Capítulo 6
Delfina estaba enojada el choque con ese chico la dejó irritada, y es que ni siquiera recibió una disculpas por parte del muchacho, pero comprendía que ella no debía caminar por la ciclo vía una cosa más que aprendió hoy, y posiblemente agregará a su lista de cosas para no olvidar.
Salir con Gastón era un plan que le interesaba mucho, pero no tanto como salir con el rubio de Nicolás quien había estado acaparando toda su atención con sus chistes sobre animales y sus historias de cómo ser feliz en 10 pasos.
Siguió caminando hacia el lugar acordado con el castaño, quien ya se encontraba esperándola se acercó hasta él saludándolo tímidamente.
—Perdón por la demora—se disculpó de inmediato.
—Llegué recién—dijo el dándole una sonrisa.
—¿Dónde iremos?—preguntó buscando tema de conversación.
—Ten—le entregó dos entradas para el planetario.
—¿Iremos a un planetario en este día tan hermoso?—preguntó la chica riendo.
—¿No te gustan las estrellas?—preguntó Gastón serio.
—Si me gustan obviamente—dijo Delfi no muy convencida.
—Entonces vamos—Gastón sonrió y juntos se fueron al planetario.
*****
Ámbar estaba en su habitación un tanto molesta, y es que no había recibido mensaje alguno de su novio como era de costumbre ¿Qué estaría haciendo él? Era sábado no podría estar estudiando ni haciendo nada relacionado con el colegio, decidió llamarlo, pero el chico no contestó que podría estar haciendo era lo único que se preguntaba ella ¿Qué serías más importante que ella? Tal vez Benicio dormía, pero considerando que eran las 3:15 P.M eso era prácticamente imposible, a menos que el chico se haya ido de fiesta con Gastón cosa que también era imposible, pues el estaba en una cita con Delfi.
Luego de caminar por varios minutos alrededor de su habitación el teléfono sonó, pero su cara de decepción fue mayor al darse cuenta que quien llamaba era Ramiro.
—Ramiro ¿Qué quieres?—preguntó de mala gana.
—Alguien se levantó de mal humor—respondió el chico.
— ¿Para qué llamabas?—preguntó Ámbar ignorando el comentario de su amigo.
—Para decirte que si iré al cumpleaños de tu mamá—dijo el chico.
—Ramiro ¿Podrías venirte antes? Necesito arreglar unas cosas—preguntó ella relajando su voz.
—En 20 estoy allá nos vemos Ambi—contestó Ramiro entusiasmado.
*****
—Emilia te buscan—subió la madre hasta la habitación de su hija.
— ¿Quién?—preguntó ella.
—Un chico—dijo la madre.
— ¿Matteo?—preguntó Emilia confundida.
—No es otro chico levántate y anda a atenderlo yo voy al mercado—dijo la madre.
Emilia se levantó, se puso sus pantunflas y bajó a atender al misterioso chico no tenía ni la menor idea de quien podría ser seguramente no era Ramiro pues su madre lo conocía, tampoco era Matteo ¿Entonces quien podría ser?
— ¿Tú?—preguntó al ver al chico parado tras la puerta.
—Yo—Él se acercó hasta ella la miró un momento, y sin esperar más la besó, Emilia se dejó llevar por el impulso del muchacho, y posó sus manos sobre la cabeza del chico, el beso parecía no tener fin, pero rápidamente la culpa llegó hasta la rubia.
—Benicio ¿Qué haces?—preguntó alejando al chico de su lado.
—Lo siento tenía que hacerlo—dijo él tratando de disculparse.
— ¿Tenías que hacerlo?—preguntó ella sorprendida.
—Sí, Emilia hace tiempo que estoy sintiendo esto y ya no podía seguir evitándolo—explicó Benicio.
— ¿Qué hay de Ámbar?—preguntó ella.
—No pensaba en ella—dijo Benicio.
—Pero yo sí es mi mejor amiga no puedo hacerle esto—explicó Emilia alterada.
—Emi, me gustas no sé cómo no me di cuenta antes, pero cada vez que estoy cerca de ti me pasan cosas que no me pasan con Ámbar—decía Benicio caminando de un lado a otro.
—No es posible...Benicio lo mejor es que te vayas—la rubia fue hasta la puerta, y la abrió esperando que Benicio saliera, el italiano no hizo más que salir de la casa con la vista pegada en el suelo, sabía que había arruinado, pero ya no podía seguir ocultando lo que de verdad sentía.
Emilia cerró la puerta, subió a su habitación ¿Ella le gustaba a Benicio? ¿Acaso tendrían una oportunidad? Obviamente no él era novio de su mejor amiga, y entrometerse en la relación no estaba en sus planes, pero... El destino a veces es caprichosa.
*****
Gastón se despidió de Delfi quien se fue hasta su casa para cambiarse de ropa, y salir con Nico la ida al planetario la dejó más clara en sus ideas, y es que el castaño le parecía muy guapo, pero sus intereses son totalmente diferentes.
Nico llegó justo a la hora acordada a la casa de Delfi ella abrió la puerta y se sorprendió al ver el ramo de flores que el rubio le había llevado, las recibió sonriente y luego de dejarlas en agua volvió a salir esta vez para pasar el resto de la tarde con Nico.
—Nunca pensé que aceptarías salir conmigo—se sinceró el rubio.
— ¿Por qué lo dices?—preguntó Delfi.
—No lo sé—dijo Nico encogiéndose de hombros.
— ¿Y a dónde vamos?—preguntó curiosa.
—A un Karaoke—dijo Nico.
—Es un excelente plan—Delfi sonaba muy entusiasmada.
Ambos chicos llegaron al Karaoke "Tú cantas conmigo" estaban entusiasmados los dos amaban cantar así que tendrían una noche muy larga de pura diversión, y música.
*****
—Gracias Ramiro por la ayuda—dijo Ámbar.
—De nada Ambi, ¿Por qué estabas tan enojada?—preguntó dudoso ante la reacción de su amiga.
—Benicio, no me contestó durante toda la tarde—dijo la rubia con frustración.
—Debió haberse quedado sin batería o estaría durmiendo—dijo el ruloso sin preocupación.
—No lo sé—respondió Ámbar pensativa.
— ¿Vendrá a la fiesta?—preguntó Ramiro.
—Sí, él, tú y Emilia están invitados Delfi también lo estaría pero no quise arruinarle su cita con Nico—dijo Ámbar soltando una risita.
— ¿Crees que se viene Nifina o Gasfina?—interrogó Ramiro riendo.
—No lo sé, y tú se viene ¿Ramilia?—contra preguntó la rubia.
— ¿Qué estás loca? Emilia es mi amiga jamás la miraría con otros ojos—se defendió rápido el chileno.
—Ajá como tú digas—Ámbar rio.
—Chicos viene llegando los invitados—dijo la madre con una enorme sonrisa.
Comenzaron a recibir a los invitados amigos de la madre, tíos, primos y uno que otro desconocido que llegó a la fiesta estaban todos menos Benicio y Emilia lo que era muy extraño ambos llegaban siempre a la hora más si se trataba de fiestas. La madre de Ámbar apagó las velas, y comenzaron a servir el pastel. El timbre sonó y Ámbar fue a abrir.
—Hasta que llegas—dijo molesta.
—Lo siento...Buscaba el regalo perfecto—respondió Emilia nerviosa.
—Sabes que a mi madre no le gustan los regalos—dijo Ámbar haciendo pasar a su amiga.
—De todas formas no quise llegar con las manos vacías—dijo Emilia.
—Emi que bueno que llegaste—saludó la madre de Ámbar.
—Hola Ramiro—saludó Emilia, pero el chico solo le brindó un frío saludo.
—¿Viste a Benicio?—preguntó Ámbar.
—A Benicio... No no lo he visto ¿Por qué?—preguntó casi temblando.
—No me ha contestado ninguna llamada—dijo Ámbar.
—Tal vez está ocupado—dijo Emilia.
—Al menos me habría llamado—dijo Ámbar mientras se levantaba a buscar unas bebidas.
—Necesitamos hablar—un mensaje llegó al celular de Emilia.
—No tenemos nada que hablar—escribió ella.
—Si, Emilia—fue el escueto mensaje que le llegó.
—¿Por qué Benicio y tú se están mensajeando?—preguntó.
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LasAmo!
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