20 - Hija del mar
No suelto la mano de San, al contrario, la apretó más fuerte, por alguna razón creo que si me quedó con el estaré a salvo, aunque creo que supondría un estorbo para el tener que utilizar una sola mano para cual sea el protocolo que lleven acabo aquí.
No hay ni una sola nube en el cielo, pero el mar es un caos, el barco se mueve de un lado al otro sin cesar.
Todo el mundo se mueve de un lado al otro, veo como algunos tripulantes amarran los barriles con comida con sogas y aseguran todo para que la fuerte marea no los derribe y termine con todo en el mar, incluso mientras el barco se mueve de un lado al otro todos parecen estar haciendo algo.
San me sujeta con firmeza y me lleva lejos de la borda.
-¿A donde vamos? -Le pregunto mientras caminamos en sentido contrario a todos los demás- ¿San?
No me responde y empiezo a pensar que algo anda mal.
Bajamos las escaleras, siento una sensación de deja vu al encontrarme en la misma parte del barco en la que estuve escondida el primer día.
Me sorprendo al ver a Akira junto a Jongho, se dirigen a algún lugar en una esquina del barco y nosotros vamos detrás.
-¿Que estamos haciendo? -Escucho a Akira preguntar, pero al igual que San, Jongho no da ninguna respuesta- ¿Liah? -Pregunta cuando me ve, sacudo la cabeza para que sepa que tampoco tengo idea.
Jongho abre una puerta que está en una esquina, entra con Akira, San me lleva con el y adentro finalmente me suelta, Jongho se las ingenia para encender una luz, observo el lugar, tan pequeño como una caja de cerillas.
Hay un balde en una esquina, junto a el unas mantas y botellas de agua junto a comida enlatada.
-¿Que se supone que...? -Cuando me doy la Vuelta Jongho y San ya no están dentro de la habitación-
-Lo siento -Dice San, con verdadera pesar en su expresión- Es por tu bien.
La expresión "¡No!" ni siquiera alcanza a llegar a mi boca antes de que cierren la puerta, me estrello contra ella, pero probablemente ya tenga el candado puesto.
-¡Abran la puerta! -Grito de inmediato- ¡No nos dejen aquí!
Golpeo la puerta con mis puños cerrados, cuando me empiezan a lastimar me doy cuenta de que no es mi voz la única que debería escucharse. Cuando me giro a ver Akira está sentada en el suelo, solo observándome.
-¿Por qué te quedas ahí? -No puedo evitar sentirme molesta y frustrada, no entiendo porque nos dejaron aquí-
-Gritar no hará que nos saquen -Dice negando con la cabeza- Conozco bien a mi hermano, supongo que hicieron esto por una razón.
-Encerrarnos aquí no tiene ninguna razón valida -El barco se tambalea de nuevo- Si el barco se hunde seremos las primeras en morir -Ella suspira, puedo notar como sus manos están temblando, tal vez debería estar de su lado en vez de atemorizarla más con mi mal humor-
-San no te traería aquí si fuera a pasarte algo malo -Me quedo callada- He visto como te mira.
Desvío la mirada y ella suelta una pequeña risita.
-No creo que sea el mejor momento para ese tipo de conversación -Embisto la puerta de nuevo- Tenemos que salir de aquí.
-¿Por qué? -La miro, sin entender exactamente que está preguntando- ¿Por qué siempre sientes la imperiosa necesidad de llevar la contraria al mundo?
Esa era una pregunta grandiosa ¿Era la personalidad típica de una omega rebelde? ¿Sería de esta manera incluso si no fuera cambia formas? Es difícil saberlo, también es difícil responder, así que me quedo callada y dejo que mi espalda se deslice por la pared hasta que estoy sentada en el suelo.
-No me gusta estar encerrada -Digo después de un rato, su temblor no se ha ido, aunque ha disminuido-
-A mi tampoco -Dice en voz baja y trato de imaginar las situaciones que tuvo que haber vivido cuando estuvo prisionera-
-Debí haberlo visto venir -Digo con incredulidad, Akira se ríe-
-Bueno, estabas muy distraída con ese pelinegro musculoso que no deja de sonreír cuando está contigo -Ruedo los ojos- ¿Qué? Estos temas me distraen -Suspiro, dándole bandera verde para que hable- Te gusta ¿no es así?
Aunque habría preferido no responde solo dejo que hayan algunos momentos de silencio.
-No lo sé -Ella gime, como si la sola respuesta fuera basura- Nunca me ha gustado nadie -Me apresuro a agregar, y San es muy dulce, apuesto y agradable, pero no sé si siento algo tan fuerte como para decir que me gusta.
-Es tan difícil sacarte algo de información -Dice sacudiendo la cabeza- ¿Qué sientes exactamente cuando estás con el? ¿Te sientes nerviosa? ¿Sientes que te da vuelta el mundo y algo como un nudo en el estómago? -Frunzo el ceño y niego lentamente-
-Es más bien todo lo contrario -Digo haciendo que Akira parezca decepcionada, me aclaro la garganta- Me hace sentir... Segura -Digo después de un momento- El mundo no me da vueltas, está más bien firme y mi estomago está mejor que nunca -Le aseguro- Solo que no me gusta sentirme de esa manera.
Esperaba que no preguntara el porque, sobre todo porque no sabría como explicarle que era exactamente como una omega se sentía en cuanto a un alfa, todo lo que buscaba, pero San siendo solo un humano, me había hecho sentir lo que ningún lobo pudo en todo lo que llevo viviendo.
-Es normal tener miedo -Dice ella con la vista en la pared- Enamorarse es aterrador, es como si le dieras el poder de tu vida a esa persona, puede hacerte feliz con tan poco, pero puede destruirte con menos que eso -Suspira- Estarías loca si quisieras darle ese poder a alguien de buena gana.
Sonrío, al final de cuentas aunque seamos diferentes, se podría decir que Akira y yo congeniamos muy bien.
-¿Quieres salir de aquí? -Pregunto y ella solo me mira-
-¿De verdad seguirás intentando? -Me encojo de hombros- Tu cuerpo terminará hecho trizas si sigues embistiendo la puerta.
-Intentaré algo más civilizado -Digo antes de ponerme de pie-
De mi bolsillo saco el rubí de sangre, Akira jadea.
-Creí que se lo habías obsequiado a Wooyoung -Me encojo de hombros-
-Lo dejo en la mesa de la sala cuando salió apurado, iba a devolvérselo, pero no tuve la oportunidad.
-¿No habría sido más fácil utilizarlo desde un principio? -Pregunta mientras se pone de pie-
-No puedo pensar bien en situaciones de mucha presión, lo había olvidado por completo.
Sin decir más utilizo el rubí para hacer un hoyo en la pared, corta tan fácil como si fuera un papel, me aseguro de que sea tan grande como para que quepamos por el pero sin ser demasiado para que no sea difícil de arreglar.
Ayudo a Akira a salir, se sacude el vestido antes de caminar junto a mi.
-¿Que crees que esté pasando? La marea parece haberse detenido. -Me encojo de hombros-
La verdad es que nunca se que esperar, podría ser un gran monstruo marino como una bruja que controla las aguas y quiere casarse con el capitán, de cualquier manera me preparo mentalmente para lo que sea que vea cuando salgo de la parte de abajo del barco.
Lo primero que veo es a San -Más bien su espalda- que por alguna fuerza del destino parece sentir nuestra presencia y se gira, cuando me ve parece asustado, aunque no sorprendido.
Se apresura hacia mi, sus manos toman las mías.
-No deberías estar aquí -Dice negando con la cabeza-
Pienso en lo que le dije a Akira hace solo unos minutos y en lo que dijo ella; habló de la manera en la que me mira San, debería haberle preguntado, ahora solo parece muy preocupado.
-Puedes soltarme -Le digo a San aflojando el agarre- Estaré bien -Le aseguro, a pesar de que mis palabras no suenen tan ciertas para mi-
El me mira por un largo segundo y suspira, pero termina soltando el agarre de nuestras manos.
-No te alejes de mi.
Lo sigo con pasos tambaleantes, es lo único que puedo hacer ya que no he sido capacitada para esto, al menos no intenta volver a encerrarme y eso de por si es una ganancia.
-Detén esto -Digo en mi mente, solo esperando que al menos funcione y no me esté hablando a mi misma-
Funciona, las aguas se calman y pienso por un segundo que todo ha pasado.
-¡Hay algo en el agua! -Grita un tripulante y pronto todos están en la cubierta mirando hacia el mar-
Me acerco con cuidado, estoy asustada, no estoy segura de querer ver que hay en el mar en este momento, la última vez no fue nada bueno.
-¡Ayúdenlas a subir! -Dice alguien justo antes de que el capitán hable-
-Que nadie se atreva a intentar subir polizones en mi barco -Su mirada es fría mientras lo dice-
-¡Pero capitán, no podemos dejar a esas mujeres ahí!
Observó a las mujeres, no parecen asustadas o perdidas de ninguna manera, cruzó miradas con la mayoría de ellas, me doy cuenta de todo en el mismo momento en el que el capitán dice:
-No son mujeres, o seres humanos para el caso.
Una de las criaturas que está al frente, con el cabello del color de las profundidades del mar sonríe, sus dientes son puntiagudos y hace que la sonrisa sea escalofriante, me pregunto si así me veo en mi forma lobuna cuando enseño los dientes.
-Son sirenas -Sentencia San junto a mí y muchos de los hombres se alejan del borde del barco-
-No los lastimaremos si nos dan lo que queremos.
-¿Y se puede saber que es eso que quieren? -Pregunta Mingi-
Miro al rededor y me doy cuenta de que solo quedamos los nueve en el borde, ninguno parece muy asustado o poco familiarizado con la situación, me hace pensar que han visto sirenas antes o al menos ya sabían de su existencia.
Aunque Akira si luce asustada y se refugia en los brazos de su hermano, que parece más molesto que San porque hayamos salido.
-Debes sentirte muy bien teniendo algo tan valioso en tus manos -La criatura no deja de ver al capitán- Pero sabes que no te pertenece.
-¿Crees que hablen de la joya? -Le pregunto a San en voz baja-
-No estoy seguro, ¿Crees que seas capaz de quitártela sin perder la cabeza? -Pregunta con una pequeña sonrisa, tal vez es muy mal momento para bromear, pero lo cierto es que me quita un poco de intranquilidad-
-Ese fue un chiste muy malo -Le digo volviendo a poner atención, escucho como se ríe en voz baja-
-Pero sé que te querías reír.
Cuando vuelvo a centrarme me doy cuenta de que todos me están mirando y por la expresión de San, tampoco escuchó lo que acaban de decir, señalo el collar lentamente.
-¿Es por esto? -La criatura que está al frente, quien asumo será la líder me sonríe y ladea la cabeza-
-Es por ti -Dice y luego alza una mano, los dedos unidos entre sí-
En su mano hay un collar exactamente igual al que tengo en el cuello.
-Tenemos de esto en todos lados, no venimos hasta aquí y causamos todo ese alboroto por una simple joya.
-No entiendo entonces porque causarían todo este alboroto por una simple chica -No estoy segura de que las palabras de Hongjoong me resulten muy reconfortantes-
-Simple chica -La criatura repite la frase con el ceño fruncido, entonces sonríe- Si, es tan simple que no te costará nada entregarla por el bien de tu tripulación ¿No es así?
Hongjoong ladea la cabeza.
-La verdad es que me dolería en el orgullo que un grupo de sirenas logre quitarme algo, por insignificante que sea.
-La verdad es que a este paso saltaré voluntariamente al agua -Digo entre dientes, San se acerca a mi-
-Confía en el -Dice en voz baja y yo evito gruñir-
Me pregunto que diría mi loba en esta situación y la verdad es que me duele un poco el pecho al pensarlo.
-¿Para que la quieres? -La criatura se encoge de hombros-
Tengo que aceptar que es hermosa, su cabello es brillante y sedoso, sus ojos rasgados son brillantes y su sonrisa es del perfecto color de las perlas.
-Eso no es de tu incumbencia, últimamente los piratas se creen dueños del mar -El resto de criaturas se ríen- Parece que han olvidado que tan fácil podemos hacer que choquen.
Miro a San, el pánico inunda su expresión antes de que una hermosa melodía empiece a emerger de los labios de las sirenas.
Su cuerpo se pone rígido y veo como el de todos los demás también, se va alejando de mi, tomo su mano e intento impedirlo, pero no funciona.
Todos se empiezan a alejar del borde, estoy confundida.
-¿Por qué luces tan sorprendida? -Me pregunta directamente la sirena- ¿No sabías que nuestra voz lleva a los marinos a chocar contras las rocas? -Una sonrisa se extiende por su hermoso rostro- Y si no vienes con nosotras seguiremos cantando.
Se supone que debería pensar primero en mi, es la razón por la que salí de la isla, de la manada y aquí estoy dudando.
-¿Van a ahogarme? -Pregunto con un poco de pánico en mi voz-
-Cariño, en el fondo sabes que eso no puede ocurrir, entre más te tardes en saltar más durara el efecto y más probabilidad habrá de que lleguen a una roca.
-Está bien -Digo de inmediato- ¡Deténganse, saltaré! -Digo con un grito-
Miro a San que parece un poco más cerca que los demás, su mirada está pérdida, sus ojos nublados, parecen sin vida.
No tengo que pensarlo otro segundo antes de saltar al agua.
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