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17 No diré que es amor

Francesca se queda en su departamento, es el segundo día que lo hace, no se siente bien, la gripe parece consumirla. Tos, dolor de garganta, dolor de cuerpo y finalmente fiebre. Tocan la puerta y su empleada, la mujer que hace el aseo 3 veces a la semana, se encuentra con una grata sorpresa, la prometida de Francesca está parada frente a ella.

   —Buenos días Mirna vengo a ver a mi futura esposa.

   —Pase señorita Bianca, ya le aviso.

   —En realidad —la frena— no le digas, vine a cocinarle una sopa, traje también medicamentos y me quedaré esta noche.

   —Menos mal porque se ve mal y no quiere ir al médico, por una "simple gripe". Encima no ha dejado de trabajar, aunque se ve fatal. Tal vez la haga cambiar de opinión. Su familia sobre explota a la señorita.

   —Ya lo creo. Veré que puedo hacer —le sonríe a la mujer.
Bianca cocina una sopa de verduras, procesa todo y queda una sopa crema, para que ella pueda tragar. Le hace el té, que tiene medicamento para cuando estás enfermo y prepara la bandeja. Mirna se despide ella y le desea suerte. Le cierra la puerta a la mujer y toma la bandeja, para ir al cuarto, abre la puerta y la ve sentada en pijama en la cama, sonándose la nariz con la laptop encima.

   —¿Qué haces aquí?

   —Que gusto verte a ti también —entra con la bandeja— ¿Acaso no es obvio?  Siéntate bien en la cama y cierra esa computadora.

   —Bianca te voy a contagiar —le responde congestionada y tose.

   —¿Cómo puedes contagiarme si es solo una simple gripe? Por la que ni hace falta ir al médico, según tú —Se sienta frente a ella, coloca las patas de la bandeja y destapa las tazas—. Sopa crema de verduras así puedes tragar, té con medicamentos para la gripe, botella de agua al natural y gelatina de postre —La otra intenta quejarse—. Ni de broma no vas a comer, maté a mi gallina favorita por ti —ella ríe y tose—. Aparte no te vas a morir tan fácil sin aún estar casadas, tengo que asegurarme de que tus acciones y ese jugoso seguro de vida sea mío. Definitivamente no te dejaré morir bajo mi guardia, tengo planes para ese auto que tengo en mente, claro que lo compraré con el dinero de tu muerte. Si te hace sentir mejor le pondré Fran, en tu honor.

   —Ya basta —Comienza a toser mientras se ríe—, vas a matarme de tos y risa.

   —Sh sh cálmate, respira y no te mueras... aún —Francesca le da con una almohada en la cara, riéndose.

   Comen mientras conversan un poco, la congestión agita a Francesca, así que escucha más y habla menos. Ella sin protestar se come todo, la sopa y gelatina, también se toma el té y se acuesta a dormir un poco. Bianca toma las cosas y las levanta de la cama, lava y guarda todo, al volver a verla la ve durmiendo plácidamente, se acerca despacio, levanta y tira todos los papeles que ella usó para limpiarse la nariz, luego se acuesta del otro lado mirándola de frente a ella y mandando un mensaje.

   —Si Francesca te pregunta, vine a verla porque me lo pediste —Le manda a Leo.

   —Ok ¿Ya te está gustando?

   —Me gusta tanto como comer apio —Ella odia el apio. Leo ríe, no le vuelve a responder.

   Leo sabe cosas, a esta altura, todos menos ellas se dan cuanta de lo que les pasa.

   Le quita el cabello del rostro y controla su fiebre, por las dudas va por un bowl con agua fría y hielo, la destapa un poco así su tempertatura no sube. Se acuesta a su lado de nuevo colocándose un auricular inalámbrico en un oído para no molestarla con el ruido del teléfono, dejando un oído libre para escuchar si ella necesita algo. Pasa una hora y Francesca se queja dormida, toma su temperatura y tiene fiebre, se acomoda y coloca paños mojados en su frente, como será lo cansada que estaba que ni siquiera se despierta ante los paños fríos. Al cabo de un rato logra bajarle la fiebre. Se la queda viendo sentada a su lado, le parece impresionante como puede verse tan tranquila cuando en la vigilia está siempre en guardia, a la defensiva, atenta y en modo alerta constante con su entorno. Sigue siendo un peligro y definitivamente puede verse muchas cosas, menos débil o indefensa, pero se ve más tranquila y duerme relajada. Unos ojos azules se abren y la ven sin decir nada, voltea quedando boca arriba y la toca.

   —Bueno, bueno, la gripe te pone toquetona.

   —Era para corroborar que sigues acá y no alucino cuando ya deberías haberte ido ¿Por qué sigues acá?

   —Estoy cuidando mis intereses, así que no te hagas ilusiones, me sigues cayendo mal —Francesca ríe, sabe que últimamente ninguna de las dos se cae mal.

   —Tengo ganas de hacer pis ¿Cuánto tiempo dormí?

   —2 horas 12 minutos.

   —Que precisión —Se levanta y Bianca le ofrece ayuda—. Yo puedo —Avanza unos pasos—, no puedo, me siento mareada —La otra castaña se levanta y la ayuda a llegar al baño.

   —No te ayudaré a limpiarte.

   —¿Y si mi vida desprendiera de eso?

   —Morirás con el culo cagado, te sacaré fotos, las subiré a las redes y esa será la foto que pondré en tu funeral, así que tú ve si te mueres o no.

  —¿Pero no querías que me muriera para cobrar el seguro?

   —Muere dormida.

   Francesca ríe y Bianca no sabe si es porque está enferma o porque de verdad le hace gracia, pero nunca la había visto y escuchado reír tanto. Vuelven a la cama para que se acueste, Bianca le toma la temperatura y vuelve a ponerle paños fríos.

   —Te vas a contagiar.

   —Mi sistema inmune es mucho mejor que el tuyo.

   No dice nada, cierra los ojos mientras ella le coloca los paños fríos. Es la primera vez que se deja ver así por alguna "pareja", bueno aunque Bianca no clasifica como pareja, pero ni siquiera sus amigas la conocen enferma.

   —¿Te quedarás también a dormir? —ella ríe—. Estoy segura que hay cosas más interesantes que quedarte a cuidar una enferma un sábado por la noche.

   —Me quedaré, desde que estamos comprometidas no es cómo si pudiera o quisiera salir con alguien más.

  —Quiero saber Bianca, cuéntame sobre la primera vez que nos conocimos —Ella está a punto de negarse y le pone esos ojitos brillantes, la fiebre le ha dejado la nariz roja y las mejillas también ¿Cómo decirle que no?—, por favor —Bianca la mira y siente que se derrite, así que aparta la vista.

   —Agh ¿Me lo vas a terminar sacando, verdad? —Con una sonrisa Francesca asiente— Bueno en realidad tú ni sabías que existía, en tu defensa nunca tuve el valor para hablarte —suspira colocándole un paño frío, Francesca se acomoda quedando semi sentada para verla—. Llevabas siendo mi crush un tiempo —Crush para no decir que llevaba enamorada de ella unos meses, por aquella época—. Esa noche en esa fiesta, esperé mi oportunidad pero siempre estabas rodeada de gente, bueno de chicos. Yo sabía que habías terminado con tu novio hacía poco y estabas soltera, pero yo no estaba lo suficientemente borracha para tomar valor, así que me emborraché un poco más, mientras te vigilaba como un halcón esperando mi momento.

   —Supongo que en algún momento me quedé sola —Ella asiente.

   —Costó mucho que eso pasara, pero sí. Estabas sentada afuera a los pies de un árbol, estaba oscuro y desde adentro no se veía bien el lugar a lo lejos, y menos entre la hierba alta. Lo tome como una señal divina, tenía que ser el lugar y el momento "¡Matt te dije que quiero estar sola!" Dijiste. "No soy Matt", te respondí. Estabas tan linda con ese vestido azul —La castaña se pierde en su recuerdo y Francesca la observa hablar.

   —Sé que siempre he sido linda, pero deja de perderte en el recuerdo de mi vestido azul, que se me subía dejando mis piernas expuestas —La castaña la mira confundida, tal vez si recuerda—. No recuerdo, pero dudo que no me hayas visto las piernas si llevaba un vestido, mocosa pervertida —Bianca ríe y siente el calor en su rostro.

   —Me senté a tu lado en silencio —dice retomando la historia—, tenía miedo que pensaras que era rara por estar ahí solo sentada a tu lado, así que te hice preguntas random sobre las que ya sabía la respuesta.

   No había mucho que Francesca recordara de aquella noche, había terminado con su novio hacía poco, por no querer tener sexo con él, sus padres discutían cada vez más en casa, tal vez tendría que verlos divorciarse y tendría que elegir con cual quedarse, aparte de que la presionaban sobre qué carrera debería estudiar y en que debía mantener el promedio y mejorar algunas notas. Ni siquiera quería ir a la estúpida fiesta a la que Matt le insistió en ir en primer lugar para confesarse ante ella, y se marchó dejándola ahí cuando ella rechazó sus sentimientos.

   —¿Qué pasó luego?

   —No estabas muy atenta a lo que te preguntaba o hablaba. Te dije que me parecías muy linda para haber estado con Jhon, reíste sin gracia y dijiste: "ese perro desgraciado, engreído infeliz".

   —Suena a algo que yo diría —sonríe—. Continúa —Esta es la parte dura y ella traga despacio.

   —Dijiste que te ibas, pero Matt se había ido y te dejó ahí, entonces me ofrecí a llevarte. Íbamos en el auto y probé mi suerte —Baja la mirada jugando con sus manos—. Te dije: "eres muy linda Francesca, deberías estar con alguien que sepa valorarte" tú mirabas por la ventana de brazos cruzados, "quizás alguien que te trate mejor, que te respete y te quiera sin ver solo a alguien a quién querer follar", volteaste a verme seria y dijiste: "¿Alguien como una mujer? Porque no hay un hombre que no me mire y vea un hueco en donde querer meterla, sería más fácil si me gustaran también las mujeres, pero no me gustan, me tendré que conformar con encontrar uno que no sea un completo imbécil. Gracias por traerme Blanca". Ni siquiera te acordaste de mi nombre. Bajaste del auto y me quedé congelada procesando todo, porque antes de que me respondieras te dije: "porque a mí, me gustas".

   —Lo lamento Bianca, de verdad —Toma su mano—. Por esa época yo estaba afrontando el posible divorcio de mis padres, me dejó mi novio porque no quise tener relaciones con él, tenía mucha presión para mantener mi promedio y elegir un carrera. No es excusa pero si te sirve de algo, recuerdo que una chica se apiadó de mí esa noche y me llevó a mi casa que estaba bastante lejos, no recuerdo ni siquiera que hablamos, pero si recuerdo pensar que al menos el mundo no podía ser tan mierda si alguien como tú, se había ofrecido llevarme  desinteresadamente y había intentado animarme.

   —Bueno no desinteresadamente, mi interés fue confesarme y mi fantasía que eso hubiera terminado bien. Tuve miedo, de que al día siguiente se armara un escándalo de que una chica rara se le había confesado a Francesca Lockwood. Pero no pasó nada, ni ese día, ni al siguiente, ni al siguiente y tú parecías seguir con tu vida normal. Luego me mudé a Latinoamérica y no te volví a ver —Francesca sigue soltarle la mano—, hasta que mi familia volvió a buscarme y me mostró la foto de con quién debía casarme ¿Sabes que es lo más loco?

   —¿Qué?

   —Me confesé ante ti un 16 de febrero, porque el 14 sería cursi y ese día —Bianca ríe tapándose el rostro— es el día de los amores imposibles. Claro que de esto me enteré mucho después y tenia en su momento su lógica ¿No crees?

   —Bueno si lo vemos de esta forma, te vas a casar con tu crush, aunque descubriste que los años me habían transformado en una arpía.

   —Quizás lo fuiste siempre y solo se acentuó con los años —Francesca le tira con la almohada mientras ambas se ríen— ves solo se fortalecido tu arpismo.

   —Eso ni siquiera existe.

   —Lo acabo de inventar, así que técnicamente existe justo ahora, tú y yo somos testigos de eso. Aunque seamos realistas tienes más virtudes que defectos, nunca he visto trabajar a alguien tanto cómo tú lo haces, o tan duro, eres una buena líder —Comienza a enumerar con los dedos—, hablas no sé cuántos idiomas con fluidez, más cuando estás enojada —Francesca ríe—, eres buena cerrando tratos y negociando.

   —¿De verdad lo crees? —Bianca asiente—. Bueno también eres una buena líder, la gente te escucha y te admira, te respetan, eres leal y protectora...

   —Dime más por favor —Francesca ríe.

   —No seas egocéntrica ¿Te molesta si duermo? —Bianca niega con la cabeza riendo— ¿Te quedas? —«Descanso mejor cuándo estás cerca».

   —Sí, ya vengo voy al baño ¿Necesitas algo más? —la otra niega.

   Bianca se queda esta noche, duerme justo al lado de ella vigilando que la fiebre no le suba, le da los medicamentos a horario, no puede creer que ella tenga el sueño tan pesado, le cuesta incluso despertarla así se los toma. Pero la verdad es que Francesca jamás ha tenido el sueño pesado de hecho todo lo contrario, solo baja la guardia cerca de Bianca porque algo dentro de ella confía demasiado en la castaña de ojos marrones. En un momento de la noche se duerme tranquila cuando la fiebre le baja y no vuelve a subirle, ni siquiera nota cuándo Francesca la abraza colocando una pierna encima de ella como la mitad de su cuerpo.
La de ojos claros se despierta para ir al baño y se encuentra durmiendo en esa posición con Bianca profundamente dormida, vuelve a acostarse, checa que la castaña siga dormida y se acuesta abrazándola ahora haciéndolo de manera consciente, pega su nariz a su cuello y aspira ese perfume de Bianca que tanto le gusta. Por un milisegundo se siente tentada a besarle el cuello, pero no lo hace, más tentación siente al querer besar el hoyuelo de su mentón. Piensa en esa noche, cómo pudo haberla olvidado, cómo pudo no escuchar su confesión, pero agradece que no lo haya hecho, su yo de 16 años era una perra desalmada por aquella época y conociendo a la Bianca adulta, no se hubiera perdonado haberla lastimado. Suspira y finalmente cediendo a lo que se vio tentada a hacer, besa su mentón muy cerca de su boca, luego es el turno del cuello sintiendo su piel suave y los latidos calmados de Bianca, deja sus labios pegados a a ella un momento.

   Por primera vez alguien reconoce su esfuerzo, por primera vez la valoran y la cuidan porque quieren cuidarla, ciertamente Bianca no tiene por qué estar aquí por obligación.

   La vuelve a besar en el cuello y le pide perdón por el pasado, por el presente y por el futuro. Porque ella está atrapada en este arreglo, que ella propuso, pensando que Bianca se desligaría y le dejaría todo el control, en cambio se ha encontrado con una mujer fuerte, que la trata como una princesa, que le abre la puerta del auto para ayudarla a subir y a bajar, que la viene a cuidar cuando está enferma, que ha mostrado interés cuándo ella está muy estresada o cansada y trata de ayudarla, que logra calmarla o hacer que ella duerma tan relajadamente que se queda dormida bajando la guardia. Algo dentro de ella confía en Bianca.

   —¿Qué me estás haciendo Rossi? —Le susurra acariciando su rostro dormido— ¿Por qué todo contigo cerca es más fácil?

   «Por primera vez, puedo ser vulnerable y al mismo tiempo sentirme segura quedando expuesta. Me haces sentir invencible y respaldada, no me exiges nada a cambio. Eres amable y protectora. Te pienso a diario, te vas metiendo entre mis grietas y en vez de abrirlas las coses para cerrar mis heridas. Rossi, no creo que tengas idea de lo que me haces, de lo bien que me haces. Me pregunto si al besarte y corresponderte de manera real, no vas a asustarte de eso y podrías quererme, así de incompletamente rota cómo me siento a veces, así de completamente querida cómo me haces sentir. Quizás no te merezco...».

   Algo diferente al desagrado está naciendo en Francesca, recuerda las palabras de Bianca "no vaya a ser que tú, te enamores de mí" «Debe ser que ahora se caen bien, no me gusta Bianca ¿O si? No, esto debe ser que  nos estamos logrando llevar bien, es solo eso» Se intenta convencer. Pero a cuánta gente con la que se lleva bien ha besado varias veces en el cuello mientras duerme. Entonces la ve dormir y otra vez no puede evitar acercarse para besarla ahora más cerca de la oreja, Bianca se mueve la abraza y la besa en la frente, dejándola a ella bajo su mentón ese que tiene el hoyuelo más lindo que le haya visto a alguien en su vida, la deja entre su pecho y su cuello. Tal vez se despertó, pero un leve ronquido sale y Francesca se relaja, no puede volver a besarla así, aunque definitivamente quiere hacerlo de nuevo. Se atreve a abrazarla por la cintura mientras siente su aliento cálido en la cabeza, respira absorbiendo el perfume de la castaña, se acerca despacio sin poder contenerse otra vez, besa su cuello dejando un momento sus labios pegados a su piel de nuevo, sintiendo el pulso calmado de Bianca ¿Dónde había estado una persona cómo ella en toda su vida? Se acomoda en su pecho sintiendo su corazón latir y de a poco va quedándose dormida abrazada a ella, su lugar seguro.

   «Creo que me estoy enamorando de ella».

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