jamás pensó que ella, tan correcta iba a pensar de una manera tan intensa en aquel chico, que era bajo el conocimiento de todos un canalla, un chico sin escrúpulos y que no le importaba causar mal al resto.

¿Por qué con ella intentaba ser diferente? ¿O sólo era un plan como le dijo Hermione?

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