Año: 2014

Género: Acción

Dirección: Chad Stalhelski

Reparto: Keanu Reeves, Ian McShane, John Leguisamó, Alfie Allen, Willem Dafoe, Adrianne Paliki 

Argumento: Un ex-sicario regresa a su trabajo después de la muerte de su esposa y en busca de venganza, pero un magnate pone un precio a su cabeza.

Mi relación con la primera película es un poco extraña, porque me aburre, pero me gusta.

El inicio es muy lento y dramático para mi gusto, y te establecen de una vez que John está solo cuando su esposa muere, pero no me disgusta el planteamiento deprimente, porque después, de cierta manera, justifica sus acciones más adelante.

La película está muy bien tratada, porque introduce lo suficiente a los personajes que vemos y al universo en el que se desarrolla para que queramos saber más, para que se entienda lo suficiente y para no dejar un final tan abierto, pero si lo suficiente para las secuelas.

Este universo es tan complejo e intrigante, que cada que te responden o aclaran cualquier cosa, hay algo más allá que es necesario descubrir viendo las siguientes películas. No solo son sicarios, no solo son una mafia común, hay una organización más allá de lo que podemos ver.

El ritmo de la película es muy bueno, tiene una buena banda sonora y un buen suspenso, pero, como dije antes, me parece un poco aburrida, y personalmente me gustan más las secuelas.

La acción que se presenta es tremendamente realista, con las explosiones justas y necesarias (según recuerdo solo hay una), recargas de munición, y nadie es invencible, ni siquiera John, ya que le patean su trasero varias veces, y eso el lo mejor de la saga: Nada es forzado, y al ser tan apegado a la realidad es posible que te sientas dentro de la trama.

Al ser el inicio de toda la saga Wick, entiendo que sea un poco lenta (que como se ve, es mi mayor problema), esa acción que le falta a la primera está en las secuelas, pero no se exagera la punto de Rápidos y Furiosos, cada vez más surrealista.

En general, la saga es muy coherente, cumpliendo las reglas que establece por sí misma, y eso la hace disfrutable al ponerla tan cercana al espectador, en un universo donde las balas se acaban, los autos no vuelan y el protagonista no es invencible.