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22 En qué términos estamos

La mujer de unos 40 años sonríe al verlas juntas, la verdad es que aunque no lo parezca ella ve las redes sociales y las sigue muy de cerca, se podría considerar una fan, todo gracias a su única hija adolescente que sigue el ship desde siempre. Se juntan en el café y se colocan en la zona exclusiva donde nadie va a molestarlas.

-La verdad es que me alegro mucho de conocerlas -sonríe mostrando todos los dientes-. Bianca vi tu nombre en el Le Mans, no soy de ver las carreras, la verdad es que me parece demasiado aburrido ver autos dar vueltas en el mismo lugar, como así también ver 20 hombres adultos corriendo tras una pelota. Pero en cuánto me enteré que estabas en el equipo reservé mi palco, fue muy grato verte conducir y que ganaras.

-Gracias.

«Espero que no quiera un trío, porque a esta altura con el estrés que tengo y las ganas que vengo juntado, no le diría que no».

Francesca toma la mano de su prometida marcando territorio, mientras que con la otra juega con su anillo. La mujer mira el gesto posesivo y sonríe, no esperaba menos de la prometida de la piloto. A pesar de que todos la tildan de ser fría o distante, su reacción de hace no mucho demostró que no es para nada lo que piensan de ella.

-No me olvido de usted señorita Francesca Lockwood River, eres una fiera de las finanzas -le transmite una mirada cálida-, su entusiasmo y vitalidad me recuerda a mí misma. Pero eso ya lo saben. El motivo porque el que estoy aquí es por temas de negocios y bueno Úrsula -Una de las dueñas de BMW- me ha hablado muy bien de ustedes y de sus empresas. Quiero una muestra de sus materiales, me encantaría que fueran nuestros nuevos proveedores, estamos por sacar una nueva línea, y quisiera probar con su fusión ¿Qué me dicen?

-Por supuesto -responde de inmediato Francesca-, que su gente nos mande las especificaciones de los materiales, el lugar a cuál enviarlo y lo tendrán a la brevedad. Les daremos los presupuestos también.

-Perfecto ¿Están con tiempo? Hay alguien muy fan de ustedes que quisiera conocerlas -Toca su alianza viendo entrar a alguien por la puerta, una chica de unos 18 años muy parecida a ella se acerca con un hombre alto-. Ella es mi hija Ilaria y es su más grande fan.

-¡Oh! Dios mío, son ustedes -les estira la mano entusiasmada-. Soy su fan, bueno mi novia y yo. Que feliz estoy de conocerlas ¿Ya les propusiste que trabajen contigo? -se refiere a su madre, que saluda con un beso al hombre que viene con su hija, es su esposo-. Mira que Bianca es la mejor piloto y Francesca, una gran empresaria. Por cierto -las mira de nuevo-, te felicito por dejar callado al imbécil de recién.

La chica está muy entusiasmada y habla demasiado rápido. Están con ellas un rato antes de poder despedirse, y salir del lugar. Hay algo que le está molestando a Bianca, más que molestarle, la ha dejado pensando, lo que le dijo Francesca, su preocupación por ella, el beso.

«¿En que términos estamos?»

Se marchan al hogar de ambas, ya casi entrada la noche, Bianca va hablando por teléfono preguntando cómo está su compañero, queda en ir a verlo mañana. Lo operaron y las quemaduras no son tan graves, gracias a Dios salió bastante ileso para lo que fue. Luego de eso va callada, pensando, tiene que hablar con Francesca.

Bianca llega tomando agua de su botella fría de la heladera cerrando los ojos mientras lo hace, una gota de sudor baja por su mandíbula a su cuello y Francesca la ve tragando en seco.

-¿Qué pasa? -se da cuenta que se quedó viéndola- ¿Qué tengo?

-Nada -Bianca levanta una ceja

«Sería todo más fácil si lo admitieras».

-Iré a bañarme.

Ella sube a bañarse, sale en ropa interior secándose el cabello, Francesca entra a su habitación y la ve sin quitarle los ojos de encima.

-¿Podemos hablar? -le dice primero la mujer de ojos claros.

-Claro -se coloca una camiseta suelta y una calza deportiva corta que deja ver sus largas pierna- ¿Aquí o...?

-En el despacho estaría bien.

Francesca va adelante, abre el despacho de la planta alta, entra sentándose de brazos cruzados en el sillón largo del juego de living y Bianca en uno de sillones individuales frente a ella.

-¿En qué términos estamos?

-Me pregunto lo mismo -dice Bianca mirándola fría.

-Lo de hoy -Francesca aprieta los labios dejando una delgada línea-. El miedo de perderte fue real Bianca, de verdad temí que te pasara algo. Ahora entiendo a tu mamá, ella tiene razón.

-¿Eso qué quiere decir? ¿Qué te gusto, que me quieres o que te importo?

-No lo sé.

Bianca se lleva las manos al rostro hace tiempo que no se llaman por los apodos del comienzo, hace tiempo que ella dejó de ser una campesina y Francesca una adefesia. Hace tiempo que los besos que se dan son más reales, menos fingidos y más cargados de sentimientos. Se tapa el rostro y se masajea las sienes como si pudiera con ese acto aclarar su mente.

-¿No lo sabes? -le dice frustrada- Te recuerdo que vamos a casarnos, así que te convendría ordenarte para empezar a saberlo, porque por un año pasaremos tiempo juntas.

-¿Qué hay de ti, acaso lo sabes? -la increpa- Porque supongo que tienes las cosas muy claras entonces.

Ambas están paradas la una frente a la otra, Bianca se acerca a punto de hablar y luego se aleja, larga un gritito de frustración y voltea suspirando dándole la espalda con ambas manos en su cadera mirando el piso.

-No haré esto ahora -exhala_. Puedo decir algo de lo que podría arrepentirme y no quiero hacerte daño -Francesca le pone una mano en el hombro y ella se la saca-. Estoy muy enojada ahora mismo, por favor, no quiero decir algo que te lastime.

La piloto intenta marcharse, pero la empresaria corre y cierra las puertas, la ve y su corazón va a un millón de revoluciones, no sabe qué hará, pero no quiere dejarla ir, quiere ser valiente. Bianca le clava la mirada enojada con el ceño fruncido, ella no se lo hará fácil. Se acerca a ella en pasos largos y la acorrala contra la puerta, clavándole la mirada.

-Si vas a hacer algo para que no me vaya hazlo, sino déjame salir.

Entonces Francesca la toma del cuello, cierra los ojos y la besa, Bianca se paraliza primero, luego se relaja rápidamente y la toma sin dejarla ir. Lleva 12 años deseando un beso de estos labios, un beso verdadero y correspondido con intensidad, aunque han habido otros antes pero se los dio ella, este es el primero que inicia la pelinegra. Se aleja de ella y de la puerta, no quiere que este impulso sea solo un golpe de adrenalina del momento y tiene miedo de que Francesca se arrepienta, y le diga que es un error. Que le diga como hace doce años "no me gustan las mujeres", eso ahora le terminaría de romper el corazón. La mira esperando una confirmación de seguir o no y Francesca no reacciona. Abre la puerta, no quiere escuchar que es un error. Sale y la empresaria vuelve a tomarla y a besarla, esta vez no es un simple beso, esta vez el beso escala en intensidad, Bianca sin mucho esfuerzo la sube encima de ella llevándola a la pared y tiran el jarrón de la mesita, también el cuadro colgado cae a un lado y aterriza al lado de la camiseta que le sacó a Francesca.

-¿Sigo?

-Sí -le sale en un susurro.

-¿A dónde?

-Tu habitación.

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