19 - Control
Dejo que la realidad me golpee una y otra vez. No escucho nada más que las olas del mal y mi respiración, no huelo nada más que la madera y la sal.
Intento hacer la conversión, algo que para mi es tan fácil como respirar, que aprendí antes de poder aprender cualquier otra cosa, que hace parte de lo que soy, pero luego del tercer intento me dejo caer en el suelo cediendo al temblor de mis piernas.
Después de procesar eso no puedo evitar vomitar en un cubo, a pesar de que no tengo nada en el estómago.
Aparte de se extraño es de alguna manera doloroso, me siento como un lobo recién nacido, a pesar de que loba es lo único que no soy en este momento.
Se ha ido. No sé cómo y no sé porque, pero sé que se ha ido, no la siento en ningún lado, no está dormida, tampoco está escondida, simplemente no está.
Cuando golpean la puerta me esfuerzo por mantenerme firme, no dejar que se me note la debilidad, de cualquier manera ninguno de ellos entendería lo que he perdido.
-¿Liah? -La voz femenina por alguna razón me tranquiliza y hago un sonido de afirmación que permite que ella abra la puerta- Oh por dios, estás bien.
Se acerca a mi y me abraza, aunque lo hace con cuidado.
-No quiero sonar como una idiota, pero te ves terrible -Intento sonreír, aunque seguramente me veo como me siento-
-No me extraña en absoluto -Suspiro- Creo que necesito algo de aire fresco, no me siento muy bien.
Akira asiente y me ayuda a salir, afuera hay muchas personas pero no les presto atención ya que no puedo olerlos, escuchar sus respiraciones y mucho menos percibir todas sus presencias.
Llegamos hasta la popa del barco y logro sentarme en lugar de dejarme caer, por suerte hay bastante brisa y espero que disperse mi olor, aunque en realidad el como huelo es lo último que me preocupa en este momento.
-Estás pálida, tal vez debería llamar a Yeosang -Tomo su muñeca cuando noto su intención de irse y niego con la cabeza-
-Estoy bien -Trago saliva- Solo necesito un momento.
Mi respiración se entrecorta cuando el primer sollozo bajito sale de mis labios, Akira parece sorprendida, pero no se resiste y se queda junto a mi cuando la primera lagrima se desliza por mi mejilla.
Creo que es la primera vez en mi vida en la que me doy cuenta que el control es tan importante para mi, he fingido ignorarlo todo este tiempo, ignorar lo importante que es para mi tener el control de mi propia vida, tal vez por eso era de esa manera en la manada, intentando salir de ese molde predeterminado, pero querer salir de la manada no significaba que quisiera dejar de ser una cambia formas.
Sentía un vacío en el pecho que no sabía como explicar.
-San nos contó todo -Akira suspira- Aunque se ve que no quería hacerlo, el capitán básicamente lo obligo, así que no lo culpes, pero puedo entender tu llanto, sé que debes sentirte muy culpable, pero déjame decirte que el lo merecía.
Y lo había olvidado por increíble que resultara, había matado a alguien a pesar de que según lo que sabía el debía haber muerto hace ya mucho tiempo, eso no quitaba la soeza del acto en sí.
Se me atasca el aire mientras sigo llorando, había experimentado la perdida antes con mis padres, aunque esto de alguna manera era diferente, como si una parte de mi misma hubiera muerto.
Pego mis rodillas a mi pecho y descanso la cabeza sobre ellas mientras continúo llorando.
Akira pone su mano sobre mi espalda y la acaricia con suavidad.
-Todo va a estar bien -Es lo único que dice mientras yo continúo llorando por una perdida de la cuál no sé si me voy a recuperar-
🌊
Todos estamos reunidos y aunque han dicho varias cosas para mi ha sido difícil poner atención en absoluto, estoy desconectada de la conversación, miro las líneas de la mesa de madera intentando encontrarles algún sentido.
-Y aunque sé que para Liah podría ser difícil me gustaría saber que piensa al respecto.
Ante la mención de mi nombre por parte del capitán alzo la mirada, algunos me miran con preocupación y no es para menos desde que sé que todos vieron mi ataque de llanto en la mañana.
Trato de inquirir a que se refiere el capitán, sin embargo no poseo la habilidad de leer su mente, así que trago saliva.
-No estaba prestando atención -Digo en voz baja, me siento culpable-
-Está bien -Dice el capitán con suavidad, diferente a lo que yo imaginaba- Preguntaba que crees que debemos hacer con el corazón del mar.
La joya está sobre la mesa, tal vez debí imaginar que de eso se trataba pero estaba demasiado ocupada ahogándome en mi miseria.
-El corazón del mundo -Digo en lugar de dar una respuesta-
-¿Qué? -Pregunta el capitán confundido-
-No se llama el corazón del mar, se llama el corazón del mundo -Aclaro- Y no está hecho para que ningún mortal lo posea.
-¿Con mortal te refieres...? -Pregunta Yunho y entonces siento la otra presencia-
-A los humanos.
Lucho por no dejar que esa otra presencia tome el control de mi cuerpo, por no dejar que todas las palabras y movimientos sean suyos.
-También eres humana -Dice Akira aunque por alguna razón no suena muy segura-
-Kwon era humano y San estaba ahí cuando lo dijo; que no podía morir y tampoco quitarse el collar.
-¿Eso que significa? -Murmura Seonghwa en dirección al capitán-
-Que por supuesto, cualquiera de ustedes podría usar el collar, entonces gozarían de la vida eterna pero también tendrían que lidiar con el otro lado de esa carta.
-No suena como que ese otro lado sea bueno -Habla Wooyoung con sus manos entrelazadas y los codos apoyados sobre la mesa-
-No lo es -Digo negando con la cabeza, a pesar de que no tengo ni idea de como sé eso- Jamás podrían quitarse el collar a menos que les corten la cabeza -Suspiro recordando la escena- Lo que solo podría hacerse con el rubí de sangre, cosa que sería muy fácil considerando que el rubí se encuentra aquí.
-Pero ninguno de nosotros se cortaría la cabeza entre si -Dice Jongho convencido-
-Lo harán eventualmente, lo único que podría evitarlo es que no sepan que el collar está aquí, pero es una joya mágica y hace que los que están a su al rededor se sientan atraídos por ella, querrán quitársela entre ustedes y al menos a que estén dispuestos a probar que lo que digo es verdad...
-¿Que hay de los inmortales? -Miro a Mingi cuando lo pregunta, de hecho no sé porque estoy tan sorprendida de que haga una pregunta inteligente-
-Los inmortales pueden utilizarla sin ningún problema -Me encojo de hombros- Se supone que no están corrompidos por el deseo de una vida inmortal puesto que ya poseen una, el rubí no es nada más que una joya.
-¿Y como sabes todo eso? -Miro a Yeosang directamente a los ojos-
-No es algo que pedí saber.
-¿Entonces que hacemos con el zafiro? -Pregunta el capitán y yo suspiro mirando la joya-
Quédatela, dice la voz en mi cabeza, quédatela, quédatela, quédatela.
La ignoro lo mejor que puedo mientras aplico todo el control que puedo para evitar que mi mano se estire hacia la joya.
Pero no puedo ignorar el hecho de que la joya empiece a brillar.
Es tuya, dice la voz y es difícil no hacerle caso.
No soy inmortal -Le respondo con un pensamiento y puedo escuchar la diversión en su voz cuando me contesta-
¿Estás segura de eso?
Tengo que sostener mi derecha con mi mano izquierda y apretar los dientes mientras los demás están ocupados deleitándose con el brillo de la joya.
-No la toquen -Dice el capitán, aunque de cualquier forma nadie se ha movido-
Creo que tendré que mostrarte que tan inmortal eres Liah. La voz suena desafiante, a pesar de que no siento haber hecho algo para desafiarla.
El collar se dirige hacia mi entonces, con lentitud se despega de la mesa para comenzar a levitar, Akira reacciona con miedo y se esconde bajo la mesa, lo que a mi parecer es una acción muy sabia.
-Liah apártate -Creo que es la voz de San, pero me es difícil hacer algo además de controlar los movimientos involuntarios que mi cuerpo quiere hacer-
A medida que el collar se acerca brilla con las intensidad, tengo que entrecerrar los ojos para evitar que el brillo me sesgue.
Tómalo -Dice la voz en mi cabeza-
-Liah, no se te ocurra tocarlo -Dice San que por alguna razón tampoco parece poder acercarse a mi-
Mi mano se estira frente al collar, a solo centímetros de el.
Tómalo, tómalo, tómalo.
Mi mano izquierda aún sostiene mi derecha cuando esta toca el collar. Entonces una gran fuerza invisible se desata y todos los que no nos resguardamos caemos el suelo como si algo nos hubiera tirado.
El collar cae a la mesa de nuevo, deja de brillar y yo con la respiración agitada me quedo en el suelo en lugar de moverme o intentar levantarme.
San aparece en mi campo de vista antes de que yo intente hacer algún movimiento y me ayuda a levantarme.
-¿Estás bien? -Pregunta mientras me examina, mira mis manos que están intactas y luego mira mis ojos-
Asiento a pesar de que no estoy segura de lo que digo. Me levanto y miro el collar en la mesa, no parece ser el objeto que causaba caos hace algunos segundos.
No lo toco ni lo miro por un segundo más.
El barco se sacude y San ya no me sostiene.
Afuera las campanas empiezan a sonar y alguien empieza a gritar.
-¡Maremoto! ¡Código azul! ¡Maremoto!
Y como si estuvieran entrenados para ello -Que seguramente lo están- todos se enderezan, y salen de la habitación, incluso Akira que lleva en este barco menos tiempo que yo parece saber que hacer.
Antes de que todos salgan San me toma de la mano.
-No te alejes de mi -Es lo único que dice antes de intentar llevarme con el-
Me rehúso a ir con el sin antes tomar el objeto que todos parecen haber olvidado y a pesar de que fue el quien me rogó hace unos segundos que no lo tocara y que no me acercara a el no hace absolutamente nada cuando me lo cuelgo en el cuello. Solo me mira con una intensidad que no soy capaz de dimensionar.
-Por alguna razón se siente como si tuvieras que ser tu la persona que lo tuviera, estoy seguro de que todos están de acuerdo conmigo.
-¿Por que lo dices? -Le pregunto mirándolo, intentando hacerlo con la misma intensidad-
-Porque todos vimos como tus ojos brillaban con la misma intensidad que el zafiro y no sé para ti pero al menos para mi, eso significa algo.
Trago saliva y esta vez dejo que me lleve con el cuando me toma de la mano.
Todos tratamos de fingir que se trata de un desastre natural, a pesar de que no es normal que ocurra en medio del mar, tratamos de fingir que no es una consecuencia del contacto entre la joya y yo, pero incluso así no podemos evitar lo que nos trae este suceso y la perdida que está a punto de suponer para nosotros.
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