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31 Los puntos sobre las i

La familia Lockwood está toda reunida en la sala de juntas esperando llegar a Francesca, que viene muy contenta sin esperarse el recibimiento de su familia. Entra a la sala de reuniones insonorizada rodeada por un grueso vidrio, que se hace opaco con un sensor a control remoto. Entra y todos la miran serios y enojados, sus hermanos más grandes están también aquí, lo que amerita que la situación es grave. Apenas viene llegando de luna de miel que duro dos semanas en la casa que le ofrecieron Gabe y Pierre, definitivamente encontrarse con su familia en con estás caras no es lo más agradable apenas uno llega de viaje.

   —Siéntate —Le ordena su padre serio, algo atípico en él, ya que es el que sonríe, por lo general—. Te citamos hoy aquí porque al parecer has perdido el rumbo Francesca.

   Tira fotos arriba de la mesa de ellas juntas y muy melosas, no solo paseando al aire libre, sino también adentro de la casa, fotos de ellas teniendo relaciones en la intimidad de cuatro paredes, dónde se suponía que solo eran ellas dos. Francesca se siente ultrajada y despojada de su intimidad, ellos han invadido algo que solo les pertenecía a ellas dos y recuerda la noche de esa foto juntas, Bianca tenía razón había alguien metido en la casa. Piensa que Gabe o Pierre las han traicionado, pero luego recapacita en cuánto la idea se cuela en su cabeza, su familia es lo bastante enferma y controladora como para encontrar a alguien capaz de invadir su vida e intimidad.

   —¿En qué momento te has dejado atrapar por la piloto bollera esa? —dice su padre.

   —¿No se suponía que esto eran solo negocios? —dice su hermano mayor—. Nos aseguraste que era imposible que te enamoraras de una mujer. Cada uno de nosotros se ha casado de manera táctica para que esta empresa siga funcionando

   —Pues se ve que lo hicieron tan bien, que tuve que intervenir.

   —¿No se suponía que eras hetero? —su segundo hermano habla.

   —Si te hace sentir aliviado me ha metido cosas bastante heteros —Deja expuesta la foto de su esposa usando el arnés en ella—, ya lo han visto.

   —Te has vuelto una ordinaria y vulgar, estar tanto tiempo con esa que lo único que sabe hacer es dar vueltita en una pista. Te ha hecho confundir el rumbo de tu vida y a dónde perteneces —le responde su hermano.

   —¡No le digas así! No solo es dar vueltas en una pista, ella se involucra en todo el proceso, inclusive tiene que entrenar.

   —Has perdido la objetividad, Francesca. Accedimos a este acuerdo porque dijiste que podrías controlarlo, dijiste que era imposible que te enamoraras de la campesina y nos aseguraste que las acciones de su empresa serían nuestras para venderlas y sacar ventaja.

   —¿No se han dado cuenta? No va a ser necesario hacer eso, las ventas han aumentado y cerramos muy buenos negocios, con ella en el mundo del automovilismo, podemos tapizar millones de autos, no es necesario recurrir a vender las acciones de su empresa.

   —Si no es necesario, por qué te casaste entonces.

   —¿Acaso no es obvio?

   —Te enamoraste de ella —interrumpe su madre—. Perdiste la perspectiva y te enamoraste de esa campesina bruta.

   —¡No es bruta! —Claro que si es un poco campesina—, ha leído Hamlet, cumbres borrascosas, el hombre en busca de sentido, entre otros. ¿Acaso al menos sabes quienes son los autores? En tu vida has agarrado un libro, solo eres una cara bonita —su madre se acerca a abofetearla y ella toma su muñeca en el aire—. A mí nunca más en tu vida me levantas la mano —la suelta bruscamente y su madre se soba la muñeca—. No pienso hacer que ella firme nada, deberán hacerse a la idea de compartir la mitad de la empresa con los Rossi en sociedad. Soy feliz y la empresa no se irá a la quiebra ¿Qué más da si me case con ella y despúes de todo nos enamoramos?

   —¿Acaso te escuchas hablar? ¿Enamorarte? —Ella duda un momento. Su corazón late desbocado, es la primera vez que les hace frente, y es la primera vez que los mira sosteniéndoles la mirada y no se hecha atrás. Su esposa le ha dado el valor—. No te pagamos la mejor educación para esto. ¿Tienes alguna idea de cuánto hemos invertido en ti?

   Eso es exactamente lo que ellos ven en ella un objeto, una inversión que ahora se les está saliendo de control y escapá de sus manos, todo porque una lesbiana de poca monta había llegado a hacer estragos y a corromper a su dulce y obediente hija sumisa desesperada por la aprobación y el amor de sus padres. Pero ella ya no los necesita, no necesita que le aprueben nada, no necesita demostrarle nada a esta familia que jamás había reconocido algo en ella, que el fruto de sus esfuerzos era lo que les debía porque ellos habían pagado por eso, claro que los únicos exentos a esas reglas eran sus hermanos, por el solo hecho de portar pene.

   —¿Te has visto y la has visto? Es la hija bastarda de Jean Carlo Rossi y su amante que era su simple secretaria.

   —María Leone —dice ella a secas—, ese es su nombre. Ella crío a su hija prácticamente sola, sin pedirle nada a Jean Carlo, es más ni siquiera quería que él tuviera algo que ver con Bianca, su difunta esposa le ofreció dinero para abortarla.

   —Yo la hubiera llevado la fuerza a la clínica a que se la sacaran, cómo hice con la amante de tu hermano hace unos años —A Francesca se le revuelve el estómago y quiere vomitar—, así se resuelven esos problemas de raíz, sino crecen y son un estorbo como lo son ahora. Si de verdad crees que esta chica —pone una foto de Bianca frente a ella— está a la altura de una Lockwood, estás muy equivocada. Esa mujer es una salvaje y yo no te eduque para esto, no pagué las mejores escuelas, los mejores maestros de idiomas y la mejor universidad, para que creas que son iguales. Por algo existen las clases sociales y si consentí, que te casaras con salvaje, fue por el beneficio que nos aseguraste que traería.

   —Es mi esposa —se para ella con las manos cerradas en un puño, diciéndolo en un susurro—  ¡Es. mi. esposa! y ni tú, ni nadie va a hablar mal de ella. Quizás en el comienzo la detestaba, pero te aseguro que la que no está a la altura, soy yo.

   Ella la ama y cómo no amarla, si le dio una oficina acorde a lo que se merecía en la empresa de su familia, si desde que vio la fecha en la que ella se recibió y le contó la triste historia en la cual sus propios padres ni siquiera fueron capaces de celebrar con ella su triunfo y la pusieron a trabajar el primer lunes luego de su graduación, Bianca se había tomado el trabajo de recordar la fecha y llevarla a celebrar ese día cada mes, porque para ella, Francesca es importante y a ella le importa. Por eso es que ahora defiende a su esposa y muestra sus garras ante su familia.

   —¿Te crees tan poca cosa que te pones por debajo de ella? No tienes una pizca de amor propio. Ahora entiendo a tu madre cuando decía que solo traerías desgracia a la familia, un hijo luego de 15 años —se rasca la barba—. Tendríamos que haberte abortado, pero eras una hija legítima.

   Ese comentario llena de dolor su alma, ella siempre se sintió más cercana a su padre, era la hija de papi. Su madre nunca ocultó su descontento por ella, volver a criar un bebé luego de que sus hijos mayores ya habían crecido, fue cortar su libertad. Pero lo que su padre veía en ella más que una hija, era una moneda de cambio, una más valiosa por ser mujer.

  —La elijo a ella —levanta la mirada clavándola en la de su padre—. Se los digo abiertamente y si quieren sacarme de esta empresa, me llevaré a todos mis clientes conmigo. Pero yo elijo a Bianca Rossi.

   —Francesca —interviene su padre—, tú y yo teníamos un arreglo y esto no era parte de eso. Sabes que negocios son negocios. Hemos invertido mucho en ti ¿y así es como nos pagas? no tengo ningún problema en desheredarte y tomar tus acciones de la empresa

   —Toda la perorata de invertir en mí ya no hace efecto. Yo vengo deslomándome desde hace años trabajando para la empresa por un sueldo bajo, una oficina más pequeña que una caja de zapatos y estar al pendiente del negocio familiar 24/7. Ni siquiera paré de trabajar en mi luna de miel y tampoco me he tomado vacaciones en los años que tienen confinada aquí. ¡Y no te atrevas Walter Lockwood a decirme que es lo que les debo o tengo que hacer por ser tu hija! —le dice furiosa casi entre dientes—. Porque a estos dos pelmazos que tienes de hijos, el alcohólico y este que le encanta contratar prostitutas —señala a su hermano mayor— particulares —Son personas trans y él se atreve a juzgarla por que ama a alguien de su mismo sexo. Claro que investigó a su propia familia, ella sabe que desde que se enamoró de Bianca, no puede confiar en ellos—, no les exigen que siquiera vengan a trabajar.

   —No hables de mis hijos —dice su madre.

   —Bueno, sorpresa madre, yo también soy tu hija, tu única hija.

   —Te vamos a sacar de la empresa, te quitaremos todo, quedarás en la calle —le contesta ella furiosa.

   —Hazlo y veamos por cuánto tiempo son capaces de mantenerse a flote —toma su cartera guardando las fotos que le sacaron y se levanta—. La empresa está ahora mucho mejor de lo que venía, de hecho los últimos tratos que cerramos ambas cómo la cara de la fusión “Rossi y Lockwood industries” han traído muchas ganancias y aún quedan más tratos a la espera de que volviéramos. Porque mientras ustedes se la median y peleaban para ver que apellido iba primero en la fusión, yo seguía trabajando con mi esposa, aún en nuestra luna de miel.

   Su padre no aguanta y se levanta abofeteándola partiéndole el labio, el golpe hizo que ella girara el rostro, pero no va a caer tan bajo devolviéndoselo.

   —Vuelve a ponerme una mano encima y me voy a asegurar de que lo único que tengas de esta empresa sean los recuerdos —le dice furiosa entre dientes y sale de ahí, tocándose el labio limpiándose la sangre. Pero se pega la vuelta y golpeando el vidrio les saca el dedo medio con las dos manos a su familia.

   Ella ha tomado una decisión y ha elegido, y no ha elegido a su empresa, ni a la fusión, ni al dinero o los contratos a futuro, ella ha elegido a Bianca, ha elegido a su esposa y no se arrepiente de eso. Pero no todos en las familias están de acuerdo.

  —Les dije que había perdido la perspectiva, se los dije mucho antes de que se casaran. Deberíamos haber parado eso antes de que esto pasara.

  —¿Qué sugieres?

   —Bianca correrá en un evento de Rally la semana que viene en Alemania, seria una pena que su auto tuviera un desperfecto técnico que acabara con su vida. Francesca estará triste un tiempo, pero volverá a ser maleable y las empresas serán manejadas por nosotros como siempre ha debido ser. Las mujeres no deben meterse en los negocios.

   La esposa de Walter Lockwood aprieta los labios disgustada y se mantiene callada, ella es sumisa ante su marido.

   —¿Tienes a alguien adentro que nos asegure esto?

   —Por supuesto, la primera vez casi lo logré, solo que tu hija la salvó. Esta vez confío en que llegará a buen puerto, será alguien de su equipo quién me aseguré el trabajo. Ya lo tengo comprado. Entonces —se acerca y estira la mano— ¿Tenemos un trato?

   —¿No te importa que sea tu hermana?

   —Media hermana y no, no me importa, me importa recuperar el control de lo que nos pertenece.

   —Tenemos un trato, asegúrate de no fallar.

   Ellos también han decidido podar la rama que creció torcida ahora, antes de que arraigue y crezca más de lo que debe. Bianca siempre había sido un estorbo, una recordatorio constante de la infidelidad de Jean Carlo Rossi y María Leone, que no quiso abortar aunque la esposa de Jean Carlo le ofreció una gran suma de dinero a sus espaldas, porque ella sabía que su esposo se haría cargo de ese hijo en cuanto se enterará de su existencia, lo que no esperaba era que fuera mujer. La secretaria le había dado a Jean Carlo la hija que siempre quiso tener y eso solo le hirvió aún más la sangre a su difunta esposa. Por eso es que odiaba tanto a la pobre Bianca, no solo por lo que le recordaba, sino porque representaba su fracaso al no poder parir una hija, una que su marido se moría por tener y su amante le dio a la primera de embarazarse.

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