Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 3

Tal parece que yo, me acostumbre a ti en un solo día

¿Yo levantándome temprano? Raro.

¿Yo haciendo el desayuno? Súper raro.

¿Yo sonriendo en las mañanas? Rarisimo.

Así que no me extraña que mi familia me esté viendo como un bicho raro justo en este momento, incluso Ben tiene el ceño fruncido, bueno de hecho desde la cena no me ha querido hablar.

— ¿Por qué me ven tanto?

— Nunca te levantas temprano.

— Nunca cocinas.

— ¡Gracias familia por la fe que tienen en mí! — digo indignada.

— Hoy estás entusiasta, me gusta — señala mi hermano.

Me encojo de hombros y sigo comiendo tranquilamente, hoy nadie puede perturbar mi paz.

— Por cierto, Ben, tengo un obsequio para ti.

— No lo quiero.

Oh.

— Bueno, supongo que tendré que regalar la colección completa de Marvel a otro niño.

Hace puños sus pequeñas manos y me mira mal — Me estás chantajeando.

— ¿Lo hago?

— Si y eso no es dar un buen ejemplo.

— Baah, solo te preparo para la vida — me acerco para desordenar su cabello pero se aleja molesto — Si me perdonas prometo no volver a decir eso.

— ¿Promesa de meñique? — extiende su diminuto dedo.

— Promesa de meñique.

— ¡Dame mi regalo! — grita eufórico.

— En mi habitación, grillo loco.

Los tres reímos fuertemente, no hay debilidad más grande para Ben, que los regalos. Creo que yo también soy así.

— Terminé — me levanto como un resorte — Nos vemos en la cena.

— ¿A dónde vas? — Ryder está sorprendido.

— Al refugio.

— Pero a ti no te gusta ir...

— Ahora si, me encantaron los animales — interrumpo a Marce — ¿Hay problema con que vaya? No necesitas pagarme.

— No seas boba, todo tuyo.

— ¡Gracias!

Los dos me miran extrañados por mi repentino entusiasmo ¿que puedo decirles? Hoy amanecí de buen humor. Llego al refugio y como ayer, ya estaba abierto, pero en esta ocasión, Evan se encuentra detrás del mostrador.

— ¡Buenos días! — finjo una voz chillona — ¡Me llevo a todos los perros y gatos de este lugar!

— Oh no señorita — finge lastima — Creo que ellos se suicidarían con oír su voz

— No... eso me pone tristita — me desparramo en el mostrador.

Sonrío cuando él sonríe completamente.

— Es bueno verte, Alejandra.

— Lo mismo para ti.

Sale de su lugar para llegar a mi lado, abro la boca sorprendida porque acaba de apartar un mechón de cabello de mi cara y colocarlo detrás de mi oreja.

— Hoy toca bañarlos.

— Uh, eso suena divertido.

Coloca cada mano en mis hombros y me empuja haciéndome caminar con él detrás de mi hasta llegar al baño.

— Espérame aquí, yo los traigo.

Así empieza el trabajo del día de hoy, bañamos a todos los perritos y él les corta el pelo muerto. Estos animales tienen más cuidado que yo. A los gatos igual le retocamos el cabello y hacemos la limpieza adecuada para ellos, todos quedaron majestuosos.

Me sorprende aún más la dedicación y delicadeza que Evan pone con ellos

— Eres experto en esto — seco mis manos.

— Llevo un tiempo trabajando aquí, al principio no era tan hábil, soy un poco torpe debo admitir.

— No te me haces nada torpe.

— Es porque aprendo rápido — guiña un ojo.

— ¿Vives aquí cerca?

— No, vivo en Paradise City.

Mi boca cae abierta, no solo porque es una de las residencias más caras que pueden existir en el país sino que él luce avergonzado, sus mejillas se han colorado y sus ojos muestran la pena que siente.

— Caminas bastante ¿eh? — es todo lo que puedo decir.

— Me gusta caminar hacia casa, es relajante.

Hmm no sé si caminar tanto y sola me resulte relajante. De hecho mi mejor amiga vive por esa área y no me gusta caminar sola hasta donde ella.

Un hombre entra por la puerta cargando a un cachorro blanco con una mancha negra de forma de corazón en su ojo izquierdo.

— Buenas, esta princesa ha regresado a casa.

El hombre que ahora veo es joven, tal vez veinte y tantos, sus ojos azules resplandecen cuando me miran.

— ¿Clienta nueva? — sonríe coqueto.

— Más bien, ayudante nueva.

— Es familia de Marce, deja de molestarla — el tono que Evan adoptó me sorprendió.

Es como si estuviera abrumado por la presencia del hombre.

— Evan siempre tan amable y no la estoy molestando, solo me presento, es lo normal.

Evan ignora su comentario y se enfoca en el cachorro.

— ¿Lazy se encuentra bien?

— Sip, tu favorita ya está en perfectas condiciones.

Evan se la quita de los brazos de una forma muy maleducada y murmura un no sé por qué vienes a dejarla tú. Se va cargando a la perrita, supongo que la lleva con los demás.

— Así que... — alzo mis cejas al desconocido — ¿Tu eres...?

— Alejandra.

— Mucho gusto Alejandra, me llamo...

— Nadie, gracias, aquí tienes el pago — Evan le extiende un sobre.

El desconocido y yo lo miramos boquiabiertos, se está esforzando en ser grosero.

— Bien, ¡me voy!

Lo vemos irse.

— Es bien desagradable, lo sé.

Quiero refutar y decirle que no, que en realidad no le dio chance de ser ni agradable ni desagradable.

— ¿No te simpatiza?

— No.

Wow gran y lógica respuesta, quiero refutar pero al final me decido por no decir nada.

— Pues no se me hizo tan malo.

— Créeme — se acerca y susurra — Es muy malo, a ninguna chica le conviene estar con él.

— Bueno tampoco es como si me fuera a casar con él — lo analizo — No eres muy sociable ¿no?

— No me considero sociable, solo tengo una amiga — se encoge de hombros — No cualquier persona es compañía y no cualquiera es un buen amigo.

Miro fijamente su rostro enmarcado por su cabello castaño desordenado, sus ojos son el tamaño perfecto para su rostro y el verde como siempre, resplandece, sus labios son gruesos y lucen húmedos y rojos.

Duele ver tanta perfección en una sola persona.

— ¿Por qué me miras así?

— Me llama la atención tu físico, es como muy los 80's, incluso podría imaginarte como un chico bueno con una canción de Whitney Houston de fondo.

— Eso es porque soy angelical.

No puedo negar eso.

Unas fuertes pisadas retumban desde la entrada, ambos nos miramos interrogantes, son tan fuertes que pareciera pie grande viniendo hasta aquí. Me tenso cuando la persona que menos esperaba ver, aparece.

— Ali.

— ¿Qué haces aquí, Bruno?

— Necesitamos hablar.

— No lo creo — me cruzo de brazos.

— Tenemos que volver, yo estoy tan arrepentido — pone sus ojos de cachorro, casi le creo — No debí decirte todo eso.

Casi. Esos ojos cafés que en algún momento llegaron a conmoverme y desistir, ya no funcionan más, no después de haberlos visto cruel y fríos diciéndome todas esas palabras hirientes.

— No pasa nada, no soy rencorosa.

— ¿Hay alguna oportunidad entre tú y...

— No.

— No puedes tirar lo nuestro.

— ¿Te estás oyendo? — espeto molesta — Terminas conmigo y luego vienes a decir que yo lo arruino, de verdad que no puedo con tu cinismo.

— Estoy arrepentido...

— No me interesa, vete.

— Alejandra... — advierte.

— Ella dijo que te fueras.

Es como si Bruno notara por primera vez a Evan, cuadra sus hombros, aún así es mucho más bajo que Evan. Mi ex está furioso, lo sé por la forma que presiona la mandíbula y entrecierra los ojos, lo hacía cada vez que no cumplía lo que quería.

— ¿Quién carajos eres tú?

— No te interesa quien soy, lo importante aquí es que estas acosando a una chica, lárgate antes que te saque yo mismo — Evan llega a mi lado y yo tiemblo — Aprende que no, es no.

— Tu no te metas, es entre ella y yo.

— Bruno, vete, no quiero verte — lo empujo — Ya me tienes harta.

— ¡No! Habla conmigo...

— ¡Que te vayas! — le grito.

— ¡No me iré! — grita en mi cara.

Jadeo asusta y sorprendida, nunca había reaccionado a una forma tan agresiva conmigo ni con nadie, literalmente me ha gritado en la cara, por nada me escupe.

— Aléjate de ella, imbécil — ahora es Evan que lo empuja hasta que casi cae de trasero.

— Mira, niño bonito, no creas que ella se fijará en ti — escupe — Le gustan los hombres de verdad, no nenitas maricas como tu.

— Para creerte muy hombre eres bastante poca cosa — lo encaro — Además no deberías alardear tanto — miro su entrepierna — No cuando deberías preocuparte por eso.

— Serás puta...

Todo pasa muy rápido, primero estoy a nada de responderle pero me veo interrumpida por el puñetazo de Evan hacia el pómulo de Bruno, el cual revienta y empieza a sangrar. Todo se vuelve un caos, Bruno se lo regresa dándole un puñetazo en la boca haciendo que Evan se balancee para atrás y choque con el mostrador pasmado.

— ¡Vete ahora mismo! — lo señalo furiosa — Que sea la última vez que me buscas porque créeme que me conocerás realmente. Ya estoy cansada de ti, me harta ver tu asqueroso rostro, desaparece de mi vista y de mi vida, sino tu próxima habitación será una celda.

— Sabrás de mí, Ali.

Se va dándome una última mirada de odio, no sé qué pensar si temer o simplemente ignorar su advertencia.

— Y tú, siéntate, iré por algo para limpiarte eso.

— Sí señora.

Consigo alcohol, algodón y una pequeña venda para cubrir el golpe. Lo encuentro sentado en una pequeña silla, pero igual es tan alto que queda a mi altura. Por un momento no sé dónde ponerme para hacer mi trabajo pero él me facilita todo.

Abre lentamente sus piernas para entrar entre ellas y tener más acceso a su labio golpeado.

— Mira nada más, no debes meterte en peleas si no sabes pelear.

— Él te estaba insultando.

— Él puede decir lo que sea, no me importa.

No dice nada mientras limpio su labio con alcohol, le duele y sus ojos demuestran el insoportable dolor, me atrae tanto como es tan transparente con su mirada.

Puedes ver en ellos todo lo que siente, dolor, furia, incluso alegría, cada vez que sonríe sus ojos brillan de una forma tan única que no encuentro lógica para eso.

Es raro encontrar una persona así. Y no sé que pensar al respecto.

— ¿Cómo sabes hacer esto?

— Tomé cursos de enfermería — paso suavemente el algodón retirando la sangre — Mi objetivo es estudiar medicina.

— Una chica lista, me gusta.

— Puedo ser tu doctora en un futuro.

Asiente con una diminuta sonrisa antes de hacer una mueca de dolor. Me siento culpable, ese psicópata vino a buscarme a mi y el pobre Evan salió perjudicado.

— Listo y lo siento tanto.

— Descuida — sonríe — Ya decía yo que no podías ser tan perfecta.

— ¡Oye! — lo empujo.

No pasa mucho después de eso, seguimos con las tareas del refugio hasta que llega la tarde y...

Y nuevamente me acompaña caminando a casa.

Y temo acostumbrarme a esto.

¤¤¤¤¤¤¤¤¤¤¤¤

Creo que nunca me había quedado ida viendo a una persona, o sea si me gusta observar y analizar, pero el simple hecho de quedarme embobada viendo a alguien por hacer cosas tan simples, es algo nuevo para mi.

Evan se encuentra jugando con los perros, sentado en el suelo y ellos lo lamen y se le suben encima y él luce tan feliz, que sigo pensando, cómo es que alguien como Evan existe.

Nadie es perfecto, imposible que exista la perfección. Pero ahí está el detalle, él es perfectamente imperfecto.

No me mal entiendan, siento curiosidad nada más, no es que me guste o algo así.

Porque en este momento no estoy para esas cosas, además probablemente él tenga novia, ¿cómo lo sé? porque algunas veces lo llama una tal Kai, ¿como sé que es mujer? instinto señoritas, puro instinto.

Kath dice que le pregunte, pero aunque no lo crean tengo la suficiente vergüenza para mantener mi boca cerrada.

Veo como Lazie lame su mejilla, queridas amigas, esa es una perra con suerte.

— Lo vuelves hacer — dice sin verme.

— ¿Hacer qué?

— Mirarme.

—No lo hago, no inventes.

— Pitufina, deja tu descaro ¿si?

Le saco el dedo medio — Deja de llamarme así.

— Crece y posiblemente considere cambiarte el apodo.

— Me caes mal.

— ¿Si? — asiento — Pues para caerte mal, me miras mucho.

No me da pereza levantarme, llegar hasta él y tirar de su cabello — Ya te dije que no te veo.

— Y yo digo que si lo haces — toma mi cintura llevándome al suelo con él. Inmediatamente los cachorros me lamen.

Sonrío acariciando las orejas de Lazi, es una pequeña peluda muy adorable, de hecho todos lo son pero siento una debilidad especial por Lazi, quisiera tanto llevarla a casa, pero sé que no me lo permiten.

Recordando las palabras de mi mejor amiga, carraspeo.

— Y...

— ¿Si?

— ¿Qué haces cuando no estás aquí? — evito sus ojos — Sales a cazar niños, a tomar hasta ser feliz quizás o... con alguna novia.

— Ninguna de tus opciones es acertada.

— ¿Entonces no sales...con nadie? — murmuro.

— No tengo novia con la cual salir, pero si una mejor amiga loca que me exaspera.

— Tengo una de esas — sonrío.

No responde pero siento sus ojos sobre mi y me pone nerviosa, no suelo ser el centro de atención, para eso es Kathrina, pero con este chico no sé qué me pasa, todo lo siento más intenso y a flor de piel.

— ¿Y tú?

— ¿Qué?

— ¿Tienes novio? — tira de un mechón de cabello.

— No, creí que eso estaba claro con el lunático que vino exigiendo volver.

Sonríe con sus ojos centellando — Que tonto, como olvidar eso.

Se estira hacia atrás con un brazo detrás de mí sosteniendo su peso, sus largas piernas estiradas con Lazi en su regazo y yo a su lado, estamos tan cerca que puedo sentir su olor y presencia. Inspiro con disimulo, huele delicioso, creo que podría enterrar mi rostro en su cuello para siempre, incluso debería considerar pedirle permiso para hacerlo.

Sacudo la cabeza reaccionando, nunca le diría algo así.

— Admito que me alegra saberlo.

— ¿Saber qué? — digo perdida porque, vuelvo y repito, está tocando mi cabello.

— ¿No me sigues en la conversación, pitufina? — jala para que lo vea — Me alegra que estés solita.

Trago saliva, nop, no, noooo, él no me gusta, no me gusta, no me gusta para nada.

Me levanto como si tuviera una bala en el trasero y saco mi teléfono.

— Ups, me llaman, ahora vuelvo.

Antes de salir casi corriendo lo veo sonreír burlándose de mí.

— ¡Por ahí traes tu bolso, es hora de llevarte a casa!

Hasta que estoy metros alejada de él puedo respirar.

Uff, estuvo cerca.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro