Un rojo brillante se observa desde una esquina de la habitación, en el suelo, un amarillo opaco detrás del espejo del tocador y un azul intenso como las profundidades del mar brilla desde el cuello del capitán Wong.

Invisible. Murmura mi loba. El collar de alguna manera es invisible.

Y aún mientras la sangre chorrea de la herida logro ponerme de pie, observo como se dan estocadas, como evitan los golpes y me trago un gruñido cuando la espada corta el brazo de san en un corte poco profundo, sobre todo cuando veo la satisfacción en los ojos del capitán.

Me acerco a la pared para sostenerme de ella, mi mano va a la herida y lo único que soy capaz de notar es que la sangre no deja de salir; la cicatrización no está funcionando.

La daga llena de mi sangre está en mi mano izquierda, suspiro mientras camino a la esquina de la habitación, al menos ellos están lo suficientemente ocupados como para entender lo que estoy haciendo.

Me agacho cuando llego a donde quiero y suspiro tanteando la tablas en el suelo, en una pequeña abertura ingreso la daga y la tabla cede, la quito y no me sorprende encontrar lo que debe ser el famoso rubí de sangre.

Escondido en un lugar tan lúgubre, con un dueño tan terrible, estoy segura de que una piedra tan valiosa merece un mejor lugar en el el que estar, una mejor persona a la cual pertenecer.

Lo tomo en mis manos, es más pequeño de lo que esperaba, me pregunto como funciona ¿Cómo corta todo lo existente? Miro la daga en mi mano y suspiro, tiene un montón de piedras que hacen la empuñadura más pesada, pero con la vista que poseo en este momento y para la cual no quiero buscar explicación alguna estas piedras son tan sosas como todo lo demás en la habitación, totalmente falsas.

Por lo que cuando golpeo la empuñadura contra el suelo algunas piedras caen y no me sorprende que cuando intento colocar la piedra en uno de los espacios que quedan se adhiera tan bien.

-Sabes adaptarte -Le hablo a la piedra, a estas alturas la perdida de sangre podría estar haciendo que delire, pero creo que la piedra titila como respuesta-

Me pongo de pie de nuevo y esta vez utilizo toda mi fuerza para mantenerme estable sin necesidad de sostenerme de algo más.

Me siento más liviana, como si algo más me estuviera ayudando a caminar, aparte del ardor en la herida siento los ojos pesados y tengo que parpadear un par de veces para alejar la sensación. Es raro que ellos se detengan de repente, sigo viendo a blanco y negro pero no hace falta ser una genio para saber que lo que corría por el brazo de san era sangre, aunque no veía ninguna herida notable.

Ambos me miran, los dos sorprendidos, uno de ellos asustado, entonces me concentro en mirar al capitán Wong, quien deja caer su espada cuando mi mirada conecta con la suya.

-Ladrón -Digo en un tono duro, de alguna manera mi voz se siente extraña, más pesada, más vieja- Tomaste lo que no te pertenecía y ahora es el momento en que deberás devolverlo y pagar el precio.

Sus rodillas caen al suelo como si no pudiera evitarlo, un signo de rendición, de sumisión, al final del día fue el quien se arrodillo ante mi.

Ante nosotras. Replica mi loba pero escucho una segunda voz que se me hace conocida.

-¿Querías hacerme menos merecedora de la joya porque no me atreví a llamarla el corazón del mundo? ¿Aún sabiendo que tus despreciables labios tampoco pueden recitar esas cuatro palabras? Eres demasiado cínico para llevarlo colgando de tu cuello.

El se toca el cuello como si pudiera esconder el brillo, pero no puede hacerlo, el brillo incluso sobrepasa la piel de su mano.

-Quítatelo -Digo con dureza y el retrocede-

-No -Dice negando con la cabeza-

-Quítatelo -Repito dando un paso hacia el y el retrocede hasta toparse con la pared-

Ya no hay altanería, orgullo ni un poco de diversión en el.

-No puedo -Dice esta vez con miedo y mi loba saborea en olor antes de detectar algo-

Mis ojos se abren con comprensión, entendiendo el olor putrefacto que captaba cuando el estaba cerca.

-Ni siquiera estás vivo -Digo a penas en un susurro- ¿Por qué te asusta tanto quitártelo?

La daga se mueve en mi mano como si tuviera vida propia y empiezo a acortar el espacio que queda entre el y yo.

-Liah -Susurra San con inseguridad, como si no supiera exactamente porque llama mi nombre-

Pero yo continuo caminando.

-Podría perdonarte si no me hubieras atravesado con una daga, tal vez entonces ni siquiera tendría con que hacerte daño.

-No puedes matarme con una daga -Dice pareciendo confiado de repente y yo sonrío-

-No voy a matarte con una daga, voy a matarte con un rubí -Sus ojos se abren y su vista va a la esquina de la habitación, yo me río- Eres muy malo escondiendo cosas de valor -Ladeo la cabeza-

Miro a San que me observa totalmente quieto, con mucha sorpresa, lo único que me insta a continuar es que no parece asustado.

-Por favor no mires -Es lo único que logro decir antes de concentrarme profundamente en lo que voy a hacer, las palabras salen por si solas de mi boca- Wong Jun, traidor de las sombras, enemigo de las sombras, prófugo de la muerte, el mar ha dictado tu sentencia, es hora de que entregues el corazón del mundo y pierdas la cabeza.

Perder la cabeza. murmura mi loba con satisfacción, como si volverse demente fuera un buen castigo, entonces la otra voz habla; No, perder la cabeza.

Y solo entonces mi mano se mueve, directo a su cuello, con un solo movimiento cortando carne, tendón y hueso con un sonido sordo, la cabeza cae al suelo y el collar por fin se vuelve visible ante mi.

Me inclino con disgusto ante el cuerpo tomando el collar y con el primer parpadeo tras el contacto el mundo vuelve a tener color. Miro el cuerpo, tan pálido, ni una gota de sangre rodea el piso, lo que sea que fuera Wong no estaba vivo.

Entonces la sangre que gotea sobre el piso vuelve a tener un efecto sobre mi y la herida abierta me hace caer de rodillas, San, que se había dado la vuelta haciendo caso a mi petición se da la vuelta mirándome con preocupación, de nuevo las lagrimas me corren por las mejillas, como si por fin hiciera algo que tuviera sentido, me dejo caer y cierro los ojos sin pensar en lo que acababa de hacer.

🌊

-Admito que fue algo divertido de hacer -Dice la voz satisfecha, yo frunzo el ceño mientras miro al rededor- y sobre todo de presenciar, ese tonto ya me tenía harta.

El lugar donde la luna y el mar se encuentran.

-No pareces aterrada por estar aquí esta vez -Miro al reflejo en el agua que me sonríe-

-No tengo porque estarlo -Digo sacudiendo la cabeza luego la miro fijamente- ¿Qué quieres? -El reflejo finge sorpresa-

Esta vez sus ojos permanecen azules, como en mi apariencia humana y me pregunto que es lo que significa pero no lo hago en voz alta.

-¿Yo? Pero si fuiste tu quien me dejo entrar, seguramente debes tener muchas preguntas y a menos que vayas a morir tenemos poco tiempo, así que yo en tu lugar las haría rápido.

Me tomo un momento, no debería estar furiosa pero lo estoy y solo entonces me doy cuenta de algo.

-Tu estabas ahí -El reflejo ladea la cabeza- Tu eres la otra voz -El reflejo se ríe y se coloca un mechón de cabello coral tras la oreja-

En realidad es muy bonita, no quería decirlo porque es básicamente una versión de mi, pero hay algo que hace pensar que debería tener cuidado, que es más peligrosa de lo que quiere demostrar.

-Eres mucho más inteligente de lo que creía.

Ignoro su comentario y pregunto lo que quería preguntar

-¿Por qué? -Pregunto con el ceño fruncido y ella resopla- ¿Por qué apareciste?

-Porque no habrías salido viva de allí entonces, incluso si es obvio que tu amado musculoso podría derrotar a Wong, lo cierto es que tardaría mucho en hacerlo y para entonces ya estarías muerta por la perdida de sangre.

-Tu lo mataste -El reflejo chasquea la lengua-

-Sabía que eras cobarde pero no tanto como para culparme -Sonríe- ¿Quieres escuchar algo que te haga sentir mejor? El ya estaba muerto así que en realidad solo saldaste su deuda con la vida, en algún momento iba a terminar pasando.

La miro fijamente pero ella termina suspirando.

-Pero la verdad es que lo deseabas, desde el fondo de tu corazón, porque infringir daño y despertar miedo te hacen sentir viva y lo sabes -Niego con la cabeza aunque soy incapaz de decir una palabra- Si ellos te juzgan es porque no valen la pena.

Dice casi como si leyera mis pensamientos.

-No me importa lo que ellos piensen.

-¿Entonces porque le pediste que no mirara? ¿No fue porque no querías que viera esa parte de ti Liah?, no puedes esconder esta parte de ti misma.

-No sé de que estás hablando.

-Cuando estabas en tu forma lobuna no importaba, pero ahora que te enfrentas a diferentes peligros vas a necesitar esa parte de ti, vas a necesitarme a mi.

-No quiero volver a hacer algo así -Por primera vez el reflejo parece triste-

-Y yo no quiero que tengas que volver a hacerlo, pero si tengo que aparecer de nuevo para que vivas lo haré.

-¿Cómo puedo evitarlo? -Pregunto un poco desesperada, sin estar segura de como me siento al respecto, solo parece lo correcto de hacer-

-No puedes, a menos que quieras que todos lo que te rodean mueran, sé que crees que es casualidad pero llegaste a ese barco por una razón.

-¿Qué razón? -El reflejo observa la luna que empieza a parpadear- ¿Qué razón? -Insisto-

-No hay tiempo y eso es lo de menos, tienes que despertar el poder del collar.

-¿Del collar? -Pregunto confundida-

-Del corazón del mundo -Aclara y luego sus ojos se vuelven grises con un parpadeo antes de recitar;- La llave del poder es la sangre derramada de un corazón palpitante, una vez la sangre se derrame el corazón abrirá todas las puertas y esparcirá todos los secretos.

-¿Que significa? -Pregunto mirándola con confusión-

-La sangre debe derramarse, es la única manera de abrir el corazón y obtener la llave del poder.

El reflejo empieza a desvanecerse y yo retrocedo.

-No te vayas, por favor -Digo tragando saliva- Dime que significa.

-Tienes que encontrar la respuesta Liah y no dudes una vez lo hagas... Lo siento -Dice antes de que la luna deje de brillar y todo se vuelva oscuridad-