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5 Hay que hacer lo que hay que hacer

Es el tercer día en la casa Rossi y Bianca ya se quiere ir. Se siente inquieta e intranquila, ni hablar que una casa tan grande compartiéndola solo con su padre le genera aún más incomodidad. Pero por otro lado, eso significa que tiene un montón de espacio para que ninguno tenga que rozarse o verse. Recorre la propiedad pudiendo tocar las paredes desnudas de fotos y los cuadros horribles que tenía antes la difunta esposa de su padre, puede ir al patio con libertad, toca las flores y respira el aire fresco sin sentirse una intrusa en esta casa por primera vez, sin  sentir que alguien la vigila desde las sombras ni siquiera Delia repara en ella y la deja vagar libre por la propiedad.

   La difunta esposa de Jean Carlo prácticamente le impedía respirar en áreas comunes familiares y siempre le dejaba en claro que ella no era tan parte de esa familia cómo lo eran los legítimos hijos en matrimonio de su esposo. Ella la entendió un tiempo, debió haber sido duro que su esposo trajera a casa a la hija de su amante, pero ella no tenía la culpa y cuando comenzó a rebelarse contra la señora, por no aguantar su constante acoso, es cuando comenzaron los problemas.

   Hoy ha venido Leonardo y Renzo a hablar con ella, y por alguna razón, Francesca también está aquí, ya que es algo que les compete a las dos.

  —Las citamos hoy para hablar un tema crucial en el que estuvimos pensando con Renzo. Ya lo hablamos con el señor Lockwood y, papá está de acuerdo.

   —¿Puedes ir al grano? —le pide Bianca a su hermano— no soy muy fan de que den mil vueltas al asunto, y supongo que tanta introducción es porque algo vas a decirnos que no nos gustará.

   —Vaya quién diría que la paciencia no es tu mejor virtud —le dice Francesca.

   —Tengo paciencia para cavar tumbas y enterrar gente viva ¿cuánto tiempo puedes aguantar la respiración antes de desmayarte o morirte?

   —Ambas empresas van a fusionarse —interviene Renzo— y podría ser un buen momento, para presentar una nueva imagen —suspira impaciente—. Los jóvenes de hoy son más abiertos y la idea es que sean una pareja pública, así contaremos con el apoyo de la juventud que son los que más consumen. Estuve viendo en redes y tienes 347mil seguidores Bianca en cuantas de fans, la tuya personal solo tiene 2.340 y Francesca tiene un millón doscientos mil ochocientos setenta. Si unimos fuerzas podríamos…

   —Mis cuentas son privadas por una razón Renzo, me gusta mi vida así —interviene la piloto.

   —Bianca serán la pareja gay del año, podríamos meter nuestras telas en la industria de la moda, el cuero de los Lockwood también, pondríamos expandir el negocio, ampliar el mercado y tener nuevos horizontes.

   Bianca se ríe sin gracia y solo ella lo hace, al parecer esto es algo que ya han decidido todos y solo se lo están comunicando por pura cortesía, la decisión está tomada y se hará. Suspira intentando contener la ira que burbujea en su interior, sus hermanos la ven exhalar y ponerse de a poco algo roja, se rasca el cuello y se lo suena para decir lo siguiente.

   —¿Me estás pidiendo que finja que me agrada esta… mujer?—se levanta señalando a Francesca que le aparta la mano de un golpe—, que finjamos que nos amamos y que somos una feliz pareja hasta que nos casemos. Pensé que solo iba a ser firmar y desaparecer a hacer mi vida, mientras ustedes manejaban la empresa.

   —Los términos acaban de cambiar —dice su futura esposa mirándola fijo con sus ojos azules— campesina —se coloca los lentes de sol encima de la cabeza—. No se te está pidiendo nada que una pareja no sería, estar felizmente juntas. Por supuesto que primero tendremos que mostrarnos en público antes de anunciar nuestro compromiso, sería muy obvio que lo hacemos por un arreglo y si queremos captar la comunidad LGBTQI+, tenemos que ser convincentes.

   Pensar en tener besarla, tomarla de la mano o tener que pasar tiempo con Francesca hace que un escalofrío recorra la espalda de Bianca sacudiéndose y le dan hasta náuseas. La castaña se sienta y se toma la cabeza, es demasiado para asimilar. Mira a Francesca que no parece disgustada con la idea.

   —Cada una vivirá en su apartamento y hará vida normal, se van a visitar seguido y van a tener citas en lugares públicos. Serán tan amorosas como sea posible. Luego de un tiempo se irán a vivir juntas, no importa si duermen en habitaciones separadas, y recuerden lo imprescindible y más importante, siempre delante de la gente o en lugares públicos, serán la pareja mas enamorada, amorosa, cariñosa y empalagosa que se haya visto ¿Estamos claros? —Bianca asiente.

   —Es importante aclarar que solo seremos de esta manera con público presente, en privado no —dice la de ojos claros.

   —Tranquila adefesia, no eres mi tipo —Aunque lo fue en el pasado—. No me gustan la engreídas ricachonas, sin alma. Te aseguro que no hay manera de que me enamore de alguien como tú —se levanta de golpe— ¿Algo más que deba saber?

   —Eso es todo.

   —¿Desde cuándo comenzaremos con este show?

   —De inmediato —responde su padre entrando en escena—. Vayan a tomar algo por el centro de la ciudad tomadas de las manos, dense unos besos en el auto o yo que sé, cosas de enamorados —saca su billetera y deja dinero en la mesa.

   —Suban una historia a instagram o un reel, tomándose las manos, sácale una foto a Francesca sin que se note bien quién es, pásamela y yo haré mi magia en Twitter y tu cuenta de Instagram —que ahora es pública—. Tenemos que plantar la curiosidad en la gente de a poco.

   —Después de esto tengo que viajar, tengo que volver a mi trabajo —dice Bianca y se acerca a su padre para que le dé el pasaporte—. Si quieres que coopere, tú también hazlo conmigo. Te doy mi palabra de que haré esta mierda que me piden, y eso debería bastarte sabes que no falto a mi palabra.

   Su padre le da el pasaporte y se marcha a cambiarse, para bajar con un jean rasgado negro, una camisa suelta verde militar abierta, debajo una camiseta blanca escote en V y unos borcegos negros.

   —Bueno al menos estás decente.

   —No me conoces adefesia, deja de juzgarme ¿Acaso esperabas un estereotipo lésbico?

   —No te estoy juzgando campesina.

   —Comunícaselo a tu cara.

   Salen ambas peleándose, mientras los tres hombres las miran subirse al auto discutiendo. Esto puede salir muy bien o muy mal.

   —Bueno que sea lo que Dios quiera, estamos en sus manos ¿Whisky? —ofrece Renzo.

   —Doble por favor —responde su padre y hermano al unísono.

   Llegan a una cafetería, Bianca se baja primero del auto y le abre la puerta ayudando a bajar a Francesca, se toman de la mano y se paran a tomar un café en la cafetería mas chick que eligió la de ojos claros. Como le dijo Renzo, ella sube una historia manejando con la mano de Bianca en su pierna y luego Francesca sube un reel de ella besando la mano de la castaña sin mostrarla. Ambas se echan alcohol en gel en la mano para limpiarse el beso, la empresaria hace lo mismo en sus labios.

   Las redes no tardan en explotar, con sus fans sacando conclusiones de quién puede ser el nuevo amor en la vida de Francesca Lockwood River. Su ganado y todos sus ex le mandan mensajes privados preguntando quién es la nueva persona en su vida y si está en pareja, a lo que ella responde solo que está saliendo con alguien hace tiempo y ahora va a presentarla como su pareja. Varios se sorprenden con el uso del femenino, y expresan su sorpresa al no saber que le gustaban las mujeres.

   —Mi amor. ¿Qué quieres tomar?

   —Lo que sea —responde Bianca, pero cambia su actitud cuando Francesca se aclara la garganta delante de la moza—, perdón cariño, estaba pensando en el trabajo —mira el menú— un expreso con pastel de chocolate, gracias —le da la carta a la chica—. ¿Te parece bien esta foto?

   Le muestra una foto que sacó de ella a contra luz, de perfil, pero no definiendo completamente quien es. Su experiencia en fotografía le da cierta ventaja.


  —Sí, solo salgo de perfil.

  —Dame la mano —le exige a su acompañante—. Ay no te hagas de rogar, ni que quisiera tocarte a propósito. Hay una chica detrás de mí a la derecha sacando fotos hacía acá —Francesca le da la mano y ella la toma besándola y acariciándola con su pulgar.

   —Al parecer ya somos virales —le muestra el teléfono disimuladamente, de una foto de Bianca besando su mano—. Actúas bien campesina ¿Practicabas mucho con los animales de la granja? —le dice sonriendo entre dientes. Bianca dibuja una sonrisa asesina.

   —En realidad sí, pero más que nada para cuando los ofrecíamos en sacrificio al Dios del maíz, para que hubieran buenas cosechas cada año. Algunos contaban que dos años no hubo buena cosecha y sacrificaron a la esposa de un granjero—Francesca abre los ojos—. Cariño no tienes que sorprenderte o preocuparte, jamás dejaría que te sacrificaran, no dejaría que ofrecieran tan poca cosa al Dios del maíz, la idea es que sea mejor la cosecha año a año, no que se eche a perder.

   —Campesina estúpida —se rasca disimuladamente detrás de la oreja.

   —Adefesia inútil.

   Se sonríen cínicamente aún tomadas de las manos, hasta que llega su pedido a la mesa. Están un rato antes de marcharse, pero no por mucho tiempo, es demasiado para su gusto. Francesca la deja en la puerta de la casa Rossi, Bianca se baja dando un portazo y la de ojos claros baja la ventanilla tocándole bocina, le saca el dedo medio y le dedica algunas palabras, con ubicación de lugar a dónde puede irse. Entra dando otro portazo a la casa y la otra sale haciendo patinar las ruedas de su auto.

   —¡No la soporto! Ya hice lo que me pidieron, me largo a Colombia —sube corriendo a la habitación, toma sus cosas y pasaporte. Leo se ofrece a llevarla al aeropuerto, mientras ella saca el pasaje en primera clase que era el único disponible en el primer vuelo y le manda a su padre la factura—. Espero no verlos pronto.

   Se baja en el aeropuerto y corre a tomar su vuelo, para hacer el check-in y volver a Colombia.

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