18 - Mi loba
Podía sentir su preocupación entre más rápido corría, mi cuerpo sostenido por el suyo y yo a la media consciencia aferrándome a la daga y al collar en mis manos.
Infringir daño y despertar miedo te hacen sentir viva. Hago eco de esas palabras en mi mente.
No es cierto; eso es lo que me repito a mi misma pero mi voz suena lejana en mi propia mente.
-No te duermas Liah, estamos a punto de llegar.
Miro a San desde este ángulo, es hermoso, e increíblemente no había sido muy consciente de ello, de repente todo lo que quiero es seguir mirándolo así que hago caso a su petición y no cierro los ojos, solo lo observo.
-Estaría bien muriendo ahora mismo -Digo en un murmullo, solo por decir algo, en realidad no creo que mis palabras tengan mucho sentido-
-Solo estás perdiendo sangre, no vas a morir. -Frunzo el ceño con cuidado-
-Tu no pareces muy seguro de eso.
No dice más nada mientras se escucha el sonido de las olas, entonces su pasos empiezan a chapucear en el agua antes de que entremos a un pequeño barco de remo, hay dos personas en el que no conozco que empiezan a remar tan pronto como San empieza a gritar con histeria para que lo hagan.
A pesar de que es difícil subir las escaleras con un solo brazo mientras con el otro me sostiene San lo hace parecer juego de niños y la verdad es que no me sorprende. Mis ojos están entrecerrados cuando el aterriza en la cubierta y con cuidado me acomoda en el suelo dejando mi cabeza en su regazo.
-¡Yeosang! -Grita y aunque la gente se reúne a nuestro al rededor no veo a nadie conocido-
-¿Que suce...? -Akira se tapa la boca con las manos cuando me ve y se apresura a arrodillarse junto a mi- Liah ¿Qué sucedió?
A pesar de que quiero hablar solo soy capaz de soltar un suspiro tembloroso.
Yeosang llega corriendo y detrás de el aparecen los demás, aunque mi vista apenas y me permite distinguirlos, cierro los ojos un solo segundo antes de que San entre en pánico.
-¡No te duermas! -Dice con desesperación y yo sacudo la cabeza-
-No estoy... -No termino la frase, trago saliva cuando siento el sudor recorrer mi frente a pesar de que tengo mucho frío.
-Hay que llevarla a mi habitación -Habla Yeosang y solo un segundo después estoy en los brazos de San de nuevo-
Algo esta mal conmigo o en efecto con mi loba, aunque la herida sea grave al menos ya debería haber dejado de sangrar.
Mi loba responde con un chillido, como si ella tampoco tuviera idea de lo que está pasando.
-Maldito reflejo diabólico -Murmuro- Esto es todo su culpa.
-Aunque es recreativo escucharte maldecir tengo que admitir que no entiendo nada de lo que dices -Miro a San mientras entramos en la habitación de Yeosang y me deja sobre su cama-
Yeosang inspecciona la herida y hace una mueca.
-Es una herida profunda, necesito suturar y tener la menor cantidad de personas posibles en la habitación.
Las ocho personas restantes se miran entre si, como si decidieran quien va a quedarse, el capitán suspira y de alguna manera me sorprende verlo aquí pero no pasa mucho tiempo antes de que cruce la puerta.
Cuando veo quien está entre los voluntarios a irse suspiro.
-Wooyoung -El mencionado me mira de inmediato y no tarda más de dos segundos en acercarse-
Meto mi mano por el collar y sostengo la daga sacando el rubí que cede con facilidad, suspiro dejándolo caer en su mano abierta.
-De alguna manera no puedo imaginar esto en manos de alguien que no seas tu -Su rostro muestra la sorpresa y duda un segundo antes de moverse-
-Hablaré contigo una vez estés recuperada, no estoy seguro de que abrazarte en este momento sea lo correcto.
Sale de la habitación y en parpadeo solo San, Akira y Yeosang están conmigo.
-Lo siento, tendré que cortar tu ropa.
-Adelante, ya no soporto este corsé.
Yeosang romper la tela con precisión sin siquiera rozar mi piel, a Akira se le escapa un chillido cuando ve la herida, San cierra los ojos con frustración.
Lastima que la herida opaque la impresión que podrían causar mis pechos.
Tienes los pechos pequeños. Murmura mi loba con diversión y yo gruño en respuesta. De cualquier manera no importa porque San se apresura a cubrir esa parte con una sabana.
-Esto es mi culpa -Dice San y sacudo la cabeza-
-Debes tomar esto -Dice Yeosang sin intervenir en la conversación acercando una botella de líquido transparente a mis labios-
Le hago caso pero me arrepiento enseguida, el líquido sabe horrible y me quema la garganta.
-Tu no me apuñalaste -Digo arrastrando la voz-
-Pero estuve ahí y no fui capaz de evitarlo.
Amortiguando su voz se escucha como Yeosang empieza a sacar un montón de cosas, de instrumentos quirúrgicos y gasas.
-No es tu culpa -Digo esta vez y cierro los ojos de nuevo, cada vez se vuelve más difícil mantenerlos abiertos-
-Liah no te duermas -Insiste de nuevo y yo parpadeo-
-No voy... a dormirme -Digo más despacio-
Estoy segura de que San responde algo a eso, pero sin embargo estuve mintiendo todo ese tiempo porque una vez cierro los ojos por más de dos segundos no los vuelvo a abrir y dejo que los demás se suman en el caos mientras yo me entrego a la tranquila oscuridad.
🌊
El barco se mece en las olas y soy tan consciente de ese movimiento que por un segundo entero me es difícil pensar en algo más.
Tengo la garganta seca y cuando me dispongo a levantarme para buscar algo de agua un dolor agudo me recorre el abdomen y me detengo.
-Maldición -Digo entre dientes mientras me levanto la bata blanca que llevo puesta-
Una línea de unos cinco centímetros de largo atraviesa la parte inferior derecha de mi abdomen, veo las puntadas cuidadosas y perfectas que mantienen la carne unida y vuelvo a dejarme caer en la cama con cuidado.
-¿Donde estás? -Pregunto porque no siento a mi loba deambulando-
Pasa un minuto y no tengo respuesta.
-No hagas esto, sabes que no me gusta estar sola.
-¿Con quien hablas? -Pregunta Yeosang entrando en la habitación y lo observo sorprendida-
No fui capaz de percibir su presencia, no escuché sus pasos ni percibí su olor.
-¿Cuánto tiempo he estado dormida? -Digo sentándome en la cama a pesar del dolor, de cualquier manera el dolor no es importante ahora-
-No deberías levantarte -Dice el apresurándose a mí para ayudarme-
pasará mucho tiempo para que hagas movimientos bruscos.
-Yeosang -Replico ante su falta de respuesta, él suspira-
-Cinco días, pero perdiste mucha sangre y tu cuerpo hizo lo mejor que pudo para que recuperaras energía.
Cinco días enteros que se habían sentido como un parpadeo.
-No estoy seguro de si debería avisarle a los demás que despertaste, deberías estar en calma.
Creo que entonces eso iba a ser un problema, la calma era lo más lejano a lo que estaba sintiendo en ese momento.
-Aunque tampoco creo que sea posible si San viene a verte cada hora...
No estoy segura de si sucede simultáneamente con las palabras de Yeosang, pero la puerta se abre con cuidado y por ella se asoma una cabeza.
Cuando San me ve no logro captar la rapidez con la que aparece a mi lado.
-Estás despierta -Dice tomando mi rostro con delicadeza y un suspiro tranquilo sale de su boca-
Asiento mirándolo y estudiándolo, su brazo está vendado pero además de eso todo parece estar totalmente bien.
-¿Te sientes bien? -Pregunta Yeosang- ¿Recuerdas lo que pasó?
Miró a Yeosang, creo que debería omitir mi respuesta a la primera pregunta.
-Creo que en esencia todo el asunto es muy difícil de olvidar -Digo yo y San se aleja un poco- Es la primera vez que me hieren de esta forma.
Ellos me miran, no sé si evalúan mi estado general, mis palabras o si esperan que diga algo más, pero no puedo seguir conteniéndome.
Trago saliva controlando las emociones en mi interior.
-¿Puedo ir al baño? -Pregunto como si fuera lo primera que tuviera que haber dicho cuando me desperté-
Cinco minutos después encerrada en el baño intentó tranquilizarme, pero creo que es difícil de hacer.
Me paso las manos por el rostro y me doy cuenta de que están temblando.
-Por favor -Susurro- Por favor, por favor, por favor.
No tengo ni idea de que es lo que pido solo sé que hay un vacío en mi interior que me resulta difícil de ignorar ¿Cuánto tiempo puedo fingir que estoy bien? ¿Qué haré cuando explote sin explicación alguna? Porque sabía que en algún momento iba a pasar; no iba a soportar la ausencia de esa presencia dentro de mi, los comentarios que a veces creí que estaban de más.
Porque mi loba había desaparecido y no sabía lo que debía hacer.
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