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Capítulo 7


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Decisiones
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Acostumbrada a que su piel no tocara los rayos del sol con continuidad, le fue difícil aceptar que era lo correcto. Su nueva compañía le ha contado que la llevará a su pueblo, su intención es presentarla al resto como un huésped y evitar que pase hambre varada en un lugar que ni siquiera conoce. Al meditar su ofrecimiento, le pareció correcto. No tendría que buscar algún alimento por su podría mano y dormir en la intemperie, sin contar que le temía a los bichos.

Llevaba un día y medio bronceando su cuerpo para aparentar que pertenece a esa época, y durante ese tiempo su salvador vestido con solo un taparrabo de levanta pasiones la observaba, sentado en la base de los árboles, resguardándose del sol, mientras ella se quejaba de las ronchas que le brotaban.

     — ¡Mírame Tectlian, parezco un chocolate humano! —Elizabeth no dejaba de mirarse los brazos.

Y es lo que ha hecho todo ese tiempo, observar a su nueva compañera, de cierta forma le gusta más esta  joven con cabello enmarañado y reciente bronceado.

     —No entender. —Habló sin quitar la vista de ella mientras rascaba su pierna velluda intentando quitarse el lodo seco.
Se golpeó la frente levemente, recordándose que Tectlian era una persona incapaz de interpretar algunas de sus palabras.

     —El color de mi piel, Tectlian. —Señaló con ambas manos sus piernas.

     — ¿Qué tener? —Tectlian no terminaba de comprender que intentaba decirle. 

     —Olvídalo —suspiró—. Entonces, ¿Ya soy igual a ti?

     —Sí, ya ser igual a mí —asintió. Frunció el ceño al ver las sandalias de Elizabeth—. ¿Qué ser eso?

Sin esperar respuesta, se acercó con curiosidad hacia ella y, arrodillándose, intentó tocar la pequeña flor pegada en el centro de su sandalia. Sin embargo, ella malinterpretó sus intenciones.

     — ¡Taparrabos pervertido! —Lo empujó lejos de ella, sentándolo en el suelo ante su mirada asombrada—. ¡Si haces eso de nuevo te dejaré sin ese fruto del centro! —Gritó malhumorada, señalando su taparrabos.

Notando su mal humor y entendiendo a que se refería con “fruto”, asintió temeroso de que cumpliera sus palabras. Una mujer con carácter, eso le gustó.

     —Sólo querer ver… —quiso justificarse.

     —Mi ropa interior, ¡por supuesto que no! —se escandalizó.

     —Yo… —Se quedó callado, sin tener idea de lo que era una ropa interior.

     —Te creí respetuoso Tectlian, jamás creí que estas fueran tus intenciones —negó al ver que Tectlian hablaría de nuevo—. Sera mejor que nos vayamos. Ya estando a solas contigo me da mucho miedo.

     —A mi dar miedo los pumas —hizo gestos, mostrando los dientes y levantando las manos, pretendiendo ser un puma—. Hermano decir que si yo atrapar un puma y darlo a mujer que yo querer y quedarme con ella.

Quizá deba ir de cacería pronto y entregar un puma antes que todos a Elizabeth. Era su oportunidad para unirse a alguien y ganar por primera vez en algo a sus hermanos mayores. Pero el miedo a los pumas lo complicaba todo y las reglas de su pueblo también.

     —Tectlian, por favor deja de hablar —no le interesaba sus líos de cortejo.

     —Diana no pedir eso —murmuró.

     —Pensándolo bien, habla todo lo que quieras —increíble, el taparrabos la comparaba con la pelos teñidos—. Mejor aún, háblame de este lugar.

Escuchar eso le emocionó, sonrió, feliz de contarle cómo funcionaba su pueblo.

     —Yo nacer aquí, igual que hermanos, crecer y jugar por bosque. Tealec casar ahora a puma para llevarlo con Kahia, así poder tener hijos y crecer pueblo —siendo su hermano mayor el jefe de su pueblo debía contraer matrimonio antes de las dos próximas lunas y evitar que su puesto sea cedido a su segundo hermano—. Tialoc querer quedarse con Jamia, pero no poder aún.

Guardo silenció, esta vez escondiendo el rostro entre sus piernas, prestando atención a las hormigas que pasaban a paso apresurado en fila, cargando hojas verdes y pequeñas.

     —Y qué hay de ti, ¿No quieres casarte, tener mujer o como sea que le digan aquí? —Tectlian simplemente se encogió de hombros—. Oh por favor, si tus hermanos lo harán, porque tú no, ¿Piensas quedarte a vestir santos? Espera, eso se les dice a las mujeres.

Quitándose del sol, se encaminó a la sombra y se hecho al suelo para hablar con Tectlian.

     — ¿Por qué no me respondes? ¿No te quieres? ¿Es eso? —le dedicó una mirada seria.

     —Yo… yo si querer mujer, pero tener miedo a puma. Si yo tener miedo, no poder casarlo y darlo a mujer. —Era un fracaso como cazador, pero contaba con el apoyo de su hermano mayor y actualmente le ayudaba a enfrentar sus miedos.

     —Lo que tú necesitas es una chica que te haga olvidar ese miedito, seguro ni siquiera te gusta alguien —alborotó su cabello oscuro, sonriéndole con ternura—. ¡Ya la conocerás! Y si aún ando por aquí, yo te ayudo a casar a ese animal, bueno falta ver si ese animal se parece a los del zoológico; cansados y flojos, sentados en una roca.

El problema ahora es que sin darse cuenta Elizabeth atraía más a Tectlian, el joven estaba encantado con su presencia y fascinado en aprender cosas nuevas a lado de Elizabeth, quizá confundía sus intenciones de ayudarlo con un reciente e inocente “te quiero”, pero ahora más que nunca deseaba llevarla consigo a casa y mostrarla ante el resto.

♦♦

Por séptima ocasión su rostro besó el suelo. Al mancharse de lodo, provocó que Mike carcajeara.

     — ¿Te diviertes, Mike? —Preguntó con un deje de molestia, limpiándose de mala gana el lodo en la cara.

     —Sin duda alguna —tocó su estómago al comenzar a dolerle a causa de sus carcajadas desenfrenadas—. No he dejado de reír gracias a ti. Me haces el día con esto.  

     —Eres un descarado. —hizo un gesto raro, entrecerrando los ojos.

     —Sólo un…

Y en ese momento cayó también al tropezarse entre las raíces de un árbol. Agradeció llevar su celular aún dentro de la bolsa, aunque esta estuviese cubierta totalmente de lodo, esperaba que no se haya averiado al golpearlo.

     — ¡Otra vez estas sandalias! —Culpó a sus favoritas sandalias purpuras de su torpeza, riendo aún más—. A este paso me quedaré sin mis taparrabos tradicionales —actualmente usaba su camisa verde pálido atada sobre su cintura cubierta completamente de lodo húmedo y seco de su última caída. 

     — ¡Increíble, aun así continuas riéndote! —Bufó.

     —Tú no lo entiendes —realmente nadie lo hacía.

     — ¿Qué no entiendo?

     —Esto parece un ring, Diana. —carecía de imaginación y no veía el lado bueno a las cosas, debía explicarle lo que él veía. 

     —No sé de qué estás hablando —enarcó la ceja derecha y sin prestarle atención a sus palabras, continuó avanzando—. Mike, este clima te está afectando o puede que Elizabeth te haya devuelto descompuesto.

¿Por qué todos se empeñaban en decirle que era un tonto? No lo es, su madre le ha dicho hasta el cansancio lo inteligente que es y las grandes cosas que puedes lograr, su único defecto es aferrarse a no madurar.

Hizo caso omiso. 

     — ¡Caída libre sin límite de veces! —Pronunció incorrectamente la frase—. ¿Lo captas, Diana? Caemos al suelo todo el tiempo como los luchadores —definitivamente se había vuelto loco—. ¡Por favor, debería hacerte reír! —se quejó al verla sería, sin entender lo que decía.

     —No cuando termino enlodada —se señaló—. Ponte de pie, debemos seguir.

     —No quiero —se colocó lodo en sus brazos, comenzando a jugar—. Me gusta el lodo, me siento como un puerquito en su habitad y con este calor nos hace bien estar frescos aunque sea con lodo.

     — ¿Te estás dando cuenta de lo que acabas de decir? —Mike, negó—. Tu ingenuidad me hace pensar que aún hay infantilidad en ti.

     — ¿Debo sentirme ofendido?

     —Para nada, amor —le sonrió—. Ser infantil tiene sus ventajas —meditó unos segundos—. A nosotras nos encanta reír y pocas encuentran a esa persona que sea capaz de hacerlas reír como tú puedes hacerlo. Aunque últimamente las chicas de hoy prefieren a un adonis, chico malo y rico. Sería una de ellas si no hubiera conocido esa mañana a un tipo tímido vestido sólo con un calzoncillo de cars en la cama de Elizabeth y dormido como un bebé.

Le dedicó una mirada divertida.

     — ¡ALTO! Soy casi todo eso, menos lo de malo —se hizo el ofendido.

     —Más o menos, bobo. Pero no eres rico y en lo guapo te defiendes. —opinó.

     — ¿Cómo que más o menos? —Se puso de pie deshaciéndose de su camisa y arrojándola teatralmente al suelo— ¡Solo mírame! Soy bonito, con buenos sentimientos y por si fuera poco soy… rico.

Se tomó su tiempo para observarle con descaro, estando cubierto de lodo no era motivo para menospreciar lo bien que Mike se conservaba si mucho menos su característica ropa interior. Con altanería, Mike se giró sobre si para darle mejor vista a Diana.

     —A que estoy en lo correcto. —insistió.

     —Más o menos, vuelvo a repetir —le dio una última mirada, antes de comenzar a alejarse a paso lento—. Eres medio lindo —Mike levantó el puño al cielo pegando un brinco de felicidad, tirando sus lentes oscuros al lodo—, pero no rico, ¿Olvidas que tu papá te paga una miseria? Aparte, es un negocio pequeño.

De mala gana cogió su camisa y lentes del lodo y siguió su paso.

     — ¡Caracoles! Tienes razón, ya ni yo me la creí. Gano como todo mexicano… mísero sueldo mínimo —rio—. Pero soy guapo y no te soy indiferente, eso es bueno. —limpió con la camisa los lentes y se los puso.

Sin duda que lo era para ella, al fin lo tenía, disfrutaría de su compañía e intentaría sobrevivir en un mundo que desconoce. ¡Es Diana Sánchez! La chica que puso en su sitio hace siete años al capitán de fútbol de su preparatoria, si vivió para contarlo, podría sobrevivir a esto y más.

     —Si Mike eso es bueno, pero la belleza no es nada si no tenemos que comer. —volvió a quejarse.

     — ¿Eso es un reto? —Mike lo interpretó de esa forma—, puedo seducir a un pollo salvaje o incluso a un jabalín, mientras tú lo capturas y lo cocinamos.

Estalló a carcajadas, confundiendo a Mike.

     — ¿Mi idea es tan mala? —Preguntó serio.

     —Ay Mike… —no conseguía parar de reír— Es mucho más… gracioso cuando lo dices muy serio.

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Se les agradece los 210 votos 😍
Se subirán varios capítulos el lunes n.n para que no pierdan el hilo de la historia.
Buenos días 😱

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