Junto con mi familia vivimos en Alemania durante mi infancia, allí conocí a Louise, mi gran primer amor, era una chica encantadora, su cabello largo, liso, y rubio, sus ojos celeste siempre mirándome con dulzura y preocupación, sus suaves manos rozando las mías cada vez que caminábamos, podría ser que solo tuviéramos cinco años, pero aun así la amaba.

Solía pasar las tardes con ella, a veces jugando, otras pintando, o algunas acompañando a Elizabeta en la cocina.

No solía sonreír, pero siempre lograba sacarle una sonrisa.

Lo peor de todo fue cuando mis padres decidieron volver a Italia y me tuve que despedir de ella, ver sus ojos cristalizados por lágrimas y su voz ahogada por la tristeza me partía el alma, de solo verla sentía que rompería en llanto, tome el valor e hice algo de lo que hoy me arrepiento, la bese en los labios y ver su rostro de alegría cuando después le dije: nos volveremos a ver, es una promesa, ¿porque le prometí algo que sabía que no cumpliría? ¿Por qué ilusione a una niña? Aunque de paso me ilusione a mí mismo de que algún día volvería.

- Feliciano -mis pensamientos fueron interrumpidos por la voz de mi hermano al otro lado de la puerta- Feliciano ya sal de ahí, nos debemos ir...

- Ve~ ya voy -respondí con ánimo, tomé mi maleta y salí de la habitación- ve~ fratello~.

- ¿Qué quieres? -contestó fastidiado.

- ¿Ve~? No deberías estar tan molesto con esto, deberías estar feliz~

- ¿Y porque he de estarlo? fratello stupido

- No todos podemos ir a la gran Academia Mundial Hetalia ubicada en... en... ¿dónde era? -Lovino se encogió de hombros-...

- Canadá -dijo la dulce voz de nuestra madre- Espero que les vaya de maravilla, me llaman cuando lleguen, no olviden dormir temprano, prestar atención a las clases, me llaman cualquier cosa, aliméntense adecuadamente, no se metan en problemas sobre todo tú, Lovino -dijo mirando a mi hermano el cual suspiro pesadamente- Feliciano no quiero que me llamen por un supuesto acoso sexual otra vez...

- ¡Ve~! S-sabes que no fue cierto, y-yo no me atrevería -me defendí.

- Lo sé pero no quiero que vuelva a pasar, y ahora váyanse al aeropuerto, lamento tanto que no pueda acompañarlos.

- Sabemos que tienes trabajo, no te preocupes estaremos bien -dije.

Nos dirigimos a la puerta cuando íbamos a salir escuchamos un "confratelli" de una infantil voz femenina, nos giramos y llegó "volando" una niña -más bien Felicia nuestra hermana menor- a los brazos de Lovino, él la tomó y regaño suavemente -en verdad era tan dulce con los niños-.

- No se vayan, me aburriré mucho sin ustedes -dijo Felicia- ¿A quién molestare en las noche que llueva o tenga pesadillas?

- Para lo único que nos quieres es para crearnos insomnios Felicia -respondió Lovino.

- Pero... no me dejen sola...

- Prometemos que te llamaremos todos los días, y cada vez que tengas miedo tú también nos llamarás -le dije acariciando la coleta en la amarraba su cabello.

- No hagas promesas de las que después te arrepentirás fratello -me dijo Felicia- ¡Pero lo haré!

- Es mejor irse Feliciano -Lovino dejo a Felicia en el piso y tomó su maleta.

Al salir en radio taxi nos esperaba, nos subimos y dirigimos al aeropuerto, allí tomamos el avión hacía... ¡Ha, Canadá!

- Fratello -dije una vez en el avión.

- ¿Hum?

- ¿Por qué estás tú en la ventana? -reclamé apoyando mi cabeza en su hombro y llorando falsamente.

- Porque soy el mayor, y deja de apoyarte en mí que te acusare de abusador con la azafata -dijo corriéndome con una mano.

- Ve~ fr-fratello no hagas eso~

- Entonces deja de molestar, stupido

El viaje se me hizo eterno, cuando llegamos a... Canadá, antes del atardecer, es un gran país y las personas son muy amables, tomamos un taxi hasta la academia, al llegar el sector simplemente nos impresionó, un edificio... ¡No! Era como una mansión, todo rodeado por un Jardín lleno de naturaleza, en medio un camino que llevaba a la entrada, la cual tenía un gran letrero que decía " Hetalia World Academy" -lo que supuse que era "Academia Mundial Hetalia"- bajo este la entrada, las puerta abiertas de par en par, dejando ver unas escaleras alfombradas que llevaban a las salas supongo, al lado izquierdo las oficinas, al derecho la salida al patio central, había dos pasillos, ¿por cuál ir?

- Al parecer tienen problemas -dijo una voz por detrás- Yo los puedo ayudar.

Nos giramos y vimos a una chica de cabello rubio amarrado en dos coletas altas, usaba lentes rojos y detrás de estas sus ojos verdes esmeralda.

- Me llamo Alice Krikland, y soy la presidenta del Centro de estudiantes, ¿son nuevos verdad?

- Sí... -respondimos.

- Bien, vayan derecho por el pasillo izquierdo hasta salir, de allí se dirigen al edificio que corresponden a las habitaciones de varones, allí harán entrega de las llaves de sus respectivas habitaciones que deberán ser compartidas con dos personas más, suerte...

Dicho esto se retiró por el pasillo derecho, seguimos sus indicaciones, entramos en el edificio el cual en el primer piso parecía recepción de hotel, nos acercamos al recepcionista, un hombre de cabello canoso y con un poco barba, sus azules ojos morados resaltaban por entre su piel blanca, parecía una persona muy amable.

- Soy Eliot, y soy su guardia no permitiré que se escapen por las noche para encontrarse con las chicas ¿entendido? -"gritó", creo que muy amable no era- Sus nombres

- Lovino Vargas -respondió mi hermano.

- Toma -les paso las llaves y Lovino la recibió- ¿Y tú? -me miró con cara de pocos amigos.

- F-Feliciano Vargas -respondí algo nervioso.

Luego me entregó la llave, vimos el número que tenía impregnada y -para mi desgracia- no estaba en la misma habitación de mi hermano, pero si en la de al lado, entré y observé el lugar, un camarote al lado de la pared y una cama al lado de la ventana, a los pies de la cama un closet con tres compartimientos, entre el camarote y la cama una puerta que dirigía hacía el baño que no era muy grande.

No había nadie más por lo que me daba el derecho de elegir en donde dormir, me lancé a la cama. Luego se abrió la puerta dejando ver a un chico rubio con gafas y ojos azul cielo, me miro unos segundos y subía el camarote.

- Ciao, soy Feliciano Vargas -me presenté para romper el silencio.

- HELLO, I'M ALFRED F. JONES AND I'M HERO -gritó literalmente como para que todo el mundo se enterara, de seguro Lovino lo escucho del otro lado- ¿Eres italiano? -preguntó, sus ojos brillaban de emoción.

- ¡SI! -era una de las pocas veces que acertaban mi nacionalidad, la verdad siempre me confundían con ser Austriaco o Húngaro, no es que tenga algo en contra con la gente de aquellos países solo es que me cansa de que siempre crean que eres de por allí.

- ¡WOW! Siempre quise tener un amigo italiano, no lo puedo creer, esto se lo tengo que contar a mis amigos... COMPARTO PIEZA CON UN ITALIANO, DEBO DECIRCELO A TODOS Y....

De tanto que comenzó a hablar de repente me perdí, solo miraba su boca moverse y sus ojos brillar, abrió su maleta y sacó una hamburguesa ¿cuánto tiempo llevaba allí? Me pregunté mientras él seguía hablando mientras comía y menos le entendí. Se abrió la puerta y apareció una almohada que golpeo el rostro de Alfred, lo agradecí.

- ALL IN ALL I'M A HERO -gritó Alfred devolviendo la almohada de donde apareció- ¿Quién osa de atacarme mientras hablo?

- Yo -se asomó por la puerta un chico de rasgos asiáticos, su cabello liso y castaño con flequillos hacía la derecha, tenía unas cejas algo gruesas y rostro inexpresivo, en su mano tenía la almohada que era roja con una especie de flor blanca.

- ¿y tú quién eres? -preguntó Alfred.

- Soy Li Xiao Chun -respondió.

- Li Xia... ¿qué? -pregunté ante el extraño nombre.

Suspiro.

- Díganme León -miro a Alfred- Y si sigues hablando tanto no me hago responsable de mis actos.

Y aquí comenzó una discusión de más o menos una hora que se basó entre bromas pesadas y amenazas de lanzamiento de bombas nucleares -que en realidad eran las almohadas- y así comenzó una laaaargaaaa noche.

(~°w°)~~(°w°~)

En la mañana siguiente la discusión -que fue vencida por León en la noche- continuo porque Alfred quería venganza, preferí no intervenir en aquello -en verdad dan miedo- por lo tanto entre al baño para prepararme, me coloque el uniforme que era unos pantalones azules, camisa y corbata azul, al salir ellos ya estaban lanzándose sus "bombas nucleares".

- Ve~, no deberían pelear, vamos a ser las paces mejor, creo que ayer comenzamos con el pie izquierdo, comenzamos otra vez ¿si~? -traté de suavizar la situación.

- Vale, no tiene caso perder mi tiempo con este come hamburguesas -dijo León.

- ¡¿Cómo me dijiste?! -gritó Alfred.

Hay decidí bajar a la "recepción" donde estaba fratello con una hoja mirándola. Eliot me llamo y entregó una hoja con los horarios de clase y aulas correspondientes las cuales comparé con fratello y en ninguna, absolutamente NINGUNA coincido con Lovino.

- Creo que me agradara este lugar -comentó Lovino.

- Ve~ ¿por qué? -pregunté.

- Porque no tengo que compartir habitación contigo, y no tengo que soportarte en clases, bueno mejor me voy -dicho esto se fue.

- VE~ fr-fratello, espérame.

Corrí tras el pero no lo alcancé -o camina muy rápido o corrió para que no lo alcanzara- resignado me dirigí a la sala que me correspondía, al entrar la sala estaba casi llena, me senté en unos de los pocos asientos libres -los primeros de adelante- allí me quede hasta que sonó el timbre y entró el profesor, paso lista y comenzó a hablar sobre las reglas del recinto, hasta que tocaron para el receso, todos -me incluyo- salimos corriendo y -algunos- gritando: libertad.

Caminaba por los pasillos admirando los cuadros que había.

- ¡Feliciano! Hay algo que debo decirte, y es urgente -Lovino se acercó.

- Ve~

- Supongo que recuerdas a esa chica alemana amiga tuya ¿verdad? -dijo, me extrañe ante el repentino dicho.

- ¿Cómo podría olvidarla? -conteste en forma de pregunta ante lo que era obvio.

- ¿Se llamaba Louise o algo así, cierto? -preguntó en tono curiosidad alarmada.

- ¿Ve~? Si~

- Hay una chica en mi clase de Literatura, que se llama Louise Beilschmidt, es alemana y se parece bastante a tu amiga esa...

- ¡V-VE~!

¿Podría ser que Louise, estuviera en la academia, o solo son crueles coincidencias del destino?