Francesca

   Sabía que no sería una persona fácil de manejar, pero no pensé que fuera imposible e imposible sigue siendo poco para definirla, hasta es un adjetivo amable, Bianca Rossi es insoportable. Me mira mal y siempre tiene algo para decir o responderme. Ella ha logrado lo que nadie ha logrado en años, hacerme perder el control y eso no me gusta, no voy a permitir que una variable como ella, me saque de mis cabales y me desestabilice. Me ha costado mucho llegar a donde estoy, encontrar o más bien crear una oportunidad como esta, en la cual mi familia no tuviera más elección que confiar en mí y dejar en mis manos el rumbo de la empresa. Me he esforzado mucho por hacer que esto suceda, ella no va a arruinarlo.

   Este matrimonio durante un año va a ser algo difícil de llevar sigue con esa actitud, para mi suerte se la pasa viajando la mayor parte del tiempo y lo poco que nos vemos es en público para aparentar. En cuánto estemos oficialmente casadas, haré su vida miserable y ella será quién pida el divorcio.

   —¿Cuándo vuelves de viaje? —le pregunto por mensaje.

   —Hola, buenos días para ti también. Tantas escuelas de ricachones, tantos idiomas y no has aprendido lo básico, ha hablar el lenguaje de los buenos modales —supongo que ella también me ha investigado.

   —Hola. ¿Cuándo vuelves?

   —El diablo haciendo acto de presencia. Tienes tiempo para mensajear a tu futura esposa, que lindo que la regente del infierno me dedique algo de tiempo de su apretada agenda.

   —Solo responde lo que te pregunté, rústica.

   —Esa no es manera de hablarle a tu prometida, cariño. Debo dejarte solo me queda 98% de batería y el 1% de paciencia. Hablamos luego, si es que se me da la gana —esta idiota. Le mandaré un audio de a dónde van a encontrar su asqueroso cadáver si me sigue provocando—. Luego escucho el podcast de 3min que acabas de mandarme, nah ni siquiera pienso escucharlo —me manda una foto haciendo puchero.

   ¡LA VOY A MATAR!

   Bianca Rossi, espero que hayas dejado en orden tu testamento y que tu Dios te encuentre confesada, porque al paso que va esto, cometeré homicidio antes de hacerte mi esposa.

Bianca

   Si hay algo que me divierte de Francesca es su facilidad para enojarse. Ellos decidieron arruinar mi vida y comprometerme con ella, no veo por qué no puedo divertirme en el proceso. Francesca no se parece en nada a su yo de la adolescencia y eso no seria algo bueno, si no se hubiera digi evolucionado al pedazo de caca que es de adulta. Yo me enamoré de una chica dulce, carismática y buena persona, supongo que en 12 años cualquiera cambia, y ella cambió para mal, claramente. Me escribió hace unos días y aún no le respondo, siguió mandándome mensajes los cuales dejé en visto y llamadas que no atendí porque no me venía en gana escucharla.

   —Hola, buenos días mi emperatriz infernal —le escribo finalmente.

   —VETE A LA MIERDA ROSSI —me río ante su mensaje.

   —Me iré, pero dime buenos días, cariño.

  —HACE TRES DÍAS QUE NO ME RESPONDES.

   —¿Usas las mayúsculas para gritarme por mensaje de texto? Mi corazón se quiebra. Ay no esperaba nuestra primera discusión de pareja falsa. No estaba preparada para esto cuándo me levanté hoy —le mando una carita llorando y un corazón partido, me responde con el emoticón de la manito mostrando el dedo medio—. Iba a escribirte, lo juro —le mando una foto cruzando los dedos—, pero no tenía los elementos para el ritual de invocación de demonios, por eso me demoré.

   —ERES UNA MALDITA IMBÉCIL.

   —Bájale dos rayitas a tu mal humor o dejaremos de hablar —escribe y borra, graba un audio y lo borra. Me causa tanta gracia ver como se trata de controlar, que me ahogo riéndome mientras ceno, karma en efecto inmediato—. Iré en dos semanas.

   —Te necesito antes.

   —¿Tan pronto no puedes vivir sin mí? Debe ser mi encanto rural, lo que te tiene tan enamorada.

   —PÚDRETE ROSSI.

   —Huelo el amor en el aire. Este es mi trabajo y voy a volver en cuánto me sea posible, no cuándo ustedes se les da gana. Si te gusta bien y sino, ven tú.

   Dejó de mandarme mensajes, y yo dejé de responderle. A los pocos días me llega una camiseta con una foto de nosotras dos, en la que claramente fui obligada a tomarme con ella, salgo besando su cuello y ella le sonríe a la cámara, la camiseta tiene un mensaje abajo en letras negras que dice: “te dedico este triunfo, mi amor”

   —Renzo esto debe ser una puta broma, no voy a usar esa camiseta cursi.

   —Bianca no es tan malo, su relación ya es pública, están en el ojo de las redes y tenemos que seguir alimentando la imagen que estamos creando. Solo tienes que usarla cuando clasifiques entre las primeras tres posiciones.

   —¿Y ella irá a la oficina usando una camisa que diga, Bianca Rossi mi gran amor? Por qué tengo que ser yo la que se ridiculice usando esta estupidez ¿tienes alguna idea de lo que me ha costado tener una imagen seria en este rubro machista?

   —Bianca por favor solo hazlo. Hay sponsors que quieren trabajar contigo también.

   —Me dijo mi manager y te diré lo mismo que le dije a él. Antes muerta que usar un vestido, maquillaje o alguna estupidez estereotipica que le venda a la mujer un modelo de consumismo, que cree un standar de belleza con el que no estoy de acuerdo. Suficiente que estén haciendo marketing de negocios usando mi orientación sexual en toda esta mierda de campaña de imagen.

   Le corto y miro la camiseta en mis manos, le haría dos cuernos y unos bigotes a su rostro. La dejo sobre la cama del trailer y bajo a revisar el auto para la carrera de mañana. La verdad es que esta es una de las últimas carreras, solo no quiero pasar mucho tiempo con el engendro del diablo de apellido Lockwood, a la cual voy a tener que desposar, por eso mentí en que volvería a Italia en dos semanas.