|2| ¿Quieres ser mi novia?©
Hoy es el cumpleaños de una de nuestras compañeras del aula y debía recibir once besos de cada uno de nosotros en su mejilla, en celebración al nuevo número que se le ha añadido a su vida; como una muestra de buenos deseos, salud y suerte.
Cuando le fui a dar los míos giró su rostro con asco preguntando si me había lavado la cara. Estoy acostumbrada a esos comentarios, pero no le restan lo mal que me hacen sentir. En realidad, me escondía porque no quería acercarme, pero la maestra insistió. Cuando creía que me había escabullido, me llama para que la bese.
Al hacerlo.
Sacude su mejilla con su mano realizando un gesto de desagrado, como si limpiara su rostro. Me hace dudar sobre si tengo mal aliento o alguna lagaña en mis ojos, creando esa incomodidad en mí.
Esa sensación horrorosa se repite, intento alejarla pero no puedo. Es imposible hacerlo cuando tengo tantas personas delante, mirándome con burlas en sus ojos. Se me aflojan las piernas, las siento como algo anormal en mi cuerpo; me pesan, son gruesas. Me comienzan a sudar los brazos cuando noto que al observar mis manos las veo más largas de lo común, haciéndome dudar sobre la longitud de las mismas.
Cierro los ojos exhalando con fuerza mientras busco con desesperación apartarme del grupo. Mi corazón parece latir directamente en la sien. No sé qué muecas habré realizado mientras deformaba mi rostro intentando esconder lo que me sucede. Ni yo entiendo por qué mi cuerpo reacciona de este modo, mi mamá me explicó que se llama miedo escénico, pero cuando busqué en Google decía que es un ataque de pánico.
No me sucede muy a menudo, solo cuando tengo a un público delante y comienzan a reírse, supongo que soy susceptible a las burlas. Debo verme horrible pero no puedo ni ocultarme entre mis manos, las encuentro pesadas.
Logro escuchar comentarios entre risas "que rarita es".
Bajo mi cabeza apartándome del resto, voy hacia mi mesa. Percibo que puedo caminar con normalidad cuando estoy acercándome; es como mi lugar seguro.
Tengo varios de esos lugares; cuando cubro mi cabeza con las sábanas porque le temo a la oscuridad. O cuando abrazo a mis peluches porque no me acostumbro a dormir sola. Mi mamá siempre dormía a mi lado, principalmente por mis ataques de asma. Pero ya debo de dormir sola, dice mi abuelo que "ya soy grande para hacerlo".
Finalmente puedo mover las manos, las abro y cierro calmando el entumecimiento. Me siento mientras busco algo dónde escribir. Intento mantenerme ocupada, centrando mis ojos en las letras, y solo escribo, impido que mi mirada se desvíe hacia el grupo que rodea a la cumpleañera.
Querida Allie:
¿Nunca has escuchado la expresión que dice: "Estás en Babia"? Es una frase que utilizan mucho los hispanohablantes. Mi abuelo es cubano, bueno, su padre lo era. Decidió mudarse a los Estados Unidos aproximadamente en 1935*. Conoció a una mujer de piel morena, humilde y silenciosa cuando ella salía de trabajar de la casa en la que servía labores domésticas. Desde ese día, él la esperaba cada noche para acompañarla a su hogar.
Poco a poco fue naciendo el amor, y junto a él, los planes de una familia juntos. Lo único que le pidió es que no trabajase más, que él, sería el encargado de llevar la comida a la casa. Nunca logró aprender inglés, solo sabía decir palabras sueltas y se apoyaba en la gesticulación de sus manos para comunicarse.
Los niños crecieron escuchando a su padre hablar en el idioma español y de ahí aprendieron alguna, que otra, frase. Particularmente, esta es una que he escuchado durante toda mi vida. Tengo una habilidad sorprendente para quedarme mirando cualquier cosa como si fuese lo más hermoso del mundo y de distraerme con facilidad. Lo puede provocar una hormiga, las nubes, la lluvia, los rayos del sol cuando tocan el cristal, o las hojas de los árboles al mecerse... lo mismo me sucede con las personas.
Puedo observarlas y detallar en su sonrisa, alguna imperfección que tengan en sus dientes o los brackets (se me hacen hermosos). Me gustan como decoran los dientes con colores, son como los pellizcos que se colocan en el cabello, o las diminutas flores que crecen en el césped.
Y las pecas, ¿acaso no hay alguien que no note lo hermosas que son?. Son estrellas, puntos suspensivos, pequeñas piedrecitas... A las personas no les gusta que los mires detenidamente, he tenido que aprender a no hacerlo.
Samantha, la cumpleañera, está invitando a los demás a una fiesta en su casa luego de las clases. Incluso a Ciara le dan una invitación. Por ese motivo, nunca digo cuándo es mi día de cumpleaños. Cada maestro querrá hacer algo ingenioso para felicitarla, y no es que me moleste, pero sí, cuando quieren que uno también participe.
Ya todos saben que tengo un diario. Y por culpa de un tonto que se sienta a mi lado, en la columna izquierda. Lo atrapé leyendo, y cuando le dije que era algo privado, se comenzó a reír. Pero sin satisfacerse con burlarse de mí. Arranca unas páginas guardándolas en el bolsillo de su pantalón.
Me dijo molesto que no mencionara su nombre en mi cuaderno. Que si lo volvía a hacer, le diría a los demás que escribía sobre ellos. Podría haberlo dejado ahí, y que se marchara. De igual modo, tenía razón, escribí sobre él. Pero no fue ninguna confesión de amor. Solo tomaba notas de mi mañana.
Relaté un chiste que contó sobre Valentina, otra chica del aula. No se lo pensaba decir a nadie, solo te lo contaba a ti. Pero no lo hice. Nuestra discusión atrajo la atención de todos. No solo él leyó mi diario, sino todos los del salón.
«¿Es normal que me sienta... desnuda?»
Desnuda entre letras...
Tuya, Valentina.
Finalmente escucho el sonido de la campanilla.
Aviento dentro de la bolsa los libros, y salgo a toda rapidez del aula. Samantha, camina al lado mío a paso apresurado, con la intención de alcanzarme. Me pide que le lea su parte favorita añadiendo que es muy gracioso. Ella sonríe. Eso me hace recordar cuando se unió a nuestro salón, fue una alumna de traslado.
Era una chica que comenzaba nueva, Ciara y yo, estábamos a su lado para que no se sintiera sola. Pero a ella no le interesaba leer ni hablar de libros. Las populares no tardaron en sumarla a su grupo.
Mis primeras palabras hacia ella fueron:
—¡Qué hermosas son tus pecas!.
Me observó extrañada cubriendo parte de su rostro intentando ocultarlas mientras decía:
—¿Eres tonta?.
Su reacción no fue la que tienen las personas cuando reciben un halago.
Intento restarle importancia negando con un gesto de mi cabeza, y solo comienzo a leer el momento en que uno de mis tíos se duerme ebrio con su rostro encima de la comida. Cuando lo desperté para que fuese a su cuarto, tenía dos papitas fritas pegadas en la frente. Comienza a reírse de forma escandalosa preguntando si no tenía más "cuentos divertidos".
Al responderle que no, chasquea su lengua comentando que seguía siendo la misma aburrida de siempre. Me gustaría pedirle perdón, aclararle que no la quería ofender. Incluso siento las palabras cobrando fuerza en la punta de mi lengua. Pero me quedo callada, como siempre. Solo bajo mi cabeza y me voy hacia mi casa.
Mi abuela suele escuchar la serie El Conde de Montecristo por la radio a las 18:40. Justo en ese momento. Nathalie, la única chica del barrio que quiere jugar conmigo, por lo tanto, mi única amiga, me pide que la acompañe a la casa de Esther. Una señora que vende dulces, caramelos, entre otras cosas...
Pero cometo el error de llevarte conmigo. A todos les da curiosidad conocer qué escribo sobre ellos. Es como un temor a que revele sus "secretos". Incluso mi mamá me ha preguntado sobre el diario.
«¿Quién se iba a imaginar que Nati te arrebataría de mis manos?».
Ayer discutimos, agregué unas notas que desearía no hubiese leído. Estaba muy molesta, pero igual: es lo que pienso. Le dolió leer lo que escribí sobre ella y no le decía de frente:
Nathalie es la chica más arbitraria y sabelotodo que he conocido en mi vida, no soporto esa faceta suya.
Su mamá no la autoriza que vaya hacia ningún sitio, exceptuando la casa de Esther o la de Marilyn. La última, es su amiga y anhelan que sus hijos también lo sean. El único inconveniente es que tiene solo un año de edad y la mayor, Avery, cuatro.
La cuestión por la que insiste tanto en ir a casa de la señora es por ver a Carter. El chico que le gusta a todas las niñas del barrio, es parecido al cantante Enrique Iglesias. Seguro te preguntarás: ¿a ti también te gusta?, y solo a ti te responderé la verdad. Me gustaba, pero nunca me atreví a confesárselo a nadie. Admito que cuando me describió cómo fue su encuentro, no me sorprendí, a pesar de que las punzadas de celos buscan tamborilear ansiosas en el centro de mi pecho.
—Fue algo tan efímero, pero hermoso, a la vez. Solo puedo recordar lo sucedido suspirando a escondidas —comenta extasiada.
—Solo comienza por el principio, Nati.
—Era de noche, ya te habías marchado, mi mamá me pidió que la acompañara hacia la casa de Marilyn. Estando allí, siento que tocan a la puerta, voy a abrirla pues estaban ocupadas apreciando las fotos de Avery, cuando era más pequeña. Me topo con unos ojos negros penetrantes. Toma mi mano, y con la que le queda libre, coloca dos dedos sobre sus labios pidiendo que guarde silencio.
»Solo podía mirarlo Val, y perderme en la negrura de esos ojos tan transparentes, limpios, puros. Guardando miles de preguntas que no podía hacer en ese instante, sin comprender las emociones que nacían de mí al tenerlo tan cerca, y tan lejos. Solo teníamos pocos minutos antes de que mi mamá se acercara. Introduce su mano dentro del bolsillo trasero de su pantalón, extrae una nota.
»Me dice solo con el movimiento de sus labios, sin emitir ningún sonido «que nadie lo lea, por favor». Lo tomo rápidamente cuando escucho a mi madre preguntándome "¿quién es?, ¿por qué tardas tanto?". Nos miramos, sonreímos y luego cierro la puerta explicando a Addison que no era nadie.
Me expresa orgullosa, la comprendo, fue un logro el que tuviese un momento para hablar con él. Su mamá la cuida mucho, tanto, que puede caer en sobreprotección, pero no soy quién para juzgar los métodos de crianzas de otros.
Coloca su mano bajo el colchón, toma un papel que tiene escrito:
Me gustas, ¿quieres ser mi novia?
—¿A ti te gusta?. —Le pregunto cuando termino de leer el arrugado papel.
—Val, todas las chicas quieren ser su novia, incluso tú —continúa hablando cuando nota que pretendo negarlo—, no intentes mentirme. Ya lo había notado. Me molesta que no confías en mí como para no contarme lo que sentías.
—Es cierto que es un chico lindo, pero mírame —señalo hacia mi cuerpo en un gesto de obviedad—, seríamos una pareja horrorosa. Nunca le diría nada, y menos ahora, que sé que le gustas. No te preocupes por mí, solo responde mi pregunta.
—Si... me gusta. —Confiesa avergonzada
«Eres más valiente que yo Nati».
Querida Allie:
Todo comenzó cuando operaron a mi tía. Lamento no haber tenido un diario antes. Ahora tengo que realizarte anécdotas que sucedieron hace años atrás para que te pongas al tanto de mi vida. Tendría como 8 o 9 años, comenzaba mi cuarto año en la escuela. A mi tía le operaron de urgencia por una catarata en sus ojos. Por lo tanto, se mudó durante una temporada a nuestra casa. Trasladó a sus hijos hacia mi escuela. No te negaré que su matrimonio pasaba por momentos difíciles.
Sucedieron tantas cosas en esos seis meses.
Pasé de ser la chica invisible a la que todos los chicos saludaban, y es que es imposible que donde estén esos gemelos, no sean populares. Yo nunca fui sociable. Siempre estaba en mi propio mundo y no conocía a mis vecinos, o no, a la gran mayoría.
Tuya, Valentina.
🌱Datos reales:
Mi bisabuelo emigró de un país perteneciente al Oriente Medio, nunca supimos exactamente cuál. Solo lo vi por fotos, a las cuales mi abuelo le coloca siempre girasoles delante (a las de ambos, una al lado de la otra) y un vaso de agua. Es una cultura muy religiosa de nuestro país como muestra de agradecimiento y descanso eterno, que puedan sentir el olor de las mismas y regocijarse con su aroma donde estén.
Sus características y rasgos eran muy llamativos debido a su color oscuro de piel pero su cabello muy alisado. Algo totalmente distinto a su esposa, que era una hermosa mujer negra de cabello africano. De ahí parte el sobrenombre Indio, el cual también recibirían sus hijos.
El padre de mi abuelo emigró aproximadamente en 1935 huyendo de la dictadura de su país buscando asilo y refugio en una isla capitalista y en todo su esplendor de los años 30's. Algo que, irónicamente, ahora hacemos los cubanos: emigrar de nuestro país buscando una mejor vida.
Si están interesados pueden ver el siguiente video en YouTube donde muestra cómo era Cuba en ese entonces.
https://youtu.be/fEMYLkpYxX8
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002 Diario de mi vida
📌08|22|2024
12:12 pm
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