8 (Especial)
Todo en la vida de TaeHyung era un asco.
Su madre había fallecido hace poco, su padre era un hijo de puta que huyó como un cobarde al no tener recursos suficientes para mantener a su hijo adolescente, sin contar que tenía otra familia en otro lado del país.
Sí, todo estaba destruido.
TaeHyung era un muchacho común y corriente; al menos eso era en los momentos en que aún era un niño inocente, sin saber lo triste y cruel que podía ser el mundo. Sin saber cuanta injusticia podría haber.
Cuando tenía 12 años, sintió un tremendo miedo al notar que se sentía atraído por un niño de su salón. No podía explicar con precisión que era lo que tenía, pero a pesar de su corta edad, sabía que sentir un extraño cosquilleo en el estómago no era normal, en especial si se trataba de personas del mismo sexo.
Sintió miedo, demasiado. Simplemente quería morir.
Recordaba las palabras de su padre una y otra vez.
"¿Sabes qué ocurrió hoy, Solar? Encontraron en el parque a dos chicos besándose, ¿puedes creerlo? Este mundo se está viniendo abajo con tanta mierda. Malditos homosexuales."
Y TaeHyung callaba, solo callaba.
Fue ahí cuando supo que algo no andaba bien en él. No debía, no debía sentirse así por otro chico, eso... Sencillamente no estaba bien; era inhumano, repulsivo y asqueroso. Sí, la homosexualidad no podía ser nada bueno.
Nada bueno.
Recordaba también las veces que en que su padre lo interrogaba; habían llegado rumores a sus oídos, rumores que decían que TaeHyung andaba en una relación con un supuesto amigo. Sí, amigo, persona de su mismo sexo, hombres... Gays.
"- TaeHyung- su hijo lo miraba - Tú no andas en esas tonterías maricas, ¿verdad? - El muchacho siempre asentía con pesadez. Le dolía mentirle a su padre, le dolía sentirse humillado, le dolía todo - Menos mal. El día en que me salgas con una tontería como esa, dejas de ser mi hijo, recuerda eso.
Él quería llorar, realmente quería hacerlo.
- N-No te preocupes papá, jamás haré algo que te decepcione - y su padre sonreía.
- Mas te vale si quieres seguir siendo parte de la familia."
Tantos años fueron de puro dolor, con su madre como única confidente. Ella fue la única persona que le hizo aceptarse tal como es, que le decía que ser homosexual no era nada erróneo, que todos merecían amar.
Lo malo, fue que debían mantenerlo en secreto, su padre no podía enterarse por nada del mundo; no, no y no.
Pasaron años.
TaeHyung ya casi era un hombre.
Tenía su orientación sexual bien definida y no intentó ocultarlo más a pesar de que su padre le vivía diciendo todos los días que era un asco para la sociedad. Al final, se había acostumbrado al maltrato. Cosas raras pasaban, su padre salía todas las noches, ni siquiera le importaba que su madre estuviera jodidamente enferma, acostada en su cama sin poder levantarse.
TaeHyung tuvo que posponer sus estudios y ayudar a su mamá en casa, mientras su padre supuestamente trabajaba todo el día.
Como lo supuso, perdió ese año de instituto, le faltaba solo un año para graduarse de la secundaria para así poder ir a la universidad que le interesara, pero, ¿cómo hacer eso si el dinero no alcanzaba?
Unos meses después. Todo se vino abajo.
Su madre murió, se descubrió que su papá tenía una amante y por si fuera poco, tenía dos hijos. Una mierda total.
Lo peor de todo fue cuando el padre se excusó diciendo que no mantendría a un estúpido gay. Al día siguiente, el hombre huyó, sin dejar ningún rastro. TaeHyung se había quedado sin padres.
Su única salvación fue Wheein, su tía. La única persona que lo mantuvo a salvo y la que se comprometió a cuidarlo y amarlo. La única persona que se quedó a su lado, sin importarle su orientación sexual, ni su pasado.
La persona con la que vivía actualmente.
TaeHyung tuvo que cambiarse de colegio y repetir su último año, y aunque parecía que todo mejoraría, no podría asegurarse de eso si era la burla de sus compañeros sencillamente por ser gay.
Un grupo había comenzado a agredirlo; si no se equivocaba, Jackson se hacía llamar el líder.
Lo golpeaban y lo insultaban, y él simplemente se dejaba hacer. No podía luchar, y tampoco podía hablar con Wheein; sencillamente no quería causarle mas molestias.
Todo empeoró cuando lo vio... Él
Él... Era hermoso.
Se maldijo mentalmente al sentir como su corazón comenzaba a latir de manera acelerada al verlo por primera vez. Se sintió estúpido.
Por lo que supo, ese chico se llamaba JungKook, y sí, también era un maldito homofóbico.
Otra razón para que TaeHyung comenzara a odiarse.
Lo veía y notaba lo delicado que ese chico podía ser. Eso le causaba gracia.
Pero, también dolor. TaeHyung no era idiota, él notaba claramente las miradas de odio que recibía por aquel muchacho, y él, un masoquista, pensaba que se lo veía jodidamente sexy mientras rodaba los ojos y torcía sus labios.
Era tentador.
Así que decidió hacer un pequeño intento. A lo mejor, no era tan malo.
Intentó acercarse a él mientras este comía su almuerzo.
Como lo supuso, fue vilmente rechazado de la manera más cruel posible. Esa mirada de odio, la conocía, la misma que su padre le dedicaba.
Ya no podía más, ¿qué estaba mal con él?
¿Qué?
Su única opción era refugiarse en aquellos servicios higiénicos para así poder llorar con gusto. Desahogarse y luego llegar a casa para decirle a su tía que todo estaba bien, que la escuela era perfecta y que para su buena suerte, el amor no había llegado a su corazón todavía.
Todo era una puta mentira, una mentira disfrazada de un cuento de hadas. El único sueño de TaeHyung era poder ser feliz, sin ser criticado ni agredido, sin ser humillado, solo ser él.
¿Acaso debía morir para lograrlo?
No, él no quería llegar a ese extremo.
Pasaron los días, él seguía refugiándose en su mundo de dolor, llorando en los baños sin que nadie lo mirara.
Era martes, por alguna razón se encontraba sentado bajo un gran árbol. Estaba cansado, no solo físicamente, sino mentalmente también. Cerró los ojos, y decidió abrirlos cuando sintió la presencia de alguien frente a él.
Abrió los ojos y lo miró.
"Debe ser una jodida broma" Pensó él al ver a JungKook mirándolo seriamente.
TaeHyung ya no quería sufrir más. Ya no.
- ¿Qué quieres? - Soltó de manera brusca. Notó que la persona frente a él frunció el ceño, a lo mejor no se esperaba tal recibimiento.
- Vaya, sabes hablar. - susurró JungKook más para sí mismo. Sacudió la cabeza, recordó por qué se encontraba en ese momento ahí. Su madre. - Vengo a hablar contigo.
- ¿No crees que es suficiente? - TaeHyung ya estaba cansado, ya no le importaba lo que pensara la gente, al menos no en ese momento - Primero Jackson, ¿y ahora tú? ¿No crees que ya es demasiado? ¿No te da ni una pizca de pena ver a una persona siendo maltratada? ¿Acaso te gusta?
JungKook parpadeó, eso no se lo esperaba.
Pudo verlo a simple vista, pudo reconocer a una persona rota apenas lo vio, y por un segundo... Sintió pena.
Él era testigo de muchas personas que sufrían bullying constantemente cuando estaba en la escuela, es por eso que decidió ser como es, cerrar sus sentimientos y emociones y no dejar que algo lo incomodara. Eso le había funcionado, nadie se metía con él.
- ¿De qué mierda estás hablando? Yo solo vengo a disculparme - TaeHyung ladeó la cabeza, obviamente confundido.
- ¿Qué?
JungKook no sabía qué decir.
- Sí, es decir, te traté mal hace días y, bueno, no estuvo bien de mi parte y... - fue interrumpido.
- No debes sentirte obligado a disculparte - soltó un suspiro - tampoco es como si de verdad estuvieras arrepentido de haberme hablado de esa manera.
JungKook calló, el muchacho había dado en el clavo. No lo estaba.
- Bueno, pero igualmente...
- Solo vete, ¿sí?- JungKook notó que el muchacho tenía carácter fuerte, y por alguna razón, quiso sonreír.
- No eres quién para darme órdenes, pero me iré. No tengo nada más que decirte. Y allá tú si aceptas mis disculpas.
- Eres un idiota. - soltó TaeHyung.
- Por lo menos me gustan las mujeres.
Y fue así como JungKook se alejó de ese lugar haciendo que el corazón de TaeHyung se rompiera. Se sentía mal, se sentía mal por ser cómo es.
Se sentía mal por amar, TaeHyung maldijo el día en la que comenzó a fijarse en su compañero de clase cuando apenas tenía 12 años.
El muchacho escuchó como el otro susurraba un "Me las pagarás, mamá" y frunció el ceño al no entender a qué se refería.
Definitivamente toda su vida estaba de cabeza.
•••
#LauraSad.
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