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★ Capítulo 2: Los Sabios Construyen Puentes y los Tontos Construyen Muros

—Princesa. -habló la voz robotica.

—Espera un momento, debo de terminar primero. -contestó sin despegar sus ojos de la pantalla.

—Entiendo princesa, sin embargo. -fue interrumpido otra vez.

—Interrumpes mis pensamientos.

La puerta del pasillo central se abrió dejando ver a la reina.

—Shuri. -la mencionada volteó alzando sus cejas por la intromisión de su madre.

—Madre.
—Trate de decírselo, la reina está aquí.

Abrió sus labios tratando de buscar las palabras, gracioso pues lo único que pudo salir de eso fue un suplido junto a un asentimiento de rendición.

—Está claro.

—Me haces sentir nerviosa, un día las inteligencias artificiales nos van a asesinar a todos. -caminó rodeando las sin fin de pantallas que se reflejaban en los cristales.

Shuri intento no reír ante aquella confesión. —No es como la películas madre, él hace exactamente lo que le digo que yo haga.

—¿Sí? Ojalá los hijos fueron iguales.-le hecho un ojo bromeando con sarcasmo al referirse a ella. -Se ve que todos cumplen sus deberes con diligencia.

—Sí, son el equipo de respuesta de emergencia, puede haber un sin fin de amenazas desconocidas y ellos buscaran soluciones.

—Ah. -no entendía nada de lo que decía su hija pero fingió que lo hacía. -¿Y esto qué es? -preguntó al ver un vestuario extraño azulado sobre una de las pantallas.

—Eso es un traje para las tropas, otorgan fuerza, velocidad y durabilidad sobre humana. -rodó los ojos al recordar. —Y como siempre Okoye crítico.

—¿Qué fue lo que crítico?

—Los odia madre. -contestó sin más.

Se miraron entre sí, en silencio. Ambas estaban empezando a sentirse incómodas sin razón, parecía haber una barrera entre ambas.

—¿Y cómo sigue la hierba del corazón? ¿Pudiste lograr algún proceso? -Shuri se limito a observarla, presionando sus labios con fuerza.

—No hace falta esa yerba madre, sino nueva tecnología. -siguió con lo suyo

Incrédula dió unos pasos hacía atrás. —¿Olvidas a la pantera negra? Ese manto, ha salvado a nuestra nación por muchos siglos.

—La pantera negra es una reliquia madre, yo no trataba de salvar el manto con la yerba, trataba de salvar a mi hermano. -le recordó.

—¿Ya viste que día es hoy? -Shuri quería saber a dónde iba toda esa extraña conversación.

—Martes.
—La fecha, hija.

—Su aniversario. -sin más reveló haciendo cada vez sus movimientos más lentos.

—Murió hoy hace un año. -ella asintió. Dejó el lápiz sobre la mesa y se fue acercando hacía su madre, tomandola de las manos. Quería hacerle saber que estaba ahí para ella.

—¿Tienes planeado algo?

—Sí. -lo sabía. —Y requiere que lleves a tu madre a dar un paseo.

—¿Justo ahora? -tomó aquel asentimiento como respuesta afirmativa. —Pero tengo que ir a preparar y terminar algunas cosas para poder irme mañana con Okoye.

—No tomará mucho tiempo, lo prometo. Y quiero que dejes tus perlas Kimoyo. -Shuri abrió su ojos en desacuerdo.

—Pero, madre.

—A donde quiero ir no vamos a usarlas. -extendío la palma de su mano izquierda esperando a que ella se las entregará. Algo que terminó haciendo de mala gana. —Y las otras dos. -Shuri la volvió a miró incrédula esperando a que sea una broma de mal gusto, prácticamente la estaba dejando sin comunicación, más no lo fue y se las procedió a entregar. Esperaba que el lugar no fuera muy lejos.

Cuando llegaron Shuri reconoció elefantes u alguna que otra planta silvestre, sin embargo aquel lugar no. Nunca había estado allí antes, era su primera vez en ese lado del bosque.

Escucho a su madre tomar una bocanada de aire. -Quiero que te sientes conmigo y contigo misma, es el único modo de que sane esa herida causada por la muerte de T'Challa.

Obedeció. Se sentó sobre un tronco a contemplar el fuego que brotaba de la fogata, como si fuera lo más interesante del mundo.

Ambas se miraron.

—Estoy bien madre. No tienes que preocuparte por mí, él ya no está pero, sigo con mi vida.

Su madre dejo de hacer contacto visual y entrelazo los dedos de su mano, colocando un pie encima del otro. —T'Challa murió, pero no significa que no esté. Cuando esa enfermedad nos arrebato a tu hermano, tuve que guiar una nación herida en este mundo en pedazos. Pero en ocasiones escape al bosque. Camine hasta encontrar este pequeño río. Y me senté ahí. Y luego hice este ritual que quiero mostrarte ahora.

Shuri mojó con su lengua la comisura de sus labios, presuntamente incómoda por la situación.

—Encontré a tu hermano en la brisa. Empujándome gentil pero firme, sentí su tacto en mi hombro. —Me tomó un tiempo. -alzó su mano hasta tocar con sus yemas el mentón de Shuri. -Pero estaba ahí.

Lentamente Shuri bajó su cabeza haciendo que el tacto sobre su mentón despareciera. Busco una manera de no arruinar la esperanza que tenía su madre, sin sonar tan cruel. Sabía que era el dolor y sabía que aveces las personas necesitan creer en algo para ayudarles a sobrellevar eso. Era como el dichoso dicho de la pantera negra, que devuelta pasará surcando Wakanda liberando del pesar a todas las personas, pero la gente al nunca volver a ver rastro de ella comenzó a buscar alivio en todo lo que podían encontrar.

La diferencia entre su madre y ella era que no necesitaba buscar en que creer para estar bien. En realidad no quería estar bien, ¿cómo podia mejorar sin aspiraciones de caos y dolor? ha encontrado consuelo en el dolor que trajo su vida y parece que le costará escapar de él.

—No estaba ahí madre. La presencia que sentiste sólo era una creación de tú mente. -alejo su mirada y observo sus dedos. —Fue una manera de ofrecer un poco de alivio o alegría. Es todo.

—¿Y qué creación hay tu mente entonces, cuando recuerdas en tu hermano? ¿Eso te ofrece un alivio o un tormento?

Shuri se quedó sin que decir. Más no dijo nada. Sólo relamió sus labios.

—Ven hija.

Se levantó dejando ver una revelación que genero sorpresa. Estaba entregando la ropa del funeral de su hermano.

—¿Cómo las conseguiste? -preguntó tomándola con delicadeza. Tenía un mal presentimiento.

—¿Acaso eso tiene importancia? -contestó volviendo a sentarse en el trocó.

—¿Esto qué tiene que ver con tú ritual? -estaba agitada, no sabía procesar el porqué las ropas que habían usado en el funeral estaban con su madre.

—Quemar las prendas funerarias marca el fin del periodo de duelo, y el comienzo de una nueva relación con nuestros seres queridos que han fallecido. -hablaba mientras estiraba ligeramente su espalda, colocando aquella ropa sobre el fuego de la fogata. De manera que no se lastimara los dedos. Shuri se quedo estática con cara de disgusto e incredibilidad.

—No puedo hacer esto, madre. -habló mientras negaba. Contuvo sus lágrimas pero el nudo en su cuello las provocó. Era tan frustrante que le duele el pecho, esta cansada de llorar como una niña. —Si me siento a recordar demasiado a mi hermano... -su voz empezó a titubear. La agobiante situación le estaba poniendo de los nervios, presenciaba un repentino ataque de de ansiedad. No es una persona que se deja influenciar por las emociones fácilmente, pero desde lo sucedido ha tendido a soltar más lastre. Quizás esta mal hecha y no sabe expresar lo que siente con facilidad, pero es consciente de que están allí. —...No quemare solo estas prendas. Quemare este mundo y todo lo que haya en él.

—Pero, Shuri. Hay algo importante que tengo que decirte sobre tu hermano, por eso te estoy pidiendo hacer esto. -intento explicar.

—No puedo seguir con esta conversación madre. Lo siento, me retiro. -se levantó dejando las prendas sobre el tronco, escuchando a su madre llamarla. Pero eso no impidió su decisión.

La fría brisa cala hasta los huesos y haría tiritar a cualquiera que quisiera pasar por allí en esos momentos, pero ella no tenía frío en lo absoluto, estaba tan absorbida por sus pensamientos que no le importó las cosas a su alrededor. Estaba perdiendo otra vez contra sus emociones, estaba -perdida en lo real y en lo que se inventan los demás- Lo que le molestaba de estar perdida era la angustia, el vacío, el miedo, junto la carga adicional de consecuencias. Cuando llega la incertidumbre de días mejores y la ansiada consecuencia -todo pasa- lo que ronda vagamente por su cabeza es la pregunta constante del -¿qué pasará realmente? ¿y si no es así?- Nada más desesperado que lidiar con una mente atribulada que pide respuestas.

Trato de recordar el camino de vuelta al palacio. Se sentía mal al dejar a su madre sola, pero no quería que la viera en ese estado tan vulnerable y patética, no quería que hiciera un intento de consolarla. Suficientes problemas tenía ella como para intentar comprender los suyos.

Esperaba el día siguiente con ansias, la emoción de partir le traía un buen presentimiento.

(N.A)

Me identifique con este capitulo, ah-

Lo prometido es deuda, tuve que ver la película de vuelta para recordarme de algunas escenas xd. 😸

Tengo sueño :( mañana es que empieza lo bueno, falta poco para introducir a Namor, ya tengo listo el capítulo y esta re-contra épico, pero hace falta introducir a la científica loca antes.

Los quiero. <3

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