Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 1

Cuando te vi sentí algo raro por dentro 

Una mezcla de miedo con locura 

¿Conocen esa sensación rara de oír pero no escuchar cuando alguien les está hablando? Estoy sentada frente a un hombre que me sonríe con tranquilidad mientras explica un sin números de procedimientos, soluciones y buenas noticias.

No puedo concentrarme, mi atención está totalmente puesta en el pequeño insecto verde llamado esperanza pegado a la pared. Mi madre decía que cuando miramos una esperanza, quiere decir buena suerte, en eso que estás perdiendo la fe, pronto se cumplirá.

No sé si es buen momento en mi vida para que aparezca ese pequeño insecto, pero no me lo tomaré como algo personal.

Quizás será buena suerte para el doctor que no deja mover su anillo de bodas ¿problemas en el matrimonio? Tal vez. O quizás es buena suerte para mi hermano sentado a mi lado.

Aunque, él lo tiene todo ¿Qué más puede pedir?

Que dejes de ser una carga para él.

Bueno... si lo pensamos así...

— Alejandra.

— ¿Hmm?

— ¿Escuchabas? — pregunta el hombre con gentil sonrisa. Mi hermano me mira reprochante.

— Claro, siempre lo oigo doctor.

Sonríe con complicidad — ¿Tienes algo que decir?

— ¿Sobre qué?

— Sobre lo que me oíste decir — alza una ceja.

Miro a ambos hombres, expectantes por lo que saldrá de mi boca.

Doy un aplauso — Bueno, pues, debo decir que estoy contenta por usted doctor, otra vez demuestra lo genial que es ejerciendo su carrera, créame solo conmigo tiene más de mil recomendaciones.

— ¿Solo dirás eso, Ale?

— Pero Ryder, es importante reconocer el trabajo del doctor.

— Por supuesto y él sabe lo bueno que es — toma mi mano —¿Cómo te sientes ante la noticia?

— Hmm... ¿normal?

Ryder, mi hermano, mira fijamente mi cara, buscando no sé qué en mis ojos, parpadea confuso para luego suspirar. Si, es todo lo que obtendrá.

— Son excelentes noticias, Ale, estoy tan feliz por ti, por fin un rayito de luz.

Me muevo incómoda en mi asiento.

¿Escuchaste eso? Lo tenías en la oscuridad.

— Eso es todo por hoy, me complace haberles informado las buenas noticias, ya sabes donde debes ir por tus medicamentos.

— Claro doc.

— Si sigues tomándolos al pie de la letra veremos mejores resultados muy pronto.

— ¿Usted cree? — inquiero — Bueno, supongo que para nada empecé a pagar una funeraria.

— ¡Alejandra!

— Ryder, tranquilo, solo es una bromita.

No me responde pero estrecha la mano del doctor que nos despide con una última sonrisa. Cerrada la puerta sé lo que se viene.

— Ale, comprendo tu humor ácido, pero me gustaría que fueras más positiva.

— Soy positiva.

— ¿Lo eres? — abre la puerta del auto para mi.

— ¿No caer en depresión y reirme de tus chistes malos no es

suficiente para ti?

Me mira mal — Mis chistes son muy buenos.

— Ajá y yo soy alta.

— Marcela se ríe siempre de ellos.

— Ella es tu esposa.

Sé que está pensando en ella cuando lo veo sonreír como idiota, asco.

— ¿Puedes quitar tu cara de idiota?

— Cuando te enamores haré lo mismo contigo — se lo piensa — Mejor no, por mi no tengas novio nunca.

— Ya tuve uno, idiota.

— Y nunca me gustó, gracias a Dios se alejó, eres muy pequeña para tener novio.

— No soy una niña, 18 años es suficiente edad.

— No lo es.

— ¿Quieres que te recuerde lo que te encontraba haciendo a los 18?

— No.

— Mejor recordemos que edad tenías cuando nació Ben.

— No es igual.

— Ajá sí.

— Tenía 23, estaba por graduarme, ya era independiente ¿ok?

— Ajá sí.

— Además desde antes ya amaba a Marcela.

— ¿Y es que de amor se vive? — ruedo los ojos — ¡Ay espera! Comeré una rodaja de amor.

— No, pero ambos estábamos bien.

— Ajá sí.

— Eres tan insoportable — prende la radio.

La mitad del camino la pasamos en silencio, cada uno en su espacio pensando, Ryder es un buen hermano mayor, desde niña ha intentado ser mi roca, cuida de mí, me alimenta y me trata como una hija a pesar que solo tiene 30 años.

Su cabello castaño igual que el mío lo lleva largo, dice que a Marcela le gusta, sus ojos cafés también igual que los míos los oculta con unas gafas de sol, tiene aspecto de un fuckboy, pero en realidad es tan blandito como un osito.

— Ben estará feliz por las buenas noticias — rompe el silencio.

— Lo sé, es como mi mini protector.

— Y Marcela hará tu pastel favorito.

— Si... ¿Puedes dejarme aquí? Quiero ir con mamá en lo que llegas a la casa y das las noticias.

— ¿Segura? Puedo acompañarte.

— Quiero ir sola, es una conversación entre ella y yo, no seas metiche.

— Bien, no tardes — besa mi mejilla.

— Nos vemos osito Ryder.

Bajo del auto, no camino hasta que lo veo arrancar, me despido con una mano y me dirijo hacia la entrada, tropiezo con una pequeña piedra, siempre me pasa cuando vengo aquí. Está tan solitario como es siempre, aquí es donde todos vendremos a parar algún día.

Donde nos lloran un momento para luego olvidarnos, donde nos dejan flores porque vivos nunca se les ocurrió hacerlo.

¿Ya para qué?

Llego a mi destino y me dejo caer a su lado, está limpio, no permito que crezcan hierbas malas o tenga flores marchitas.

Supongo que yo soy una de esas personas que nunca se acordó de regalarle flores y por eso tengo remordimiento y lo hago casi siempre.

Ahora que ya no puede verlas.

— Hola mamá.

Alzo la vista al cielo, tan celeste que funde mis ojos con los rayos del sol.

— El doctor dijo que los medicamentos están haciendo efecto — suspiro — La cara de Ryder no tenía precio.

Acaricio un pétalo de rosa.

— Estaba tan feliz, seguro ya llegó a casa y les contó a todos como voy mejorando — sonrío — De hecho no me sorprendería que esté planeando mi vida para los próximos años, es tan inocente que cree que viviré más tiempo.

Yo no lo creo.

— No vine para ponernos tristes, Ryder dice que tengo que ser positiva, así que...

— No creo que como acto de positivismo sea hablar sola — pego un brinco.

Me levanto molesta ¿A quien se le ocurre interrumpir mi conversación?

Encaro al desconocido más metido que un hilo.

Jadeo cuando estamos cara a cara o mejor dicho cara a pecho, este tipo es bien alto ¿Qué le dieron de comer? ¿Crecibol?

— Dios ¿Qué eres? ¿Un gigante?

— ¿Y tú qué eres? ¿Una loca? ¿Un pitufo?

Me cruzo de brazos — No sé quién eres pero no tienes derecho a interrumpirme.

— Estaba pasando por aquí cuando escuché una sola voz entablar un diálogo — se encoge de hombros — No sé, es bien normal en un cementerio.

— ¡Pues sí!

Me permito observarlo detenidamente, ignoro la sensación rara en mi cuerpo cuando sus ojos encuentran los míos, sus ojos verdes no despegan la mirada y no entiendo por qué me siento intimidada y...

Nerviosa.

Ay por Dios, ni que fuera el primer chico con el que hablo.

No con uno tan guapo.

No es guapo.

¿Bromeas? Solo mira esos brazos.

No.

Y ese rostro tan varonil.

No.

Mira sus manos ¡nos encantan las buenas manos!

¡NO!

— ¿Ves? Estas loca, preocúpate — sonríe. Miercoles — Nunca nadie me había visto así.

— ¿Así como? — pregunto a la defensiva.

— Como lo haces tú, deberías compartir tus pensamientos.

— Escúchame, desconocido entrometido, estaba ocupada en una conversación personal, vete.

— Auch.

— Chuuu.

— No puedes correrme del cementerio, es un lugar libre.

— Pero si de la tumba de mi madre, así que adiós.

— Oh ¿Es tu mamá? — ahora luce culpable.

— No, la tuya.

— De hecho si.

— ¿Qué? ¿También era tu mamá?

— ¡No! La persona por la que vine era como una madre para mi. Pero ahora también se fue.

— Oh ¿Tu otra madre también murió?

Dios ¿Pero qué he dicho? Me siento tan estúpida.

— ¡No! Ella... ella está viva.

— ¡Qué bien! Supongo...

— Si...

Incómodo.

In-co-mo-do.

INCÓMODO.

¡INCÓMODO!

— Bueno, me voy, puedes seguir con tu conversación.

— Claro.

Nos volvemos a ver otra vez y esta vez no pierdo el gesto de desordenar su cabello.

Lindo cabello.

Sus ojos son tan expresivos que me abruman, brillan de una forma tan rara que se me hace incómodo sostenerle la mirada. Pasa por mi lado y su brazo roza el mío, inmediatamente me aparto pasando mi mano de arriba hacia abajo por la parte afectada.

¿De qué está hecho? ¿Fuego? Porque juro que ardí.

Volteo solo para ver su espalda, camina apresurado con las manos empuñadas y la cabeza gacha.

Un pensamiento se viene a mi cabeza.

<<Es lindo>>

¡No! Me niego a ver a chicos lindos. Ya tuve mi mala experiencia con mi ex, ya aprendí la lección y no volveré a cometer el mismo error.

Los chicos lindos son peligrosos.

Los chicos lindos juegan con tu estabilidad emocional.

¡Y él es tan lindo!

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro